domingo, 27 de noviembre de 2011

Hombre negro

“… un mar donde llorar a mares / y que nadie lo note”. Francisca Aguirre,  Testigo de Excepción.

Yo lo veo y observo a un hombre negro hermoso. Lleno de la grandeza que solo tienen ellos cuando se detienen en cualquier lugar y miran hacia un lado. Lo miro: es blanco y de ojos claros. Pero yo veo a un hombre negro, lejos de su reinado en África.

Su imagen imponente y desafiante me hace llorar pero en realidad es que  la integro a un dolor interno que por más que pase el tiempo no se apacigua. Tengo que recurrir al fuego para que saque de mí las verdades; tengo que verlo, tocarlo, sentirlo para entender que este hombre negro es mío aunque lo perdí al nacer, como se pierden todas las cosas que se desvanecen apenas germinan.

El hombre negro vino a enseñarme muchas cosas y la principal ya la conocía desde hacía mucho tiempo. Por eso no la nombré y dejo la ambivalencia que se cruza en el arte. Piensen lo que quieran.

Acabo de leer a una poeta que me hizo sentir una conmoción interior. Ni siquiera era un poema suyo, era la explicación que ella daba de su obra. De su vida. De la inequívoca sabiduría que ella halló en su infancia.

Mi compañero de viaje me habla, observo, converso y contesto; intento mediar palabras con este llanto del que no se da cuenta, porque acabo de oler el fondo de un roble abandonado.

Mi mulato me tiñe los días. De hecho lleva varios años haciéndolo con la llenura que solo puede esparcir el amor y  las muchas canciones que a lo largo de estos veinte años han surgido entre nosotros.

Por algunos momentos parece de Estambul pero yo lo veo tal como es: un hombre negro, orgulloso, poderoso y suave a la vez. Como mi abuelo, como mi padre; como ese otro hombre que tanto amé.

Veo a María Montez jugando con una tela blanca, en el patio desprovisto de su casa,  soñando hacer cine y no puedo si no escapar lágrimas porque me recuerdan las ilusiones que se fueron, porque éstas no sirven para nada, aún cuando viven en la copa de los árboles, invitando ver sol.

Ilusión azul, amarilla, magenta: vive lejos de mí. No busques que se me acerquen hombres enamoradísimos porque siempre terminan siendo posesivos. Lo que se traduce en obscenos. Acuérdate que soy errante, vivo en un cuarto abierto; no necesito más.

Aparta de mí los hombres-pájaro, aquellos que enredan con palabras al aire, sabes que buscan enterrarnos en sus deseos.

Déjame en todo caso vivir del oasis que habito que nada hace en contra de nadie, aunque tantos se ocupen en criticarlo, asediarlo y perseguirlo. Trabajo perdido. Como profanar tierra santa.

Tus figuras, María Montez, eran románticas,  elásticas y tiernamente pavorosas. Jugabas a ser actriz y esa seducción era grande, más cuando se tiene un escenario más que perfecto, en la tormentosa República Dominicana. Agraciada pero triste, cuando otros han tratado de aplastar el porvenir hacia las limitaciones.

Yo sigo viendo a mi hombre negro perfecto que está durmiendo y apenas se mueve. Es escultural. Huele a mandarinas silvestres. Tiene un río en su sangre. Tiene cabello de lluvia. Sigo diciendo que es mío pero sé muy bien que no lo es porque yo tampoco soy suya, jamás podría serlo.

Soy más libre que el fondo de las corrientes marinas y sabe Dios que casi nadie puede interpretar lo que estoy diciendo. Por más imaginación y religiosidad que tengan; sin siquiera abuso de mi suerte.

Como soy blanca, casi transparente, se alterarán algunos códigos culturales pre-establecidos por esta infortuita sociedad de matorrales crecidos. Cuando me abrazo a mi hombre negro soy poema en mí misma.

