domingo, 27 de mayo de 2007

Estamos renovando el estilo con letras constructivas


Tienen 23 años. Uno con el cabello ensortijado entre rubio oscuro y claro. Ojos azules. El otro es moreno, cabello corto y barba en forma de semiluna alrededor de la barbilla. Sus ojos marrones oscuros. Ambos son tenores, uno con voz más grave y el otro aguda. El contraste físico y vocal ofrece un atractivo que habla de nuestra tierra. Aunque con diferente personalidad, los dos son entusiastas. Tienen los corazones henchidos de fe en su arte y de los deseos que tienen de hacer. Participaron en varias ediciones de "Fama, sudor y lágrimas" de Rctv de los años 2004, 2005 y 2006, dándose a conocer como compositores y no pudieron llegar hasta el final porque el proyecto de dúo no estaba contemplado dentro del reality show.


Emerson Tirrito nació en Valera, estado Trujillo, y desde muy corta edad sintió inclinación por la música. A los 11 años tuvo su primera guitarra y, en ese momento, cuando supo que era capaz de tocarla, se enamoró de la música al extremo de que toda su vida ha sido definida por aspectos relacionados con ella. A los 13 años comenzó a estudiar en la Escuela "Juan Sebastián Echeverría Lozano" teoría y solfeo y guitarra clásica y a la edad de 16 años tocó profesionalmente. Fundó varias bandas en el estado Carabobo pero ninguna sobrevivió.


Andrés Petit, de Valencia, desde niño también tuvo inquietudes musicales. A los 10 años empezó a incursionar con el cuatro pero de forma informal, a los 12 años tuvo su primera guitarra y en un liceo donde promovían estudiantinas participó, aunque su trabajo fue más en solitario. Empezó a cantar como a los 15 años, los domingos en iglesias y comenzó a componer las primeras canciones a los 18 años. Recibió clases privadas de canto y guitarra de diversos profesores.


A través de una exnovia de Andrés que era hermana de una exnovia de Emerson fueron presentados y a partir de allí, al compartir el universo de la música, sueños y gustos musicales que después descubrieron eran similares; componer, tocar ambos guitarra y tener voz de tenor lograron acoplar la idea de efectuar el dúo que han denominado Emerson y Andrés.

¿Tuvieron la aceptación del público en estas presentaciones?
Emerson: La gasolina del proyecto ha sido que por algún motivo los temas de nosotros les gustan a la gente. No sólo a nuestros amigos sino a músicos que son críticos que tienen mejor opinión.
Andrés: Es una música que, en cuanto a letras y musicalmente, es bastante positiva. No es como alguna que sólo habla de sexo o cosas negativas o antivalores. Estamos tratando de renovar el estilo muy moderno con letras constructivas.

¿El contenido de las letras ha ido yendo hacia lo espiritual?
Andrés: No, hasta que hace poco decidimos que había que meter a Dios en algunos temas. Se le menciona en los temas pero no basándonos en inculcar una religión como tal, sino en el sentido de que existe un Dios y que respetamos la religión de cada quien, todos podemos creer en El y hacer las cosas positivas.

¿Se consideran trovadores?
Emerson: En cierto modo. De hecho somos fanáticos de trovadores. Quizás la música de nosotros no es precisamente trova pero podríamos decir que dentro de la fusión hay algo de trova.
Andrés: Tenemos inclinaciones hacia la trova.

¿Cómo lograron este año concretar la realización de un disco?
Emerson. Con mucho esfuerzo. En primer lugar, para llegar a grabar un disco no basta el talento y las ganas, incluso, no basta tener los recursos. Una pieza importante es tener qué grabar, un tema. En los momentos actuales del mercado ya está pasando un poco el auge de los intérpretes, a pesar de tener ellos buenas cualidades vocales. Por eso es que ahora están como "más de moda" los cantautores, que es una ventaja que ambos tenemos y nos llevó a grabar nuestros propios temas.
Andrés: Ha sido intenso el trabajo porque grabar un disco requiere también de tiempo, mucho trabajo anticipado, ensayo, arreglo musical y, aparte de eso, mucha labor armónica y, como somos un dúo, también hubo que montar las dos voces en polifonía.

¿Es un disco que hicieron para distribuir?
Andrés: Por los momentos es un trabajo que se hizo para llevar a las disqueras y lo hemos logrado distribuir en diferentes disqueras a escala nacional e internacional. En Europa, Estados Unidos y Venezuela.

¿Cuantos editaron?
Emerson: Pocos. Los suficientes para que llegara a las disqueras grandes y unos para nosotros. Autofinanciarse una carrera artística, además de ser bastante infructuoso, es bastante difícil. Los artistas, lo quieran o no, son del tamaño de su disquera.
Andrés: A pesar de que la industria discográfica está muy debilitada por la piratería... estamos a la espera de obtener éxito en cuanto a esto...

