domingo, 27 de noviembre de 2016

Cuerpos celestes



Poco a poco lo vamos descubriendo: Los habitantes de este mundo vamos por rumbos inconexos: los hombres y las mujeres por la gran variedad de caminos que existen y, los medios de comunicación, la verdad, haciendo un papel,  buena mayoría de veces, desenfocando la realidad, a la que no juzgaremos ni agregaremos adjetivos, para bien o para mal.

Hay una novedad y es mundial. Ahora no se reflejan las encuestas ganadoras. Esto es una improvisación aunque la verdad conociendo fondos e intereses más bien parece cirugía con  nuevo bisturí, en el escenario tecnológico, que casi no permite maniobras. O, más bien, la manipulación más amplia y decadente que pueda palparse: proyectar la falsedad como verdad, desconociendo los principios que además parecen inexistentes.

Desde hace unos diez años hemos visto que en cuanto a elecciones presidenciales se refiere, para referirnos al magnate que ahora es el presidente de EE UU, los medios han jugado a presentar cosas que no son. Esto no es nada nuevo. En nuestra historia (in) humana, hay miles de libros  que garantizan cosas que no son verdad. En arqueología, religión, astrología, arte, ciencia  -y no seguimos enumerándolos para no presionar este escrito- la supremacía de la mentira ha sido palpable.

En nada se busca confabularse entre los nidos de los intrigantes.

Si el ser humano ha ido de poder en poder haciendo todo cuanto le plazca para sembrar en el reducido espacio del ego las farsas que se van desmoronando mientras vamos despertando, es lógico temer lo indeseable.

La vida tan corta de unos y otros hace casi descubrir que nada o poco importó…
Los medios de comunicación no engañan: dejamos  que se desnaturalicen porque no nos importan. Y aunque no lo admitamos o no lo queramos ver; nos interesan cada vez menos, tal y como los conocimos hasta ahora.

¿De qué sirve disfrazarse de libertad cuando conocemos, todos, al amo?

La tecnología permite una libertad de escogencia que aunque no   encuentre, en primera instancia, la profundidad ordenada que quisiéramos, como capítulos de un libro, poseemos tal bagaje que el sentido común apenas ayuda a entender el todo.

Noticia de estos días es que  los hombres billonarios y los gobiernos de los cuatro o cinco países más poderosos del mundo les ha dado por aquello de poseer los cuerpos celestes. Resulta que tienen cohetes baratos para llegar fácilmente a nuestro satélite.

Es decir, en el siglo pasado, fueron a la luna mintiendo sobre la supremacía científica cuando se trató de control militar y, después de muchas especulaciones sobre lo que allí sucedió y por qué se dejo de ir, viene el siempre eterno negocio: ir hacia el astro para arrancarle minerales estratégicos, sentar bases e ir llevando turistas millonarios.

Y ya  se están disparando las garotas financieras: ricos, científicos y políticos del mundo dirigidos hacia ese objetivo, con las súbitas mujeres desnudas de por medio, no lo duden.

Ofreciendo la luna, como si les perteneciera. Y la verdad que el comentario es ingenuo porque así como la ignorancia es atrevida, el control por todo lo que no controlan es tan desconcertante, que hasta enriquece el alma.

Y la verdad es que creo en el corazón, por sobre todas las cosas.

Ojalá no existieran límites para poner en práctica otras cosas más sencillas.

Tontos y útiles.

Útiles y tontos.

Como siempre, los duros de corazón,  creen que todo lo que conquistan es inerte (aún no se entiende que la tierra es una energía que se mueve como el mar y como el aire).

Imagino a esa repulsiva repartición; además, en el lado oscuro de la luna, con luces led iluminando todo el escenario.

La materia oscura además, no tiene nada que ver con nuestra oscuridad.

Y si los hombres desmembranan la luna,  ella verá como retornar su canto de luz y noche profunda.

Pero todavía  van más allá. Intentarán habitar el planeta de la guerra como si a la tierra no lo hubieran convertido en eso.

Desconociendo. Atropellando.

Nada nuevo. Hemos aprendido muy poco.
¿Qué queda?

La respuesta es tan sencilla que se impregna de arcoíris: todo por delante.

Empecemos.

Al  plato de arroz con carne le hemos quitado la proteína.

Podemos consumir éste cereal solo.

¿También se acabó?

Tendremos que mascar entonces el cilantro, hierba con el que realzábamos su sabor, aromatizándolo.

Es decir, sobreviviremos a todo.

Pero hay que ir despertando, de una buena vez (Notitarde, 27/11/2016, LECTURA TANGENTE).- 

 (http://www.notitarde.com/cuerpos-celestes/lectura-tangente/2016/11/27/1038189/)

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