lunes, 25 de octubre de 2010

Blanco, en profundidad


El jueves 14 de este mes de octubre en los espacios de la galería del Instituto Docente de Urología de La Viña el artista Rolando Quero dio a conocer su último trabajo en el que muestra una vez más su talento, abandonando el color.


La plasticidad de su expresión ahora es blanca. Sus texturas van definiendo grosores e imágenes abstractas que permiten al espectador descubrir el universo menos experimentado por Quero, quien por muchos años trabajó con fondos de nuestro petróleo que se abrían para armonizar una gama sin fin de luces, contrastes y fuerzas eclosionadas tanto de las destrezas como de las misma evolución del ritmo perseverante de su obra.


Su blanco no muestra timidez alguna. De hecho, dentro de sí, se esconde algo no manifiesto. Cubre toda la superficie pero la ebullición de los trazos, junto a los relieves, los grumos, los círculos y las formas de composición del lienzo ofrecen una nueva lectura.

El blanco de Rolando Quero sangra desde su profundidad. Es un blanco sutilmente transgresor que revela inquietud de alma y espíritu, en algunas de sus piezas.


Hay otras, más sutiles, llenas de gracia, que van creando efectos en el espacio, ofreciendo dimensiones que salen a jugar, a romper esquemas e inclusive intentan generar el efecto de salir de sus propias dimensiones hacia fuera. Círculos y fuerzas mimetizadas con su origen que desean expresarse en la dimensión real, muerden la verticalidad para anunciar su protagonismo y esencia.


Quero viene de haber realizado este año “Sueños de Jungla”, de gran colorido manifiesto, para celebrar los 50 años de la creación de Brasilia, una ciudad armoniosa y vital, en la que dio a conocer todo su potencial en el “Templo de Buena Voluntad”.


Después de ver verdes, azules, anaranjados y amarillos cruzando el río de la vida que construyó el artista para definir esa selva cargada de sonoridades y misterios, este blanco es la nueva iluminación dentro de su constante búsqueda, infinita en la creación.


En el catalogo de la muestra explica este incansable artista plástico: “A principios de los 80’, en Bordeaux, Francia, para mi se abrió un abanico inmenso en el mundo que siempre soné de las artes plásticas. Una ventana, por donde, de repente, una luz con paleta de arcoiris me hizo comprender lo que era el color, el dibujo, la escultura. Eran otros conceptos los que yo arrastraba de mi Venezuela natal, de donde llegaba, con pocos estudios sobre el arte.


Armando Reverón, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, entre otros grandes pintores clásicos, fueron mis grandes guías del conocimiento, formando parte de mi bagaje cultural, mientras arribaba a un nuevo país, cuna de los mas grandes movimientos artísticos de los últimos tiempos.


Esos primeros estudios de arte me conducirían a ese largo y arduo camino que me esperaba, un camino lleno de luz, ilusiones y nuevas perspectivas en ese mundo lleno de retos y metas.

Nunca he olvidado aquella mujer de unos 50 años, mi primer modelo desnuda, con sonrisa de complicidad, rodeada de todos nosotros, aprendices jóvenes que nos ponían a prueba para asegurar nuestra estancia en aquel edificio del siglo XIX que es la Escuela de Bellas Artes de Bordeaux.


Emociones y nerviosismo nos acompañaban y yo el único extranjero del grupo.


Seria el comienzo de tres años de aprendizajes; no eran los conceptos conocidos de dibujo, color, de materiales que había realizado en San Juan de los Morros o en Trujillo. Era otra realidad, diferentes materiales, técnicas que jamás pasaron por mi mente en mi adolescencia. Cada día estaba lleno de nuevas emociones, nuevos encuentros con mi meta: el arte.


Y así transcurrían los días, entre vivencias, retos y profesores. Anécdotas ilusorias que nunca faltaron.


Entre otras propuestas que solían hacernos nuestros maestros estaba buscar, entre las basuras, objetos con el fin de intervenirlos y transformarlos en obras. Hago este preámbulo remontándome a lo que fueron mis primeros estudios de artes plásticas y bellas artes en Francia para conocer de donde viene mi propuesta sobre el blanco.


Surgió, precisamente, de estas investigaciones que hacíamos con todos aquellos desperdicios que solíamos buscar”.


Toda búsqueda artística jamás acaba. Es un reto, un crecimiento, una flor que se expande día a día; una constante transformación de energía. Peticiones y respuestas diarias del universo. A nivel humano también se puede decir que la personalidad de Rolando Quero lo ha convertido en una especie de promotor de las obras de muchos otros artistas porque su generosidad así lo puede abarcar, por lo que goza del respeto y el reconocimiento natural de todos los que trabajan en este oficio, difícil por demás.

