sábado, 9 de mayo de 2020

Conexión (cartas de apoyo de pacientes Convid)


Sueños de jungla, Rolando Quero. 


Aunque solo podía verle los ojos, me causó este hombre cierta inquietud. No lo estaba pasando nada bien en esta desaceleración del tiempo impuesto.

Las personas relajadas o tranquilas suelen ser mejores compañeras en estos momentos que los seres acelerados o demasiado inquietos mentalmente.

Imaginé que tiene como muchos el negocio detenido. Acompañado por la angustia de saberse en casa con su familia y la impotencia,  enorme señora de dos metros de altura, con más de ciento cincuenta kilos de peso, demandándole todo el tiempo comida.

La impotencia añade invitados igual de gruesos e ineficaces a la hora de atraer paz a nuestras vidas.

El debate entonces sigue. La economía no ha sido diseñada para detenerse y el virus nos lo exige para preservar la vida.

En las películas Kundun (Martin Scorsese) sobre la vida del décimo cuarto Dalai Lama  y Siete años en el Tibet (Jean-Jacques Annaud) se observa la diferencia entre los rostros de los niños actores tibetanos frente a los occidentales. El reflejo de esa serenidad natural y genuina, contrastada con la angustia del adulto occidental, enfrentado al tiempo y sus deseos, es logro sutil en ambos largometrajes.

Es posible que este hombre que vi ya haya tenido una crisis que lo haya llevado a no poder ocultar la angustia en sus ojos, que si bien no eran la desmesura de El Grito de Edvard Munch, si tenían la enfermedad de la vivencial impostura del Coronavirus.

Cuando sentimos tal orfandad ni siquiera percibimos los abanicos de manifestaciones que están allí para ayudarnos: acariciar nuestros hijos, pareja, mascota. Inhalar lo positivo, exhalar lo negativo. Hacer el dibujo del sol en todos los espacios en que estemos. Alejar el pesimismo como a un espanto. Sonreír aún sin ganas. Descubrir poco a poco los pequeños milagros que pululan en esta fuerza gravitacional de vida. Cientos de miles de mensajes, libros, canciones, esculturas, pinturas y vidas danzando con fuerza espiritual, para equilibrarnos.

Si todavía la angustia persiste habrá que establecer un dialogo hacia nuestra profundidad. Estaremos asistidos por todo el maravilloso universo que nos ha hecho posible, creyendo o no en esto.

La recuperación restablece fuerzas físicas y espirituales al unísono. Es ahí cuando la conexión de la salud se restablece. Lo que esperamos pronto conseguirás todos los que de alguna u otra forma te acompañamos.

Soy Marisol. Mi gato Chachito duerme como buen adolescente inquieto que ya ha realizado muchas travesuras. Día de sol.


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