domingo, 21 de febrero de 2021

La invencible cotidianidad

 


A prueba de bombas, de Oscar María Ramos Campos, es una película surrealista, realizada en 2013, con secuencias rodadas dos veces en diferentes años y que permite un viaje ecléctico sobre la ciudad y la multiplicidad de personajes que convergen en ella.

Al reflexionar sobre ella podemos decir que la cotidianidad es A prueba de bombas.

El espíritu humano es A prueba de bombas.

Lo podemos afirmar hoy, más que nunca, cuando después de un año de convivir y desvivir con este enemigo crecidamente sutil, que le ha tocado enfrentar a la humanidad, toda nuestra ansiedad y consuelo se traduce en regresar al cotidiano abrazo, al hablar sin filtro; a la casa hogar que huele a las rutinas de las que nosotros creímos querer, muchas veces, escapar.

Además, este surrealismo que es el Coronavirus, parece querernos llevar a apreciar las cosas que son valiosas e importantes en el crecimiento del ser.

Inversamente proporcionales al consumismo.

Ver esta cinta ahora, que en su momento estuvo presentada a quince nominaciones de los premios  de la 29 edición de los Goya 2015, dentro de una escaramuza del destino, ha sido una suerte de vuelo perimetral. Porque decir surrealismo y Salvador Dalí, es abrir una caja de Pandora, con objetos intangibles y cacareados espejos rotos. 

Porque no estamos donde queremos, aunque sí donde debemos estar.

Ramos Campos fue guionista, productor y director de esta cinta que se hizo sin presupuesto y con la colaboración de todos y cada una de los participantes, labor cuan más bella, estresante.

Los sueños conscientes e inconscientes nutren una trama de personajes: los hermanos que del pueblo van a la ciudad, uno para ser arrastrado por la sobrevivencia peligrosa, el otro para encontrar, sin buscar, el amor. Asaltan los canallas, persiguen los mafiosos, golpean los frígidos mentales.

Sin embargo, el universo femenino está enriquecido desde las mujeres del pueblo que igual sueñan con la ciudad, la “mama” cómo hacedora de bondad, en el control del hogar, la ingenuidad e inteligencia emocional; la mujer perdida en la identidad tras la orfandad, la cotidianidad rota de los deseos tras la humillación, la normalidad de los amantes; la continua experimentación a la que vamos por la vida acompañándonos de amigos, artistas, buscadores de cualquiera cosa que sea y permita sobrevivir.

El mismo largometraje juega también a enlazar lo desvinculado, atrapar la piel en el plástico, con lo cual el órgano más grande del cuerpo, se vuelve soplo de aire en los estudios de los artistas o la puesta en escena en el teatro, donde los actores recorren viajes personales a través de otros.

Cuando el caos regresa a la normalidad vuelve lo cotidiano a reinar, la chica rompedora a su ignorado amor, el infortunado hijo al pueblo y a los brazos de su madre, la atracción y el deseo a la promesa de la ternura y del amor. Las extravagancias que desatan segundas y terceras historias, algunas inacabadas, revelan ese manto caótico de la ciudad que invita todo el tiempo a regresar al campo, a las montañas, al mar; origen, cobijo y paz mental.

Hay escenas recurrentes, hilarantes, irreverentes y también un punto de realismo mágico con el paso por una de ellas, de Rufina. Se necesita magia para vivir y las situaciones límite de miles de millones de personas revelan que la vida también resuelve situaciones de forma poco comprensible para la razón.

Justo el ser humano parece estar hecho A prueba de bombas. Invencibles hasta en la derrota misma.

Sabemos que el surrealismo es desbordamiento de la pasión, beso amputado por enormes labios. Estremece como todos los sueños, aquellos que llegan cuando dormimos, aquellos que protagonizamos despiertos.

Los actores estuvieron a la medida de un reto fílmico que sin duda tuvo que contar con la generosidad de todos y su realización fue sincera en el torrente creativo.

El director de cine, creador de videoclips y cortometrajes, Oscar María Ramos Campos en 2009 presentó también otra película realizada junto a Alfonso de Lucas, El odio que estremece realizada  en formato en video. Y ha sido coautor junto a Alejandra Alloza y Antonio Laguna del libro Sara puro mito.

La película A prueba de bombas pertenece a ese cine de culto al que siempre se regresa porque los tiempos hasta ahora recorridos por la industria, hablan de una experiencia comercial más que de una búsqueda auténtica. Pero el mismo nombre nos lo advierte: no podrán. La sensibilidad y la valentía del cine verdadero son mucho más poderosas.

 

https://www.youtube.com/watch?v=Z1ZDQy1GoIE

 

domingo, 14 de febrero de 2021

Homenaje A prueba de bombas

 

Al fondo el collage y los asistentes al homenaje A prueba de bombas

En el marco de la muestra Expo Salvador Dalí que se está presentando tanto en forma virtual como en los cuadros colgados en la sala multifuncional Santana Art Gallery se realizó un homenaje a los realizadores de la película surrealista A prueba de bombas, del director de cine y guionista, Oscar María Ramos Campos.