¿Qué es más negativo: La piratería o la payola?
Andrés: Se dan la mano... Desde el momento que existe la payola la gente está obligada a escuchar la música sea buena o mala, le guste o no. Psicológicamente a la gente le afecta eso de una manera que ni sabe. La gente se aprende las canciones así no les guste. La piratería es lo que más debilita las disqueras porque, al no venderse discos originales, tienen una competencia muy fuerte y desleal. Deberían llegar a acuerdos con la gente que hace estas cosas porque debilitan al artista.
Emerson: La payola es un mal necesario porque, por bueno que sea un artista, si no suena, ¿cómo se da a conocer?... El que sale perdiendo es el artista porque la fuerza de las disqueras se concentra ahora en las giras y conciertos. La venta de discos piratas debilita al artista.

¿Cuándo hablaron de mensajes positivos en sus canciones, ¿es que ustedes no se regodean en el despecho?
Andrés: Yo diría que llevan a la reflexión porque hay diferentes historias que precisamente no todas las hemos vivido nosotros. Visualizamos un poco nuestro entorno y agarramos algo de diferentes partes, de amigos, historias que hemos visto en la televisión, el periódico. Hemos tratado de pasar esas historias en temas que puedan llegar a darse cuenta que para todos hay una solución, ya que de nada sirve enfrascarse en un problema. Que se den cuenta que la vida continúa y que existen también muchas cosas positivas. Con las canciones pretendemos tenderle la mano a las personas que lo necesiten y puedan sentirse mejor...
Emerson: La idea es que lo que uno cante influya sobre personas que han vivido esa historia, creando un equilibrio.

¿Ese es el mensaje que Venezuela necesita en estos momentos?
Andrés: A nivel personal creo que sí. Tenemos canciones de amor, de la vida, de la felicidad; de ritmos bailables... Hacemos sentir la alegría en el disco
Emerson: Tenemos fusión latina en algunos temas que les da un matiz comercial y radial... Estamos sujetos al matiz de las personas que nos quieran producir. Nos acoplaremos a lo que nos ofrezcan, manteniendo nuestra esencia.

¿Se sienten preparados para la fama?
Andrés: Yo creo que sí porque de la experiencia que tuvimos del reality show logramos percibir el mundo artístico y, fuera de eso, uno se da cuenta cómo la gente, al momento de obtener fama y dinero, es afectada psicológicamente, al punto que llega a cambiar casi totalmente. Vividas nuestras experiencias, no creo que cambiaríamos nuestras formas de pensar sino más bien continuar las cosas que queremos hacer, muy productivas nacional e internacionalmente. Como ayudar a muchas personas que lo necesitan.
Emerson: Creo que realmente uno nunca sabe si estará o no preparado para la fama. Tendría que vivirlo; pero creo que estar preparado para la fama es simplemente estar preparado para que ella no influya negativamente sobre mí, sobre tu razonamiento. Que tu puedas ser el mismo, por encima de ella.

¿Qué sintieron frente a un público?, porque ese es el alimento de todo artista?
Andrés: Frente a una tarima sentimos los dos, porque lo comentamos después de la experiencia, mucha comodidad y seguridad.

¿Se sienten bien en Venezuela?
Emerson: Nos sentimos bien aquí por muchas razones. Primero, porque somos de aquí. Hay un antiguo principio filosófico que dice que el mejor lugar del mundo es de donde uno es... Pero, en cierto modo, el país nos cierra muchas puertas como artistas porque las disqueras existentes en la actualidad están muy debilitadas
Andrés: Sin embargo en la Biblia hay un mensaje que dice que nadie es profeta en su tierra. En Venezuela hay cosas muy bellas, la calidez de la gente y la calidad humana. Uno se siente aquí en confianza con el prójimo. Es muy agradable vivir en Venezuela pero se pueden hacer ciertas mejoras, por muy bien que estemos.


La entrevista, como pudo observarse, fue un perfecto dúo. Con carga de jovialidad y el deseo inmenso de salir todos los días a mejorar y luchar. Sin entrar en ramificaciones ideológicas dijeron que del cierre de Rctv, canal donde compartieron muchos días dentro de "Sangre Sudor y Lágrimas", les queda la tristeza de no saber dónde hallar a la gente talentosa y buena amiga que ya no estará allí (Notitarde, 26/05/2007, Confabulario)

sábado, 19 de mayo de 2007

Sergio Quitral: Un poeta necesita decirse la verdad


La poeta y dramaturga, Elizabeth Schön, Premio Nacional de Literatura 1994, murió el miércoles pasado en horas de la noche en Caracas, dejando alrededor de 25 libros, el último de ellos bautizado en el 2006, titulado "Visiones extraordinarias", su obra más mística en la poesía reflexiva, pensante, responsable y sensible que escribió esta dulce mujer, tal como la reflejan sus últimas fotografías.


Justo en horas de la tarde de ese día para esta sección se entrevistó a Sergio Quitral, poeta venezolano de origen chileno, que en un poema suyo sobre la muerte interioriza: Las cayenas nos oyeron llorar/cuando/mi padre había muerto/ y se sintieron tristes/ con su belleza incapaz de distraer/la tragedia/abriéndose/ como la bella palabra es inútil/ante la muerte/flores que sólo en nosotros/se reflejan/en ellas se mece también/el corazón humano/y cerrando el paraguas/queriendo caer y aun temblando/las enterramos junto al cuerpo/y fuimos bajando/quedando por fin/en silencio/dentro del silencio.


