sábado, 6 de agosto de 2016

Hiroshima







Lo recuerdo más allá de mi memoria porque antes de suceder ya mis sueños habían hablado: mar espeso peces muertos,  significaba lo que yo ni con mil Budas a cuestas hubiese podido descifrar. Tardé aun más en descubrir lo sucedido. Tanto dieron que inventaron una ira tan descomunal que deshizo por igual, hierros cercanos y mi dentadura. Todavía me duelen las encías y sé que soy egoísta porque primero pienso en mis dientes antes que en mis ancestros, mis tres hijos y marido que también se derritieron en el aire.  Cuando entendí que era inútil buscarlos, me dormí, nuevamente. 

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