jueves, 25 de octubre de 2018

Ginette Durr: legitimar el genio


Ginette Durr


Vemos en la televisión, esa invitada deseada o no en casi todos los rincones del planeta, a un hombre que ensimismado con su móvil, ni siquiera se percata de la entrada del atracador que conmina a todos los que como él están en una cafetería, pasa por su lado, se lleva todo el dinero de la caja, se regresa, para buscar la salida, otra vez muy cerca de él y sale con el botín. Mientras los asustados clientes se van incorporando, el seducido por esta tecnología sigue allí, absorto en la pequeña pantalla, sin siquiera enterarse de lo ocurrido.

Intuida la anécdota cada día más común en nuestros días, la vemos reflejada en la obra de Ginette Durr, Alineación, expuesta en el Circulo Recreativo de Lalín (Pontevedra) en su exposición Huellas en el tiempo, conjunto de cuadros de diversas épocas que manifiestan su fuerte deseo por trabajar ideas, desde su mente y su corazón.

Los colores de esta enajenación, de este sinvivir  con las redes y toda su infección social, los deja reflejados en anaranjados y azules, con manos desesperadas, rostros enloquecidos y mecanizados. Nada más hay que observarnos, desde dentro, para reconocer que un poco de la cordura se sienta, ahora, a nuestro lado. La sacamos y la colocamos allí, sin percatarnos, que este medio  comunica y a la vez distancia. Hace que entremos en una realidad que nos separa de lo tangible. Provoca que perdamos observar el vuelo de un pájaro, para adentrarnos un poco en la demencia sistemática que parece unir, pero separa aún mas.



Alineación


Ginette Durr es una mujer sugerente, amable en gestos, busca la precisión de sus palabras. Tiene la mirada intuitiva, limpia; con un halo triste. Ella lo achaca a su espíritu francés; esencia europea a fin de cuentas, tierras plagadas de historia dura sobre la humanidad. Esperanzas casi carcomidas por el dolor.

Hay que reconocer, no obstante, que todo guerrero, sale invicto de cualquier batalla; gane o  pierda.

Pero ella juega bien a componer tanto los espejos del padecimiento como de la fuerza natural de la luz, del sol, la luna, la tierra y las aguas que cada día nos van diciendo las cosas que la mayoría de veces la tecnología arruina.


Desesperación


Los fondos de sus lienzos son clásicos y a la vez liberadores. Si en sus ideas no puede plasmar luz por lo menos hace que la travesía hacia sus personajes se complete en la contemplación del espectador.

La también artista Pilar Taboada, curadora y autora de los textos de esta exposición, en la presentación de Durr asoma ciertas claves de su personalidad y su obra: “… posee un pensamiento dinámico, integrador y vitalista en relación con el ser humano y su entorno…”

MP: ¿De dónde nació ese deseo de expresarte?

GD: Soy autodidacta, todo lo aprendí de mi misma. No conozco corrientes o maneras académicas de pintar. Observando y a través de libros, porque antes no era común el aprendizaje por Internet, en fascículos y manuales, experimenté  pintar.

MP: ¿Qué necesidad sentías de expresarte con un lápiz, con los colores?

GD: Desde niña dibujaba. Con el tiempo fui comprando los implementos, la acuarela y no fue sino a los treinta y tantos años que comencé con el óleo.

MP: Constantes en tus obras son las figuras y su reflejo en unos ojos muy bien trabajados, penetrando el alma…

GD: La fotografía es un retrato muy fiel de la persona, por eso no necesitas pintar. Cuando pinto un retrato que me gusta es para buscar lo que tiene detrás. La expresión de los ojos me atrae mucho, también el lenguaje del cuerpo, los gestos. Buscar  la particularidad de la persona, porque la fotografía ya lo hace mejor.



Retrato de familia



MP: ¿Cuánto tardas en plasmar en un lienzo eso que tanto buscas?

GD: Tardo en dibujar… ¿sabes qué es lo qué pasa?, tratar de llevar al lienzo lo que tengo en mi cabeza, lleva su tiempo. No trato dibujos que son normales. Tengo ideas, dejo de dormir, para ver cómo llevarlos al lienzo. Mi pintura no es abstracta entonces es difícil presentar, con mi estilo, esas ideas que tengo en mi mente: el paso del tiempo, el futuro, el sufrimiento del mundo; ese tipo de cosas.

De forma natural no soy muy alegre, veo mucho las cosas negativas… Y es que hay mucho dolor y me atrae más la denuncia, aunque sea poco… apenas en un lienzo.

MP: ¿Es una realidad que has enfrentado, en los países que has vivido?

GD: Viví en Francia, Alemania, Italia, un poco Brasil y ahora España. Retratar un poco el sufrimiento de la tierra; la destrucción. Etapas de la vida.

MP: En tu obra se siente una desilusión por la vida que contrasta con los colores vivos, ¿es un propósito para despertar?

GD: Quizás es la influencia de los impresionistas que me gustaron mucho cuando tuve la oportunidad de verlos en París fue muy importante porque me gustaban desde siempre. No se si tenga que ver con mi alma francesa, no lo sé…



Detener el tiempo


MP: ¿Algún milagro en tu vida?

GD: No creo mucho en los milagros, la verdad… ¿por qué la pregunta?

MP: No lo digo en sentido religioso… Un milagro pueden ser tus obras, una hija, hijo; nieto…

GD: Todo lo que has nombrado no son milagros… son cosas de la vida…  milagro sería para mi saber si tenemos algo más allá de la vida… Si no hay nada después lo que hacemos aquí, bien o mal,  no tiene sentido…

MP: Para ti entonces hay algo después…

GD: No lo sé… estoy buscando la respuesta…

MP: ¿Y tú pintura es parte de esa búsqueda?

GD: Sí… ya que hablamos mucho de milagros, y esas cosas…

MP: ¿Quieres seguir siendo autodidacta? ¿Prefieres seguir en esta búsqueda por ti misma?

GD: Si, en este sentido si, porque mi manera de pintar es diferente y puede que lo pierda metiéndome a estudiar en una academia; es el principal motivo porque no deseo ponerme a estudiar allí. La medalla tiene dos lados: positivo y negativo. El lado negativo es que llevo más tiempo y  me tengo que esforzar más por hacer lo que deseo, pero aunque sea así, lo prefiero.

El objeto de mi trabajo artístico … es el ser humano, sus sueños felices y sus pesadillas, sus pasiones, su destino, sus intentos desesperados por dejar sus huellas en el ambiente, su herencia más allá del tiempo… viaje existencial del único ser consciente de su muerte, su desafío a la naturaleza hasta la última consecuencia: su propia destrucción.

Hay además frescura en sus lienzos, en las expresiones de amigos, seres queridos, desconocidos que encuentra como el garimpeiro de Brasil o los relajados ciclistas que se reúnen en el bar después de la carrera. El perro animado y feliz junto a la persona que lo cuida con amor.


El garimpeiro


En palabras de Taboada: “… no estamos ante los cuadros de una pintora más, estamos ante la propuesta formal de una artista que desde niña es poseedora de ese don especial: talento y creatividad. Su gran mérito reside en dedicar toda su vida a desarrollar el talento para legitimar el genio…”.

Huella en el tiempo estuvo abierta al público entre el 7 de septiembre y el 12 de octubre de este 2018.





Amistad