Su apellido, Quitral, significa en la lengua indígena araucana, fuego, porque en Chile los componentes étnicos son más marcados que en otras regiones latinoamericanas. Pero según le contó el poeta mapuche Elicura Chihuailaf, en un viaje reciente a su tierra de origen, es el fuego que reúne para escuchar historias, emblema de la unión, de la conversa.


¿Se conoce la obra de poetas venezolanos en Chile y viceversa?
No hay ningún conocimiento, apenas muy vago de los que son poetas como Cadenas o Palomares. Los grandes poetas nuestros no tienen mayor repercusión fuera. Por lo menos en los poetas chilenos no encontré ninguno que conociera a los de aquí. Creo que la difusión de la poesía venezolana no llega a toda Americana Latina y supongo que sucede lo mismo con ellos porque no saben mucho lo que pasa en Argentina y muchos países.


Hay en Chile un fenómeno que no hay en Venezuela con respecto a lo poético. Hay mucha preocupación en relación con el ensayo en torno a lo poético. Como vivimos una época de diáspora, después del año 1973, ocurrió una especie de vacío literario, la memoria que se quiso conservar después se volvió necesaria en tiempos de la democracia. Para preservar el nombre de aquellos que habían desaparecido hay una gran preocupación actualmente, cosa que no sucede en Venezuela.


¿Qué sucede entonces con la poesía nuestra?
Es una poesía olvidada, muy marginal, que tiene unas características que también se dan en otros países de América Latina, la poesía oficial que está amparada por la universidad y la extraoficial que es aquella que no está amparada bajo la sombra de alguna institución.


Llegó a los 16 años a Venezuela... antes no había escrito... ¿cómo comenzó ese fenómeno que da como resultado que se sienta usted venezolano, extranjero en Chile?
El proceso de la escritura me viene a mí justamente del estado de aislamiento. Toda poesía nace de alguna circunstancia un tanto adversa. En mi caso fue un viaje sin retorno. Nosotros fuimos consecuencia indirecta de Pinochet y la dictadura porque después de 1973, del golpe militar toda la estructura política, las persecuciones y el silencio, empezamos a vivir un toque de queda permanente que duró 16 años, nos acostumbramos a una forma de vida monolítica, controlados por los canales de televisión oficiales. Mi madre, que era una empleada pública, decidió que esa forma de vida no era resistible y nos tuvimos que ir. Perdimos esa conexión con el pasado casi inmediatamente, porque significaba un desgarramiento de nuestro pasado inmediato. Pero lo interesante es que ese es un enfoque, si se quiere doloroso, pero no tiene que verse así. Para nosotros, y para mí, fue una evolución. Significó las puertas abiertas a un mundo totalmente interesante.


¿Qué fue lo primero que leyó al llegar a Venezuela?
A Vicente Gerbasi, a un poeta de Canoabo que estaba relativamente cerca de nosotros, que vivíamos en la urbanización El Molino de Tocuyito, con el que compartíamos un paisaje. Fue encontrarse de lleno con una poesía que a mí me fascinaba porque hablaba de un paisaje activo de la selva. Mi encuentro con lo sorprendente que era Venezuela en cuanto a la naturaleza dominadora, por decirlo de alguna manera, estaba en sintonía con aquel poeta que podía referir el paisaje a través de su poesía.


¿De allí viene el tono intimista de su poesía?
Es parte de mi evolución. Hay varios procesos, pero digamos que hubo un desentrañamiento: las lecturas contribuyen a formar el estilo. Uno finalmente se convierte en una mezcla de poetas universales. Tendríamos que entender que el fenómeno poético era un fenómeno de descubrimiento ligado al ser. Está conectado con uno y a la vez con lo universal. El poeta, de alguna manera, requiere echar mano de sus propias experiencias pero poco a poco empieza a encontrar una voz, producto de la experiencia y las influencias. Pero, fundamentalmente, para tener una voz se requiere estar conectado con una voz interior.


¿A través de la distancia ha idealizado Chile?
No hay nada nostálgico en lo que yo hago. No hay nada que mire necesariamente hacia el pasado. En mi enfoque lo que observo es la luz de la totalidad. Por ejemplo, cuando escribo sobre unos obreros que estaban trabajando en una casa, primero me sorprende la imagen, pero si uno considera que la tierra que ellos ciernen es donde van a parar sus huesos algún día, están trabajando con la mezcla de su propia esencia. Ellos algún día también van a ser mezclados, dice el poema.


¿Qué es lo que observa el poeta?
Trasciende la imagen. En otro de mis poemas, Gimnasio, por ejemplo, veo gente que está corriendo y trotando. Pero me doy cuenta a la vez que ellos no van a ninguna parte. Nos rodea la noche de alguna manera y, aunque todos corren y trotan, no les depara ninguna huida por lo que finalmente el poema de manera un poco lapidaria dice al final "pero la muerte viaja sentada en nosotros". El poeta tiene que tener un encuentro constante de lo unitario con la totalidad. Que también lo conecta con uno. Hay una relación extraordinaria entre los eventos más ordinarios de la vida que están conectados con cosas sublimes. Si esa relación que el poeta puede captar se conecta con uno, el poema resulta de un gran aprendizaje también.


