Eucalipto arcoiris |
Las imágenes escritas son
poderosas como irrebatible es que una fotografía vale más que mil palabras. Sin
embargo la sinergia resultante dentro de cualquier escrito (información, poesía o narrativa) lleva a
crear la virtualidad paralela al mundo real, seductora e inaplazable, en
nuestra mente.
Quizás por esta razón, en
la continuidad de los días, vamos devorando todo cuanto llega escrito al igual
que vamos relacionándolo con imágenes que se inflan en la imaginación.. Y
viceversa: imágenes con palabras.
Pero no son solo las
lecturas y las imágenes las que tienen este dominio. También todo lo sensorial:
basta saborear, tocar o escuchar, para igualmente despertar la metáfora que
llevamos impresa en las emociones, capaz de sensibilizarse, como un cuerpo
hambriento de fe.
Me acaba de escribir una
amiga, deprimida y temerosa de todo cuanto ocurre, y lo hizo después que le
hubiese enviado un mensaje de estos que buscan todo lo contrario; levantar el ánimo.
El corto vídeo tenía al
comienzo la palabra buenos días y una secuencia de fotografías de los árboles más
hermosos que hay por el planeta: los baobab, flamboyán, eucalipto arcoíris,
cerezos, haya y arce japonés, entre otros. La música que conducía el sencillo
mensaje era relajante, con matices asiáticos.
El deseo de acompañar el
inicio del día con un bello despertar no es que fallara. Es que llegó cuando
las emociones están revueltas y no pueden distinguir claridad. Justo es por
ello que les llaman perturbadoras porque se almacenan con esa gran cantidad de
sentimientos que se despiertan (o se duermen dentro del sueño) que afloran como
tristeza en procesos como el que vivimos: la impotencia de no poder transformar
la realidad, que igual llevan a la ira, la frustración, el nerviosismo; esa
candela a la que solemos someternos, sin reconocer el océano de serenidad que
somos y llevamos dentro.
Es decir, que el árbol anaranjado
del flamboyán no hizo que mi conocida encontrara
en sus manos la sonora línea del hacer; tampoco le sirvieron de mucho los
cerezos elegantes, ni la corteza del eucalipto arcoíris que solo con mirarle
vibra hacia la conducción del sol por la tierra.
Y todo ello entusiasma.
Por lo menos otra de ellas,
me preguntó que si esos árboles estaban en Asia, a lo que le respondí, que
alrededor de todo el mundo. Por suerte la naturaleza es así de espléndida,
libre y justa.
Soy Marisol. Mi gato
duerme. El sol anima a recuperarnos a cualquier hora. Alimento tan solo con
verle, sentirle e imaginarle.
Enlace siguiente carta:
https://azulfortaleza.blogspot.com/2020/04/arboles-cartas-de-apoyo-pacientes-covid.html
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