Foto cortesía de José Antonio Rosales

domingo, 24 de octubre de 2010

Piña colada



“Por el amor que me tuviste… te escucho”. Mordía un trozo de piña y me dije a mi misma que ese comienzo, “como letra de bolero cursi…”; era frase “hueca cuando pasa la emoción”; pensé mas tarde, mientras la fruta hacía que la génesis de la idea se fuera por el mito del baúl de los recuerdos que tampoco existe porque para nada hay que guardar un cofre mohoso de papeles y de las pocas sustancias que van dejando las vivencias cuando no han sido tal.

Pero prometí escuchar y así lo hice. Adelante.

Después de atender con todos mis sentidos, comienzos emocionales difíciles y antipáticos atrapé el discurso, por llamarlo de alguna manera y para que se entienda. Fue más o menos así: “Alrededor de quince años han pasado y aún no te olvido. No hay día que haya amanecido que no te haya recordado, que te haya pensado, que haya visto algo que de alguna manera u otra me haya llevado a ti. No te estoy diciendo esto para que nos veamos o comencemos lo que no ha podido ser… no lo será y lo sé… son estas extrañas formas que tengo de vivir las que me han enmarañado todos los ciclos de mi vida… te vi hoy y me dije que te lo tenía que decir porque al compartirlo quizás me libero de esta maraca de sentimiento que bambolea. Si soy totalmente sincero la verdad es que no deseo volver contigo, ni que regreses a mi vida porque además no funcionaría… te veo demasiado cambiada… sé que lo que estoy diciendo tampoco lo compartes porque la verdad es que es raro… todo este tiempo no te he buscado, ni te he escrito, ni te he llamado ni nada… Te convertiste en una enemiga hasta de mi mismo recuerdo y de mi misma emoción, sin saber nada de nada… no me digas que podemos seguir siendo amigos y vernos porque tampoco deseo eso… es esa cosa extraña que nos pasa a los hombres y que ni siquiera yo me puedo explicar..”.

Menos mal que comía otro trozo de piña y mi boca era la frescura hecha vida porque estaba escuchando a la muerte. ¡Qué cosa tan triste! Si eso era una nueva declaración de amor pues debía salir corriendo, cosa que hice.

¡Ya me había acabado la piña, además!

Me conecté a mis oídos la música escogida tras un mes de selección y me perdí en la jungla de otras voces que me desconectaran de lo recién vivido. ¡Quince años pegados a algo inexistente! Francamente, la vida es más valiosa que todo eso. Pero me dije a mi misma que me desconectaría y así lo hice.

Pero la canción que se me puso en la mente y oídos fue “Desafinado” y la verdad es que nada es casual en la vida. La voz de Elis Regina me fue guiando en el suceso con cierta gracia y seducción.

Después vino “La Ciudad de la Furia” de cuando Soda Stereo hizo un unplugged. La letra no quería que coincidiera y por lo tanto decidí que entre las piernas de ningún pasado se debe vivir.

A conciencia adelanté para escuchar a Armstrong, quien me levanta el ánimo con la más absoluta belleza.

Entre su voz entendí lo que había sucedido. Algo dejó de vivirse porque tenía que ser así, no más, no filosofemos, ni vayamos a encontrar un chorro de oro, en el medio de los océanos. ¡Benditas emociones desconocidas!

Pero ya era tiempo de conocerse, también me dije para mis adentros, de no perseguir los viejos fantasmas y mucho menos de contarlos tras no superarlos. Es ese ejercicio molesto que siempre consigue nada más que desazón.

Entonces por allí vino el son cubano de El Cuarto de Tula, ese que cogió candela, y se me alegró un poco más el corazón.

A la sazón me enrumbé por Tribalistas y todo su set que comenzaba por “Ja sei namorar” (una canción que me llena de renovadas fuerzas amorosas) y realmente sentí que no sé si por olvidadiza o vivencial, por humana o demente, por distraída o lunática, lo cierto es que yo no podría haber tenido tanto tiempo reservados unos sentimientos y una pasión.

Me detuve en uno de los kioscos donde venden cocada y dentro de mí se produjo una piña colada, me dije para mis adentros, la misma que él debió tener durante tantos años pero en su mente.

Estuve tentada de llamarlo. Pero me acordé de aquel consejo católico y deshice la idea.

Cuando le conté lo sucedido a una amiga su “Pobrecito” me hizo también entender que esa palabra disminuye tanto que debería usarse con mucha mas cautela. La misma que tuve en contestarle a ella, que todo lo ve como como telenovela.