Hay una cosa poderosa también en el poema y es la capacidad de transformación. Uno puede y a veces lo siente y esa es la conexión con el ser a la que me refiero. La capacidad del poeta es poder convertir una imagen para transformarla en otra cosa. La cosa sucia del hombre puede ser transformada en una cosa purificadora.


¿Todo poeta es escéptico?
Ahí es cuando uno tiene que tener cuidado. Por ejemplo, una vez estaba en La Guaira y se me venían los pensamiento de la tragedia. Me preguntaba: ¿Por qué pienso en el deslave si nada de lo que está aquí me dice que hay una tragedia? Lo que miraba eran enormes piedras que estaban a la orilla del mar y entonces veía la tranquilidad de las estaturas y la gente transitar por las calles... entonces, ¿por qué mi imaginación me forzaba a una escena trágica? Claro, porque hay una historia. Ahí está lo interesante: ¿Cómo ser honesto ante la situación que se presente? Lo que yo más quiero es ser lo más honesto posible con la imagen y con lo que siento. Desaprender lo que creemos que es de alguna manera.


El poema de La Guaira que se creó allí, se plantea eso: Las calles, de alguna manera, están conscientes y tratan de unir a la gente que esta allí. El mercado grita a través de la gente, aunque vaya en silencio ocupada en sus cosas. Todos sienten un estado de pérdida, pero siguen haciendo. El texto, al final, dice que nada quiere recordar. Las piedras están allí para no recordar y el mar tampoco tiene memoria. Eso de alguna manera me daba una paz interior. Estaba con mi red imaginaria atrayendo una cosa verdadera. La esencia de un poeta es encontrar los sentimientos más auténticos posibles frente a las cosas.


¿Cómo encontrarlos con medios de comunicación que alteran el ser?
No solamente los medios, sino nuestra educación. Estamos en una aparente circunstancia que nos obliga a ser de una determinada manera. Nuestros sentimientos y emociones están continuamente manipulados por situaciones que nos rodean. El trabajo que tiene que hacer el poeta es el de la conciencia. Revisar lo que está sucediendo dentro de uno y tratar de tener los sentimientos más honestos posibles. Uno va descubriendo su propia falsedad en la medida que va exponiendo las cosas y la escritura le permite revisar las cosas también. Un poeta necesita decirse la verdad, necesita estar en lucha constante con la palabra, su integridad y su poder superior.


Lo más importante es el ser. Lo que cada individuo es y pueda remitir sobre sí mismo. De cómo lo afecta a él la realidad. De lo que él piensa de sí mismo. Hacia dónde cree él que se encamina y hasta cuándo va a seguir repitiendo su propio paradigma de la rutina dentro de sí mismo.


¿El ser se puede educar?
No, porque no necesita nada. El lo tiene todo.


Por falta de espacio no podemos reproducir muchas cosas más que dijo este hombre, verdadero poeta, con quien hablar significa sentarse con el mejor amigo. Con sensibilidad decimos que su alma, como la de Elizabeth Schön, camina por el basto espacio de unos cuantos escogidos para ser lo que con alegría son.


Sergio Quitral nació en 1964, en Chile, residenciado en Venezuela desde 1980. Profesor egresado de la Universidad de Carabobo en Ciencias Sociales. Ensayista en temas de arte y poesía, colaborador de "Tuna de Oro" y revista "Poesía" en la UC. Profesor de Arte del Centro Piloto Luis Eduardo Chávez, del Ateneo de Valencia. Libros publicados: "La promesa que nos hace la Noche", 1er. Premio Bienal "Roque Muñoz", editado por Secretaria de Cultura Gobierno de Carabobo, en la colección María Clemencia Camarán (2002). "La balsa de Medusa" Colección Primer Libro Poesía de la Universidad de Carabobo (2002). "Aquel Viento sin Nombre", edición personal Hermana Poesía (2004). "Sobre tigres, hombres y sueños" Premio Conac, Poesía Concurso Nacional de las Artes, edición "Cada día un libro" (2006) (Notitarde, 19/05/2007, Confabulario).-

jueves, 17 de mayo de 2007

La gente tiene miedo de escucharse a sí misma


El próximo jueves 17 en el Ateneo de Maracay, la Orquesta Nacional de Guitarras de Venezuela brindará un concierto para celebrar los 40 años del Conservatorio de Música del estado Aragua. Allí, Jonathan Bolívar Velazco, solista de dicho grupo, actuará en primer lugar, luego otros dos compañeros, para finalmente interpretar los tres una obra y culminar con toda la agrupación el momento conmemorativo con la dimensión de las cuerdas de estos talentosos jóvenes venezolanos.
Hijo de músicos, sus padres de adolescentes pertenecieron a la agrupación rockera "Osiris", grabaron dos discos en los 70', y se demostró a sí mismo que quería mucho a su primera guitarra cuando a ella le quedó una cicatriz en el lomo porque de tanto practicar se quedó dormido y se le cayó: "Así como los esposos yo puedo decir que ya dormí con ella".

