El venezolano Alexis Cárdenas, considerado uno de los mejores violinistas que recorre el mundo, se presentará hoy a las cinco de la tarde en el Teatro Municipal de Valencia, dentro de una programación preparada por la Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles de Venezuela y la Orquesta Sinfónica Juvenil de Carabobo.
El joven virtuoso nacido en el estado Zulia hace 32 años debutó en 1990 como solista en la Orquesta de Jóvenes Solistas del Zulia y en la Orquesta Sinfónica de Maracaibo, interpretando el concierto para violín y orquesta en mi menor, opus 64, de Félix Mendelssohn. En 1991, entró a formar parte como solista de la Orquesta Simón Bolívar y de la Orquesta Sinfónica de Jóvenes de Barquisimeto. En febrero de este mismo año, continuó sus estudios de violín con José Francisco del Castillo.
En 1992 se marchó hacia New York para estudiar con Margaret Pardee en la Meadowmount School y en la Julliard School pre-college division, graduándose con máximos honores.
A los 17 años, regresó a Caracas para desempeñarse como concertino de la Orquesta Filarmónica Nacional. Durante el desarrollo del Ciclo de Clases Magistrales organizado por la Fundación Beracasa, conoció a su futuro maestro, Olivier Charlier, con quien continuó sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música y Danza de París bajo los auspicios de la Fundación Mozarteum Venezuela. Allí, en el año 2001, concluyó clases de perfeccionamiento. Fueron también sus maestros de violín: Jean-Jacques Kantorow y Roland Dugareuil.
Destacó en numerosos concursos internacionales: Premio del Público en el Concurso Tibor Varga (Sión, Suiza), segundo premio en el Concurso Henry Szering (México), tercer premio del Concurso Kreisler (Viena, Austria), cuarto premio en el concurso Long-Thibaud (París, Francia), segundo premio en el Concurso de Montreal, en Canadá.
Se ha presentado en Francia, Italia, España, Mónaco, Estados Unidos, América del Sur, Canadá, Singapur y Japón. Ha sido solista invitado de Orquestas Filarmónica de Mónaco, Simón Bolívar de Venezuela, Sinfónica de Murcia, I Musici de Montreal, Orquesta Sinfónica de Córdoba, Orquesta de las Américas y Orquesta Filarmónica de Moscú. Ha estado bajo la batuta de directores como Laurence Foster, Mark Janowsky y Pavel Kogan.
El año 2005 vio la luz de su primer disco, "Ensamble Gurrufío presenta a Alexis Cárdenas", en que hace un homenaje a la música venezolana, para expresar que si bien podía lucir impecable en el universo de la música de cámara, también puede hacer vibrar los mejores escenarios internacionales con la fogosidad de El Pajarillo.
¿Cómo se encuentra como músico en este homenaje a Valencia?
Estoy muy contento de venir a Valencia porque la última vez que estuve con la Orquesta Sinfónica Carabobo fue hace quince años. Pasaron muchas cosas, me fui a New York, estudié en París, donde estuve por 12 años, y perdí mucho contacto con el interior del país. Esta venida a Valencia forma parte de un proyecto que tengo con el maestro José Antonio Abreu, de ir a todos los núcleos, para enseñar y tocar como solista. Quiero ir al encuentro de lugares que no conozco, para poder encontrarme con los niños. Esta actividad comenzó en Barquisimeto, donde llevaba catorce años que no iba. Escuché a todos los niños de la región y encontré unos talentos fuera de serie. Compruebo que el 85 ó 90 por ciento de los músicos de la Orquesta "Simón Bolívar" son del interior de Venezuela. El maestro Abreu comprendió que la fuerza de este país se encuentra allí. La música crece en este país como el pasto.
¿Cómo se llega a ser óptimo en un país con tantas dificultades?
