domingo, 19 de abril de 2020

Árboles (cartas de apoyo a pacientes Covid)

Eucalipto arcoiris 



Las imágenes escritas son poderosas como irrebatible es que una fotografía vale más que mil palabras. Sin embargo la sinergia resultante dentro de cualquier escrito  (información, poesía o narrativa) lleva a crear la virtualidad paralela al mundo real, seductora e inaplazable, en nuestra mente.   

Quizás por esta razón, en la continuidad de los días, vamos devorando todo cuanto llega escrito al igual que vamos relacionándolo con imágenes que se inflan en la imaginación.. Y viceversa: imágenes con palabras.  

Pero no son solo las lecturas y las imágenes las que tienen este dominio. También todo lo sensorial: basta saborear, tocar o escuchar, para igualmente despertar la metáfora que llevamos impresa en las emociones, capaz de sensibilizarse, como un cuerpo hambriento de fe.

Me acaba de escribir una amiga, deprimida y temerosa de todo cuanto ocurre, y lo hizo después que le hubiese enviado un mensaje de estos que buscan todo lo contrario; levantar el ánimo.

El corto vídeo tenía al comienzo la palabra buenos días y una secuencia de fotografías de los árboles más hermosos que hay por el planeta: los baobab, flamboyán, eucalipto arcoíris, cerezos, haya y arce japonés, entre otros. La música que conducía el sencillo mensaje era relajante, con matices asiáticos.

El deseo de acompañar el inicio del día con un bello despertar no es que fallara. Es que llegó cuando las emociones están revueltas y no pueden distinguir claridad. Justo es por ello que les llaman perturbadoras porque se almacenan con esa gran cantidad de sentimientos que se despiertan (o se duermen dentro del sueño) que afloran como tristeza en procesos como el que vivimos: la impotencia de no poder transformar la realidad, que igual llevan a la ira, la frustración, el nerviosismo; esa candela a la que solemos someternos, sin reconocer el océano de serenidad que somos y llevamos dentro.

Es decir, que el árbol anaranjado del flamboyán no hizo que  mi conocida encontrara en sus manos la sonora línea del hacer; tampoco le sirvieron de mucho los cerezos elegantes, ni la corteza del eucalipto arcoíris que solo con mirarle vibra hacia la conducción del sol por la tierra.

Y todo ello entusiasma.

Por lo menos otra de ellas, me preguntó que si esos árboles estaban en Asia, a lo que le respondí, que alrededor de todo el mundo. Por suerte la naturaleza es así de espléndida, libre y justa.

Soy Marisol. Mi gato duerme. El sol anima a recuperarnos a cualquier hora. Alimento tan solo con verle, sentirle e imaginarle.


Enlace siguiente carta:

https://azulfortaleza.blogspot.com/2020/04/arboles-cartas-de-apoyo-pacientes-covid.html


Foto:

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