Azul Fortaleza: LALO LÓPEZ: FIEL A SU CREATIVIDAD

Lalo López

Conocí a Lalo López en mi primer viaje a España en el año 2004. Viene siendo mi sobrino segundo, hijo de mi muy querida prima Conxi García y su esposo Manel López.

Ambos jubilados, ella ejerció toda su vida como maestra, colaboradora de periódicos, radios y televisoras locales del barrio barcelonés de Gracia; él, profesor de la Universidad de Barcelona, autor de varios libros y fundador de medios de comunicación catalanes.

En ese momento no comprendí por qué vi a Lalo tan poco. Ahora con sobradas razones lo entiendo. Sin embargo, antes de regresarme a mi país, tuve la oportunidad de verlo en concierto, tocando en un centro cultural de Barcelona, con un lleno de total; aplaudimos de pie.

Estar en casa de mi familia fue, en ese momento, descubrir a Barcelona, la tierra de mis padres, Sol y Rusé, enamorarme de una ciudad, en la que aquel entonces era aún más maravillosa de lo que ahora es. La primera impresión tiene un peso específico en nuestras vidas.

A mi prima Conxi y a Manel los conocía porque habían ido a Venezuela de vacaciones. Fueron un par de veces y supieron disfrutar de nuestra nación en dos tiempos, completamente diferentes, sin la fragmentación que se fue aun acelerando después.

He seguido la carrera de Lalo López músico desde entonces, por las noticias que me iban enviando Conxi y Manel.

Tuve la oportunidad de entrar en los espacios de Lalo López, especie de cueva llena de tesoros. Su apartamento está lleno de libros de música y cómics. Tiene además un estudio de grabación y reúne cantidad de souvenirs, personajes e imágenes de coleccionistas que tienen que ver con sus gustos y sus sueños.

Guitarrista, voz y compositor de la Fundación Tony Manero está cumpliendo con sus compañeros una gira de despedida por toda España, después de veinticinco años de trabajo ininterrumpido.

El tour bautizado El Último Baile de la Fundación Tony Manero comenzó en 2021 y llegará a su fin en octubre de 2022 con dos conciertos especiales: el viernes 21 de octubre en la sala Mon Live, de Madrid, y el viernes 28 de octubre en la sala Apolo, de Barcelona.

Tony Manero es el nombre del personaje de ficción de la película Fiebre del Sábado por la noche, señal del tipo de género musical guía de esta banda barcelonesa, que muchos ya empiezan a añorar.

Además este 2022 Lalo se ha lanzado en solitario editando un disco muy personal, titulado Lalo Malo, cantando lo que siente, arriesgando y dejando fluir lo mucho que ha aprendido en el trajinar del mundo de la música.

De sonrisa amplia y ojos marrones enormes y curiosos, es un hombre dedicado a su pasión. Inteligente, sensible y entregado a su familia, a su pequeño hijo de cuatro años y a su pareja.

Lalo es un niño larguirucho y fuerte, un soñador con los pies sobre la tierra; un ser humano con múltiples capas de pieles, para reinventarse a sí mismo cada vez que sea necesario.

Tiene gran sentido del amor y ello también lo envuelve en fascinación.

REDES DEL ROCK

MPS: ¿Cómo comenzaste en el mundo de la música? ¿Qué recuerdas de los sonidos de tu infancia?

LL: Mis primeros recuerdos musicales van ligados a mis padres y a la música que ponían en el coche. Escuchaban a Otis Redding, a John Coltrane, a la Fania All-Stars, Leonard Cohen... Tuve mucha suerte porque todo ese pósito me educó el oído. Años más tarde me di cuenta, de cuánto me había marcado esa música; hasta qué punto el soul, el jazz o la música latina formaban parte de mi cultura musical.

También tuve la suerte de que mis padres me llevasen a tomar lecciones de música al salir de la escuela muy temprano, de manera que me familiaricé con el lenguaje musical, aunque a medida que fueron avanzando los estudios, descubrí que la teoría no me interesaba, y que entendía la música más como algo mágico que como algo lógico... No fui un muy formal estudiante de música. Pero al ir avanzando y no dejar esos estudios, pasé del clásico al jazz, y en la adolescencia caí en las redes del rock. Desde ese momento ya no hubo vuelta atrás: ensayar con los amigos, pasarnos música, escribir y componer canciones, gritar, sudar... caí enamorado de esa dinámica.

MPS: Háblame de tus inicios...

LL: Fueron muy naturales. Conocí a chavales como yo en la escuela de música y nos juntamos para tocar la música que nos gustaba. Pasábamos tardes enteras en locales de ensayo tocando y tocando, sudando sin parar, creando canciones que luego me daban vueltas en la cabeza y para las que escribía letras, al principio malísimas, y gradualmente, menos malas. Imaginaba logos, vestuario, adaptaba cosas que leía en comics y libros, imágenes de películas que me inspiraban... Fue una etapa muy gratificante de crecimiento personal alrededor de la música, y tuve la inmensa suerte de montar la Fundación Tony Manero con un nuevo grupo de gente que me introdujo en la música afroamericana, en el soul, el funk, en la música disco. Ese punto fue clave en mi evolución, abracé esa música porque me permitía expresar sentimientos que en el rock no tenían cabida: política, hedonismo, baile, amor...