¿Cómo fueron tus comienzos y afinidad con la guitarra?
En mi casa siempre hubo una guitarra. Estaba colgada en una pared. Yo la veía, mi papá cantaba en las reuniones y eso es importante porque de alguna manera mis genes musicales terminaron de despertar. Mi mamá también canta y toca el cuatro y uno ve eso como normal. Yo agarraba la guitarra como explorando cuando era pequeño pero a los 14 años mi hermano me enseñó a tocar dos piezas, "Yesterday" de The Beatles y la melodía de la canción "Palabra de Honor" que cantaba Luis Miguel cuando era pequeño. Me dio los acordes y en una noche me los aprendí, De esta forma me emocioné mucho con la guitarra porque no sabía que podía tocar. El mismo contacto con la guitarra me fue diciendo que yo era bueno.
Después empecé a conocer gente que tocaba guitarra, con los amigos, tocaba música popular, antes de empezar a estudiar en el Conservatorio, estuve como dos años autodidacta, sin leer partituras y sin saber que eso podía hacerse. Poco a poco uno se va pasando información y enamorándose de la música. Yo me creí que esto era en serio mucho después de entrar en el Conservatorio. Cuando ya estaba dando conciertos es que supe que el asunto no era un juego.

¿Cuán importante es la música para ti?
Una vez que uno se adentra en la música podríamos comparar su importancia como cuando uno se enamora de otra persona. Como el amor de un hijo hacia una madre, que aunque ésta muera, el amor se mantiene. La música siempre está ahí y vive en el corazón de uno. De la misma manera que uno conoce a una persona, madre, amigo, hermano, y va sintiendo gran cariño con el paso de los años, igual pasa con la música. Al principio es por intuición pero después que uno comienza a estudiar, conocer sus formas, ritmos, melodías, uno se enamora de ella plenamente y es casi imposible arrancarla del corazón. Mi primer y último pensamiento del día es la música.

¿Practicas todos los días?
Preferiblemente. Estudio mucho más cuando tengo un concierto por delante. Allí me encierro, me aíslo del mundo y si es posible dejo suplentes que me sustituyan para dar clases. Así me encierro horas y horas en el instrumento.

¿Cuántas horas diarias supone tu entrenamiento?
Todo lo que se pueda. Porque siempre hay que sacarle al instrumento. A veces pueden ser ocho horas diarias pero si pueden ser más, mejor, hasta que el cuerpo aguante. De esta forma se observa cómo se mejoran muchos aspectos y cada vez más sigues mejorando. Es una continua búsqueda.

¿Por qué para ti es importante el silencio?
En general, la vida urbana, como la conocemos quienes vivimos en la ciudad, no estamos acostumbrados a escucharnos. Mucha gente que está sola en su casa tiene el televisor encendido, coloca música, bajita o a todo volumen. Es un miedo a escucharse a uno mismo. Porque no es solamente ideas, pensamientos y palabras que vienen a la mente. También son imágenes, recuerdos y sensaciones que buscan sincerarse con uno mismo. Sincerarse es muy importante para todo artista, porque cuando uno está tocando la guitarra, uno trata de hacer suya la obra de equis compositor. Si uno no se conoce no puede demostrar eso. Por eso es que es muy importante el silencio al igual que cuando uno va a componer.

¿Te sientes satisfecho de tus composiciones? ¿Cuántas has escrito hasta ahora?
No las he contabilizado, pero puedo decir que de tres o cuatro de ellas, estoy bien satisfecho. El resto es ensayo. Todavía estoy explorando. Danza y Cantabile y los valses 1 y 2 me encantan. No les he colocado título porque muchas personas al colocar nombres se inspira en elementos extramusicales, como un poema, un libro o una pintura; pero cada vez que me he puesto a componer lo he hecho por hacer música.

¿Con qué compositor te sientes identificado? ¿Con cuál melodía te sientes pleno?
Es difícil de decir. Porque de la misma manera que uno no siempre está feliz o siempre está triste, es el mismo contacto que se tiene con el instrumento. Hay momentos que uno está eufórico y provoca tocar un movimiento rápido de Bach y hay un sentimiento de satisfacción al hacerlo. Si es que uno quiere ser consecuente con el ánimo propio. A lo mejor uno está muy animado y se podría tocar La Comparsa, de Ernesto Lecuona. Es muy difícil de contestar esas preguntas porque en general es la música en sí. Admiro la música bien trabajada. Creo que no hay música mala sino mal trabajada.

¿Soportas el reggaeton?
Toda música tiene su momento. Si tocáramos un reggaeton para celebrar los 40 años del Conservatorio de Música del estado Aragua estaríamos fuera de foco, y si en una fiesta pongo el disco de la Orquesta Nacional de Guitarras hasta a mí me disgustaría a pesar de que es mi música y la adoro. No es la música que prefiero ni la que compraría pero es necesaria.