Pero lo tengo que dejar ir. Desde siempre lo he sabido. Mi hermoso hombre negro vivirá por siempre y mis lágrimas no lo detendrán. Nos hemos preparado para ello.

Si tuviera que conjugar las telas blancas de mi patio y juntarlas con las de Francisca estaría ante una obra personal, sin público. Ciertos ruidos campestres me acompañarían pero como vivo en una isla desmitifico el fondo para canalizar la orilla. Y viceversa.

Mi regodeo en las palabras que abundan en este escrito nace de esta pasión de saberte ardorosamente amado. Por eso me las perdono, por eso me entrego de lleno en tu movedizo amor. Sabiendo que era así, con la seguridad de su infinitud, una vez que avanzara la experiencia.

Ángel dorado. Sabes que no te vi cuando llegaste a curarme. Mi hombre negro sí te vio. Esa tarde no dejamos de acariciarnos bajo un árbol frondoso. No hubo erotismo. Solo cuerpos. Solo amor. Sentido tigre. Voz flor.

Hombre negro. Blanco. Ojos luz. Tienes la forma que me maravilla. La del amor (Notitarde, 27/11/2012, Lectura Tangente).-  

domingo, 20 de noviembre de 2011

Tricotomía disuasiva

El camino de los escritos es inescrutable. También es cifrado. No porque un papel caiga al agua borrará toda su huella de tinta. Aunque indivisible podrá recuperarse en mucho, más su aliento, escapado desde el mismo momento de su nacimiento. Conservará su misterio y se traducirá de variables formas aunque diga lo mismo, pero jamás se interpretará igual: aquí el jamás es válido aunque se debe enseñar con mucho mayor hincapié que el nunca, el jamás, el siempre, son palabras tan aglutinadoras que no deberían pronunciarse o escribirse con la frecuencia con se usan.

Los más reaccionarios sostienen que no deberían usarse y en cierta forma muchos se acercan a los anárquicos porque sus subsistencias son más fáciles: blanco o negro. El peso del nunca-jamás-siempre compuesto en esta especie de tricotomía al vuelo permite entonces desafiar al mismo lenguaje. No es cuestión de arreglárselas con sinónimos, se trata de ajustarlas a sus estrictas necesidades y éstas son limitantes.

Imaginen el universo del nunca. El cielo del jamás: la playuela del siempre.

Por ello es bueno desafiar todo lo expuesto a estas voces que desde antes de nacer ya marcan el porvenir mucho más cuando las culturas y las religiones conducen por senderos no siempre verdaderos, sinceros o genuinos.

El nunca es una especie de agujero negro. Una energía de estancamiento, impenetrable, duro; cohibido y castrador. El mundo, el país,  del nunca jamás  al que viaja Peter Pan, obra de James Matthew Barrie, combina lo indeseable, a los asesinos de los sueños, a los celadores de la verdad, a los pusilánimes de la luz; los tramposos y traicioneros.

Pero el nunca jamás ni siquiera debe invocarse para atraer lo contrario, aunque haya suerte, tanto en la realidad como en la ficción y se obtengan, miles de fuentes para hallar las acrobacias del subterfugio.

Cuando nos vamos al antónimo del nunca-jamás aparece el siempre y de esta forma se enlaza esta argumentación y esta tentativa de reafirmar que ninguno de los tres existen, porque no pueden atarse a la movilidad y libertad de la existencia tres conceptos que aúllan  soledad. Porque están solos, anclados y aunque el siempre suene maravilloso a los oídos de ciertos amantes, esposas y esposos, novias y novios, hombres y mujeres, que aspiran perpetuar lo terminable, lo cierto es que arrastra esa misma carga que aspira nadar, hundida en el fondo del mar.

Nunca te voy a olvidar. Siempre te voy a amar. Jamás te perdonaré. Tan conocidas son estas expresiones que tienen el lugar común de correr hacia su extinción. El ser humano olvida, deja de amar de la misma forma con la ayuda del tiempo y perdona cuando aprende a reconocer que allí está la autopista hacia su paz interior.

