sábado, 9 de junio de 2007

Rafael Martínez: Uno no puede ser un repetidor de formas


Treinta y seis obras suyas acompañan a los venezolanos en diferentes lugares de Venezuela. Es toda una oportunidad para Rafael Martínez tener ese récord y un privilegio para todos los que se cruzan con ellas. En el Metro de Caracas, estación La Paz, por ejemplo, hay una obra suya de 9 metros; La Espiga de la Fe de 5 metros de altura y dos kilometros de distancia entre el conjunto de piezas que se separan cada 100 metros está en la avenida que lleva a la Basílilica de Guanare, presentadas justo cuando el Papa Juan Pablo II la inauguró. En campus de universidades (la UC y ULA) y el Ivic, por mencionar sólo algunos sitios; plazas, avenidas y parques acompañan sus piezas de gran formato.


Mañana domingo a las once de la mañana se inaugurará una muestra suya, de dimensiones más breves, llamada por Gabino Matos "El Espíritu de las Formas" en la Galería de Arte Espacio Chroma ubicada entre las urbanizaciones Agua Blanca y Santa Cecilia de esta ciudad donde mostrará el dominio de su arte y su afán creativo basado en el trabajo fidelidad. Es una exposición con cierto aire retrospectivo, que conjuga trabajos desarrollados por él en diferentes épocas.


¿Cómo fue su experiencia al marcharse al exterior siendo ya un artista?
Me fui muy joven a Francia, a los 24 años. Viví en París unos diez años y de allí partí a Italia. Alrededor de 14 años en Europa. Fue una experiencia muy interesante porque para un artista de esa edad y en esa época estar en una ciudad como esa dentro de ese continente fue un gran impacto y también una especie de indagación sobre lo que uno hasta ese momento había hecho como un aprendizaje y un preguntarse sobre la formación que uno tuvo en Venezuela. Ver los museos, toda esa atmósfera de Europa, fue un aprendizaje muy grande y un ponerme a prueba. Durante los primeros cuatro o cinco meses no pude pintar. No sabía por dónde comenzar. Poco a poco comencé a trabajar y decirme a mi mismo "olvídate lo que has aprendido, lo que no aprendiste aquí tienes la oportunidad de hacerlo" y poco a poco fui avanzando.


¿Cómo se sintió usted con ese contraste entre Francia y Venezuela?
Yo he hecho varias cosas. Me fui un tiempo a una Academia Militar . De allí me retiré y comencé a estudiar pintura en Maracay , después en la Escuela de Arte Arturo Michelena. De allí me dedico plenamente a la pintura. Después me apareció una beca que yo había solicitado mucho tiempo atrás... pero los años 60 fue una época de propuestas de cambio muy importantes; de guerrillas y yo milité en esos grupos de izquierda. Cuando apareció la beca para Europa yo tenía la intención de irme a las guerrillas.


Qué bueno que le salió la beca...
Eso me dijo un militar amigo... Me voy a París y me puse a estudiar arte que también fue un poco conflictivo por que había esa cosa que era muy importante que era la situación política en París... eso fue algo que yo fui analizando y venciendo esa dicotomía esa situación doble en la que yo me dije "tengo la oportunidad de estar en Francia, no lo voy a desperdiciar " y continué con mi trabajo. Fue un gran impacto, fue difícil y eso le ocurre a muchos artistas. Que uno se encuentra con todos esos museos, con obras hechas hace tantos años que también anima y te motiva de alguna manera más seria y responsable que muchas veces lo que uno hacía aquí.


¿El cambio a Nueva York cómo fue?
De 1981 a 1984 estuve en nueva York. Por supuesto yo ya tenía un bagaje, toda una experiencia hecha en Europa y me incorporé al ambiente de allí conociendo muchos artistas lo que me permitió continuar con mi trabajo realizar importantes exposiciones allí y regresar después a Venezuela.


¿No se arrepiente de no haber sido guerrillero?
No, no me arrepiento, no sé lo que hubiese pasado, pero escogí irme a París aprovechando esa beca.


Si usted sintió responsabilidades políticas tan joven... ¿cómo se siente en estos momentos en Venezuela?
Yo al igual que una serie de artistas tenemos una gran preocupación porque somos artistas y somos parte de una sociedad y queremos que nuestro país, sea una nación con grandes oportunidades, que saliera de esa etapa tan critica que hemos tenido siempre como son la miseria , la pobreza, la injusticia... Yo creo que casi todos nosotros en eso coincidimos. Que salgamos del atolladero en que estamos.