Específicamente en la música tuvimos al suerte de contar con el maestro Abreu y su trabajo ha tenido continuidad. Cuando viajo a otros países me doy cuenta de las carencias, en cuanto a la música, porque en cinco años de un gobierno todo lo que hicieron desapareció en los cinco años siguientes de otro gobierno, de silencio total. Es imposible trabajar así. El fruto del Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles lo estamos viendo ahora, después de 30 años de labor, con una tercera generación con nivel internacional.
¿Qué hace falta o sobra en materia cultural?
Habría que invertir mucho más dinero en la educación.
¿Cómo fue su experiencia en el exterior?
Los concursos internacionales que realicé me abrieron las puertas a Europa. Aun cuando yo no deseo que el arte se mida en puntuación y la música menos, es chévere porque obtienes un reconocimiento. Gracias a ello hice, el año pasado, mi debut con la Orquesta Filarmónica de Moscú. Para un violinista latinoamericano ello es importante, por la tradición de violín ruso y porque los más grandes violinistas del siglo XX fueron de allí. Fue una experiencia increíble, con Pavel Kogan, quien es una especie de "Paganini" de esta época. Después de concierto de Chaikovski, cuando me encontraba en el camerino, muchos se me acercaron para preguntarme qué había tocado de bis. Fue El Pajarillo.
En Venezuela todos lo reconocen, pero los rusos alucinaron con este tema de nuestro folclor, creyendo que pudo componerlo algún genio de la música. El joropo junto con el flamenco, que además son primos, es una de las músicas que contienen más fuerzas. Apuesto por esa música. Después de Chaikovski interpreto música que me represente con mi tradición y mi identidad.
Creo que éste es un excelente momento en Venezuela no sólo con la música académica, sino con la música folclórica.
¿Por qué lo dice?
Porque el nivel instrumental de todas las orquestas ha subido muchísimo y están ligados con la música popular. Creo mucho en la tradición y en el folclor. Necesitamos en este momento la creación de nuevas obras. Tenemos gente como Juan Carlos Núñez, Paul Desenne. Tenemos las mejores orquestas, pero Beethoven y Mozart ya existen, ¿qué vamos a hacer ahora nosotros? Tengo fe ciega en que vienen buenos momentos.
¿Compositor preferido?
Beethoven, sobre todo el Concierto de Violín.
¿Por qué escogieron para el repertorio de hoy a Chaikovski?
Joshua Dos Santos y yo lo escogimos porque es la obra más importante que se ha escrito para violín. El solista todo el tiempo está protegido, la orquestación es perfecta. Hay una tradición en Europa y Estados Unidos y es que después del primer movimiento la gente aplaude. Tiene tal fuerza que la gente no se puede contener.
Al sacar el violín del estuche resaltan varios arcos y entre ellos la foto de su hijo de 22 meses de nacido, fruto de la unión con una venezolana que conoció en París: "El es mi musa. Creo que tener un bebé es pasar del blanco y negro al color y eso se ve reflejado en mi música desde que él nació".
Dentro de poco se irá a Manizales y Bogotá realizar una serie de presentaciones y después marchará a Suiza. Su centro de operaciones es Venezuela: "Mi hijo nació en París, pero quiero que crezca en Venezuela. Que se alimente del trópico".
El 10 de abril estrenará el Concierto para Violines, obra de Juan Carlos Núñez, escrita especialmente para él, con la Orquesta Sinfónica de Venezuela en el auditorio del Colegio Ben Friedman.
"Después del estreno hacemos el disco y eso me tiene muy emocionado porque la obra es un traje a mi medida. Tiene cuatro movimientos: el primero siciliana con fandango, el segundo un tango, el tercero una milonga tangueada y el último un joropo africano. Es una obra que me representa a mí como venezolano y como latinoamericano. Cuando estás en una ciudad como París se piensa qué se puede hacer con esos elementos que nos identifican a nosotros y que reconocemos, dándoles un toque de modernidad, para que la gente no se equivoque y reconozca el joropo y diga "esto es venezolano". Es una misión que tenemos" (Notitarde, 15/03/2008, Confabulario).-
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