sábado, 20 de diciembre de 2008

Rolando Quero: "Trabajar es la única poción mágica"


Rolando Quero ha tenido un buen año. Este 2008 lo está cerrando con la exposición "Ecos en Tacarigua" en el Intercontinental Tacarigua Valencia para completar un total de ocho muestras que entre individuales y colectivas protagonizó y la presentación de un catalogo sobre su obra con textos de Rosana Hernández Pasquier, Gabino Matos y Perán Erminy, en la galería de arte del Hospital Los Samanes, en Maracay.


En Caracas presentó la individual "La materia eternizada" en mayo, la colectiva en honor al séptimo aniversario del periódico Panacea, en el D Hotel de El Bosque, también en la ciudad capital, coincidiendo en las fechas de exposición. En Valencia estuvo en una colectiva en la Cámara de Industriales, con Mar Castillo y Mary y Mauro Nascimbeni.


También estuvo en la colectiva en la I Feria Expo Arte y Moda que se realizó en Puerto Ordaz.
En el Instituto Docente de Urología expuso también junto a los esposos Nascimbeni lo último de su trabajo. También la actualidad obras suyas están presentes en el Hotel Alba Caracas en una colectiva de varios artistas venezolanos. Esto ha sido parte de todo el movimiento que ha tenido el artista durante estos últimos doce meses.


¿Cómo se siente tras este año de intensas actividades?
Estoy presentando mi octava exposición que permanecerá en el hotel hasta el 11 de enero de 2009. Me siento muy satisfecho con esta clausura del año. Fue un año lleno de esperanzas, de muchas ilusiones cumplidas, de muchos compromisos. Estoy cerrando 2008 con mucha alegría interior.


¿Cuál de todas las presentaciones de sus obras le generó mayor satisfacciones?
La que tuve en el mes de noviembre en el hospital Los Samanes de Maracay, estado Aragua. Como artista, como creador, como hacedor de cultura me sentí conmovido al saber que los muchos pacientes que allí van estuvieron viendo mis cuadros y parabanes, y dejaron, por escrito, expresiones de los que le producían mis cuadros. El hecho de que durante veinticuatro horas durante varias semanas un conjunto grande personas pudieran ver mis obras fue como un regalo de un publico hacia mí.


¿Qué le manifestaron de lo que sentían frente a sus cuadros?
En su mayoría dijeron que viendo esos cuadros tan llenos de energía , esos colores y esos trazos, sentían ganas de vivir, por lo que siento que todo este fedd back fue un regalo mutuo.


Al publico, en general, ir a una galería les cuesta al igual que ir a visitar un museo siempre está cargado de dificultades. El público común, el que está en los centros comerciales y se sube en las busetas de transporte, los médicos, enfermeras, trabajadores, empleados de seguridad; los que vemos en las calles, fue el que visitó esta exposición en Los Samanes. Ha sido la exposición con más valor humano que he realizado en toda mi vida. Me siento lleno, como artista. Las notas que me escribieron me dejaron conmocionado.


¿Cómo nació "Ecos en Tacarigua, cierre de este 2008?
Es un tema que venía trabajando desde hace tres o cuatro años. Tengo recuerdos del lago porque mi papá me llevaba mucho allí y nos hablaba mucho de los Tacarigua. No es casual para mi que estas aguas estén entre los dos estados, Aragua y Carabobo. Yo me siento de ambos lugares, porque nací en Villa de Cura.


"Ecos en Tacarigua" es un homenaje que le hago al lago, a mis padres. Recuerdo que después del terremoto del año 1967 mi papá nos llevó hasta allá a observar una grietas que se formaron en las orillas. Esa imagen de mi padre, y de mi madre, que tengo en mente, también son parte de este ritual que tengo con mi obra y mis recuerdos.


Hace un tiempo el Conac, ahora Ministerio para la Cultura, hizo un reportaje sobre mi obra y tomaron el Lago de Valencia como escenario para la realización del vídeo, del camino que voy llevando hacia el futuro de mi obra. Estuvimos como tres días grabando justo en ese paisaje


¿Lo que siente en esta nueva muestra son nuevas pigmentaciones de la naturaleza?
Son los atardeceres y los amaneceres. Aquí mismo en Valencia me escapo a algunos lugares, entre ellos el dique de Guataparo, a observar los colores de la puesta y la caída del sol.


