domingo, 26 de enero de 2014

Dar vida a lo creado

 El tren hacia Figueres, buscando la frontera con Francia, es cómodo y relajado. El paisaje va cambiando conforme se quedan más solas algunas pequeñas ciudades y aunque el número de estaciones se pierde en la memoria por ser muchas tiene el bonito recuerdo de haber llegado a este hermoso lugar, cuna de Salvador Felipe Jacinto Dalí i Doménech (Figueres, España, 1904-1989), el genio artista que desbordó en vida toda su pasión y no dejó de hacer exactamente lo que sintió, con irreverencia y provocación.

Hizo todo lo que pudo y mezcló cosas que a nadie se les hubiese ocurrido y aunque su obra se ha estudiado bastante aún genera esa palpitación constante como la que puede verse en la parte de las joyas del Teatro-Museo Dalí de Figueres, con el Corazón Real, expuesto en 1953, elaborado con rubíes, zafiros, esmeraldas, aguamarinas, peridotos, granates, amatistas, diamantes y perlas, incrustadas en oro macizo.

El edificio, interior y exterior, tiene que verse más que como una gran obra surrealista como el empeño de este artista por dejar desgranados todos sus sueños y obsesiones, con la ironía, el humor y la grandeza que fue capaz.

Veinticinco años se están cumpliendo de su muerte y todo lo que hizo fue a conciencia de saber que el artista final es el espectador que entendiendo o no, con mayor o menos sensibilidad, con superior o  módica  preparación, es el que finalmente vuelve a dar vida a lo creado.

El Teatro-Museo Dalí, inaugurado en 1974, fue construido sobre los restos del antiguo teatro de Figueres y contiene desde las primeras experiencias artísticas y sus creaciones surrealistas hasta las obras de los últimos años de su vida.
Autorretrato con l’Humanité (1923), Port Alguer (1924), Muchacha de Figueres (1926), El espectro del Sex-appeal (1932), Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro (1933), Autorretrato blando con bacon frito (1941), Poesía de América-Los atletas cósmicos (1943), Galarina (1944-45), La cesta de pan (1945), La nariz de Napoleón transformada en una mujer encinta que pasea su sombra melancólica entre las ruinas originales (1945), Leda atómica (1949), Galatea de las esferas (1952), La apoteosis del dólar (1965), o Aurora, mediodía, atardecer y crepúsculo (1979); así como el conjunto de joyas de inspirada belleza son piezas que nombramos por ser justamente las más exaltadas de su creatividad.

La Sala Mae West que se admira a través de un espejo después de subir una incómoda escalinata, la Sala Palacio del Viento, el Monumento a Francesc Pujols y el Cadillac lluvioso fueron diseños especialmente elaborados por Dalí para este lugar que contiene su esencia.

Al visitarlo hay tres salas muy bien diferenciadas en el recorrido si es que los visitantes no se desbordan ante tanta pasión: El Teatro-Museo, propiamente dicho, formado por el viejo teatro municipal incendiado convertido en un conjunto de espacios intrínsecamente armonizados como estancias luminosas de permanencia y creación.

El conjunto de salones, consecuencia de las progresivas ampliaciones del Teatro-Museo, donde la intervención personal de Dalí fue testimonial o inexistente. Estas salas forman parte físicamente de Torre Galatea, y en ellas se exponen obras del legado de Salvador Dalí, montajes ópticos como las estereoscopías y los anamorfismos.  

Y la sala de exposiciones Dalí·Joyas, inaugurada en 2001, donde se presentan las treinta y siete joyas de oro y piedras preciosas de la antigua colección Owen Cheatham, dos joyas realizadas posteriormente, y los veintisiete dibujos y pinturas sobre papel que Salvador Dalí realizó para diseñar las joyas.

En el centro del museo está la cripta de su tumba.

Artistas como Antoni Pitxot, Evarist Vallès, y la colección privada de Salvador Dalí con obras de El Greco, Marià Fortuny, Modest Urgell, Ernest Meissonier, Marcel Duchamp y Gerard Dou están allí, a su lado, porque así él lo quiso, lo que también es un elemento enriquecedor de esta visita.

