viernes, 17 de abril de 2020

Valientes (cartas de apoyo a pacientes Covid)




Cara a los días que estamos viviendo y las muchas razones y explicaciones que muchos han aventurado adelantar, en esa manía reflexiva de ir hacia el futuro, además de las continuas y estrechas comparaciones que hacemos de los acontecimientos, surge ese dolor crudo de sabernos sociedad global herida, en coyuntural prueba.

Sobre la muerte solitaria de tantas miles de personas no habrá explicación válida. Para ellos que se fueron, lo más importante ahora es saberse queridos en esa encrucijada existencial que entendemos están, de acuerdo a las tradiciones orales y escritas, de casi todas las religiones del mundo.

Los familiares que no se despidieron tendrán  que comunicarse con el corazón y el alma, por más secuencial que esto suene. De esta manera, las emociones sanarán, dando tranquilidad. Son procesos distintos en cada caso, unos más sencillos que otros, pero cuanto antes se dé esa comunicación de ser a ser, antes se logrará salir del dolor.

La generación de hombres y mujeres mayores que hemos visto partir con la mudez de lo que no podemos ni siquiera remediar, ha sido la más valiente de España. Gente que sobrevivió la guerra civil, la segunda guerra mundial; la escasez y la dura procesión de una dictadura que siguió dividiendo la nación,  sin siquiera plantearse el principio fundamental del catolicismo: el perdón.

Hombres y mujeres que levantaron España de su ruina física y moral. En silencio y sin espacio ni tiempo para sanar sus  heridas en la dura sobrevivencia aquí y en el exilio.

Verlos partir de esta manera no es sencillo, pero más que los sentimientos que afloren, es honesto hacia ellos agradecerles, amorosamente, con todo el caudal de nobleza que salga de nuestro espíritu.

Los aliviará a ellos y a quienes han sufrido pérdidas, también.

Vale hablarles, escribirles y cantarles. Expresar con la fluidez de lo sentido. Vano es recordar lo que ya no ha podido ser. Sanar tampoco admite culpas, admite verdad y mucho arrojo: el que mantuvieron ellos para siempre salir adelante.

La misma voluntad que nos hace luchar por nuestra vida y recuperarnos, como sabemos tienes tú como paciente,  que estás luchando, para dejar el hospital, y regresar a casa.

Soy Marisol. Mi gato adolescente duerme. Ha salido el sol. Fiel al descubrir, apenas verle, que es muy buena señal, en este atardecer.


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