Mi obra la he ido madurando hasta que llegó esta oportunidad que me brinda el Hotel Intercontinental Tacarigua. En las noches, escuchando solo la naturaleza, la fusión de la tarde con la oscuridad, la noche, los nocturnales tanto de Villa de Cura como de Valencia. Los ruidos de las aguas, la luna plena y sus paisajes misteriosos, la soledad. Todas esas cosas que vivo, las plasmo después en mi obra.


Perán Erminy dice que sus obras son mándalas. ¿Qué siente ante esa definición?
Estoy seguro que es así. Son mandalas. De hecho cuando yo me pongo a trabajar es como si una fuerza se apodera de mi mente y mis manos. Es justo allí cuando los conocimientos que ha aprendido a lo largo de tantos años los pongo en practica y puedo equilibrar y encontrar lo que deseo decir.


Cuando me pongo frente a un lienzo coloco mis costuras, característica de mis obras. Luego vengo con el color; lo ensucio con mi petróleo, mi asfalto líquido; retomo el color y es así como van saliendo todos los reflejos, aquellos misterios; aquellos mandalas que ve Erminy en mi obra.


A simple vista yo no los veo, pero cuando leo o escucho a quienes analizan mi obra, entiendo que hay una identificación de una misma energía. No sabría explicar cómo sale mi obra pero si sé cuando está finalizada: Cuando refleja todos los equilibrios, texturas y transparencias que se convierten en mandalas, que cobran vida dentro de mis cuadros.


¿Cuál es el secreto de todo artista plástico?
En lo que voy a decir voy a ser muy "catalán", tantos años viviendo en esta ciudad europeo, me contaminaron de su forma de ser. El secreto es trabajar, trabajar, trabajar y trabajar. Cuando me han invitado a exponer contaba con el numero de obras suficientes para poder incluso en dos partes a la vez, todo ello producto de mi dedicación y esfuerzo en el taller. Me levanto a las cuatro de la mañana y puedo terminar en horas de la noche, todos los días.


Un artista plástico debe dedicarse a su obra y en este momento , a la edad que tengo, tengo que dedicarme de lleno a mi obra, mi legado.


Con "Ecos de Tacarigua" es culminando la etapa bidimensional para entrar a la etapa tridimensional. En estos últimos diez años, desde mi llegada de España, he ido conociendo los materiales que se pueden utilizar aquí para hacer esculturas y ya sé qué voy a trabajar en escultura. En Barcelona se me conoció a mi como escultor mas que como pintor.


Por ello me siento muy satisfecho de todo el trabajo que he desarrollado en todo este tiempo. En el año 2000 vine con una exposición que se llamó Extractos de un paisaje que recorrió medio Venezuela y de allí no he parado. El secreto es ese: trabajar. Es la poción mágica de todo artista. Por ello es que me ha ido bien en todos los sentidos.


¿Qué extraña de Barcelona?
Extraño mucho los materiales, sobre todo en la parte de las resinas, las siliconas; todos los materiales escultóricos. Por ello es que hasta ahora no había desarrollado mi obra tridimensional. Uno tiene como artista que estar seguro, al momento de salir a la palestra, con una obra, conocer muy bien los materiales.


En Venezuela no hay buenos fundidores, mientras que en Barcelona y en Génova hay profesionales de muy alta capacidad y habilidad con el bronce y resinas. Eso lo echo mucho de menos. En Venezuela he hecho lo mismo de cuando me fui: Me dije "Yo no vine a Barcelona comer comida venezolana, he venido a comer todos los platos catalanes, para conocerlos y amarlos como a mi Patria". No podía estar en España ni en Francia con añoranzas. Aquí ahora estoy feliz porque he encontrado otros materiales, otros colores, la energía que me hace vibrar" (Notitarde, 20/12/2008, Confabulario).-

sábado, 13 de diciembre de 2008

Freddy Benavides: "El arte se ha vuelto más tecnológico"


El artista plástico Freddy Benavides prepara una exposición para el año que viene en Valencia de sus últimas piezas escultóricas cargadas de precisión, formas geométricas que hablan de la distorsión de los tiempos, llenas de colores profundos, que revelan el dominio de la forma y la síntesis de una obra dedicada al estudio de la sincronización de piezas, que como un reloj, complementan el sentido espacial del cosmos.