Otra cosa es el amor, sin apego, sin egoísmo, sin analfabetismo emocional; entendido como hay que concebirlo, vividas todas las experiencias que debieron sentirse. Y ello no está atado al siempre porque su universalidad es magnánima, va más allá de los seres humanos y la limitante condición del planeta, envuelta en un nunca, intoxicada de un jamás; debilitada por la falsa creencia de un inalterable,  aburrido y demente siempre; aunque también se diga con bastante claridad y frecuencia que lo único permanente es el cambio.
Si un hombre o mujer cultiva la bandera del nunca una parte de sí mismos morirá y es posible que si lo hacen con el engañoso siempre ondee la letal marcha hacia la infelicidad.

Por ello hay que descodificar mente de experiencia porque combinadas pueden atar mucho más las trampas de las palabras que andan por allí congelando estados que pudieron haber trascendido.

Así que, mi amor, traeré, una vez más,  el trazo de la libertad a nuestras vidas, con la maravilla de entender que no estaremos siempre. La eternidad es un goce en la medida que rompamos materia. No me gustan los agujeros negros ni alcanzar la siniestra esclavitud de los boleros. Me conformo con el infinito. El cielo no es azul pero así lo vemos en una suerte de espejismo de aire, agua y firmamento.

La tricotomía de estas tres palabras que casi son dos, duele, por ello las lanzo al dragón de fuego.

El viento es rápido a veces, las ilusiones viajan manifestando, muchas veces, falsas realidades, por ello hay que renovar el repertorio del arcano, con traje de mago, estrella del mundo.


Todo se renueva, siempre hay un Ángel que estimula los sentidos, que dirige la vía aun cuando muchos no quieran siquiera cruzarla. La arena es frágil separada de su costa, inquebrantable frente a un Océano. La acuarela dirige y los colores abrazan esta maravilla de sabernos antiguos reyes y reinas de la vida (Notitarde, 20/11/2012, Lectura Tangente).- 

domingo, 13 de noviembre de 2011

Del ritmo significante

Después del anuncio del ciudadano siete mil millones del planeta tierra hubo lo que a menudo sucede: desencuentros.

Filipinas, India y Rusia defendieron los alumbramientos que hubo a determinada hora del 31 de octubre de este 2011 para obtener el afamado certificado.  Organizaciones como las Naciones Unidas, la ONG Plan International,  el Fondo de Naciones Unidas para la Población y un gobierno local ruso reconocieron cuatro bebés como el ciudadano 7 mil millones. Inverosímil pero cierto: ¡cómo cuesta ponerse de acuerdo en el mundo! Ni siquiera estadísticamente ese acontecimiento goza de mayor precisión.

Danica, nacida en Manila; Nargis, concebida en Uttar Pradesh, India;  Piort,  traído al mundo en Kaliningrado, al oeste de Rusia; y Alexandr, recibido en la ciudad de Petropávlovsk-Kamchatski,  península de Kamchatka, en la lejana Siberia,  tienen un papel que los acredita con un numero que abre muchas incertidumbres aunque la primera de ellas ya está vencida: nadie va a medir los microsegundos de los momentos de la gestación para quitarle a otro el trofeo. Se trata de acciones simbólicas que en el mejor de los casos derivan en regalos y ayudas para las familias que en todos los medios reseñan como pobres.

Por supuesto, ese día la cifra se superó en creces. No sabemos por qué razón fueron tomados en cuenta los niños de naciones, que aunque muy comprometidas económicamente están en la parte norte del planeta, y a la gente del sur la dejaron por fuera. Pero esa discusión que debe tener una respuesta muy racional dentro de la lógica cínica con que se mueven las cosas en este globo azul al que llamamos tierra, no importa ni es trascendental, para este caso que comentamos.

Pobres, quizás, pero llenos de la gran fortuna de tener vida son estos niños que tal vez estuvieron rodeados de una parafernalia poco usual y a la que afortunadamente, ellos, fueron ajenos.

