Rolando Quero regresó de Europa después de haber permanecido alrededor de veinte años entre España y Francia. Lo hizo por razones personales pero también por arraigo, esa intima conexión que nace entre el hombre y la tierra, difícil de expresar, porque forma parte de la naturaleza del sentir.
En Barcelona trabajó mucho y dominó con maestría las muchas y diferentes técnicas que allí aprendió de grandes maestros y escuelas de arte, pero él estaba decidido a expresarse en la dinámica de la abstracción, de las colosales luces que necesitaban salir de las paredes de su alma.
Desde que vino a Venezuela su destino no ha sido muy distinto al de allá porque su naturaleza inquieta lo ha llevado a ir expresándose en esa rutina que evoluciona. Hemos observado en la perseverancia de sus continuas exposiciones anuales, su pasión por rellenar el lienzo (en distintos períodos); hasta colmarlo del equilibrio que sus ojos de artista atajan y sólo entonces ofrecerlo a la admiración general. Piezas grandes o pequeñas cuentan la ampulosa búsqueda que como ser humano tiene hacia el universo, su correspondencia con esa vitalidad tan enorme, que nos hace sentir arcaicos por todos los lados.
Sus chorros de luz, su energía y fuerza, desbordan esa necesidad, casi animal, de pedir un espacio en esa vastedad que nos fulmina nada más reconocerla. Débil correlación y, al parecer, por los millones que permanecemos aquí, invitación formidable para vivir.
Aunque por algunos años vivió en Valencia, estado Carabobo, donde hizo buena mayoría de exposiciones, se “escondía” por meses en su natal Villa de Cura (Aragua) a producir su obra.
Allí en la casa de sus padres es donde encuentra la conexión especial entre el rito de crear y la existencia; la armonía que nace cuando se reconoce que nada más hay que añadir a un lienzo.
Villa de Cura es una ciudad especial, con ese olor tan particular que tienen las tierras aradas, con atardeceres que ensanchan el horizonte, y los cruces de sus aves, frente a la luz que no deja paso a ninguna otra pretensión.
Justo allí inaugurará el domingo 28 de este mes de junio el espacio RQ Galería de Arte, en la calle Jaime Bosch, a las 11 am “una puerta al conocimiento e indagación de los códigos del arte contemporáneo; no sólo servirá como espacio de estudio y de confrontación de las muestras allí exhibidas, sino que constituirá un sitio para el encuentro entre los artistas, los investigadores del arte venezolano; un sitio para el debate de ideas, para la confrontación y, por supuesto, una posibilidad para la exhibición y venta y hasta posible subasta de obras de arte”, de acuerdo a las palabras del propio Rolando Quero, al momento de hablar de un proyecto cristalizado y trabajado desde hace mucho más de un año, con esfuerzo y total dedicación.
La RQ Galería de Arte está situada en la planta baja de la amplia y hermosa casa colonial de la familia Quero Delgado, al lado de la Plaza Nuestra Señora de Lourdes. Son 96 metros de construcción, con amplios ventanales desde donde se observan centenarios samanes. Refugio que permitirá a todos los que allí confluyan, gozar de un espacio donde arquitectura, arte y paisaje invitan a sentir más amor por la vida (Notitarde, 14/06/2015, Lectura Tangente).-
http://produccion.notitarde.com/Lectura-Tangente/RQ-Galeria-de-Arte/2015/06/13/530868
No hay comentarios:
Publicar un comentario