Graduado en Europa en restauración del Patrimonio Cultural, estuvo trabajando en el Instituto Venezolano de Investigación Científicas (Ivic) por veinticinco años. Es el responsable de la ampliación del Museo extramuros de la sede de la esta institución que goza de una sede envidiable en la zona montañosa del estado Miranda y que además exhibe piezas de gran valor plástico por todos sus alrededores.


¿Cómo fueron sus inicios en el mundo del arte?
Empecé trabajando a través de la gráfica y de allí pasé a la escultora. Inicialmente eran piezas mecánicas dibujadas, analizadas, imitando todo un engranaje escultórico. Inicialmente era escultor. En el primer Salón Michelena que participé presenté tres figuras humanas en bronce. Fui cambiando la figura humana porque hice estudios más profundos de la fundición, hasta que después, cuando era profesor de dibujo técnico, y estaba de lleno con las artes gráficas, empecé a profundizar en conocimientos que me dieran una visión distinta de otras cosas porque las clases me aburrían.


Estando en clase empecé a armar todo un conjunto de cosas que me parecieron interesantes de mostrar y armé lo que yo llamo "mecanograf". Esas piezas, después, las comencé a desdibujar, para hacerlas geométricas, en forma de engranaje, que ahora las llamo "Desplazamiento de una forma". Estuve mucho tiempo haciendo este estilo de escultura que me hizo ganar el premio Bernardo Rubinstein (1977) dentro del Salón Michelena y después me gané el premio de Jóvenes Escultores de la Universidad de Carabobo, escultoras que elaboraba en plástico.


Estuve muchos años dedicado a este tipo de trabajos y luego hice pintura. En los lienzos lo que hice fue retomar lo que hice en las artes gráficas y las esculturas. Después se me empezaron a complicar las cosas porque además trabajo con gran dedicación desde la compra de las láminas hasta la soldadura, preparación de pinturas.


Como ya estoy jubilado volví al desarrollo de estas formas que ya dejaron de ser informales, porque, ahora, al gozar de mayor tiempo, puedo dedicarme, con más paciencia a ellas. Ahora son más estructuradas, más formales. Parece que el cerebro se va acoplando mejor.


¿Cómo siente el trabajo de los artistas plásticos en Venezuela?
Yo he vivido mucho tiempo en Europa, he vivido en muchos países y he vivido mucho. Nosotros vamos casi igual a un desarrollo intelectual como el de cualquier parte del mundo. Los artistas europeos no son unos privilegiados, ni por el Estado, ni por nadie. Ellos son lo que son porque estudian su obra, hacen su obra y ellos mismos se exigen cada día más.


Pero también sucede aquí... todos estudian y trabajan para alcanzar la calidad...
A veces me pongo a reflexionar sobre toda la gente que yo conozco inclusive aquí en Valencia y todos mis amigos viven de su obra y en Caracas también. La disciplina y el estudio, la investigación, más la responsabilidad que uno tiene con la institución que uno trabaje, más con su obra, es a la larga lo que da un resultado.


¿Esa fórmula es infalible?
Si no te da un resultado económico como el que esperas a veces te da una satisfacción enorme.
Muchas veces, con el tiempo, la parte económica pasa como a un papel secundario porque tanto trabajar y ser responsable con la profesión, cuando te llega al época del reposo ya tienes una situación económica más holgada, y también tienes el resultado de haber trabajado en la investigación, en la metodología de toda una vida.


¿Usted cree que exista alguien que fracase y que no haya alcanzado los objetivos esperados?
Hay miles de motivos del por qué alguien fracasa. Por emotividad, porque no tuvieron el valor de enfrentar la verdadera situación.