El premio Nobel de Literatura 1992, Derek Walcott, quien se encuentra en Venezuela, la historia del Caribe la resume entre la tristeza del pasado y el asombro de la belleza en la diversidad: ¿Ello también ha enriquecido la música venezolana?
De la misma manera que en Venezuela tenemos la diversidad de las razas de esta misma forma ellas han enriquecido la música. Los negros esclavos nos trajeron sus tambores que todavía se mantienen en las costas, los conquistadores trajeron la guitarrilla renacentista que posteriormente en Europa se convirtió en la guitarra que he estudiado yo y en Venezuela se fue transformando en el cuatro. Toda la diversidad que hay es importante. Si encendemos la radio escuchamos puras fusiones, desde una cantaora flamenca, un reggae, o un joropo venezolano; eso me parece fabuloso. Esa búsqueda me parece interesante. Eso ofrece mayor inspiración para hacer obras y se amplía el repertorio.

¿Qué debe hacerse para que la cultura en Venezuela sea una verdadera fuerza?
Primero que nada todo es la educación. Es algo así tan sencillo como eso. Yo a los 14 años no había escuchado una sinfonía de Beethoven. Me pareció injusto que en la escuela no me hubiesen abierto el camino para escuchar ese tipo de música. Quizás porque algunas personas aún están cerradas a creer que eso lo escucha nada más quien sepa, sabemos que eso es falso, porque los grandes compositores siempre han hecho música para el pueblo. Por más contemporáneos o académicos que parezcan es música para su pueblo. La música está hecha para gente que sienta y quien no sienta no es humano.

¿Todos los profesores de música son buenos?
Hay algunos profesores que no aman la música como para enseñarla y no la conocen tanto como deberían. Si un profesor no ha escuchado a Beethoven o a Bach no puede transmitirlo tampoco. Es una cadena.

¿La guitarra, el mejor instrumento de todos?
Es el que he aprendido a amar. La guitarra es madera. Quien le da vida es quien la toca. Lo que más me gusta de la guitarra es la variedad de timbres que puedo sacar. A diferencia de un piano, que mantiene un mismo color. Como lo dijo el compositor romántico francés Héctor Berlioz: "La guitarra es una orquesta pequeña".

¿Qué sueños tienes?
Poder hacer música. Que la gente escuche y aprecie lo que uno hace. Poder dar conciertos y que se escuche la obra de uno. Todo ello para compartir lo que somos. Al crear obras y que otros los disfruten uno se siente realizado. Si alguien en un futuro me escucha, de tener posibilidades de grabar, y siente felicidad en ello, podré sentir que hice algo en este mundo.

Johathan Bolívar Velazco tiene 24 cuatro años y se graduó con honores en junio del año 2006 en el Conservatorio de Música del estado Aragua como ejecutante de guitarra. Los maestros Rómulo Lazarde, Martín Vielma Flórez, José Verdú, Lourdes H. Nieves, Jorge Pérez, Pablo Gámez, Esteban Ojeda y César Maldonado le entregaron en ese entonces un diploma "por su brillante y excepcional desempeño técnico y artístico" en la presentación del examen de grado, reconocimiento que por primera vez se otorgó en los 40 años que tiene la institución formando a los músicos académicos de Venezuela.
A pesar de su corta edad da clases en el Centro Guitarrístico de Aragua, creado por el maestro Efraín Silva, ha compuesto alrededor de diez piezas para guitarra y se ha presentado en los mejores escenarios de Venezuela con la Orquesta Nacional de Guitarras de Venezuela, como solista y músico de cámara: la sala José Félix Rivas del Teatro Teresa Carreño, Museo del Teclado, la Casa Rómulo Gallegos (Celarg), la Universidad Central de Venezuela, la Casa de la Cultura de Maracay, el auditorio del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, teatro La Opera y la Casa de la Cultura de Maracay.
En el 2003 grabó la obra "Preludio y Fuga" (Luis Ochoa) en el estudio de Mario Brazzarola en Caracas, pieza incluida dentro de la programación radial que presenta el musicólogo argentino Daniel Cozzi, en Rosario, Argentina. En el 2004 interpretó la obra "Introducción y Mambo Caprichoso" (Luis Ochoa) para cuatro guitarras y orquesta, junto a los guitarristas Esteban Ojeda, César Maldonado y Javier Triana, acompañados de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la batuta del maestro Felipe Izcaray.
En marzo de este mismo año brindó un recital de guitarra en el Museo de Arte Colonial (Quinta Anauco) de Caracas, el Concierto Nro. 1252, con temas de Giuliani, Ponce, Albéniz, Brouwer, Barrios Mangoré, Serrano, Lecuona y Danza y Cantabile de su propia creación. También ejecutó el estreno mundial de "Pentrópico II" para guitarra y cuarteto de cuerdas de su maestro, Luis Ochoa (Notitarde, 12/05/2007, Confabulario).-