El futuro les irá revelando, sea cual sea su destino, que el amor y la paz son los caminos más seguros para andar por la vida. Pero tendrán que descubrir cuán difíciles son porque aun cuando son palabras bastante más repetidas que el odio y la guerra no vienen acompañadas de formulas porque forman parte del aprendizaje individual que tiene cada quien en ese mundo.

Esperamos que estos niños no reciban por lo menos en sus primeros cinco años de vida la visita de un gurú que les hable de las cifras que se asoman en un planeta hinchado demográficamente y lleno de gobiernos incompetentes que a lo único que han echado mano es al egoísmo. Es más, esperamos que este numero-cábala sea la apertura para que dentro de sus corazones vean siempre abundancia.

El resto de los ciudadanos, presenciando, observando, canalizando, internalizando e inclusive desechando lo bueno y lo malo que pasa o deja de pasar aceptan que la cifra esfuma. Los pronósticos todavía son más dramáticos.

Aún y a pesar de la miseria moral y material repartida el porvenir es mucho más que el desdibujado retorno de un bolero. Las vidas humanas siempre tendrán incertidumbres y vacilaciones porque el hecho de castrarlas en esquemas implica un intimo toque a la voluntad de ir hacia el sueño, al que se aspira vayan todos los recién nacidos. Y por más pesimismo que exista; por más malas voluntades que se asomen, el gráfico del infinito está palpado en nuestra mente.

Paz. Amor. Significados y significantes. Aún y a pesar de los grandes descubrimientos siguen siendo alimento del alma y resultados de buena existencia.

Esos cuatro siete, ahora mismo, como los bebés de todo el mundo que cubren sus necesidades básicas, tienen sapiencia intuitiva más significada que miles de millones de seres humanos que tomaron aguas transfiguradas que los hicieron desviarse de los dos principios indisolubles del ser. Ojalá que bañados por la miel del universo, no olviden las codificaciones que jamás podrán ser retiradas del espíritu.

Mucho se conspira porque se lleve otro ritmo significante. Lo importante es descubrirlo a tiempo y trazar el camino; enderezarlo e ir hacia las puertas de las emociones libres, las que están cargadas de la espontanea sabiduría.
Hay que llegar a potenciar la voz de la infancia, lejos de los ruidos del alrededor decadente. Por más cosas que sucedían en el entorno siempre estaba el color; la luz del momento que tenía una vibración pujante, genuina; armoniosa como el mismo cielo.

La oscuridad desaparece con la luz y la permanencia del amor y la paz se integra al ser en forma instantánea.

Más de siete mil millones. Despertar grande (Notitarde, 13/11/20122, Lectura Tangente).- 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Trece cualidades

Jean Shinoda Bolen (1936, EE. UU.) fue profesora de psiquiatría clínica de la Universidad de California durante muchos años. Autora de reconocidos libros, de los que algunos desprecian llamando de autoayuda y otros valoran porque piensan que les enriquece el sentido de la vida, es conocida por sus aportes al universo de la espiritualidad y el feminismo, con recetas sencillas para armonizarse con los últimos años de residencia en el planeta azul. Ella es viva experiencia de ello.

De su libro Las brujas no se quejan (2004, Kairós) puede extraerse lo que ella denomina trece cualidades que tiene la mujer después de los cincuenta y dos años, que de acuerdo a los mayas clásicos, era cuando la persona regresaba –energéticamente- al momento de su nacimiento, con la oportunidad de volver a vivir desde un prisma superior de conciencia. Por razones de espacio lo resumimos, a la vez de motivar su lectura.

