domingo, 6 de julio de 2014

Brindis

Desde ese lugar llamado concavidad escribo sobre la rara naturaleza del amor aquí en la tierra. Desde ese lugar donde todo se ve magnánimo rindo tributo a ti que supiste estar en las deshoras de una experiencia inmemorial porque fue tiempo presente en circunstancias inexplicables.
Celebro tu amor, la forma de conocerte. Elogio estés y el presentimiento de saberte feliz. Nada más hermoso que saber que lo que uno amó fue capaz de superar errores, vencer todo a su paso y brindarse tal como es.
Por lo tanto este brindis es por tu forma, con la exageración que sólo nace de ese rito al que nos entregamos cuando un descubrimiento llena buena parte de la existencia para crecer, no importa cuántos años hayan pasado; cuántos ensayos intentaran su esencia, que jamás cambió, allí, en la serenidad, la alegría y la paz del ser. Porque en el corazón no existen desaciertos.
Bello paisaje, raudal vigoroso de un río, fuerza inexpugnable de nuestra sabiduría interior, libre, en este mundo y también más allá de él; de las viejas formulas, de los artificios, de la ignorancia y de las poses; de lo que somos en el advenimiento del corazón de la luz.
Las montañas altas, azules y verdes, colmadas de la humedad de las nubes anidaban muy en alto nuestra posibilidad de ser. En continuo movimiento avizoraban, refulgían; tomaban con altruismo la fe de pertenecernos, más allá de los convencionalismos y de los juegos de lo desconocido.
Aquí estoy, rodeada del silente asombro que fue conocerte. Agradecida por todo lo vivido, sus pasos largos, sus pasos cortos. El amor y la furia en las mismas entrañas. El amor por sobre todas la cosas aun cuando todavía era inédito. Te recuerdo aroma, voz; canto que emite ahora el recuerdo, arraigado, penetrante; manifiesto.
Siento la vibración del cuerpo, el temblor, la ducha de luz que invade el alma. Infinitamente rodeada de tu albor. Sin formas. El mar, el aire, el nocturno deseo del atardecer.
Te encuentro en el sosiego de dos aguas que se me mezclan; que se juntan para ya no vivir jamás separadas.
Tantas veces he regresado, tantas veces he vuelto; tantas otras acariciado lo que fue sin más razón que el haber sido. En el espacio. En el conjunto del ser, en la comunión que envía fuerza, debajo las olas.
Por razones muy nuestras he estado atesorando ese vivir que tuvo sus golpes de suerte y también una estocada inesperada que no supimos comprender e ir mucho más allá del conquistado refugio de nuestras almas.
Te busco y te encuentro. Ese quizás será nuestro mayor secreto. Ahora, que le canto a la vida de otra manera, al igual que tu, en esta gran correspondencia de crecimientos.
Suelto todo lo arraigado. Queda sin embargo un palpitar en la memoria que hace un escándalo en las emociones que se vuelven luz hacia tu amor, que así fue, libre del sin sentido.
Escribo mirando la frescura, el oasis en medio del caos; libre del ruido que penetró, sin darnos cuenta.
Porque eres la petición de un beso y su encuentro. Tanteo de manos y la sed de tu cuerpo. Un golpe de aguardiente en la boca que buscaba a gritos tu dulzura, justo, al momento de llegar.
Un llamado, un calor inusitado en el pecho. Esa corriente que surte y fluye sin cesar.
Siguen los querubines en el techo. Les han crecido las alas. Son inmensas. Sonríen. Continua bendición.  
Descubrí luz. Poros abiertos. Un sensible universo del que no podía escapar. Un torbellino también. De la necesidad de bañar tu cuerpo con el chorro de agua de una manguera, en el espacio reducido que se nos brindaba.
Las aguas dulces del río también te salvaron aquel amanecer.
Testimoniamos. Crecimos, expandimos la fe en la diáspora de sensaciones; de elipses de noches en las que ya no podíamos separarnos, estándolo, solo en apariencia.
Descubrí más soles, muchas más estrellas. Horizontes. Amalgamas de sentimientos. Flores abiertas, acuosas, necesitándose. Una ensoñación constante.  Descubrimos rutas para sobrevivir. Tan solidas como la necesidad de pertenecer.
Amamos. Podemos brindar de satisfacción. Sigue siendo el maravilloso ser humano que eres, para tu ser, para ti; para quien en tu presente esté (06/07/2014).

Imagen:  www.ed.cl
http://www.notitarde.com/Lectura-Tangente/Brindis/2014/07/05/336553 

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