jueves, 26 de marzo de 2020

Sorolla y Reverón (cartas de apoyo a pacientes Covid)

El barco blanco, Joaquín Sorolla



Entre los muchos museos que permanecen cerrados y solo podemos visitar de forma virtual está Casa Sorolla, donde además de las pinturas de  Joaquín Sorolla se descubre la forma cómo vivió y los objetos  de los que estuvo rodeado.

Sentir la paz y la tranquilidad en plena ciudad, en sus jardines, la fuente y sus pasadizos es también saber que nos podemos esconder  a pocos metros del sinvivir que muchas veces es Madrid

Sorolla estaba fascinado por el mar. Iba siempre que podía y allí pintó sus mejores obras. Las vaporosas telas que eran sacudidas por el aire marino, los cuerpos de los niños jugando en la orilla, las barcas y los pescadores llenaron sus lienzos. La fuerza con que empuñó el pincel  dejó revelado que era un genio.


Otro genio que vivía en un palacete, pero a trescientos metros del mar, fue el pintor venezolano Armando Reverón, no tan conocido en  España, país que visitó al igual que Francia.

Su morada era sencilla, con muñecas de trapo y hamacas colgadas en la precariedad que fue su vida. Fascinado por el mar  se convirtió en el “maestro de la luz” como fue encumbrado una vez que sus obras empezaron a alcanzar altos precios en el mercado del arte.

Él llegó a pintar un playón casi blanco, porque a las horas de mayor luminosidad el sol hace tanto daño a los ojos, cuando se intenta mirar el mar tropical, que ciega y justo como él lo plasmó, es como se ve.


Playón, Armando Reverón


Sorolla y Reverón expusieron en mismos escenarios a nivel mundial. Fueron halagados por sus coterráneos.

El mismo mar, Mediterráneo o Caribe, los unió aún más.

Allí encontraron una forma de desembarazarse del formalismo y ser auténticos.
Emocionar con sus cuadros, lo más difícil de conseguir.

Y esas emociones al ver a los chicos desnudos disfrutando del mar o encontrar que una playa puede ser tan blanca como la enceguecedora luz del sol, son parte de todo este mundo que ahora podemos atraer con nuestra mente, para llenarnos de fuerza, de amor, de admiración; porque todos trabajamos, de un modo u otro, por compenetrarnos con la grandeza.

También existen los abrazos virtuales. Espero recibas el mío. Mejórate. Soy Marisol, mi gato hoy está buscando aventuras, porque  ha sido día de sol.




Imágenes: 




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