domingo, 12 de mayo de 2013

Valencia: Inédita en sí misma (I)


Alicia Belden, Los que ya no están


Valencia Inédita fue inaugurada el sábado pasado en los espacios de la galería Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia con muchas gratas sorpresas porque se trata de una muestra pensada por el Colectivo Artemusa, y otros seis artistas que ellas invitaron a este proyecto, que estuvo cuajándose a través de cuatro años de madurar cómo llevarlo al gran público con el equilibrio y la ponderación que respira allí, en ese punto de encuentro artístico, referencia de la ciudad.

Varias cosas importantes que decir de esta exposición en la que debería hacerse un esfuerzo didáctico porque fueran jóvenes de escuelas y colegios no solo a familiarizarse con el arte sino con la propuesta completa, en el entendimiento global de que los artistas, sus ciudades y sus expresiones nunca pueden estar separados del lugar donde viven. 



Después de las palabras de inauguración apareció Marlen La Rosa realizando un performance, delicado y sentido, de la Virgen del Socorro, patrona de Valencia. Como mujer respetuosa de esta enorme responsabilidad y teniendo en cuenta que su obra, foto de ella misma ataviada con el riguroso traje, titulada Ruega por mí, es su camino de expresión, caminó hacia y por todos los rincones de la galería. Su recorrido fue sensible, respetuoso, lleno de la orfandad de saber que por más que queramos controlar nuestra vida, nuestros actos, ellos están dirigidos por encima de nuestra propia voluntad, tan sabia y perfecta, que no lo podemos tolerar. Y por resistirnos existimos donde, en múltiples casos, no queremos ser/estar. 
Marlen La Rosa, S.O.S.


A partir de ella, la Virgen, que atrajo besos, abrazos y bendiciones, de los asistentes, se pudo apreciar el resto de las obras que implican una Valencia Inédita, una ciudad que perdió muchos de sus lugares y sus fuerzas energéticas emblemáticas. 

La sombra del árbol ausente fue el resultado de la investigación trazada por María Esther Barbieri, quien desde hace mucho, por sus estudios de ingeniería, trabaja los dibujos trazados en las cestas de nuestras etnias aborígenes para dimensionarlas en todo lo que acontece. Su árbol inexistente proyecta la sombra de lo invalorado. Todo "in" es un hacia adentro. 

Alicia Belden hace un retrato, Los que ya no están, con las siluetas en blanco y negro, sin rasgos en el rostro, de los habitantes del Palacio de los Iturriza. El monseñor resalta pero lo que más revela son las figuras posando a un fotógrafo inexistente hacia la posteridad, el tiempo que ya se fue. Las caras desaparecen, la niña jugó a ser adulta, una vez más. 

Eddy Chacón en un díptico engloba a Bolívar Norte, Bolívar Sur. Coloca el nombre de todos los negocios existentes a lo largo de esas dos grandes avenidas, rotas por un centro que en vez de unirlas las separó y que ahora intentan reencontrarse bajo tierra, en el acaecido Metro de Valencia. Sobrevenido para los habitantes claro está.
 
Un centro que separó: ¿Origen de todo nuestro caos?

Pedro Domínguez (Jotashock) realizó un grafiti, Human Nature, en el que coloca la máscara en una ciudad donde las mujeres tienen que rendirle honor a lo físico, al cuerpo, a la adicción por la silicona y los polímeros. Donde muchos siembran dudas sobre los otros para que al final todos perdamos la importante fe en el otro.

Luisa Dunia hizo un guiño en una esquina colocando uno de los personajes de la plaza de los enanitos. ¿Dónde están? Por el momento uno de los siete está allí animado en la perdida. No ha abandonado su invitación infantil a ser lo que es: Parte de un cuento universal. 




Anna Fioravanti creó una silueta tamaño natural de su padre, inmigrante italiano, con sus maletas, Giuseppe, con un fondo de las muchas cartas que encontró por él escritas, reveladoras de sentimientos y encuentros en un país nuevo y ajeno, al que hizo suyo.

Maritza Góngora tomó el hermoso y bailador poema de Gabriela Mistral La Ronda para su obra Voces para un río en la que juega con una reproducción digital a liberar esa corriente de agua que llega al mar y que en nuestra Valencia es atravesada, casi imperceptiblemente, por el abandonado Cabriales. 

Maritza Góngora,  Voces para un río


Víctor Julio González con su Puntos de fuga, conjunto de quince fotografías del centro de Valencia, triste, desolado, feo, caótico, abandonado, mísero; por usar apenas unos adjetivos que se le vienen a uno a la mente admirando el conjunto de imágenes, señala lo que existe, lo que no se puede ocultar. Hemos abandonado nuestro pasado, orgullo turístico en cientos de ciudades del mundo, para sentirnos arrepentidos y temerosos del porvenir. 

Víctor Julio González,  Puntos de fuga


En estricto orden alfabético hemos empezado a analizar esta muestra que cuenta además con el trabajo museográfico de Lizett Álvarez Ayesteran, ejecutado con maestría y equilibrio.

Debemos una segunda parte. La semana próxima (Notitarde, 11/05/2013, Lectura Tangente).- 




Web: gabinetedeldibujo.com

E-mail: mpradass@gmail.com

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