miércoles, 31 de mayo de 2017

Arco Madrid 2017: revitalización

 
Apenas unos días antes de florecer los almendros por toda Madrid anunciando la proximidad de la primavera, cerraba Arco 2017 en su 36aedición, llena de entusiasmo, si bien los más escépticos solo se animaran a decir que el negocio del arte empezaba a mostrar signos de recuperación, tras un par de años de holgura reservada.
 
Lo cierto es, que si bien los dos pabellones de Ifema no mostraban el esplendor de otros años cuando eran cuatro los que reunían lo mejor del arte contemporáneo mundial, el despliegue por toda la capital española en galerías, museos y espacios alternativos (antes y después de la cita artística) fue capaz de nutrir la apuesta genuina de los artistas que hacen olvidar miserias y recordar contrastes de la humanidad.
 
Arco 2017 ha conseguido superar la cifra de 100.000 visitantes y ha contado con un presupuesto de 4,5 millones de euros, números ciertamente similares a la edición anterior.
 
Para el presidente del Comité Ejecutivo de Ifema, Clemente González Soler, la edición constituyó la consolidación de la proyección latinoamericana de la feria.
 
 
La vocación latinoamericana de Feria Internacional de Arte Contemporáneo ha constituido uno de los ejes vertebradores de la feria a lo largo de sus 36 años de trayectoria. Por ello, el que Argentina sea el país invitado de honor en esta edición tiene un significado especial… la constatación del creciente peso que tiene Arco en Iberoamérica”.

 
 
Todo ello quedó plasmado con la participación de 43 galerías de nueve naciones latinoamericanas (del total de 200) de 28 países, que impregnaron de vibraciones creativas los espacios concurridos a todas horas de la exposición.
 
Recuperar presencias


 
 

La edición de este año ha perseguido -con su director Carlos Urroz- recuperar la presencia de importantes galerías internacionales, como es el caso de la británica Lisson, que ha presentado obra de dos de los artistas más mediáticos del panorama mundial, Ai Weiwei y Anish Kappor, así como la galería de Zúrich Hauser & Wirth, con obras de Louise Bourgeois y Jenny Holzer. Cabría destacar además las propuestas de otra galería de reconocido prestigio, Denise René, donde merecería señalar los trabajos de Víctor Vasarely y Yaacov Agam.
 
Como en todas las exhibiciones hubo asombros y menudencias. ¿Cómo no maravillarse ante las piezas de Joan Ponç y Alexander Calder, presentadas por la galería Mayoral, logrando diálogo único y conexión extraordinaria entre estos dos artistas con el puente generacional que les tendió Miró?
 
Afirmar que The Red Base (1969), de Calder, fue vendida por 2.5 millones de euros es aumentar (y resquebrajar) el gozo que produjo esta obra en la mayoría de los espectadores, seducidos por la simple movilidad de los colores y las formas que fue capaz de sintetizar este maestro norteamericano.
 
El Triunfo de Nautilus, de Salvador Dalí, fue exhibido por la galería Leandro Navarro en un esfuerzo por darle a este encuentro fuerza a la pintura.
 
Cinetismo venezolano
 

Cómo no sentir emociones al ver a los maestros del cinetismo venezolano, Jesús Soto, Carlos Cruz-Diez y Francisco Salazar tan bien representados en las galerías participantes como Denise René, Cayón, DAN Galería, León Tovar Gallery, Guillermo de Osma y Raquel Arnaud.
 
Una de las obras de Jesús Soto, con un precio de 700 mil € y vendida con orgullo antes del cierre de la feria por la galería Denise René, se sintió como una recompensa, nacida hace sesenta y dos años cuando esta galerista brindó su apoyo incondicional al artista en París.
 
Obras destacadas


 

 Otro de los aspectos que ha conferido a esta nueva puesta en escena de Arco un carácter especial ha sido la recuperación de obras de gran formato, quizá más propias para espacios museísticos. Entre ellas quisiéramos subrayar la pulcritud y el carácter sugestivo de la obra de Julio Le Parc así como la presencia y la atracción visual que suscita la futurista escultura de Bernardí Roig, puesto en valor por la galería madrileña Max Estrella.
 