La música afroamericana es un vehículo expresivo riquísimo y lo adopté como motor de mi creatividad.

VIVIR DE LO QUE APASIONA

MPS: ¿Cómo te sientes con respecto a esos inicios y el músico que hoy lanza una producción en solitario?

LL: Afortunado de haberlo vivido. Vivimos el final de una época, el de las grandes discográficas, donde había presupuesto para poder ser ambicioso, aunque los contratos fuesen draconianos. Eso nos permitió hacer discos que llegaron a mucha gente y de alguna manera eso ha ayudado a que a lo largo de los años, y ya alejados del foco mediático, hayamos podido seguir trabajando de y acerca de la música.

También tuvimos que aprender a gestionar un declive progresivo a nivel de exposición, y ese es un proceso mental duro de afrontar, porque a medida que creces, tienes más experiencia y cosas que aportar, pero al mismo tiempo tienes que aprender a trabajar al margen, con presupuestos ínfimos, lanzarte a la autoproducción, buscar la fórmula para seguir viviendo de lo que te apasiona.

No es fácil, y hoy en día, casi como al principio, luchar y sembrar sigue siendo el pan nuestro de cada día.

MPS: Háblame por supuesto de esa gran experiencia de Tony Manero.... lo que descubriste como persona, como músico en esta experiencia de una Big Band...

LL: Crecí como persona, emocional y laboralmente, con mis compañeros de la Fundación. Ha sido una aventura apasionante, hemos sido una familia, vivido situaciones extraordinarias para unos chavales de barrio de Barcelona, momentos muy difíciles en los que nuestro compromiso ha sido clave para seguir funcionando. Ha sido una lección de vida. Luego está el hecho de aprender a gestionar una banda de diez personas, trabajar con la industria, con sus miserias y sus virtudes.

Sin la Fundación no sería la persona que soy hoy en día, se lo debo todo.

COMUNIÓN MUSICAL

MPS: ¿Qué colaboraciones recuerdas con figuras renombradas del ámbito musical?

LL: Dos de mis momentos favoritos fueron trabajar con gente a la que admiraba y que me hicieron ser mejor músico. Por un lado trabajar con el pionero del latin soul, Joe Bataan, cuando vino de gira a España, con la banda Los Fulanos. Tener a ese mito al lado, cuyas canciones y discos eran como la Biblia para nosotros, fue algo muy grande.

Recuerdo en especial una sesión de grabación en nuestro estudio en el que grabamos en vivo una nueva versión de uno de sus temas. Empezamos dubitativos a tocar, y fue ponerse a cantar... Y no sé, simplemente fue mágico, un momento increíble de comunión musical en el que su voz nos transformó en mejores seres. Nos transmitió su sabiduría y de golpe fuimos los mejores músicos del mundo. Fue magia.

Después tuve la oportunidad de trabajar en una gira con el cantautor catalán Albert Plà y el pianista Pascal Comelade, y fue una experiencia increíble estar con semejantes monstruos escénicos. Cada concierto era una experiencia nueva inmensa, se vaciaban emocionalmente en cada tema y tú tenías que elevarte con ellos, llegando a lugares que no conocías de ti mismo. Muy grande.

Fundación Tony Manero

PANDILLEROS

MPS: La que te dejó mejor sabor…

LL: Con Manero recuerdo tres conciertos que fueron los mejores de mi vida. Una presentación en Madrid del 2004 y los conciertos del décimo aniversario de la banda en 2007 y del veinte aniversario en 2016. Conciertos de comunión absoluta con el público, de darlo todo, de acabar destruido por haberte entregado absolutamente en escena. Momentos irrepetibles. Desde luego las representaciones de nuestro disco Pandilleros en el Teatro Borras durante el 2009 fueron gloriosos, era un disco muy especial para nosotros, porque volcamos en él parte de nuestras vidas, de nuestras aficiones, el amor por los cómics, por el cine musical, por nuestros barrios, por Barcelona... Sin duda un gran highlight de nuestra carrera.

LOS AMIGOS INVISIBLES

MPS: Años atrás me comentaste que conociste y colaboraste con la banda venezolana Los Amigos Invisibles... ¿cómo fue ese encuentro?

LL: Conocimos a Los Amigos Invisibles en la sala Bikini allá por el 2000, cuando ellos venían a presentar su segundo disco y nosotros estábamos cada jueves de banda residente. Y fue amor a primera vista. Nos explotó la cabeza ver a una banda de Disco-funk con esa personalidad y letras en castellano... No nos lo creíamos, nosotros haciendo letras en inglés estereotipadas y ¡esos panas estaban mostrándose como ellos mismos en sus canciones en su lengua materna!...