Por lo general los artistas tenemos los mismos problemas, venimos de familias de bajos recursos, que tenemos que luchar por mantener nuestra familia.


¿Qué es lo que no se perdona en el arte?
La ignorancia. El artista tiene que ser estudioso y estar informado de todo lo que acontece. Tiene que tener buen gusto, sentido estético y la pasión. No puedes estar todos los días pintando el mismo Avila de Caracas. Tienes que investigar para ver cómo lo haces de otra forma.


Los que somos de la escuela de antes nos formaron y obligaron a investigar, con sentido de competencia. La competencia en ese entonces no era económica. La competencia era del saber. Participamos y mandábamos nuestras obras a todos los salones. Ahora no sé qué hacen los muchachos. Lo que a nosotros nos ensañaron, resultó.


¿Qué edad tiene usted? ¿Cuántas horas diarias trabaja?
Tengo sesenta y cuatro años y trabajo doce horas diarias. Duermo cuatro horas. Quisiera dormir más, pero el taller me absorbe demasiado.


El arte se ha vuelto más tecnológico. No puedes competir con un latonero que te pinta un carro. No se consigue nadie que lo pueda ayudar a uno en soldar o en hacer una parte de la obra porque tampoco existen personas que se dediquen a trabajar junto a los artistas. Uno trabaja más que antes.


¿Existe en otros países más apoyo a los artistas, de las instituciones y del Estado mismo?
No lo creo. Yo que estudie en Europa y que tengo amigos en Bélgica, Suecia puedo decir que el Estado no les da ningún tipo de protección. El Estado les da una ayuda para que no te dediques a otras cosas. En Estocolmo vas a un hospital y éstos están llenos de artistas. Allí tienen la galería al aire libre más grande del mundo. Todas las estaciones del metro, y son alrededor de setenta, están repletas de obras. Todas la urbanizaciones tienen dos y tres escultoras. En todas las esquinas, en todas las calles hay obras. ¿El Estado los protege? Sí, no en la formación, ya en otras cuestiones.


Nosotros tenemos muchas posibilidades. Tenemos el estatus más alto que en otros países y también tenemos la posibilidad de la docencia porque incluso tenemos mayor número de escuelas. Para ellos inclusive es más difícil sobrevivir.


Benavides hizo sus estudios en la Escuela Técnica industrial Luis Caballero Mejía (1962-1964). Estudio escultura en la Escuela Cristóbal Rojas (1965-1969). Fue profesor de escultura en la Escuela de Artes Plásticas Carmelo Fernández (San Felipe, 1969-1973). De nuevo en Caracas, entre 1973 y 1974 efectuó estudios de artes gráficas en el Centro de esta especialidad, conocido como el Inciba. Fue docente de dibujo y pintura en el Colegio La Salle y el liceo José Félix Blanco (1974-1978).


Dedicado al dibujo y grabado "guía su investigación plástica hacia el desarrollo de formas geométricas primarias, de éstas llega a los engranajes, motores y otros elementos mecánicos, que recompone y define como "mecano puro".


Entre 1978 y 1982 estuvo becado en España estudiando restauración de pintura de caballete en la Academia de San Fernando y recibe clases de restauración de papel y de grabado en el Archivo Histórico de Madrid a la par de dar clases de serigrafía en la Escuela de artes plásticas de esa ciudad.


También estuvo en la Escuela Massana de Barcelona aprendiendo técnicas escultóricas: " Su indagación gráfica pasa a la tridimensionalidad y da forma a creaciones mecánicas construidas a partir de materiales reciclables, piezas de metal, repuestos, partes mecánicas, aparatos en desuso, que interviene e integra según diseños geométricos".


Muchas han sido sus exposiciones colectivas e individuales a nivel nacional (Notitarde, 13/12/2008, Confabulario).-

sábado, 6 de diciembre de 2008

Rodrigo Rodríguez, artista cinético: "Soy hacedor, un vago muy ocupado"


Rodrigo Rodríguez es un artista plástico que ha permanecido callado y apartado del mundo cultural, aunque trabajando sin parar. En el año 1970, en el XXVIII Salón Arturo Michelena obtuvo el segundo premio, el "Andrés Pérez Mujica", por una escultura que presentó, compleja y moderna, a la vez.


