domingo, 26 de abril de 2015

Presente perfecto

Se puede mirar como a lo lejos,  pero es de (fue) cerca. Una mujer… una tipa (sin eufemismo), estaba colgada de una reja de una bodega china, de esas que abundan en cualquier centro de ciudad venezolana, para repartir, entregar o, quien sabe, sacar la mercancía que los dueños vendían aún cuando las puertas principales estaban cerradas. Había un tumulto, una aglomeración, un grupo de gente concentrado allí, mientras ella (solidaria, buena gente y amable; aunque chabacana, gritona y vulgar), entregaba los productos que iban saliendo -imagino- conforme iban pagando.
Observo y luego pregunto: ¿esas fueron las trinitarias que iniciaron la mente de Vidiadhar Surajprasad Naipau cuando las miraba desde cualquier ventana, contraste con el mar añil de la isla de Trinidad, para escribir sus libros de viaje o sus obras ficcionales merecedoras del Nobel en 2001?
Caía la tarde con esas luces rosadas, llenas del fuego del naranja, el sol contrastado en su diaria despedida, el magenta fundido, para dar inicio a esa noche que vino desde el azul intenso hacia el violeta más pálido, mezclado con la oscuridad. El paisaje de luz en retroceso cambió al observar la fila, la enorme y caliente aglomeración de gente, esperando llegar a la entrada, para ir corriendo hacia donde reúnen los productos que escaseen. Desde la mañana estaban allí esperando, alcanzando medio orinar, medio comer, medio beber, para luego irse a sus casas con la ¿victoria?,  ¿de lo obtenido?.. Y… pregunto,  ¿qué fue eso?
¿Fue esta la batalla de Gandhi cuando tejía para no desmayarse? ¿Cuando el ejercicio de la guerra que hizo contra una nación parecía la historia de una de nuestras viejas tías, orilladas en un rincón, consumiendo más agua que café; pero silenciosamente dignas? Por cierto, donde ganó la batalla de la libertad…
Los vi despedirse. Los más jóvenes lloraban desconsoladamente aunque querían ya haber llegado a su destino. Las mujeres estoicamente les confirmaban: el tiempo no existe, tampoco la distancia. Eres el hombre del que me siento orgullosa, el padre-esposo-hijo-nieto-primo-sobrino-nieto,       que siempre está en el presente      perfecto de mi corazón, al que no podrán vencer por más obstáculos que interpongan.
Nada se interpone en mi fe ni en mi alegría.
¿Fueron esos los pasos de mis ancestros siempre sacrificándose por los otros que nunca entendieron o se dejaron llevar tanto por las luces de bambalinas como por los asuntos mundanos, verdaderos desperdicios del tiempo presente?
Larga fila a pleno sol para comprar harina pan, la masa de nuestra arepa. Siempre se duda de la demanda mas no del negocio. Podemos sobrevivir sin ella. De hecho, ni siquiera ella hace falta para sobrevivir. Pero creemos lo contrario.
Arveja divina. Sardina de mi vida. Agua. Luz. Fe. ¿Cuál será la voz  que requerimos para entender? ¿La sorda? ¿La muda? ¿La ciega? ¿La de la piel?: los faraones fueron atados a ella: ¿cuentan algo diferente? ¿El táctil estremecimiento del sentir es más sabio?
La fila-cola pa’ los pollos, pa’ la carne, pa’ el pan caliente regulado de la panadería, pa’ la leche, pa’ el papel higiénico, pa’ los pañales,  pa’ el detergente, pa’ el desodorante, pa’ el champú…
Siendo un pueblo de borrachos, la verdad es que pocas colas se arman en las licorerías. Luck Point.
¿Será así cómo se obtuvieron algunos logros de la humanidad?
Después (si lo resistes y por alguna razón aún crees en él)  está el bombardeo ideológico. No se entiende así, pero lo es… Qué táctiles han resultado los hombres que más fuertes nos vendieron: los invencibles guerrilleros, los militares más bravíos… se… ¿confundieron?
 Parece que no lo saben.
La verdad es que yo quiero mirar una revolución limpia. pero parece que esta no existe en el mundo de los hombres. La observo, sin embargo, todos los días en el cielo, en sus amaneceres y atardeceres. Aquí, en tierra firme y mucho más, rodilla en tierra, imposible.
Razón poseía un maestro espiritual al que le escuché decir que mucho tenía que crecer la humanidad toda, porque apenas estábamos en el tercer Buda, Sakyamuni,  y para que las gentes del globo terráqueo alcanzaran su iluminación teníamos que conocer al Buda mil.
Es decir, mi Venezuela querida, por más extranjera que yo parezca, el camino es largo, con múltiples aprendizajes. Hay que entender y responder por lo que no necesitamos porque las entrañas saben mucho del ser y del alma.
Es preferible acompañar el hambre sin pañales. Sin colas, lástimas, oscuridad, desprecio.
Cuando veo al soldado recién uniformado que me mira con la inconsciencia de sus años sé de su transparencia, pero no de su inocencia.
Despertar a la luz después de la más codiciosa oscuridad.
No creo que Herman Melville haya mordido a Moby Dick antes de ilusionarla. No creo que García Márquez haya ronroneado el rabo de un cochino sin sufrir el rigor, o la penitencia, de la concentración.
Por eso creo, que Fuente Ovejuna es capaz de traicionar porque hasta ahora no existe educación posible que lo haga pensar de otra forma (Notitarde, 26/04/2105, Lectura Tangente).- 
http://www.notitarde.com/Lectura-Tangente/Presente-perfecto/2015/04/25/508182/

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