domingo, 7 de noviembre de 2010

La representación interior


Octavio Herrera, nacido en Campo Carabobo, residenciado desde hace 34 años en Francia, viene anualmente a Venezuela para presentar los últimos trabajos realizados en el año. Pero esta vez no viene solo, lo acompañan otros artistas del movimiento Art Construit Internacional (ACI), como Ania Borzobohaty, Saverio Cecere y Nicole Guyhart.

Además traen obras de otros exponentes del grupo como Claude Bourguignon, William Barbosa, Omar Carreño, Isabelle de Gouyon, Ángel Hernández, Dominique Hieaux, Hernán Jara, Enea Mancino, Renato Milo, Françoise Pierzou, Inés Silva, Muneki Suzuki y Wolfang Ulbrich.

Invitan siempre a otros artistas del arte constructivista y geométrico de todos los lugares al que van, por lo que, por Carabobo, estarán Jorge Zerep, Rafael Martínez y Jorge Veliz, quienes también podrán mostrar sus últimas obras realizadas.

De su arte, equilibrado, con líneas domesticadas, fondos, luces, transparencias y formas que van encontrando su propio método de sensibilidad, el propio maestro Herrera expresa: “Soy uno de los pocos artistas que se arriesga a utilizar formar diagonales y circulares dentro de la geometría. Pocos lo hacen. Trato de que ese dialogo exista entre esas formas. El color, al que amo profundamente, contribuye a ello. El color es natural, existe en nuestra vida. Llega más a la percepción de quien la esta observando porque le agrega vida.

Pero es verdad que trabajo por etapas. Son ideas internas. Hago dibujos. Hago un proyecto, la obra pequeña, hago estudios de color y luego la hago en grande. Si el formato en pequeño es suficiente para la pieza la dejo así, no la fuerzo a ser grande. Los espacios además son limitados. Después viene la confección.

El color en si nace de manera espontanea. No esta estudiado desde un principio. El color lo da la composición. Es algo mental. La decisión es interna.

Utilizo las matemáticas y la imaginación. El color se percibe con los ojos y en el corazón. Si bien sin lo matemático no existiría el universo, sin la percepción el artista nada puede alcanzar”, dijo en una conversación reciente realizada antes de su llegada a Venezuela.
Sus obras cobran vida en cualquier espacio que permanezcan pero sus pinturas coquetean con una tridimensionalidad que alcanza por la experiencia, el estudio, el continuo reto que alimenta para obtener más y más de sí. Y gusta exponer antes de vender:

“Cada obra que uno hace es un esfuerzo intelectual, de formación, de preparación; que toma su tiempo. La intención es que el máximo de personas puedan apreciarlas antes que una persona la adquiera y la ponga en su casa donde se reducirá la capacidad de gente que la pueda ver. Para mi es un principio personal. Siempre me ha gustado que se muestren antes de ponerlas a la venta”.

Ania Borzobohaty

Por su parte, esta joven artista, de profesión comunicadora, nacida en Polonia, con amor infinito hacia España, donde estudió bellas artes y a los latinoamericanos, presenta unas piezas nacidas en su taller, tras uns búsqueda del movimiento y los colores puros que ella va enfrentando en sus piezas.

“Como trabajo más la forma y el volumen quiero que cuando la gente vea una pieza, bien sea relieve o escultura, no sufra ningún cansancio óptico, y de esta forma pueda apreciar todas las partes que la conforman.

Bajo este precepto, coloco colores que “choquen” el uno con el otro, que generen contraste, para que rápidamente pueda desnudarse muy fácilmente la pieza, que se ve y se sienta cómo está compuesta”, dijo en una reciente entrevista, unos días antes de llegar a Caracas.

En una visita, años atrás a nuestro país, le enamoró la idea del maestro Omar Carreño (creador del movimiento expansionista) de hacer piezas, que los espectadores puedan tocar e inclusive entenderlas, llevando las manos y otros sentidos hacia ellas.

Al respecto dijo: “Me gusta la idea del intercambio con el espectador, de que alguien pueda tocar una pieza. Eso fue revolucionario en su momento pero a mi me gusta el concepto de ir desarrollando esa participación con la gente, de un modo más actual, por lo que estoy trabajando con nuevas pinturas que reaccionan al calor que emanan los seres humanos, y se transforman, cambian de color”.

Vale resaltar en esfuerzo y el trabajo continuo del Grupo ACI que se reúne en cualquier parte del mundo, pero principalmente en París, donde muchos de sus miembros viven, para dar forma e interactuar sobre este trabajo personal que se realiza a solas, pero que necesita del apoyo colectivo y solidario, permanente. De la energía proyectada, de una logística y una pasión que van más allá de los limites de las fronteras.

Todo un lujo poder ver a este grupo en Valencia. En Espacio Galería Chroma.
Del 7 de noviembre al 15 de diciembre de 2010 (Notitarde, 07/11/2010, Lectura Tangente).-

Foto cortesía de Agnes Herrera Chretien



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