sábado, 21 de febrero de 2009

Anna Fioravanti, artista plástica: Poema y obra viven al mismo tiempo


El juego de las luces y las sombras. La complejidad de una obra de arte que siempre luce sencilla cuando más magistral es. El entusiasmo. La sensibilidad. El amor por los colores, por la fuerza de transmitir espiritualidades en el lienzo. Todo ello es parte de la vida de la artista plástico Anna Fioravannti, una mujer que se dice tímida que defiende con una pasión inusitada su trabajo, su sangre y expresión del mundo interior hacia el universo.


¿Cómo fueron sus comienzos en el camino del arte?
Comencé con la pintura porque mi padre pintaba. Estoy en Venezuela desde que tengo un año de edad, es decir, toda la vida. Mi papá era un contador publico y en la avenida Montes de Oca tenía su oficina. Amaba tanto la pintura que puso una pequeña escuela de arte gratuita para que sus empleados y yo, inclusive, aprendiéramos. Ahí comencé a conectarme con todo lo que es la pintura y pinté durante muchos años. Ese mundo me absorbía. Eso fue alrededor de los años 70'.


¿Es cierto que cocinaba rodeada de pinceles?
Ya casada, en un apartamento que teníamos, muy pequeño, con mi niño de corta edad no podía parar y amaba tanto ese proceso creativo que inclusive con pintura al óleo, que es fuerte y contaminante, trabajaba hasta en la cocina. Tenía que tener mucho cuidado con las ollas y los implementos para comer pero no podía detener el impulso de mi mundo interior. Para no envenenar a mi familia guardaba todo en el cuarto de servicio.


¿Era como un deseo indetenible?
Lo disfrutaba mucho. Crié a mi hijo, trabajaba con mi esposo y todo eso lo alternaba con la pintura. Me di cuenta que aunque trataba de hacerlo a la altura de los grandes maestros había algo que no cuadraba . Cuando iba a los salones de pintura me daba cuenta que allí había un lenguaje diferente al que yo estaba hablando y yo me interesaba por eso. Entonces llegó un momento que lo detuve. En 1980 hice un cuadro y dije "basta", "tengo que e buscar más".


Pero sucede que a veces lo que uno quiere no es lo que la vida te permite hacer.


¿Cuándo vuelve a retomar el camino del arte?
Luego volví a retomar la pintura en los años 90'. Hacía cuerpos, rostros, flores. Pero no buscaba imitar el jarrón. A mi los pétalos siempre me han parecido personajes. Sentía que si estaba triste las flores se marchitaban, si estaba alegre no sucedía eso. Mis amapolas eran besos. Mis girasoles eran mujeres de cuello largo buscando algo más allá.


¿Cuando comienza estudiar formalmente las artes plásticas?
Recorrí varios espacios buscando donde llenar el vacío. Me fui al Ateneo de Valencia y ese fue el momento propicio porque ya había dado mi energía para muchas personas pero ahora debía colocar todo mi empeñó en lo que yo siempre quise hacer. Estaba dispuesta hasta hacerlo a la fuerza.


Fui a la Escuela "Arturo Michelena", pero ya las inscripciones habían concluido. En el Ateneo de Valencia me encontré con Rolando Quero, quien me abrió hacia un universo maravilloso. Hice escultura y dibujo con él, hasta que me enganchó para estudiar a fondo las artes plásticas en el Centro Piloto "Luis Eduardo Chávez". Hice hasta la tesis y me gradué. No me detuve. Estudié con William Valera, con Eva Rodríguez, grabado. Hice talleres con Antonio Lazo y Ricardo Benaim. Me fui nutriendo... de muchas cosas y aquí estoy...


¿Por qué el grabado?
En realidad lo mío es la pintura. El grabado fue busca otros medios de expresión. Y no valoraba el grabado como mucha gente, porque piensan que es imprimir y reproducir, es una técnica. Pero es que las técnicas son un medio de expresión. Si la obra comunica o no allí está el asunto. Descubrí entonces que no era solo realizar la estampita y grabarla sino que puedes llegar a tallar madera, puedes hacer una matriz del dibujo. Es como un collage. Puedes pegar diferentes materiales y obtener distintas texturas.


¿Entre el grabado y la pintura, con cuál se queda?
En realidad el grabado me ha dado muchas satisfacciones pero la pintura es la que amo. El grabado me ha dado dos premios, pero la pintura es la que me hace sentir. Es increíble. Cuando tengo un color y empiezas a dar texturas de una superficie tan plana. Es un proceso maravilloso y mágico. Las cosas se elevan y toman forma. Esbozas un rostro y luego el va apareciendo con sus ojos, su personalidad.


Con la pintura se expresan cosas que con palabras no se pueden decir.


¿Existe una especie de lenguaje femenino en su obra?
Quizás por el hecho de que yo me siento tan feliz de ser mujer y porque en el fondo de mis trabajos estoy yo, quizás por eso "parece" que trato lo femenino. Pero no es eso lo que hay en mi trabajo. Allí lo que se encuentra es ese otro que nos habita, ese otro que no vemos. La cara, el rostro es un elemento para decir aquello.


¿Por qué el rostro?
Porque el rostro. Por ejemplo, tu estás viendo mi cara y yo la tuya. Yo no puedo ver la mía y a veces me pregunto si la cara que yo tengo, cuando me veo en el espejo, es la que tengo realmente. O es la cara que yo quiero ver...


Que no tiene nada que ver con la que yo veo...


Exacto. Todo eso lo he estudiado porque a veces la gente me describe y sé que yo no soy así como me ven. a lo mejor sigo siendo aquella que fui o aquella que creo que soy. Entonces, ¿cuál es nuestro verdadero rostro? Yo no lo sé. No es porque seamos falsos o seamos mentirosos, nos pongamos máscaras. No veo mis caras como máscaras. No tratan de ocultar, buscan que se vea lo que no se ve.


¿Por qué se apoya en poesía?
Creo que el arte es poesía, No importa cómo cada quien se exprese, el arte es una metáfora, es una representación de la realidad. En un espacio tan pequeño hay que mostrar cumulo de sensaciones. La poesía es una fuente, uno la lee y se le desatan miles de imágenes en la mente.


¿Cómo es el proceso creativo: primero nace la poesía o la pintura, o mientras pinta se le ocurre el poema?
No hay un método para ello. A mi me gusta escribir poesía. El poema y la obra viven al mismo tiempo. Ellos dos se convierten en uno solo. Cuando uno lee un poema de otro ese poema es tuyo, porque lo ves con las imágenes que están dentro de ti.


¿Es una mujer feliz?
Aprender a ser feliz es un camino muy difícil. Quizás porque desde pequeños nos dicen mucho que aprovechemos el momento porque no se sabe qué va a pasar mañana. Entonces, cuando alcanzamos la felicidad, dudamos y esperamos que nos pase algo...


De pronto no buscamos la felicidad dentro de uno sino en el marido y los hijos.


En realidad la vida es cuestión de elecciones que vamos tomando y no tenemos porque culpar a nadie de ellas. La felicidad está dentro de nosotros. En la medida que sientas que no estás haciéndole daño a nadie y estás dando lo mejor de ti a otros y a ti misma, ella se reflejará, porque va hacia afuera (Notitarde, 21/02/2009, Confabulario).-

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