jueves, 17 de mayo de 2007

La gente tiene miedo de escucharse a sí misma


El próximo jueves 17 en el Ateneo de Maracay, la Orquesta Nacional de Guitarras de Venezuela brindará un concierto para celebrar los 40 años del Conservatorio de Música del estado Aragua. Allí, Jonathan Bolívar Velazco, solista de dicho grupo, actuará en primer lugar, luego otros dos compañeros, para finalmente interpretar los tres una obra y culminar con toda la agrupación el momento conmemorativo con la dimensión de las cuerdas de estos talentosos jóvenes venezolanos.
Hijo de músicos, sus padres de adolescentes pertenecieron a la agrupación rockera "Osiris", grabaron dos discos en los 70', y se demostró a sí mismo que quería mucho a su primera guitarra cuando a ella le quedó una cicatriz en el lomo porque de tanto practicar se quedó dormido y se le cayó: "Así como los esposos yo puedo decir que ya dormí con ella".

¿Cómo fueron tus comienzos y afinidad con la guitarra?
En mi casa siempre hubo una guitarra. Estaba colgada en una pared. Yo la veía, mi papá cantaba en las reuniones y eso es importante porque de alguna manera mis genes musicales terminaron de despertar. Mi mamá también canta y toca el cuatro y uno ve eso como normal. Yo agarraba la guitarra como explorando cuando era pequeño pero a los 14 años mi hermano me enseñó a tocar dos piezas, "Yesterday" de The Beatles y la melodía de la canción "Palabra de Honor" que cantaba Luis Miguel cuando era pequeño. Me dio los acordes y en una noche me los aprendí, De esta forma me emocioné mucho con la guitarra porque no sabía que podía tocar. El mismo contacto con la guitarra me fue diciendo que yo era bueno.
Después empecé a conocer gente que tocaba guitarra, con los amigos, tocaba música popular, antes de empezar a estudiar en el Conservatorio, estuve como dos años autodidacta, sin leer partituras y sin saber que eso podía hacerse. Poco a poco uno se va pasando información y enamorándose de la música. Yo me creí que esto era en serio mucho después de entrar en el Conservatorio. Cuando ya estaba dando conciertos es que supe que el asunto no era un juego.

¿Cuán importante es la música para ti?
Una vez que uno se adentra en la música podríamos comparar su importancia como cuando uno se enamora de otra persona. Como el amor de un hijo hacia una madre, que aunque ésta muera, el amor se mantiene. La música siempre está ahí y vive en el corazón de uno. De la misma manera que uno conoce a una persona, madre, amigo, hermano, y va sintiendo gran cariño con el paso de los años, igual pasa con la música. Al principio es por intuición pero después que uno comienza a estudiar, conocer sus formas, ritmos, melodías, uno se enamora de ella plenamente y es casi imposible arrancarla del corazón. Mi primer y último pensamiento del día es la música.

¿Practicas todos los días?
Preferiblemente. Estudio mucho más cuando tengo un concierto por delante. Allí me encierro, me aíslo del mundo y si es posible dejo suplentes que me sustituyan para dar clases. Así me encierro horas y horas en el instrumento.

¿Cuántas horas diarias supone tu entrenamiento?
Todo lo que se pueda. Porque siempre hay que sacarle al instrumento. A veces pueden ser ocho horas diarias pero si pueden ser más, mejor, hasta que el cuerpo aguante. De esta forma se observa cómo se mejoran muchos aspectos y cada vez más sigues mejorando. Es una continua búsqueda.

¿Por qué para ti es importante el silencio?
En general, la vida urbana, como la conocemos quienes vivimos en la ciudad, no estamos acostumbrados a escucharnos. Mucha gente que está sola en su casa tiene el televisor encendido, coloca música, bajita o a todo volumen. Es un miedo a escucharse a uno mismo. Porque no es solamente ideas, pensamientos y palabras que vienen a la mente. También son imágenes, recuerdos y sensaciones que buscan sincerarse con uno mismo. Sincerarse es muy importante para todo artista, porque cuando uno está tocando la guitarra, uno trata de hacer suya la obra de equis compositor. Si uno no se conoce no puede demostrar eso. Por eso es que es muy importante el silencio al igual que cuando uno va a componer.

¿Te sientes satisfecho de tus composiciones? ¿Cuántas has escrito hasta ahora?
No las he contabilizado, pero puedo decir que de tres o cuatro de ellas, estoy bien satisfecho. El resto es ensayo. Todavía estoy explorando. Danza y Cantabile y los valses 1 y 2 me encantan. No les he colocado título porque muchas personas al colocar nombres se inspira en elementos extramusicales, como un poema, un libro o una pintura; pero cada vez que me he puesto a componer lo he hecho por hacer música.

¿Con qué compositor te sientes identificado? ¿Con cuál melodía te sientes pleno?
Es difícil de decir. Porque de la misma manera que uno no siempre está feliz o siempre está triste, es el mismo contacto que se tiene con el instrumento. Hay momentos que uno está eufórico y provoca tocar un movimiento rápido de Bach y hay un sentimiento de satisfacción al hacerlo. Si es que uno quiere ser consecuente con el ánimo propio. A lo mejor uno está muy animado y se podría tocar La Comparsa, de Ernesto Lecuona. Es muy difícil de contestar esas preguntas porque en general es la música en sí. Admiro la música bien trabajada. Creo que no hay música mala sino mal trabajada.

