sábado, 31 de mayo de 2008

Jesús Alberto Ramírez "Ojalá el gobierno supiera respetar"


"Mi afición por la poesía está ligada a la tierra que me vio nacer, San Cristóbal. Allí, como digo en uno de mis poemas: ¥La azul neblina me cubrió de ese manto esplendoroso para andar por los caminos emocionados de la poesía, transformándose en un árbol. Diré así que sus raíces bebieron de la tierra que me supo asentar y por mis ramas multicolores aves entonaron sus cantos melodiosos y mis frutos fueron fragua de mi eterno soñar".


Jesús Alberto Ramírez nació en el estado Táchira en 1938. Muchas son las aguas que ha visto correr. Realizó bachillerato en ciencias en los liceos: Simón Bolívar (San Cristóbal), Juan Vicente González y Rufino Blanco Fombona (Caracas). Fue dirigente sindical en el antiguo Banco Obrero (hoy Inavi) y se enfrentó, por defender intereses laborales, a diputados del Congreso que se le convirtieron en grandes enemigos. Ha publicado: Analectas de un obrero (1975), Poemas al obrero (1984), Cantos a la tierra que me vio nacer (1987), Siete palabras de amor (1990), Los miedos y la noche (1999), Versos de verano (2001), Quijotadas, Sancho Panzas, otros versos y poemas (2003), Metamorfosis de los sueños de Petrarca (2005), y Mi pasión por Ada, otros versos y poemas (2006-2007).


En el campo de la poesía, ha brindado recitales en la Fundación La Salle en San Carlos. También en numerosas escuelas y liceos donde es invitado como declamador. Tuvo un espacio radial durante siete años dedicado a la educación rural y actualmente tiene el programa de radio: "La hora del poeta" que se transmite por Plata 105.7 FM en Tinaquillo, todos los martes de nueve a diez de la mañana.


¿Cómo ha mantenido esa llama creadora?
La poesía la defino como la recadera del cielo, la que nos trae y lleva los mensajes. Forma los momentos más íntimos de mi vida.


¿Desde cuándo se reconoce escribiendo poesía?
Desde muy joven escribo, tengo como cuarenta años haciéndolo. Mi poesía es lírica y elegíaca, también nativista. Les escribo a la vida, al amor, al dolor.


¿Por qué a los obreros?
Porque fui dirigente sindical en Caracas y allí tuve el honor de representar a la masa trabajadora y observaba todas las cosas que sucedían a diario en el quehacer laboral. Me preocuparon todos los desaciertos y todas las injusticias en esta materia, que dejé plasmados en poemas.


¿Comparable al momento que se vive hoy en día?
En aquel entonces se vivió una época muy brava. Había un sectarismo terrible, lo viví yo; y la corrupción era terrible. Ahora como que está un poquito más acentuado. En aquel entonces para ser un dirigente sindical de la oposición había que tener mucho guáramo. Sobre todo enfrentarse a gente con cargos relevantes, como los de la CTV y del Congreso, por defender derechos de los trabajadores; me hizo ganarme una buena reputación, pero mucho desgaste físico.


¿Cómo llega usted a San Carlos, estado Cojedes?
Trabajaba en una empresa que me había designado gestor de cobranza en cuatro estados: Guárico, Aragua, Carabobo y Cojedes; en cada lugar duraba una semana. Cuando me tocaba San Carlos regresaba cansado, por lo que pensé comprarme una casa allí. Ahora vivo en Tinaquillo, lugar donde tengo grandes amigos como el profesor Dubines Iván Montañez.


¿Qué está escribiendo en estos momentos?
Le voy a referir mis más recientes poemas. El día de mi cumpleaños, diciembre del año pasado, esperaba un grupo de amigos, pero un "palo de agua" impidió que llegaran. Se me ocurrió la idea de escribir. Como soy admirador del poeta español Joaquín Marco, quien escribió el libro "Algunos crímenes y otros poemas" , decidí hacer un poema a su estilo: "Hoy sábado voy a escribir un poema/ cojo la pluma en silencio bajo un foco de luz que me ilumina/en la floresta, donde vivo/oigo los tiros navideños y un rayo de misterio me fulmina/cojo la pluma y la luz negra del cielo me revela el delito cometido/voy a escribir sobre el amor y sus misterios/tengo la imagen/un día de sol en Tinaquillo/ una cerveza con un amigo/ son tantas y hermosas las mujeres/ que nos conducen a puertos de libidos placeres./La imagen a donde voy me sigue/y en los estertores del sueño/el amor me golpea con un martillo/pero era dulce morir de soledad gimiendo/ya domingo casi amaneciendo".