Su trabajo se encuentra dentro del cinetismo y sus obras, producto de una búsqueda muy suya, tienen la oportunidad de formar diferentes figuras porque las ha diseñado de tal forma que se puede mover una de las láminas con los dedos, sobre el panel fijo, produciéndose un desglose de miles de formas, que hacen un juego óptico, cargado de maravilla y exaltación.


Fue Saturno Rojas, dueño de la Galería Espacio Chroma, quien lo trajo a Valencia, después de mucho buscarlo. Resume su obra de la siguiente manera: "Rodrigo Rodríguez, ausente de salones y exposiciones, dedicado en su taller al estudio sistemático del comportamiento de las tramas; llevándolas al máximo de posibilidades ópticas y logrando incluso potenciar el "efecto moiré" al extremo de crear un disconfort visual, resultante de la vibración e interacción de dos planos paralelos, que se funden e intercambian posición. Esto se logra por movimiento del espectador y/o por manipulación del panel frontal de la obra, obligando al observador a dirigir la visión alternativamente de izquierda a derecha, movimiento en el cual se producen dos bandas horizontales paralelas en blanco y negro.


Rodrigo pertenece al numeroso grupo de artistas que al igual que la historiadora Anna Moszynska piensan que una vez más "El Arte tiende a ser más construido que creado".


¿Cómo logra usted llegar a esta producción cinética que próximamente presentará en Valencia?
Soy un poco irreverente con respecto al arte. El cinetismo lo aprendí en un taller que tenía en Barquisimeto donde pintaba sobre tela, pero un día vino un amigo mío, y me mostró unos documentales de Soto y un libro. Me gustó mucho e impresionó la obra de Soto, que hasta ese momento ignoraba que existía, porque yo sólo estudié un par de años en la Escuela de Barquisimeto. Con el proyecto de Soto me entusiasmé y le pedí al bodeguero que estaba cerca de la casa que me guardara las cajas de cartón. Empecé a pintar la parte lisa y la otra en forma de ranuras, lo cóncavo y convexo, y así fue como comencé. De esta manera me dedico cien por ciento a ello y fui abandonando las otras formas de expresión artística.


Luego vine a Caracas y comencé a comprarme materiales acrílicos. Del cinetismo puedo decir que soy autodidacta porque no tuve escuela. Me gustó y empecé a experimentar.


¿Cómo nacen las variaciones, esas piezas que son dos juegos y que juegan con el movimiento?
Tengo círculos y rombos que se mueven en una forma, pero hay diseños que son iguales, que completan diferentes. El nombre de "Variaciones sobre un mismo diseño", emulando un poco el término musical. Prácticamente soy autodidacta en el cinetismo, siempre investigando, con el objetivo de ir indagando e ir modificando mi obra.


Eso es un poco para no repetirse...
Sí, justamente. Yo duré, a raíz de la muerte de mi esposa, me quedé trabajando veinticinco años en el Instituto Nacional de Obras Sanitarias, antiguo Inos, ahora Hidrocapital. No asistí a galerías ni salas de exposiciones, iba del trabajo a mi casa. Pero como trabajaba en una estación de bombeo, al encenderlas, sólo tenía que estar pendiente, por lo cual esta labor me permitía diseñar e hice infinidad de bocetos que, ahora, ya jubilado, puedo llevarlos a la práctica. No tengo ahora necesidad de exprimirme el cerebro haciendo nuevos conceptos porque como hice tantos a lo largo de tantos años, lo que hago es copiarlos, apenas modificando el color.


¿Por qué usted ha permanecido apartado, como un ermitaño?
Yo no estoy en una cueva, pero sí tiene razón porque yo trabajo muy calladamente, no voy a lugares culturales porque en esos lugares empiezan a compararme y a pedirme explicaciones que me cuestan mucho dar.


¿Cómo sobrevive si no se conoce su labor?
De la pensión y de los amigos. Hace como tres o cuatro años expuse en San Antonio de los Altos.