¿Soportas el reggaeton?
Toda música tiene su momento. Si tocáramos un reggaeton para celebrar los 40 años del Conservatorio de Música del estado Aragua estaríamos fuera de foco, y si en una fiesta pongo el disco de la Orquesta Nacional de Guitarras hasta a mí me disgustaría a pesar de que es mi música y la adoro. No es la música que prefiero ni la que compraría pero es necesaria.


El premio Nobel de Literatura 1992, Derek Walcott, quien se encuentra en Venezuela, la historia del Caribe la resume entre la tristeza del pasado y el asombro de la belleza en la diversidad: ¿Ello también ha enriquecido la música venezolana?
De la misma manera que en Venezuela tenemos la diversidad de las razas de esta misma forma ellas han enriquecido la música. Los negros esclavos nos trajeron sus tambores que todavía se mantienen en las costas, los conquistadores trajeron la guitarrilla renacentista que posteriormente en Europa se convirtió en la guitarra que he estudiado yo y en Venezuela se fue transformando en el cuatro. Toda la diversidad que hay es importante. Si encendemos la radio escuchamos puras fusiones, desde una cantaora flamenca, un reggae, o un joropo venezolano; eso me parece fabuloso. Esa búsqueda me parece interesante. Eso ofrece mayor inspiración para hacer obras y se amplía el repertorio.

¿Qué debe hacerse para que la cultura en Venezuela sea una verdadera fuerza?
Primero que nada todo es la educación. Es algo así tan sencillo como eso. Yo a los 14 años no había escuchado una sinfonía de Beethoven. Me pareció injusto que en la escuela no me hubiesen abierto el camino para escuchar ese tipo de música. Quizás porque algunas personas aún están cerradas a creer que eso lo escucha nada más quien sepa, sabemos que eso es falso, porque los grandes compositores siempre han hecho música para el pueblo. Por más contemporáneos o académicos que parezcan es música para su pueblo. La música está hecha para gente que sienta y quien no sienta no es humano.

¿Todos los profesores de música son buenos?
Hay algunos profesores que no aman la música como para enseñarla y no la conocen tanto como deberían. Si un profesor no ha escuchado a Beethoven o a Bach no puede transmitirlo tampoco. Es una cadena.

¿La guitarra, el mejor instrumento de todos?
Es el que he aprendido a amar. La guitarra es madera. Quien le da vida es quien la toca. Lo que más me gusta de la guitarra es la variedad de timbres que puedo sacar. A diferencia de un piano, que mantiene un mismo color. Como lo dijo el compositor romántico francés Héctor Berlioz: "La guitarra es una orquesta pequeña".

¿Qué sueños tienes?
Poder hacer música. Que la gente escuche y aprecie lo que uno hace. Poder dar conciertos y que se escuche la obra de uno. Todo ello para compartir lo que somos. Al crear obras y que otros los disfruten uno se siente realizado. Si alguien en un futuro me escucha, de tener posibilidades de grabar, y siente felicidad en ello, podré sentir que hice algo en este mundo.

Johathan Bolívar Velazco tiene 24 cuatro años y se graduó con honores en junio del año 2006 en el Conservatorio de Música del estado Aragua como ejecutante de guitarra. Los maestros Rómulo Lazarde, Martín Vielma Flórez, José Verdú, Lourdes H. Nieves, Jorge Pérez, Pablo Gámez, Esteban Ojeda y César Maldonado le entregaron en ese entonces un diploma "por su brillante y excepcional desempeño técnico y artístico" en la presentación del examen de grado, reconocimiento que por primera vez se otorgó en los 40 años que tiene la institución formando a los músicos académicos de Venezuela.
A pesar de su corta edad da clases en el Centro Guitarrístico de Aragua, creado por el maestro Efraín Silva, ha compuesto alrededor de diez piezas para guitarra y se ha presentado en los mejores escenarios de Venezuela con la Orquesta Nacional de Guitarras de Venezuela, como solista y músico de cámara: la sala José Félix Rivas del Teatro Teresa Carreño, Museo del Teclado, la Casa Rómulo Gallegos (Celarg), la Universidad Central de Venezuela, la Casa de la Cultura de Maracay, el auditorio del Centro Cultural Eladio Alemán Sucre, teatro La Opera y la Casa de la Cultura de Maracay.
En el 2003 grabó la obra "Preludio y Fuga" (Luis Ochoa) en el estudio de Mario Brazzarola en Caracas, pieza incluida dentro de la programación radial que presenta el musicólogo argentino Daniel Cozzi, en Rosario, Argentina. En el 2004 interpretó la obra "Introducción y Mambo Caprichoso" (Luis Ochoa) para cuatro guitarras y orquesta, junto a los guitarristas Esteban Ojeda, César Maldonado y Javier Triana, acompañados de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, bajo la batuta del maestro Felipe Izcaray.
En marzo de este mismo año brindó un recital de guitarra en el Museo de Arte Colonial (Quinta Anauco) de Caracas, el Concierto Nro. 1252, con temas de Giuliani, Ponce, Albéniz, Brouwer, Barrios Mangoré, Serrano, Lecuona y Danza y Cantabile de su propia creación. También ejecutó el estreno mundial de "Pentrópico II" para guitarra y cuarteto de cuerdas de su maestro, Luis Ochoa (Notitarde, 12/05/2007, Confabulario).-

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