lunes, 12 de marzo de 2007

"María Lionza, aliento de Orquídeas" será presentada en circuito de cine comercial


El filme documental "María Lionza, aliento de Orquídeas", del realizador venezolano John Petrizzelli, será presentada en el mes de abril dentro del circuito del cine comercial en toda Venezuela.


El trabajo, preestrenado el 12 de octubre del 2006 en el Teatro Teresa Carreño, como parte de las celebraciones del día de La Reina, logró un lleno total de la Sala José Félix Ribas y por parte del público asistente obtuvo buenos comentarios de acuerdo a las reseñas de los medios de comunicación posteriores a esa fecha.


En el II Festival del Cine Venezolano de Mérida logró la cinta premios a mejor sonido y mejor fotografía en un documental.


Ahondar un poco en las raíces humanas del culto fue la razón de esta idea de Petrizzelli quien junto a su equipo se adentraron en la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy, para investigar acerca de los sentimientos y la espiritualidad de los creyentes.

En una entrevista publicada por la agencia ABN Petrizzelli dijo "es deplorable que el culto a María Lionza haya sido satanizado a lo largo de mucho tiempo, a pesar de que el ordenamiento jurídico de la República consagra la libertad de culto?". Al público internacional, el cineasta pretende mostrar que María Lionza es el único culto verdaderamente autóctono que hay en Venezuela.


ÆAsí que esta película, más que un documento antropológico, es un documento emocionalØ para intentar acallar las voces de quienes a lo largo del tiempo han considerado ignorantes a los seguidores y espiritistas de la Diosa de Sorte.


"María Lionza, aliento de orquídeas" fue realizada con fondos del CNAC, y del Festival de Cine de Amsterdam, y tuvo un costo aproximado de 100 millones de bolívares.


A continuación publicamos el resultado de una investigación realizada por la astróloga Jade Amatista sobre María Lionza, dueña y soberana de todas estas tierras: "La montaña de Sorte, ubicada cerca de Chivacoa, en el estado Yaracuy, es uno de los lugares más visitados por los peregrinos durante la Semana Santa. Los devotos acuden allí con el fin de hacerle peticiones a María Lionza, las cuales pueden ir desde la cura de enfermedades y la solución de problemas de amor, hasta la obtención de riqueza o poder.


Los creyentes eligen un rincón en el bosque o un recodo en el río para construir un altar desde donde invocarla. Usualmente lo decoran con fotografías, figuras y estatuillas, vasos con ron o aguardiente, tabacos, cigarrillos en cruz, flores y frutos.


María Lionza, considerada en el mundo del espiritismo la reina de las cuarenta legiones, formadas por diez mil espíritus cada una, es quien preside el altar. Junto a ella se coloca a Guaicaipuro, cacique que luchó valientemente contra los conquistadores españoles en el valle de Caracas y líder de la Corte Indígena; y a Negro Primero, el único negro con rango de oficial en el ejército de Bolívar, quien dirige la Corte Negra.


Se le suele representar como una bella señora vestida con un manto azul, plumas de colores y joyas, sentada sobre grandes boas o dantas y acompañada de pumas, jaguares o chivos. La leyenda señala que María Lionza manifiesta su presencia a través de una mariposa azul.


El culto a María Lionza se remonta al siglo XV, antes de la llegada de los españoles a Venezuela. Para ese entonces, los indígenas que habitaban el territorio que actualmente conforma el estado Yaracuy, veneraban a Yara, diosa de la naturaleza y del amor. La tradición popular la describe como una hermosa mujer de ojos verdes, pestañas largas, amplias caderas y cabello liso adornado por tres flores abiertas. Se dice que olía a orquídeas y era de sonrisa dulce y voz suave. Cuentan que tenía la capacidad de comunicarse con los animales.


Según la leyenda, Yara era una princesa indígena, que fue raptada por una enorme anaconda que se enamoró de ella. Cuando los espíritus de la montaña se enteraron de lo sucedido, decidieron castigar a la serpiente haciendo que se hinchara hasta que reventara y muriera. Luego nombraron a Yara dueña de las lagunas, ríos y cascadas, madre protectora de la naturaleza y reina del amor.


De hecho, hay quienes afirman que el vocablo Yaracuy significa "lugar de Yara".


La leyenda de Yara sobrevivió a la conquista española, sufriendo algunas modificaciones. Así fue como tomó el nombre católico de Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera de Nivar; denominación que con el paso del tiempo se convertiría en María de la Onza o María Lionza.


En 1953, por mandato del general Marcos Pérez Jiménez, se erigió en la autopista Francisco Fajardo, cerca de la entrada de la Universidad Central de Venezuela, una estatua de María Lionza montada sobre una danta, obra del escultor Alejandro Colina. María Lionza fue una doncella Nívar, hija encantada de un poderoso cacique de Nirgua. El Chamán de la aldea había predicho que cuando naciera una niña de ojos extraños, ojos color verde agua, había que sacrificarla y ofrendarla al Dueño de Agua, al Gran Anaconda por que si no vendría la ruina perpetua y la extinción de los Nívar.


Pero su padre fue incapaz de hacerlo. Y escondió a la niña en una cueva de la montaña, con 22 guerreros que la vigilaban e impedían su salida. Ella tenia prohibido verse en los espejos de agua. Pero un día una fuerza misteriosa adormeció a los guardianes y la bella joven salió de la cueva y camino hasta el lago, descubriendo su propio reflejo en el agua. Ella estaba encantada con su visión. Así despertó al Dueño de Agua al Gran Anaconda, quien emergió de las profundidades, enamorándose de ella y atrayéndola hacia si. En el lago María Lionza y la poderosa serpiente celebraron una comunión espiritual y mística. cuando su padre descubrió la unión, intento separarlos. Entonces la Anaconda creció se hizo enorme y estallo provocando una gran inundación que arrasó con la aldea y su gente. Desde ese día María Lionza se volvió la Diosa protectora de las Aguas Dulces" (Notitarde, 11/03/2007, Letra Inversa).-

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