¿Y la situación de los artistas y del arte?
Me preocupa. Hace poco hablaba con María Elena Ramos, y he hablado con otros artistas y gente que ha manejado museos y realmente si hay una preocupación porque sentimos que nosotros lo que hacemos va para el pueblo, va para la gente, y allí no hay colores sino los colores que tienen nuestras obras; entonces allí uno trata que lleguen a una gama bastante variada de la sociedad venezolana. Por supuesto que siento una gran preocupación porque veo en ese aspecto que el arte está quedándose atrás. Los museos están prácticamente inoperantes. Las grandes exposiciones que se hacían ya no se hacen y los artistas no sabemos para dónde vamos a ir.


Si realmente aquí se va a imponer una línea artística a nivel político, pensamos en lo ocurrido en la Unión Soviética que se creó un arte oficial y solo los artistas oficiales tenían la ventaja y el beneficio del Gobierno, mientras que los otros que hacían una obra diferente otenían que esconderse para poder trabajar . Trabajaban en los sótanos. Quizás yo lo estoy planteando de una forma dramática pero eso sucedió y sólo espero que eso no suceda en Venezuela...


De llegarse a instaurar una línea.. ¿cuál sería su posición?
Tengo una gran admiración por un artista español que se llama Juan Genovés quien en los tiempos de la dictadura de Franco hizo una obra muy opuesta a lo que era la cuestión oficial. El como artista se dijo "yo tengo que hacer esto como artista... tengo los medios para hacerlo" y desarrolló una pintura de protesta y denuncia contra el régimen de Franco. Hoy en día ya Franco desapareció y él pudo desarrollar la pintura que siempre quiso hacer . El artista de verdad como un ser sensible tiene que proyectar la posición que uno tenga a través del arte. Yo creo que llegado el momento, los artistas venezolanos, si se nos impone un arte oficial tendremos que pensar en hacer un arte fuera de esas directrices. Uno tendrá que utilizar sus herramientas para expresar lo que uno siente.


¿Cómo siente la evolución de su arte?
Yo seguí los estudios tradicionales de las escuelas de arte pero a la vez yo quería hacer otras cosas y comencé mis trabajos abstractos, a pegar hierros y establecer una vía diferente que me interesaba mucho más. La formación fue muy importante. En Valencia yo continuo con Braulio Salazar quien no fue un profesor sino un maestro de arte y un amigo. Cosa difícil de conseguir, que se preocupaba verdaderamente por el alumno. Libremente desarrollé trabajos diferentes a los pautados en los estudios formales y el trabajo abstracto es lo que me ha llevado a lo que soy hasta ahora porque he sido fiel a lo abstracto desde que tenía 23 años.


¿Por qué lo abstracto?
Porque siento que el artista tiene que proponer nuevas cosas y es necesario que la gente también piense. El abstraccionismo y las formas que incitan ayudan al desarrollo interno y creatividad de todo aquel que lo presencia.


¿Cómo ha cambiado a lo interno usted?
He permanecido fiel al abstraccionismo. No he hecho mas figuración. En el arte es muy importante no ser un repetidor de formas. Uno tiene que ser muy analítico y critico con el trabajo que uno desarrolla. Cuestionador.


¿Le preocupa cuando su trabajo gusta mucho?
Sí porque entonces pienso que estoy haciendo otra cosas, que estoy complaciendo... entonces me pongo a analizar qué es lo que estoy haciendo y he sido fiel al abstraccionismo en la pintura, en las formas tridimensionales, en la escultura y relieves.


¿Por qué es importante que las personas toquen sus piezas?
Eso de la participación del publico en los planteamientos plásticos no es nuevo... Pero me gusta porque mantiene la parte lúdica y del juego dentro de las artes visuales que crearon esta innovación. Es otra relación que se establece entre el público y la obra de arte...


Rafael Martínez nació en 1940 en San Fernando de Apure. Realizó estudios en las Escuelas de Artes Plásticas Rafael Monasterios de Maracay y Arturo Michelena de Valencia. Profundizó conocimientos sobre arte, su sociología y técnicas, en la Universidad de Vincennes-SaintDenis, la Escuela Practica de Altos Estudios en París, y en Graphic Center de Nueva York. Trabajó con Jesús Soto y le interesó mucho el cinetismo. La posibilidad de tener tan de cerca de este maestro venezolano influyó notablemente en él . Ha expuesto en importantes galerías de Estados Unidos, Francia, Italia, Alemania. Suiza, Dinamarca, Inglaterra, India, Colombia y Suiza por nombrar algunos países y las ciudades venezolanas Caracas, Mérida, Maracaibo, SanCristóbal y Valencia. Entre sus múltiples reconocimientos cabe destacar el Premio Arturo Michelena (1971) (Notitarde, 09/06/2007, Confabulario).-

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