Surrealista, incitador, excéntrico, ególatra y con un deseo irremediable por convertir todo en arte aún atrae las miradas de quienes lo reconocen como el hombre que derritió relojes y creó paisajes fantásticos con jirafas y elefantes en lugares donde jamás anteriormente fueron colocados.


Un genio para visitar alguna vez (Notitarde, 26/01/2014, Lectura Tangente).-  

domingo, 19 de enero de 2014

Phowa



La práctica del Phowa o transferencia de la conciencia al momento de la muerte, es una de las enseñanzas más profundas del Budismo Camino del Diamante, para aprender sobre el proceso de la muerte y cómo prepararse para la misma.

El Phowa no sólo es de gran beneficio al momento de la muerte, también nos provee de confianza interna en la vida diaria. Mucha gente ha reportado que el miedo a la muerte se disuelve y los miedos en la vida disminuyen. Durante el retiro, también se enseñan métodos que nos permiten ayudar a familiares y amigos al momento de la muerte.

Lama Ole es uno de los pocos lamas budistas autorizado y calificado para enseñar la práctica del Phowa. Desde 1987 ha instruido el Phowa a más de 100.000 personas en más de 150 centros de retiro alrededor del mundo. Este año es muy especial para el Budismo Camino del Diamante en Venezuela ya que se cumplen 25 años de actividad de Lama Ole y Hannah Nydahl en nuestro país, por lo que han organizado un conjunto de celebraciones que comprenden un  ciclo de conferencias dictadas por Dilia Navarro, quien es estudiante de Lama Ole y está autorizada para dar enseñanzas.

En 1969, Ole Nydahl y su esposa Hannah conocieron al XVI Karmapa Rangjung Rigpe Dorje (1924 - 1981), históricamente conocido como el primer Lama encarnado del Tíbet, convirtiéndose en sus primeros estudiantes Occidentales.

Después de completar tres años de estudios de la filosofía budista y de entrenamiento intensivo en meditación, incluyendo la transmisión para una práctica única del Budismo Camino del Diamante, llamada muerte consciente (tibetano: Phowa), el XVI Karmapa les pidió que enseñaran, establecieran centros y se aseguraran que las enseñanzas se mantuviesen vivas y atractivas para las personas inteligentes, críticas y laicas del mundo Occidental.

Desde entonces las enseñanzas del Budismo Camino del Diamante han logrado hacer su camino en Occidente. Las enseñanzas de este nivel de Budismo, se han mantenido vivas desde que fueron dadas por el Buda histórico hace más de 2450 años hasta el presente, gracias a una sucesión de maestro-estudiante quienes han sostenido esta transmisión de manera ininterrumpida.

Estas enseñanzas continúan teniendo relevancia hoy en día, al ofrecerles a personas con una cultura occidental, la posibilidad de evaluar e incorporar en sus vidas (acorde con su experiencia), el conocimiento y los métodos hábiles que les permiten tener una vida con más significado y desarrollar al máximo todo su potencial inherente.

El Linaje Karma Kagyu es uno de los cuatro linajes principales de Budismo Tibetano. Es un linaje de transmisión oral directa que, a través de la interacción con un maestro calificado, utiliza la meditación y la visión como métodos para reconocer la naturaleza de la mente.

Las enseñanzas Karma Kagyu fueron dadas por el Buda histórico Sakyamuni, y se han preservado hasta nuestros días en forma pura y auténtica mediante la transmisión directa de maestro a estudiante.

El Buda enseñó estos métodos a sus estudiantes más cercanos; luego, la transmisión continuó a través de los mahasiddhas hindúes Padmasambhava, Tilopa, Naropa, Maitripa, y los famosos yoguis tibetanos Marpa (quien introdujo la tradición Kagyu en Tíbet) y Milarepa. En el siglo XII, el monje Gampopa impartió estas enseñanzas al primer Gyalwa Karmapa, cuyas sucesivas reencarnaciones las han mantenido vibrantes y poderosas a través de los siglos.


El tema de las conferencias estará centrado en las Enseñanzas Budistas sobre Muerte y Renacimiento, en vísperas del curso de Phowa  que dictará Lama Ole desde el 26 al 30 de abril del año en curso.


