viernes, 3 de abril de 2020

Guayamurí (cartas de apoyo a pacientes Covid)

Al fondo el cerro Guayamurí



Caminar por la playa El Tirano era un deleite.  Por ser montaraz,  con olas llegando con fuerza a la orilla, sin ser muy elevadas, y porque mientras caminaba veía a lo lejos la condensación del salitre en viscosos vapores blancos que viajaban veloces. Por la potencia del viento, hacia todos los rincones.

A cualquier hora me escapaba hacia allí,  era mi rutina favorita, porque además quedaba muy cerca de donde vivía. Una noche  apareció por esa  misma costa,  con un resplandor inusitado, una súper luna que bañó, con su luz,  la isla de Margarita. Gran espectáculo fue verla reflejada en las aguas del mar, por momentos blancas, azules plata y plomo cobrizo. Pinceladas finas o gruesas que la luz creaba en ese mar en constante movimiento.

A un lado de la playa El Tirano hay un hermoso cerro llamado Guayamurí. Justo por donde vimos esa noche la luna amanece, sale el sol. Y la exuberancia de la montaña es famosa porque allí no solo anidan muchas aves, sino porque es protectora de los más diversos animales y también de árboles frutales que todavía recuerdan esos sabores puros y agrestes de la naturaleza.

Los primeros habitantes de esta isla seguramente hacían muchos rituales y colocaron nombres singulares y hermosos a todo su alrededor. Dicen que Guayamurí significa morrocoy, especie de tortuga de tierra, que generalmente tienen en las casas las familias, como mascotas.

Imagino las ceremonias de esta tierra fértil. La inmensidad del sol y la aparición constante de la luna por allí, debió de ser inspiración para cantar, bailar, ofrecer flores y fuego, a tan inusitada creación que además de permitir vivir, daba amorosamente toda su generosidad para que todo nadara en abundancia y felicidad.

Todas las mañanas, a la misma hora, me despertaban unas guacamayas azules y amarillas, emitiendo sus entusiasmados sonidos. Era una pareja que luego en la tarde se devolvía,con igual algarabía, para   resguardarse de la noche. 

Sorpresas constantes, llenas de éxtasis, se asoman por todos los paisajes del mundo. Nada más observarlos,  abren las puertas de un conjunto de creaciones, en movimiento, que nos identifican como seres palpitantes, en el mar del universo.

Soy Marisol. Tu pronta recuperación es una realidad hermosa. Mi gato duerme y ha estado muy juguetón.


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Foto: 




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