sábado, 3 de febrero de 2007

Rigoberto Lanz: Ojalá tuviéramos una Venezuela light, sin fundamentalismos


Visualizo una Venezuela conflictuada, tensa, con muchas contradicciones, e inclusive muchas inconsistencias, de plano a plano, de ámbito a ámbito, pero eso no es lo que me quita el sueño. Más bien que los grandes horizontes no sean desdibujados por erráticas que quieran construir dogmáticamente una idea de país. Un país no se puede construir con dogmas. Preferiría apostar a la radical experiencia de la libertad para llegar a la conclusión de que seamos ineficientes.


Rigoberto Lanz, doctor en Ciencias Sociales, magíster en Filosofía de las Ciencias, profesor titular de la UCV, asesor de la Misión Ciencia, fundador y actual director del Centro de Investigaciones Post-Doctorales y vice-presidente del Observatorio Internacional de Reformas Universitarias, estuvo hace dos semanas en Valencia en una charla con estudiantes y profesores del Instituto Universitario de Tecnología Valencia como parte de las actividades conmemorativas de su 30 aniversario.


De su muy precisa agenda dedicó un tiempo para la entrevista en que solo se le hicieron cuatro preguntas que obtuvieron generosa respuesta de su parte, continuo productor de artículos y libros, dedicado como investigador postmoderno a animar ideas; donde no es trascendente el numero de textos editados porque no son importantes el autor ni la obra. Lo vital es el espacio de movimiento y discusión que brindan.


¿Por qué la universidad venezolana ha llegado a ser ese espacio del conocimiento con tan pocos resultados en materia de investigación por apenas nombrar uno de sus fracasos?
Hay una razón de fondo que ni siquiera es venezolana o latinoamericana, que es mundial, y que podría resumir la expresión de quienes animamos el Observatorio Internacional de Reformas Universitarias y en palabras del propio Edgar Morin y es que la "universidad se agotó". La universidad tal como la conocimos en tres siglos de modernidad es un espacio agotado, moribundo; es un espacio que no da más de allí. Es la misma universidad desde hace mil años. Es mucho decir. La universidad como institución es muy dura para cambiar, se endurece, se cristaliza. Nos parece que la universidad moderna, esa que de una forma suplantó a la universidad medieval, tiene 3 siglos dando sus frutos y nos da la impresión que como modelo, como sustancia y como manera de encarar el tema del conocimiento, es muy difícil pedirle más. Esa es una razón de fondo que no es pretexto para justificar barbaridades específicamente que en estas universidades realmente existen. Pero eso vale para Estados Unidos, Japón. Da la sensación de que universidad del mundo no está respondiendo al siglo XXI o a la cultura posmoderna. Pero insisto eso no es un pretexto para justificar mediocridades, robos y deficiencias.


La sensación que existe en muchas partes es que la escuela como espacio típico de formación sufre problemas de fondo que no es solamente en cuanto a dotación, formación de los maestros o consumo de drogas. Pareciera que el espacio escolar mismo puede ser reforzado.


En Venezuela, en la región y en el mundo, la universidad tiene un macro problema que la atañe que es su propio agotamiento histórico. Ahora bien, hay diferencias muy notables aún estando todas en gris. Porque muchas de ellas no cumplen ni siquiera con la expectativa moderna de ser eficientes, de estar acorde con la realidad; investigar, producir. Allí hay que buscar otro tipo de explicación adicional a ese gran problema de fondo que es el agotamiento del modelo universitario en general.


RADICAL ILEGITIMIDAD
En la región sufrimos de varias enfermedades. Te lo digo con propiedad porque lo investigamos específicamente en el Observatorio Internacional de Reformas Universitarias. Hemos hecho una exhaustiva investigación.


Una de esas enfermedades es la patética desconexión del mundo académico con la realidad, con los países, con los pueblos, con sus problemas que tiene su expresión más puntual con ese otro dramático problema de la impertinencia de la universidad ante la sociedad. Sabes que arrastramos varias décadas en la región donde la universidad apenas atiende el 25 por ciento de la población. Tenemos varias décadas con el 75 por ciento fuera del sistema. Una inequidad brutal y con ello hemos convivido como si eso no existiera, como si fuera algo extrauniversitario o de políticas publicas y a mí me parece que ese es un problema interno de la universidad, que le ha generado una radical ilegitimidad a esa universidad respecto a los países.


La universidades han sido refractarias ellas mismas ya no al tema de cambiarse, de no estar en sintonía con sus asuntos y es grave que el mundo académico no vibre con los grandes temas de la humanidad.