Conferencias con Dilia Navarro:

Miércoles 22 de Enero - Maracay
Tema: Enseñanzas Budistas sobre Muerte y Renacimiento
Lugar: Av. Las Delicias, Sala de conferencias CEPROARAGUA
Hora: 7:00pm
Contacto: 0414 460 51 08

Viernes 24 de Enero - San Cristóbal
Tema: Enseñanzas Budistas sobre Muerte y Renacimiento
Lugar: Librería sin límite, frente a Plaza Los Mangos. Barrio Obrero
Hora: 6:00pm

Adicional a la Conferencia a dictarse en San Cristóbal, Dilia junto con Frank Correa (quien también es estudiante autorizado por Lama Ole para dar enseñanzas) ofrecerán un Retiro de fin de semana
Contacto: 0416 400 70 03


Miércoles 29 de Enero - Valencia
Tema: Enseñanzas Budistas sobre Muerte y Renacimiento
Lugar: Callejón de los artesanos, local 3, Av. Feo La Cruz, frente al jardín Botánico, detrás de hogares Crea, Naguanagua.
Hora: 6:30pm
Contacto: 0414 341 45 48

Miércoles 5 de Febrero - Caracas
Tema:  Muerte y Renacimiento
Lugar: Casa Rómulo Gallegos, CELARG. Altamira. Sala 2.
Hora: 6:30pm
Contacto: 0414 161 95 47 (Notitarde, Lectura Tangente 19/01/2014).- 


domingo, 12 de enero de 2014

El patrón subyacente



El lama Ole Nydhal es uno de los grandes maestros vivos del Camino del Diamante, una de las cuatro escuelas del budismo tibetano, que visitará Venezuela a dar el curso de Phowa a finales del mes de abril. A pesar de estar constantemente viajando por el mundo visitando los más de quinientos centros de enseñanza que ha fundado le queda tiempo para escribir y en su libro Las cosas como son se refirió en uno de sus capítulos a las emociones perturbadoras, como fuente de sabiduría.

“Los estados mentales difíciles de dominar, vistos en otras religiones o visiones del mundo como “pecaminosos” o “antisociales”, son utilizados por el Buda como un camino consciente para el desarrollo interno de sus estudiantes. Mediante una serie de métodos eficaces, que se vienen convirtiendo cada vez más en fuentes para la psicología y filosofía modernas, se transforman las emociones perturbadoras en las sabidurías que les son inherentes. Desde el nivel más alto de sus enseñanzas, el Camino del Diamante, uno aprovecha incluso el poder que subyace en ellas como combustible para la iluminación.

Aquí se muestra la inconmensurable multiplicidad de la mente. Las enseñanzas del Buda describen 84.000 estados de conciencia condicionados y velos de la mente que conducen a acciones y palabras torpes. Dichos estados aparecen mediante las diferentes combinaciones de cinco emociones perturbadoras principales: ignorancia, orgullo, apego, celos e ira. A veces se cuentan también seis emociones perturbadoras que producen los seis reinos de existencia, y en ese caso separan el apego y la avaricia.

El Buda aconseja un método de tres pasos para vencer a estos enemigos que, aunque imaginarios, son muy tenaces. Como base se desarrolla en el Camino Angosto una atención interior, de modo que uno se vuelva consciente desde la aparición misma de los estados difíciles. A partir de allí se evitan las condiciones que por experiencia ocasionan emociones perturbadoras, lo que impide los dramas. Esto nos proporciona un tiempo valioso y simplemente intercala un paseo cuando de otro modo uno hubiera perdido la visión.