lunes, 7 de mayo de 2007

Tenor Aquiles Machado: Quien no se levanta de la bofetada no aprende


Federico Soria, critico musical del periódico digital teleprensa.es, en un escrito del mes pasado (22/04/2007) a propósito de un recital de arias de ópera y romanzas de zarzuela en el auditorio Maestro Padilla de Almería (Andalucía, España) escribió sobre la actuación del tenor Aquiles Machado: Una voz compacta, densa, sin poros ni fisuras. Impresionante en los momentos potentes, en los que era lanzada con fuerza hasta el último rincón del auditorio, y también en los suaves e íntimos, matizando el tono con técnica de maestro. Machado venía precedido de una fama internacional ya afianzada y el público pudo disfrutar del timbre homogéneo y firme de uno de los pocos tenores de alto nivel que hoy existen en la tesitura lírico-dramática.
Ayer en la noche debutó en el Teatro "Alfredo Celis Pérez" de la UC este talentoso venezolano que ya lleva recorriendo desde hace diez años los mejores escenarios del mundo, con la critica a sus pies. Durante la entrevista, desarrollada frente al montaje del escenario, estuvo dirigiendo el juego de luces, orquestando la puesta en escena, pendiente de mínimos detalles, yendo de un lado a otro, sin perder ánimo y energías.


¿Cómo te sientes en Valencia?
Muy bien. Es una ciudad con la que tengo vinculación, tengo mucha familia y venía mucho, en mi época de adolescente para acá. Me siento muy cómodo.


¿Por qué persiste la opera, por qué se mantiene vigente, a pesar del tiempo?
Se mantiene vigente porque es una expresión artística integradora. Es decir, tiene la capacidad de permearse, bañar y unir en ella expresiones artísticas de las demás artes. En una opera puede coincidir la última tendencia de la danza con un compositor del siglo XVIII y tener una escenografía vanguardista de un artista plástico que este en la contravanguardia, por decir alguna cosa. Todo eso puede convivir tranquilamente en ese espacio. Es un espectáculo que integra. Además de que el canto en sí y la música son, tal vez, la forma expresiva más abstracta del ser humano y está vinculada, única y exclusivamente, a la parte emocional.


¿Por qué has escogido dentro de tu repertorio personajes de gran fuerza y dramatismo lírico?
Es una cuestión de gustos. Escojo los personajes por la vinculación dramática que puedan tener conmigo, con aspectos a los que yo me sienta cercano; interesado. Y además, principalmente, por su vocalidad. Trato de escoger los personajes que mejor me van vocalmente y que al mismo tiempo pueda aportarles un aspecto dramático diferente.


¿Qué conexiones tienes con Benjamin Franklin Pinkerton, protagonista de Madame Butterfly?
Es uno de los pocos "malos", desde mi punto de vista, que existen para los tenores. Los tenores estamos destinados a ser los eternos niños buenos, que es una cosa tristísima. Creo que en las pocas cosas que he hecho he tratado de desmitificar la psicología de tenor "todo bueno", esa es un poco la intención que yo tengo. He escogido papeles que responden a cierto arquetipo tenoril llevándolos a otro terreno. A veces con éxito y a veces sin éxito, pero de eso se trata. Quien no se levanta de la bofetada no aprende.
Pinkerton me llama la atención por su psicología. Es un personaje profundamente egoísta y muy extraño. Contradictorio. Por tanto, muy humano.


¿Cómo te sentiste cuando un director te rechazó para hacer un papel porque tu apariencia no era la del personaje que debías interpretar?
No tiene la menor importancia. No significa nada en particular para la carrera de una persona y ello no habla mal de mi; habla de su incompetencia para resolver una situación con una determinada persona.


Por tus éxitos sabemos que tratan muy bien en el exterior... ¿cómo te sientes en Venezuela?
Yo me siento muy querido en Venezuela. Cuando vengo aquí me cargo de energía. Sé que no soy el ojito derecho de todo el mundo... habrá gente a la que las cosas que digo o hago le molestan pero yo me siento muy querido por mis colegas, por la gente que trabaja con los teatros y de no ser así, esto que estamos haciendo, no sería posible. Porque toda la gente que está aquí, en la Opera "Madame Butterfly", trabaja porque son amigos míos y les he pedido algunas cosas que lo hacen con el mayor cariño del mundo. Esto es un acto de buena voluntad y es una cosa que a mi me llena de felicidad ver que la gente lo hace con todo cariño. Eso a mí me hace sentir muy bien. Saber que cuento con esos amigos que se pueden anotar en un proyecto que es una locura y ponerse a trabajar, bajo un tremendo estrés, por el hecho de compartir, es algo muy bonito.


¿Además de cantar tienes que estar pendientes de detalles técnicos de la puesta en escena?
Es una segunda pasión que tengo que la llevo bajo una capa porque mi objetivo fundamental es el canto. Para meterse en un proyecto como estos uno no puede venir a inventarse las cosas. Hay que estudiar, hay que prepararse y hay que hacer las cosas bien, sobre todo, porque lo hacemos con muy poco tiempo. Tiene uno que venir con las ideas muy claras y bastante bien preparado por la cantidad de problemas que salen cuando uno hace un proyecto como este, cuando hay tan poca gente dispuesta a invertir en él, donde los organismos nacionales o las gobernaciones no se interesan. Ante esos imprevistos hay que tener todo muy bien planeado desde el punto de vista artístico para que los imprevistos que surjan causen el menor daño posible al objetivo final que es la opera.