Otro poema que está fresquecito es "Mi niña", lo que recordé de la infancia de una hija mía y hasta me salió bonito: "Cómo deseara que fuera la hija que yo soñé/la hija que ve lo bueno la que lo malo negué/la desearía pequeñita/la que a un parque un día llevé/la que agarró las palomas y a volar yo las eché/la que balbuceaba frases que al mismo Dios escuché/la que decía tonterías que con ella me quedé/la que agarró por el rabo al monito chimpancé/contra la pared lo lanza/ y al otro mundo se fue./Tremenda era mi niña/tremenda como mi fe/tremenda como era el Hijo de María y San José./Tremenda, tremenda fuiste, ahora tremenda mujer/y mi religioso encanto que con los años se fue".


¿Lo buscan mucho como declamador y recitador de poemas?
Hay aceptación. En el programa de radio que tengo llaman mucho para pedir poemas. En otro espacio radial con que colaboro, los días domingos, llamado La Voz del Magisterio, también en Plata 105.7 FM, me invitan para que saquemos poesía. Les canto mucho al amor y a las mujeres. Le he cantado mucho a Tinaquillo.


¿Cuál es su secreto para mantenerse entusiasta con los años?
Tengo una disciplina, que cuando me baja un sueño, cuando llega a mi imaginación, busco inmediatamente plasmarlo y después lo pulo.


¿Cuánto tarda en pulir una idea y convertirla en poema?
A veces no es tan fácil. Hay unos que los alcanzo el mismo día, pero hay otros que he demorado para tratar de encontrar lo que deseo. Hasta que alcanzo ese cuadro no lo aparto.


¿Por qué quiere usted tanto al pueblo de Tinaquillo?
Porque en ese pueblo he hecho muy buenas y valiosas amistades. En mi trabajo me ha ido muy bien. Allí hice mis ahorros para poder criar a mi familia. Tengo unos hijos muy hermosos a los cuales les di educación; tres de ellos son profesionales universitarios.


Tengo poemas muy lindos dedicados a Tinaquillo: "A nadie le cuentes, vida/que estoy contigo solito/que le robo un arrebol a la huella vespertina que tañen en Banco Bonito./Pueblo bueno y decente este de Tinaquillo/que como hóspita fuente su dolor el alma tiene/del corazón de su gente da la infusión del tomillo./íAh!, valeriana excelente/mi cantar es un pasillo sobre la parada ardiente./Pueblo llanero presente, lleno de canto y de sol/el palpitar de tu gente lo llevo en mi corazón".


Para usted, que vivió una Venezuela distinta de la de hoy... ¿qué fue lo que pasó?
La zona en la que yo me crié, San Cristóbal, la denominaban la ciudad de la cordialidad, porque guardaba mucho respeto al ciudadano. En aquel entonces no se hablaba de droga, ni de secuestros; y sicariato, menos.


Todo eso nació de los 70 para acá, lo que le ha traído al país momentos muy tristes y dolorosos. Nuestra juventud se sumerge para poder sortear las vicisitudes del tiempo.


¿Qué pasó? ¿Cómo se llega del respeto ciudadano a la muerte?
Por la equivocación de los gobiernos, que no supieron fomentar sus políticas para que las masas estuvieran de acuerdo con las cosas que se hacían. No voy a decir que las cosas del pasado fueron malas, hay cosas muy buenas y positivas, como ahora que han hecho algunas cosas buenas.


Pero son como dos trenes que chocan a alta velocidad, producen en el pueblo una situación de confrontación, lamentable. íQué bueno sería que existiera un gobierno que supiera amar y respetar a sus opositores, y los escuchara! Y que los que fueron gobierno respetaran a éste. Que hubiese una convivencia armónica, pero estamos ante la nueva Venezuela. Inhóspita (Notitarde, Confabulario,31/05/2008).-

sábado, 24 de mayo de 2008

Rafael Torres: "Se triunfa con amor y entrega total"


Rafael Torres vive en Curarigua, pueblo colonial del estado Lara, donde se conserva la tradición del tamunangue, con calles sencillas cargadas de tierra amarilla intensa, que conducen por el origen de la creatividad paciente y sentida de sus gentes, hacedores genuinos; defensores de la tradición.


