lunes, 12 de febrero de 2007

Reflexión acerca de la responsabilidad social de la arqueología nacional


La Alcaldía de Valencia apoyó la investigación realizada por la museóloga Natalia Díaz Peña con la publicación de su trabajo, fruto del esfuerzo de varios y pacientes años, libro que contiene todos los pasos y el resultado que da por título "La colección arqueológica del lago de Valencia: documentación y nueva museología".

La preocupación partió desde la realidad: Las colecciones de arqueología depositadas en los museos de Venezuela carecen de inventarios, catalogación y documentación por lo que la importancia de este libro radica en el esfuerzo de recopilar y analizar las colecciones arqueológicas del tiempo prehispánico de la cuenca del Lago de Valencia desde la óptica de la llamada nueva museología que busca el origen, localización, identificación y la contextualización para su pertinente valoración, conservación, interpretación, estudio y exposiciones.

El resultado nació de la tesis de maestría de Museología de la Universidad Francisco de Miranda, cofinanciada por el Centro de Investigaciones Antropológicas, Arqueológicas y Paleontológicas de la propia Casa de Estudio.

El antropólogo Luis Molina, tutor de dicha investigación, sostiene: Al utilizar materiales documentales que se encuentran en archivos de museos y centros de investigación, Natalia Díaz Peña también nos permite conocer otras facetas de la arqueología y de los arqueólogos venezolanos, en el sentido que ahora sabemos de los esfuerzos, a veces aislados, por resolver el asunto de la documentación de las colecciones arqueológicas y, además, por hallar nuevas lecturas museológicas para esas colecciones.

Natalia Díaz Peña parece haber encontrado la clave en todo este asunto: "Pareciera que los arqueólogos necesitan un sistema de información diferente a los museólogos, aunque estemos hablando del mismo objeto. Es decir que cada uno construye un discurso distinto a partir de patrones lingüísticos comunes, pero sin lograr validar la particularidad de cada ciencia con la amplitud necesaria.

El arqueólogo puede hacer uso del cuaderno de campo o la elaboración de fichas para el registro sistemático del objeto, pero puede ignorar la importancia de elaborar o exigir -de acuerdo al caso- el sistema de registro para la entrada del objeto al museo" (p 295).

Por ello, de acuerdo a lo escrito en la contraportada del libro, este ensayo " es un aporte a la historia de la arqueología venezolana. Es considerado pionero, pues hasta el momento, el país no cuenta con un esbozo más acabado que el presente. Ningún otro trabajo ha puesto a los arqueólogos, y su quehacer, en cuestión, además que reúne muchas piezas dispersas de manera estelar al cincelar el actual rostro de la identidad venezolana.

A partir de este trabajo hoy es posible reflexionar acerca de la responsabilidad social de la arqueología nacional, descubriendo con ello esa otra dimensión de la disciplina, que no se agota en la pieza encontrada y/o clasificada y estudiada.

En el campo de intersección de ambas disciplinas, arqueología y museología, la autora muestra cómo la arqueología es una disciplina que se resuelve, finalmente, en los museos, y a la vez, cómo la museología y la arqueología, a tiempo que son actividades complementarias, parten de postulados y códigos diferentes, que hasta hoy se enfrentan o se ignoran, evitando con ello su feliz conjunción. Con este planteamiento Natalia Díaz Peña abre, tanto para la museología como para la arqueología nacional, nuevos y sugerentes horizontes de reflexión" (Notitarde, 11/02/2007, Letra Inversa).-

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