Fueron una influencia fundamental para la Fundación y para mí. Desde ese momento y sus siguientes visitas surgió la idea de hacer una gira conjunta que finalmente se hizo en el 2002 o 2003, no recuerdo.

Conocerlos y hacer giras con ellos en el bus, ver como trabajaban sin parar para hacer crecer su proyecto, como actuaban cada noche... Fue realmente inspirador. Y ver cómo se trasladaban a Nueva York y conseguían llegar a lo más alto de la escena funk latino fue muy admirable.

No hemos dejado de tener contacto con ellos y en nuestro último trabajo Disco para Adultos del 2021 tuvimos la suerte de contar con José Luís Pardo, su guitarrista y compositor, produciendo uno de los temas.

CONFIANZA

MPS: ¿Nació desde pequeño tú gusto por los cómics, los héroes y los antihéroes?

LL: Mi vida ha girado siempre alrededor de mis aficiones. De hecho mi identidad se ha forjado en base a ellas, y de nuevo tengo que dar gracias, sobre todo a mi madre, por haberme hecho amar tanto la cultura. El cine, la literatura, fueron elementos por los que me sentí fascinado desde pequeño, me podía pasar horas leyendo y sentarme con mis padres a ver westerns, musicales o pelis más de adultos, que no sé cómo me dejaban ver. Su respaldo en que labrase por mí mismo un sentido crítico propio, fue un acto de confianza enorme.

Con los comics y la música empecé a forjar mi identidad propia. Desde la inocencia de los tebeos infantiles y la música que escuchaba en la radio empecé a conectar con la cultura del rock'n'roll, o mejor dicho, con la contracultura que estaba asociada a esa música y que se germinó en los años 70’ y 80’, tanto en Estados Unidos como en España. De nuevo el tener acceso a contenidos que tenían mis padres por casa fue vital en el caso de los cómics, entre en el mundo del "comix" underground, y su revisión crítica de los arquetipos heroicos. Sobre todo la revista El Víbora, editada en Barcelona, hizo crecer mi fascinación por autores que mezclaban sátira política, sexualidad y una visión marginal de la sociedad. Eso pasó a formar parte de mi educación personal. Siempre me he movido con comodidad entre la cultura popular masiva y la alternativa.

COMPAGINAR

MPS: ¿Cómo has sobrevivido como músico?

LL: Creo que lo fundamental es tratar que tu vida sea sostenible haciendo lo que te gusta. En ese sentido he tratado de compaginar la composición, con la que me realizo y disfruto, con los conciertos de diversos proyectos que tengo en marcha, con colaboraciones, encargos de publicidad, dirigir eventos musicales...

En los últimos años he realizado talleres y algo de docencia y divulgación relacionada con la música.

Produzco mis propia música y también a otros grupos, pero en la vertiente artística y musical, los controles y mezclas los dejo para profesionales del tema, uno no puede llegar a todo, o al menos yo no puedo, tengo una vida y una familia que atender!

PURGA SONORA

MPS: Acabas de presentar un disco en solitario después de la despedida de la Fundación Tony Manero, ¿cómo ha sido?

LL: Este 2022 es un año de cambio, de cambio, de finales y principios. Termina la andadura de la Fundación, media vida, pero no puedo permitirme el lujo de parar, de generar, así que he gestado dos proyectos en paralelo: por un lado he autoeditado el disco Lalo Malo, algo así como una purga sonora en la que pongo sobre música reflexiones sobre mi vida, mis miedos, el momento en el que estoy, la frustración pero también la lucha constante que es la vida del músico en este país. Algo intenso que necesitaba hacer para empezar en limpio nuevos proyectos más luminosos. Y esta luz me la está dando la Lalo López Limited Orchestra, una banda de música de baile, de funk, de disco, pero muy personal, muy mío. De alguna manera estoy reivindicando mi faceta de autor, creo que mi camino es ser fiel a mi creatividad, eso es lo mejor que tengo y en lo que me siento más feliz.

MPS: ¿Eres feliz?

LL: Ocasionalmente. Hay momentos, procesos compositivos, miradas a mi hijo, películas antiguas, paisajes que me conmueven, el sexo con mi chica... Y luego hay momentos oscuros. Trato de buscar un equilibrio y no dejarme caer. Hay que salir adelante, he sido y soy afortunado y no tengo derecho a quejarme, pero si a explicar cómo veo las cosas.

MARAVILLOSO PERO RARO

MPS: ¿Cuál ha sido el milagro de tu vida?

LL: Lo más cercano a un milagro... es mi niño. Llegó para ponerlo todo del revés, yo que estaba tan cómodo...

MPS: ¿Qué tal tu experiencia como padre?

LL: Es raro. Maravilloso pero raro. Tratar de mostrar seguridad para educar cuando hay tantas cosas que no tienes claras. La inseguridad de saber si lo estás haciendo bien, la pugna entre tu egoísmo y el de de un niño pequeño (¡lucha de titanes!), el rehacer tu vida de pareja y redescubrir a tu pareja...

Pero hay un amor tan puro en un niño que supera cualquier cosa... ¡es la obra de arte definitiva!