En la propia galería, Ramos Campos tiene cuadros suyos llenos de expresión y fuerza lirica que también hablan de su versatilidad en el mundo del arte y la sinfonía de experiencias que le dejó atreverse a hacer una cinta sin presupuesto alguno y contando con la colaboración de todos los que en ella participaron.

Los tiempos que vivimos no pueden estar más cargados de surrealismo: las máscaras que tanto usan los actores las llevamos en forma de mascarillas, en una supuesta batalla para vencer un virus. También la distancia física marca ahora todos los momentos.

En la galería de los afectos, mucho más.

Las que si estaban muy unidas y selladas eran las fotografías de un inmenso cuadro collage, referente del encuentro y la camaradería que se respiró paso del en este encuentro, con los recuerdos del largometraje, hilvanadas en un recorrido que nada tenía que ver con el tiempo, sino con las emociones de ver allí a los que estuvieron involucrados en ese trabajo arduo de años, con sorpresas, desencuentros y alegrías.

El director de la sala, Miguel Ángel Santana dio la bienvenida a los asistentes y pidió un minuto de silencio por el fallecimiento reciente de Antonio Giménez-Rico, director y guionista de cine y Alberto Oliart, antiguo presidente de RTVE.

La periodista Alejandra Alloza fue la encargada de hablar a los presentes resumiendo en donde reside la pasión y genialidad de Ramos Campos: Nos hace sentir partícipes de algo que sabemos que es especial. Hay una especie de orgullo de pertenencia en “no me lo quiero perder” y es porque te das cuenta que están confluyendo tantos elementos, que sabemos va a trascender y tú quieres ser parte de ello. Oscar es sumamente generoso con las oportunidades que brinda, el tiempo, los favores y nosotros somos muy egoístas porque sabemos que al momento de apuntarnos, vamos a tener una experiencia deliciosa, plagada de gente interesante, de acontecimientos diversísimos. Sabemos que estamos formando de algo más especial.

Hoy por hoy estamos ante un personaje del surrealismo que aunque parezca que las reglas han cambiado, el sustrato es el mismo: con Oscar sabemos que todo es diferente, que la vida se ve de otra manera; que es incansable e inagotable. Cine, un musical, sus fotos de Instagram, un recuerdo que resucita que nos da otra dimensión.

La mano de Oscar se nota en cada proyecto.

En él hay un profundo psicólogo y sociólogo de nuestro tiempo. Mi reflexión sobre A prueba de bombas es que es un sueño que todos hemos tenido, por fantasioso que sea y su raíz está en el interior de todos.

Alejandra Alloza y Oscar María Ramos Campos, junto a Antonio Laguna, editaron el libro “Sara, puro mito”.

Ramos Campos habló de su experiencia y de la forma cómo elaboró el collage colocando tanto a las personas gratas, como a las insolentes e “insoportables”, en una suerte de democracia creativa que revela aún más su espíritu divertido, indomable y surrealista.

A prueba de bombas (2013) estuvo presentada a quince nominaciones de los premios de la 29 edición de los Goya 2015.

Santana Art Gallery entregó unos regalos a los participantes en la cinta: Alba Nava se lo dio a Leandro Rivera. Alberto Rivas a la actriz Penny Gough. La artista plástica Ana Vivas a la periodista Alejandra Alloza. Linda de Sousa y Marta Gutiérrez a la cantante Yurena.




 

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domingo, 7 de febrero de 2021

Dalí 2021: la llamada


 

A propósito de la Expo Salvador Dalí de Santana Art Gallery


El laberíntico Teatro Museo de Salvador Dalí en Figueres, estaba húmedo aquella tarde, rebosado de gente. El coche antiguo de la entrada escapaba por una rosada sonrisa turgente.

Después de recorrerlo, subir por las escalinatas, el sillón beso y rincones de escena hitchcockiana, entramos en la oscuridad de las joyas tramadas y diseñadas en la exuberancia del maestro, allí mismo enterrado.

Mientras las ventanas de las vitrinas museísticas exhibían lujo, a un ciudadano de una nacionalidad estridente, le dio por dar gritos y saltar, llamando a Dalí para que viniera a acompañarnos, a esa hora y justo momento.

Algunos lo instaron a callar, considerándolo un irrespeto; otros lo  motivaban a que continuase en su desatinada ocurrencia.

La estrechez del pasillo también aumentaba presión innecesaria.

Daba voces de ultratumba y pasó de ser extravagante, a molesto. Hubo que calmarlo. Quizás la rosquilla anisada de surrealismo le había sentado mal al desubicado peripatético.

Los genios no son digeribles.

Fue entonces cuando sentí una regresión palpable: observando una de sus estrambóticas joyas, vi reflejadas en el cristal, a las brujas del cuadro de la sardana. Bailando en rueda; descarnadas, huesudas y volando en deseos.

Hubo silencio.

La tumba, al menos ese día, no habló.

Dalí surrealismo corpóreo, teatro ambulante; bigote marca del desentierro

Al salir de allí, ya de noche, mezclé chocolate oscuro y espeso, con vino tinto, color flor de lis.

Durante horas me quedé viendo la nada de Figueres, hasta que me invadió la sangre flaminga de cierto paraíso…

Justo cerca de Tampa… lejos de allí