Como prestidigitador de emociones, Julio Le Parc acaparó la atención de todos los visitantes de Arco con su Sphère Blanche, realizada con placas acrílicas blancas suspendidas por hilos de acero y aluminio. El artista estuvo representado por diversas galerías: Del Infinito Arte, Fernández-Braso, María Calcaterra y Nara Roesler.
 
Otra obra, también presentada por la Max Estrella, Paisaje Móvil (de Eugenio Ampudia) provoca la reflexión sobre la desterritorialización, una de las consecuencias más graves de los cambios sufridos por la crisis actual, y alude a la necesidad de recuperar las identidades y valores locales.


 
 
A la galería Elvira González se le debe el honor de haber conseguido atrapar todas las miradas con la obra Global Cooling Lamp de Olafur Eliasson, una circunferencia de 140 centímetros de diámetro con 35 bombillas halógenas verdes dentro de un “marco geodésico hemisférico” que permite ver su estructura interna. Una instauración hipnótica.
 
Y, sin duda, muy necesaria la crítica que suscita el trabajo de Eugenio Merino en ADN, Home Security. A través de una alfombra agujerada que simula una reja ha conseguido abordar de forma convincente el problema de los refugiados.

 
 Lo innovador vino de la mano, entre muchos, de Thomas Broomé con su Low_res_Passion, elaborada con metracrilato en impresión 3D, que unió arte y tecnología para el estand de la galería Bendana/Pinel Art Contemporain, así como los rectángulos cambiantes de David Batchelor de la Galeria Leme y los Runners en movimiento de Julian Opie en Lisson.
 
Distractor 3 del peruano José Carlos Martinat, escultura concebida con leds y ventiladores, puntea con el dedo desde su centro a la sociedad superflua que inevitablemente la hiere, puesta en escena por Revólver Galería.
 
Escuela de Cálculo
 
De gran valor también ha sido la propuesta de la galería José de la Mano, dedicada a los históricos de la Escuela de Cálculo, a través de una selección de piezas de 4 artistas que formaron parte de este movimiento.
 
Adquisiciones
 
En cuanto a la adquisición de obras, la Fundación Arco ha comprado los trabajos de 7 artistas por valor de 146.000 euros, que se alojarán en el Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad (CA2M) de Madrid.
 
Por su parte, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía ha adquirido un total de 18 obras de 12 artistas, por una suma de 389.200 euros. Entre ellas cabe destacar la obra de carácter histórico perteneciente a la Escuela de Altamira de los artistas Eloy Laguardia y Mathias Goeritz.
 
Argentina: país invitado
 
Se puede decir que el mercado del arte en Argentina, aunque se ha reactivado en los últimos años, tiene por delante aún mucho que hacer. Gran parte de la creciente repercusión fuera de las fronteras patrias es debida a Eduardo Constantini, coleccionista y fundador del MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires). Su trascendente labor ha sido reconocida este año por la Fundación Arco con el premio A al Coleccionismo por difundir el Arte Latinoamericano.
 
No se hace el mismo diagnóstico con respecto al arte, que goza de vitalidad, y por ello ha sido una oportunidad conocer algunas de las propuestas presentes en la feria. Haciendo justicia a la calidad artística debemos destacar la obra de Alberto Greco, autor destacadísimo del arte conceptual, Eduardo Stupía, referente del dibujo en Argentina, y Pablo Accinelli, quien establece a través de sus trabajos una relación sugerente entre el objeto y la herramienta.
 
Queda mucho por decir sobre Arco 2017. El arte con su variedad siempre es efervescente apertura. Una feria de arte no puede sintetizarse por las matemáticas de los negocios. Las emociones galoparon por los hacedores y por los espectadores con mucho mayor ahínco. Las novedades se fusionaron con lo convencional, por igual. Una revitalización necesaria. Y como siempre, el ser humano reconoce la calidad en el tiempo y el espacio que le toca protagonizar (Marisol Pradas / Javier Romero, trabajo publicado en edición aniversaria de Revista Artefacto).-