Como segundo paso, uno entiende en el Gran Camino la esencia pasajera, condicionada y compuesta de toda emoción perturbadora. Cinco minutos antes no estaba ahí, y de acuerdo con la experiencia, cinco minutos más tarde habrá desaparecido de nuevo. No tendría sentido entonces seguir ahora a un sentimiento que está en constante cambio y comportarse de acuerdo con él. Mediante el conocimiento de que la vivencia de los no meditadores depende principalmente de su propio humor, uno puede ganar la libertad de crear su vida según su propio deseo. El que percibe correctamente una emoción perturbadora es como un científico que investiga y reconoce el patrón subyacente, y le retira cada vez más a esos estados su poder de convicción. También resulta muy útil comparar la propia situación vital con la de los demás. Así desaparece de inmediato toda autocompasión cuando uno se acuerda, por ejemplo, de cuántas personas viven y sufren en África. Con frecuencia pensamientos tales como: ¿Me gustaría cambiarme con él? o yo tengo que aguantarlo sólo por cinco minutos, pero él tiene que aguantarse a sí mismo todo el tiempo, pueden quitarle el aguijón a encuentros desagradables. Mediante esto puede uno, con mayor frecuencia cada vez, regalarles experiencias de retroalimentación compasivas a personas difíciles. Los budistas en general son conscientes del hecho de que los seres se comportan en forma equivocada más por ignorancia que por maldad. Puesto que con seguridad no es la primera vez que se encuentran (el “culpable” se ocasiona a sí mismo grandes daños para el futuro, mientras que su “víctima” suelta mal karma acumulado anteriormente) uno hace desde la compasión lo mejor para ambas partes y a más largo plazo.

Por lo tanto, en el Budismo se cuenta con la estupidez o confusión dentro de las emociones perturbadoras, siendo incluso la causa de todas las demás. Esto no resulta obvio de inmediato, pero si uno considera los resultados de esos velos mentales, se vuelve comprensible. Con frecuencia ocasiona uno sufrimientos indeseados a los demás, porque no pudo uno apreciar las consecuencias hasta el final. El que tantos seres humanos bien intencionados fallen en sus esfuerzos radica en su incapacidad para ver lo que realmente es. Cuando uno simplemente se relaja en el espacio, ve cómo la confusión se basó en la experiencia errónea de separación, y aparecen la inspiración y la claridad. Aún quien no entiende ni la física cuántica ni los 16 planos de vacío de todos los fenómenos que enseñó el Buda, experimenta mediante el centro ganado una transformación de la estupidez en madurez humana. De igual modo, quien no tiene tiempo o posibilidades para realizar largos estudios, no tiene por esto que renunciar a la riqueza de la vida. La mente trabaja en forma total y ágil, y con el Buda no se trata del número de libros leídos, sino simple y llanamente de la experiencia de vida” (Lectura Tangente, 12/01/2014, Notitarde).- 

http://www.budismocaminodeldiamante.org/budismo/el-gran-camino-mahayana/las-emociones-perturbadoras/

domingo, 5 de enero de 2014

Ligeros para saltar (y II)

Un apacible paseo y Arrójalo de El libro de la serenidad de Ramiro A. Calle manifiestan a través de anécdotas y comentarios lo que esa necesidad interior dicta como flama. El cambio parte desde nosotros mismos.

“La mente se encarga de complicado todo. Busca donde no puede encontrar; ansía lo que no puede obtener. Se extravía con suma facilidad en toda clase de expectativas ilusorias. Dice querer bienestar, pero provoca malestar. Siempre está corriendo, deseando, persiguiendo logros. Tiene tanta prisa, tanta urgencia, que no puede jamás disfrutar de serenidad. Aunque nada le quede pendiente, sigue experimentando prisa y urgencia, sigue acumulando confusión y neurosis. No sabe detenerse, aguardar, esperar y confiar. Tanto mira a lo lejos que no ve lo más cercano. No aprecia lo sencillo, lo simple, lo hermosamente desnudo y evidente, como el trino de un pájaro o el rumor de un arroyo o la reconfortante brisa del aire o la caricia de un ser querido. Se pierde lo mejor de cada momento porque está pendiente de lo mejor para después, atrapada en la jaula de la expectativa. Incluso presupone la verdad tan lejos que no es capaz de detectada en la vida misma estallando con su energía a cada momento, unas veces en forma de nube y otras en forma de árbol, unas veces como el canto de un ruiseñor y otras como las arrugas de un anciano.

