miércoles, 6 de mayo de 2020

Paz (cartas de apoyo a pacientes Covid)

Fronteras del presente, José Antonio Fondevila


Posiblemente, la próxima semana podremos visitar a familiares. Después de no poder hacerlo por más de mes y medio. Ya hay una cuenta regresiva y los debates en la tele, emisoras y redes sociales, continúan.

En las posiciones políticas, ya no se trata de irreconciliables enfoques en la superficialidad o en la base. Se trata de la oportunidad, de aprovechar la situación, sin medir las consecuencias políticas que traerán. El toro que más brama cree que puede conquistarlo todo.

En la naturaleza animal pareciese que esto tiene un sentido (reproductor, de naturaleza sexual) pero en el caso de la naturaleza vegetativa, es más bien la sutileza y la variedad lo que infunde  paz. En la naturaleza humana se condensan ambas tipologías y mucho más.

Mientras vamos planificando cómo llegar hasta dónde está nuestra familia, pidiendo consejos de si poder abrazarles o no; cargar el frasco de alcohol como botella de agua de hidratación; aunado a la mascarilla que aquí le dicen también barbijo (una palabra que produce algo en la garganta cuando se pronuncia); guantes y el kit desinfectante; observamos, como el desafío principal que se nos presenta no es de forma; es de fondo.

Durante los ensayos de las fases del desconfinamiento, ya se han visto todo tipo de comportamientos, parecidos a los que se ven en los congresos de las naciones. Siempre hay  altisonantes, rebeldes, capciosos, enemistados con la humanidad, agresivos y hasta rumiantes.

Hay una especie de frustración, negatividad hacia el futuro; bendecida por esa realidad que hemos creído existe, por los medios de comunicación.

Por eso debemos aprender más observando la naturaleza vegetal, como hizo  el propio Antoni Gaudí, para consagrarla arquitectónicamente, como conexión entre el hombre y la inteligencia amorosa del universo.

Con alegría si podemos o no abrazar. Con confianza por todo lo que vendrá. Si entristece la sombra de la perdida, cuanto antes atravesamos los peldaños del duelo, antes alcanzaremos la paz interior.

Nuestro reencuentro no es una celebración, es el natural recibimiento a hábitos sanos,  con cambios puntuales en nosotros mismos que permitirá, si nos dejan, nuevo futuro.

Ojalá sea tan feliz como mesurado.

La energía que pongas en tu recuperación tendrá también ese aire fresco que se necesita para mejorar alrededor. Ánimo. Mi gato duerme, a él le ha hecho bien ésta parada obligada, en cuanto al conocernos y respetarnos mutuamente.


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