Al fondo el cerro Guayamurí |
Caminar por la playa El
Tirano era un deleite. Por ser
montaraz, con olas llegando con fuerza a
la orilla, sin ser muy elevadas, y porque mientras caminaba veía a lo lejos la
condensación del salitre en viscosos vapores blancos que viajaban veloces. Por
la potencia del viento, hacia todos los rincones.
A cualquier hora me
escapaba hacia allí, era mi rutina
favorita, porque además quedaba muy cerca de donde vivía. Una noche apareció por esa misma costa,
con un resplandor inusitado, una súper luna que bañó, con su luz, la isla de Margarita. Gran espectáculo fue
verla reflejada en las aguas del mar, por momentos blancas, azules plata y
plomo cobrizo. Pinceladas finas o gruesas que la luz creaba en ese mar en
constante movimiento.
A un lado de la playa El
Tirano hay un hermoso cerro llamado Guayamurí. Justo por donde vimos esa noche
la luna amanece, sale el sol. Y la exuberancia de la montaña es famosa porque
allí no solo anidan muchas aves, sino porque es protectora de los más diversos
animales y también de árboles frutales que todavía recuerdan esos sabores puros
y agrestes de la naturaleza.
Los primeros habitantes de
esta isla seguramente hacían muchos rituales y colocaron nombres singulares y
hermosos a todo su alrededor. Dicen que Guayamurí significa morrocoy, especie
de tortuga de tierra, que generalmente tienen en las casas las familias, como
mascotas.
Imagino las ceremonias de
esta tierra fértil. La inmensidad del sol y la aparición constante de la luna
por allí, debió de ser inspiración para cantar, bailar, ofrecer flores y fuego,
a tan inusitada creación que además de permitir vivir, daba amorosamente toda
su generosidad para que todo nadara en abundancia y felicidad.
Todas las mañanas, a la
misma hora, me despertaban unas guacamayas azules y amarillas, emitiendo sus
entusiasmados sonidos. Era una pareja que luego en la tarde se devolvía,con
igual algarabía, para resguardarse de
la noche.
Sorpresas constantes,
llenas de éxtasis, se asoman por todos los paisajes del mundo. Nada más observarlos,
abren las puertas de un conjunto de
creaciones, en movimiento, que nos identifican como seres palpitantes, en el
mar del universo.
Soy Marisol. Tu pronta recuperación
es una realidad hermosa. Mi gato duerme y ha estado muy juguetón.
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