Deja todo de lado y conéctate con el aquí y ahora. La mente atenta y relajada, perceptiva y sosegada: escucha el trino de los pájaros. Aprecia ese instante como si fuera el primero y el último. No quieras agarrado, ni retenerlo, ni pensarlo, porque entonces escapará o se convertirá en un feo y hueco concepto. Si estás atento y relajado, en ese momento puedes vivir la vida en su totalidad. No hay otra verdad que enseñar.

Un maestro decía: «Ponte en contacto con lo que es»; otro (era Buda): «Ven y mira»; otro: «Conecta, eso es todo»; otro: «En lugar de pensar en lo que es, sé»; otro: «Mira a través de las rendijas de tus pensamientos, más allá de ellos». No es la creencia lo que cuenta, sino la experiencia que transforma y libera. Las ideas no van a procuramos ni serenidad ni lucidez. A menudo confundimos el dedo que apunta a la luna con la luna misma. Incluso la idea de iluminación o vacío es una idea, una obstrucción, pues, un dique.

La idea puede terminar siendo una trampa, una emboscada, un ladrón de la serenidad. Unas personas llenan su vida de ideas; otras viven la vida. Unos consumen su existencia teorizando, discurriendo filosóficamente, pensando; otros perciben, fluyen y viven. Hay mucho que arrojar y, como sabiamente dijo Jesús, no se puede hacer remiendo a paño viejo.

Estamos saturados de modelos, esquemas, filtros. Esquemas incluso sobre la última realidad o la iluminación, que situamos muy lejos, muy distante; no somos capaces de contemplada aquí y ahora, porque sólo vemos nuestros esquemas o modelos mentales. Mencio declaraba: «La verdad está cerca y se la busca lejos».

El logro también es una idea y nos despierta mucha tensión, mucha ansiedad, mucha prisa. Pero nunca se alcanza aquello que tanto se desea. Sólo existe en la imaginación. Por eso uno se defrauda, se desalienta, se desencanta y tiene que seguir ansiando, expectante,
persiguiendo.

Así no puede haber sosiego ni equilibrio. Incluso si de verdad queremos llegar a conocemos (y el autoconocimiento es necesario para hallar el sosiego), tendremos que eliminar todas las ideas preconcebidas sobre nosotros mismos para comenzar a examinarnos como somos, y no como suponemos que somos o queremos ser o los demás nos dicen que somos. Es un buen ejercicio: empezar a sacar la basura de nosotros mismos. Que sintamos, a cada momento, que estamos drenando, limpiando, y todo adquiere otro sentido en esta finitud entre dos infinitudes que es la vida. Las dificultades siguen existiendo, los problemas y las personas aviesas. también, pero en la mente hay calma y un vacío capaz de absorber sin quebrarse. Tomamos el cosmos como la pantalla que nos soporta y así todo es más soportable. No nos hundimos tan fácilmente, porque somos más elásticos, más porosos.

Toma y arroja. Disfruta y suelta. Sufre y suelta. Vive y suelta. Ama y suelta. Cuando se arroja, todo se renueva. Uno está más ligero para saltar. No hay tantos lastres. Nada pesa tanto ni ocupa tanto espacio como las ideas, los trastos inútiles y polvorientos de la trastienda de la mente.


Dondequiera que vayamos, la mente estará con nosotros. Con quienquiera que estemos, la mente estará con nosotros. En una ocasión le preguntaron al gran sabio indio Ramana Maharshi a qué había que renunciar, y repuso: «A lo único que hay que renunciar es a la estupidez de la mente y a la idea de posesión». La gente corre hacia un guía espiritual para que libere su mente, sin darse cuenta de que sólo uno mismo puede liberada, pues uno tiene que encender la propia lámpara interior. Por minoría de edad emocional, la gente persigue líderes de todo tipo, ídolos de barro, desaprensivos y burdos farsantes o mercenarios del espíritu. Todo con tal de no asumir la propia responsabilidad del cambio interior. Dando vueltas de aquí para allá, pero arrastrando los oscurecimientos de la mente. Te vas a la India o a la isla de Pascua o al Machupicchu, pero arrastrando la misma mente, acarreando los mismos impedimentos mentales” (Lectura Tangente, 05/01/2014, Notitarde).- 

Foto: deltoroalinfinito.blogspot....