La obra suya además tiene otro ingrediente y es que todo lo hace usted en forma manual...
Sí. No sabría decir si es una ventaja o desventaja. Hago todas las líneas, haciendo las tiras, usando y cambiando colores. Soy un artesano del cinetismo.


¿Conoció al maestro Soto o algún otro maestro del cinetismo?
A ninguno conocí personalmente. Estudié la obra de Soto y Cruz Díez y eso me afianzó para desarrollar la mía. Aunque aparezco en un libro de Educación Artística de Millán, donde los mencionaban a ellos, a Juvenal Ravelo, Enrique Khron y yo. Hay gente que no me conoce porque la verdad es que he estado mucho tiempo trabajando, pero escondido.


¿Por qué es importante el arte, tener esa llama encendida?
A mí no me gusta que me digan artista. Soy un hacedor de cosas. Yo no puedo vivir sin otra profesión que no sea ésta. Soy un vago muy ocupado. Todo eso me llena. Cuando yo trabajaba, trabajaba poco. Me pagaban por descansar en el Inos, prácticamente, porque el resto del día, una vez encendidas las bombas de agua, lo pasaba realizando mis dibujos y mis proyectos. Me pagaban hasta las utilidades. Cuando me empecé a dedicar a la actividad plástica nadie me pagaba beneficios extras. No expongo en galerías porque me dan fobia, algunas. Algunas galerías se benefician de nosotros, enormemente.


¿Qué es lo que a usted no le gusta del mundo del arte: los halagos, la compraventa?
Le voy a contar una cosa. Tengo tres premios desde que comencé a trabajar. En el último salón nacional compartí el premio Sociedad Amigos del Museo. No me gusta siquiera ganarme premios porque yo sé como llegan ellos a uno. Siempre un amigo es el que influye para que a uno le den un premio.


¿Cómo siente el arte en Venezuela?
Siento muy mal la actividad plástica, se lo digo con mucha franqueza. Hay un ministerio de Cultura y sé que invirtieron en literatura porque el anterior ministro era poeta, según me dijeron. Debió de serlo por la buena inversión que sobre esa materia se hizo. Pero me pregunto: ¿por qué si el Estado es el gran garante de la cultura no vuelve a establecer un gran nacional, con ramificaciones en todos los estados, para que los artistas plásticos puedan participar y expresarse? Entiendo también que hay como una directriz pero yo no puedo estar toda la vida viendo retratos de Miranda, negritos tocando tambor... ¿y las demás tendencias? Abstractos, paisajistas y todas esas cosas... Entiendo que ellos tienen razón en culturizar... pero hay que darle al pueblo variación, más ahora que hasta las computadoras son guiadas por obras de arte. Por eso es que yo me retraigo.


Rodrigo Rodríguez nació en Carora, Edo. Lara, en 1932. Cursó estudios en la Escuela de Artes Plásticas Martín Tovar y Tovar. Barquisimeto, Lara. Ha participado en los Salones (1962) Salón Julio A. Arce. Barquisimeto. (1966) Joven Pintura del Pez Dorado. Caracas. Joven Pintura UCV. Caracas. (1967) Salón Anual Ateneo de Coro, Falcón. XXV Salón Arturo Michelena. Valencia. Salón Oficial de Aragua, Maracay. Salón D' Empaire de Pintura. (1968) XXIX Salón Oficial de Arte Venezolano. (1969) XXX Salón Anual de Arte Venezolano. (1970) XXVIII Salón Arturo Michelena. Valencia.


También realizó exposiciones individuales en diversas ciudades.


Ha obtenido los siguientes reconocimientos: Premio Museo de Bellas Artes en su último salón oficial en 1969. Premio Andrés Pérez Mujica XXVIII Salón Arturo Michelena en 1970 y el Premio Chevron Oil Co. Maracaibo.


Su obra está representada en el Museo de Arte Moderno, Mérida. El Museo Jesús Soto, Ciudad. Bolívar y en el Ateneo de Valencia (Notitarde, 06/12/2008, Confabulario).-