Una de sus deficiencias mas notable es que fueron derivando de grandes centros del pensamiento a la de formación de profesionales desdibujando su naturaleza y convirtiéndolas casi solamente en centro de formación profesional. Y ni siquiera alli responden a adecuadamente.


NO PRODUCE LO QUE ENSEÑA
Yo lo decía ya hace dos décadas: La Universidad no produce el conocimiento que enseña por lo tanto se vale del recurso de ser un centro de transferencia del conocimiento. Eso valió hasta hace varias décadas. Hoy la transferencia de conocimiento es más barata, más rápida y más amable.


¿Las universidades irán desapareciendo?
Irán desapareciendo porque no pueden retener el monopolio de la formación profesional. Porque las competencias se miden por la calidad del desempeño de la agente. No pueden pretender sobrevivir ni por la retención del monopolio de la formación profesional ni por el monopolio de la producción del conocimiento.


¿En el caso particular de Venezuela, la creación de tantas universidades, el crecimiento que ha tenido la Unefa y el apoyo a las misiones, se justifican?
El esfuerzo mayor de los últimos años está orientado a corregir el tema de la equidad, el tener acceso, el tema de la cobertura. Eso tiene que ver con la ampliación de matriculas, la creación de universidades y las misiones. El sistema intermedio de colegios y tecnológicos en los últimos años duplicó sus matriculas. Mientras que el sistema tradicional disminuyó la matricula. Es obvio que eso trajo consecuencias: Es probable que la calidad esté afectada. Es probable que las condiciones ambientales estén deterioradas. Eso un poco pasó con la Unefa que cuadriplicó su matricula. De ello se puede deducir que hubo o muchos recursos para atender a esa población o muchas dificultades para atender adecuadamente ese volumen.


Pero podemos decir que la Bolivariana, la Unefa, las misiones y las 50 universidades nuevas que están en camino tienen que ver con el tema de la equidad. Es decir, exclusión 0. Logrado eso que es un milagro, entramos en el verdadero asunto: Qué educación, qué universidad y para qué país.


EDUCACION VIRTUAL
Hay preguntas dramáticas que tienen que ser respondidas en cuanto a la calidad y el otro modelo universitario. Allí entramos en un tema muy álgido que promuevo intensamente desde el Observatorio que es la educación virtual. La universidad que viene tiene que ser virtual. No como una cosa marginada para atender a los que no pueden estudiar sino como una forma seria encarada por las grandes plataformas tecnológicas. El mundo de hoy en día no tiene capacidad física para poder atender 6 mil millones de estudiantes.


Creo que en Venezuela podemos, en pequeño, seguir avanzando, combinando apropiadamente plataformas crecientes de educación virtual con educación presencial. Por ello el énfasis de la equidad acompañado de la calidad y otro formato de profesiones, y los modelos de gestión de la educación superior.


Lo virtual es una de las patas de la mesa y las otras restantes tienen que ver con el tipo de enseñanza para qué tipo de país y para qué tipo de mercado ocupacional.


La palabra revolución es muy profunda y se siente disparidad de fondo y la forma. Usted se siente muy entusiasmado con la Misión Ciencia. Petkoff dice que viviremos un socialismo light, ¿Cómo observa al país en este momento?
A propósito y a pie de página: Si tuviéramos una revolución light no sería ni mala idea. Yo preferiría un socialismo light a un socialismo con contenido que alguien se le ocurra imponer. Ojalá tuviéramos una Venezuela light, sin dogmatismos; sin fundamentalismos, donde cada quien hace lo que le da la gana; no estaría ni mal.


Cuando hablamos de revoluciones culturales, en el campo de la comunicación, de la ciencia y la tecnología, estamos hablando de procesos lentos. Como soy un optimista a ultranza entiendo que cambiar las estructuras mentales de una sociedad puede llevar su tiempo. Eso no es un consuelo para justificar que aquí no está pasando nada porque una generación completa no logra ver esas transformaciones. Pero si no logramos cambiar el modo como las personas se relacionan con las cosas, su entorno, la gente, su dietética; con su cuerpo, la revolución suena a palabra hueca. ¿Cómo se logra eso? ¿Con un régimen de instrucciones que van moldeando y creando a ese revolucionario? Eso no es así.


Yo preferiría apostar a la duda, a lo desconocido; al experimento, a la audacia del pensamiento y de la acción, sabiendo que así se va haciendo el camino (Notitarde, 03/01/2007, Confabulario).-

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