1.- Las ancianas no se quejan: “… siente el dolor, puede comunicar su dolor, pero no se lamenta continuamente de sus pequeñas dolencias acaparando la atención y aburriendo a todos…”

2.- Las ancianas son atrevidas: “… es una mujer madura con entusiasmo, pasiones y alma. Cada mujer madura recurre a una fuente profunda llena de significado que se halla dentro de ella misma. ¡Y se atreve a vivir plenamente! …”

3.- Las ancianas tienen buena mano con las plantas: “… En la antigüedad, ser una anciana significaba conocer el poder curativo de las plantas y saber trasmitirlo a las generaciones mas jóvenes: eran “curanderas”, curaban con las manos y con la naturaleza…”

4.- Las ancianas confían en los presentimientos: “… la intuición, función mas elevada de nuestra mente humana, se desarrolla con la madurez y el aprendizaje de la vida misma, por ello debemos confiar plenamente en nuestros presentimientos. Hay estafadores en esta sociedad que buscan  aprovecharse de las ancianas, que aún no han desarrollado su capacidad de discriminación… confían en su voz interior en su unidad con el universo, en su gnosis…”


5.- Las ancianas meditan a su manera: “… Mucho antes que se pusieran de modas los gurús en occidente, las antiguas chamanas ya sabían encontrar el momento y lugar para meditar, orar, o cantar alabanzas. Se puede orar o meditar incluso lavando platos, limpiando la casa, esperando en el dentista: se trata de entrar en vibración Beta, cerrando los ojos y mirando hacia dentro. Las mujeres que se preocupan sin cesar no pueden meditar ni orar, en todo caso,  recitan retahílas sin sentido. Quizás el término piadosas es el que describe con mayor precisión lo que hacen las ancianas: guardar algo en el corazón y sopesarlo es una forma de meditación… A medida que envejecemos las personas que queremos y ya han muerto van en aumento y en nuestras meditaciones las abrazamos con ternura desde el fondo de nuestro ser…”


6.- Las ancianas defienden firmemente todo lo que les importa: “… Una verdadera anciana es una mujer que ha descubierto su voz que no es ya la voz inocente de una niña, sino la fiera sinceridad de la mujer madura.
La fiera compasión de una mujer anciana (las abuelas de la plaza de mayo) es producto de la protección maternal de la mamá oso…”


7.- Las ancianas deciden su camino con el corazón: “… Ser humano es amar y por lo tanto ser vulnerable al sufrimiento y la pérdida. Ser humano es una experiencia corporal y anímica única en cada persona, que debe descubrir cual es su camino para llegar a vivir sus destino desde su corazón…”


8.-  Las ancianas dicen la verdad con compasión: “… La verdad es afilada, un instrumento que puede causar dolor y heridas difíciles de curar luego. Las mujeres tienen tendencia a ocultar la verdad a aquellos que mas les importan emocionalmente, y al actuar así solo aumentan sus debilidades. Si estas sufriendo una relación abusiva, no solo permites que lo peor de la otra persona te oprima a ti, sino que además estas reforzando lo peor que hay en ella…”


9.-  Las ancianas escuchan su cuerpo: “… escucha su cuerpo interior, no solo la apariencia externa… sabe que satisfacer lo que nos da gusto al cuerpo y a la psique nos da bienestar…”


10.- Las ancianas improvisan: “… podrían definir la vida como una obra en continua improvisación… Cada etapa es como un movimiento distinto dentro de la gran obra de la vida…”


11.-  Las ancianas no imploran: “… El implorar es una dependencia emocional con otra persona porque en realidad nos sentimos inferiores y solo la mujer que se siente prisionera en su relación tiene que implorar aprobación; a menudo son mujeres que sufren o sufrieron malos tratos…”

12.-  Las ancianas se ríen juntas: “… La risa se nutre de un pozo profundo de sentimientos: es la expresión de triunfo sobre aquello que pudo convertirnos en amargadas y nos causa risa hoy día y podemos comunicarlo…”


13.-  Las ancianas saborean lo positivo de la vida: “… Saborear consiste en focalizar toda nuestra atención en una experiencia y comprenderla de verdad. Se trata de sentir gratitud por ese momento…” (Notitarde, 06/11/2011, Lectura Tangente).-