domingo, 10 de junio de 2012

Salmos compulsivos, juego de ensayos


Ediciones Protagoni, c.a. editó a finales del año pasado el ensayo Salmos compulsivos de José Carlos De Nóbrega, autor de otros estudios como Textos de la prisa (1996), Derivando a Valencia en la deriva (1997)  y Salmos compulsivos por la ciudad (2007).

Pocos se dedican a realizar ensayos porque requiere de una lectura atenta a las ideas y de una reflexión constante que hilvane las lecturas de las que se alimentarán y los muchos hechos y acontecimientos culturales que puedan aumentar esa fuente que es el pensamiento.

El trabajo publicado casi un año atrás de De Nóbrega está dividido en Salmos compulsivos y El libro de los aforismos comentados y posee tres líneas de investigación. En primer lugar la narrativa venezolana actual que se ocupa de la ciudad como ámbito y estado mental, revelando a autores como Guillermo Meneses, Andrés Mariño Palacio, Salvador Garmendia, Francisco Massiani, Eduardo Liendo, Israel Centeno y Orlando Chirino.

El segundo surco que nutre este ensayo se refiere a la literatura latinoamericana a la luz del desencuentro de lo estético y lo comercial aumentado por un material muy bien reflejado sobre la poesía contemporánea de Brasil.

La tercera exploración es un acercamiento novedoso a las inexistentes fronteras entre los géneros literarios, poesía, ensayo y novela en estos momentos que la dinámica exige elaboración rigurosa de los materiales que se imprimen hoy en día.

Para que los lectores tengan una idea del abanico de temas analizados, con un estilo elocuente y sonoro, colocamos parte los capítulos contenidos en Salmos compulsivos, libro que parece ser mucho más sencillo de lo que es. Son muchas las horas que hay que dedicar para llegar a estos artículos que con tanta soltura se ofrecen, una vez trascendido su complejidad, su comprensión e importancia.

Guillermo Meneses y el acecho jesuítico, Andrés Mariño Palacio y Salvador Garmendia: dos voces en la diáspora, Francisco Massiani y Eduardo Liendo: de la memoria que seduce al paisaje a trompicones, Israel Centeno o del cerro El Ávila como tabernáculo urbano, Dos cómplices de cuidado, la cuentística más reciente de Orlando Chirinos: entre la falsificación literaria y la apología de la marginalidad (la danza asincrónica de la marioneta; elogio de un león afeitado al autor de los días mayores: apología a las fiestas macabras); Todos somos hijos de Pedro Páramo, El boom revisitado, El postboom: ¿continuidad o ruptura?

Brasil 0 Venezuela 0, un puente poético y para no abusar del contenido en apenas 114 páginas, bien administradas y con información valiosa, revela De Nóbrega lo que da a conocer como pastiches de aforismos sobre poética, y poética del ensayo, uniéndolo a Diane Arbus, Elías Canetti y Mijail Bajtin. Sin desperdicio.

Para que se tenga una idea de la vena de De Nóbrega tomamos de Pastiche de aforismo sobre poética (Serie I) el siguiente párrafo:

“1.- La poesía es arte que se manifiesta por la palabra, como la música es arte que se manifiesta por los sonidos y la pintura arte que se manifiesta por los colores y las líneas, (Johannes Pfeiffer). Pese a su óptica e influjo fenomenológicos, tal concepto es pertinente en su transparencia y simplicidad. La Poesía, sin duda, constituye la afortunada fusión de la palabra, la musicalidad y la imagen en la aproximación paradójica al mundo que seduce tanto al poeta como al lector devoto. Es la más grande y omnipresente de las artes, pues ennoblece la lengua de los hombres, como dice Jorge Luis Borges. Además, no puede circunscribirse al estrecho y mezquino espacio del término “literatura”, o –peor aún- de la infame categoría “género literario”. Ha forjado desde sus inicios –lo cual desborda la mismísima invención de la escritura- un metalenguaje propio que abarca e impregna al mundo y sus objetos. Las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira suponen el vínculo habido entre filosofía y poesía: El asombro contenido en la mítica visión del universo que se ha plasmado en tan ásperas y primigenias paredes”.

Con el anterior párrafo queremos apenas asomar las posibilidades de este ensayista de largo aliento que es De Nóbrega, estudioso al que conocemos apegado a la investigación, a las lecturas, a la escritura y sus clases.

Todo ensayo bien escrito es un tesoro. Este lo es. Clarificador, contundente, sorpresivo y con la magistral confianza de adentrarnos en el mundo del conocimiento, de la luz de las ideas, del interminable camino del pensamiento.

Al comentar sobre lo escrito por Juan Marichal sobre el ensayo y su maleabilidad el propio De Nóbrega sostiene que este género es “endiabladamente pachuco”. Menos mal que éste no lo es porque no pertenece a la voz de “académicos victimarios del placer y víctimas de su frigidez intelectual desvinculada del mundo que les tocó vivir”.

Salmos Compulsivos tiene un tono motivador, sincero; capaz de despertar conciencias y trabajar por un mundo mejor, donde las sensaciones cobran su verdadera dimensión. Un juego de ensayos necesarios, trabajados con la rigurosa espontaneidad del conocimiento (Notitarde, 10/06/2012, LECTURA TANGENTE).- 

Dé Nóbrega mantiene en red: www.salmoscompulsivos.blogspot.com

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