¿Sigues leyendo libros de extraterrestres y pensando teletransportarte al Tíbet?
Lo que ocurre es que yo tengo una colección de una revistas de parapsicología que las compro como humor alternativo. Lo del Tíbet es porque tengo una particular debilidad por el budismo y las culturas asiáticas. El Tíbet es un sueño: Ojalá pueda ir algún día.


El Lama Ole Nhydal, regente del uno de los 4 caminos del budismo tibetano, "Camino del Diamante", dijo ante una pregunta sobre la veneración hacia un maestro, que él en todo caso le pediría a los alumnos que no se acercarán al baño después que él lo hubiese usado, todo ello para hacer ver que él a pesar de su dimensión espiritual es un hombre común y corriente: ¿con qué tiene que ver tu humildad?

Con el sentido común mas que con la humildad o un ejercicio de autoflagelación o algo por el estilo. Cuando uno está parado en el escenario y uno está cantado, abajo hay 80 personas tocando juntos para que lo que uno cante tenga lógica. Al mismo tiempo, detrás de eso, hay quien sabe cuanta cantidad de técnicos, para que eso pueda verse medianamente decente. El trabajo que ha habido antes de la presentación es de horas y horas, minucioso, tedioso, fastidioso; hecho en solitario. La música que estas cantando la escribió un señor que se dejó el alma allí. Pensar que uno es la estrella de todo esto me parece simplemente estúpido y creo que cuando uno hace un espectáculo tiene que tener la conciencia de que uno forma parte de un gran ensamblaje y en la medida que uno lo respete las cosas funcionan mejor.


¿Por qué un país como Venezuela debe acercarse al universo de la opera?
Porque va implicar que las personas en un solo espectáculo puedan acercarse a la danza, a las artes plásticas, a la música sinfónica, al Bel Canto. Todo junto. Vale la pena invertir porque además le estás dando trabajo a un sector de la población venezolana que trabaja en ello y que en los últimos años ha estado desamparado. La inversión cultural, sobre todo para la opera, debería ser muchisimo mayor en el interior del país. Creo que una de las cosas que podría enriquecer mucho la vida cultural venezolana: Un circuito de opera que uniera los esfuerzos de los estados y municipios en temporadas comunitarias. Que comenzaran a girar esas obras por todo el territorio nacional y así habría la oportunidad de tener 7 u 8 operas al año en cada una de las ciudades, con talento nacional y las orquestas que están en cada uno de estos sitios, aprovechando los recursos, poniendo los teatros a trabajar. Nos enriqueceríamos con el intercambio, los técnicos podrían aprender de un lugar y otro, y haríamos algo muy interesante.


Del maestro Alfredo Kraus aprendió la dignidad de esa filosofía de vida que asumió al decidir llevar el canto como su voz, alimentarse de los errores y mucho más aún de los éxitos, con la cabeza bien puesta. Su lucidez es una sorpresa. Saber que existe y se formó en nuestra tierra, una tranquilidad.
Aquiles Machado nació Barquisimeto, estado Lara, en 1971. Comenzó su carrera lírica en 1986 allí, en la Scholla Cantorum de la Orquesta Sinfónica de Lara, dirigido por Héctor Gutiérrez Cortinas. Estudió canto en el Conservatorio Simón Bolívar y la Compañía Nacional de àpera en Venezuela, guiado por el profesor de canto, William Alvarado. También recibió instrucciones vocales de Katia Riciarelli y June Anderson. Entre 1994 y 1997 estudió con Alfredo Kraus en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, España, becado por la Fundación Mozarteum de Venezuela.
Debutó en 1996 con Nemorino (L'elisir d'amore) en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela junto a Sara Catherine y Carlos Riazuelo. Resultó ganador junto a cuatro finalistas internacionales en el prestigioso concurso Cardiff Singer of the World, realizado en Inglaterra, en el año 1997. En 1998 se presentó en el Teatro Real de Madrid con "La Bohäme". En el 2003 triunfó en el Teatro Real de Madrid con "Fausto". Es el primer venezolano en debutar en el Metropolitan Opera House de Nueva York donde interpretó el papel de Rodolfo en La Bohäme en el año 2002.
Ha actuado en los más importantes teatros europeos, especialmente en Italia y España. Este mismo año logró ser el primer venezolano en presentarse en la Scala de Milán, recibiendo una ovación de más de 20 minutos por su rol de Pinkerton de la ópera Madame Butterfly de Puccini, papel en que lo podrán ver hoy y mañana en nuestra ciudad.
En diciembre de este año se presentará en el Carnegie Hall de Manhattan, New York, con la opera I Due Foscari, de Giuseppe Verdi, bajo la batuta del afamado director, compositor y violinista, Lorin Maazel. Estrenará en agosto en Las Palmas de Gran Canarias la ópera contemporánea "La hija del Cielo" y continuará cantando, al marcharse del país, en teatros de España, Francia y Polonia (Notitarde, 05/05/2007, Confabulario).-