Curarigua queda a hora y media de Barquisimeto y se llega por la vía hacia Carora, entre esta población y El Tocuyo.


A pesar de las distancias, la obra de este hombre, dedicado a la pintura desde hace 32 años, es conocida en otras latitudes, al punto de que Klaus Rother, dueño de una galería germana y coordinador de la Universidad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Mönster, escribió: "Con la pintura de Rafael Torres se enaltece nuestra gente, nuestra cultura. Usted hace vibrar lo criollo, lo venezolano, lo caliente en el frío de Alemania y es por eso que sus cuadros despiertan el interés y la admiración de todos y lo ven como un embajador".


Ha expuesto además en Estados Unidos, España, México y Puerto Rico y está representado en diversas instituciones barquisimetanas, principalmente.


Dentro de tres semanas el pueblo larense podrá conocer sus últimos trabajos en una galería que se inaugurará con él, de nombre Contertulio, propiedad el doctor Marco Tulio Mendoza, exdirector de cultura de la UCLA.


¿Cómo comenzó en la pintura?
Yo me recuerdo desde siempre pintando, en la primaria y en la secundaria, elaborando las carteleras, haciendo dibujos. Fui docente durante veintiún años dando dibujo técnico y educación física. Cuando me asignaron algunas horas de trabajo en el mismo pueblo de Curarigua fue entonces que pude combinar las clases con la elaboración de cuadros y poder así dedicarme un poco más a lo que siempre me ha gustado hacer: Pintar.


¿Cuándo comenzó y qué lo motivó a continuar?
Desde el año 1976 estoy trabajando profesionalmente aunque yo pintando tengo toda una vida, desde que tengo conocimiento. Ese mismo año empecé a exponer y me animaba que todas mis obras se vendían y me encargaban más.


¿Podemos definir su pintura como realista?
Es realista con un toque de impresionista.


¿El color manda en sus piezas?
El color es muy importante sobre todo porque yo me he dedicado de lleno a perfeccionarlo. La base de la pintura es el dibujo, todo buen artista tiene que tener buena mano para ello. Lo demás es la parte cromática. La personalidad de un pintor está en el color.


¿Cómo logró dentro de ese realismo de sus paisajes y temas criollos el toque mágico de luz y sombras?
Por mis vivencias, desde niño. Soy de Curarigua y sólo me he apartado de este pueblo para estudiar e ir a dar clases.


¿Llegó a sus manos una obra de Rubens para que usted la restaurara?
Le voy a contar exactamente lo que pasó, porque llevo un tiempo haciendo una investigación: Tengo unos alumnos que se encuentran trabajando en Caracas en algunos museos que se mantienen en contacto conmigo. Uno de ellos me trajo un supuesto cuadro de Rubens que en realidad no fue pintado por él. Al principio creímos que sí. Era un original de un gran copista de este pintor flamenco de la época del siglo XVIII. La pieza original está en Florencia. La copia que tuve en mis manos está autenticada por la galería Emma Petit.


¿Sabe el nombre del copista?
Eso es lo que estoy investigando. No, porque además como no lo firmaban...


¿Cuál de sus obras era?
"Las consecuencias de la guerra". Casualmente me lo trajeron hoy... ¿cómo le parece? Porque lo restauré y los que me lo trajeron quieren que lo coloque en el mercado. Pero yo les pedí a ellos que teníamos que indagar sobre el origen del cuadro para negociarlo, porque se trata de un cuadro costoso a pesar de no ser auténtico. Un original de Rubens no baja de 40 millones de dólares.


¿Cómo le resultó la experiencia de restaurar una pieza tan antigua?
Me tomó tiempo el estudio que realicé, pues tuve que conocer la forma cómo utilizaba los colores, los pardos, los amarillos; los matices. Una gama muy amplia que él utilizaba en sus grandes formatos.


¿Qué se les debe enseñar a los más jóvenes dada su experiencia en este arte?
Primero que nada hay que tener sensibilidad, para poder transmitir. Nada hace uno logrando una técnica para pintar bonito si no se logra transmitir nada. Cuando hay sensibilidad, amor y entrega total a una obra es cuando se triunfa. Eso es lo que a mí me ha ayudado a ganar. Yo me siento un triunfador porque no es fácil vivir de la pintura. Gracias a Dios siempre he estado vendiendo mis obras y mi mayor ilusión era exponer. Nunca imaginé que se me iban a abrir tantas puertas que llevaran mis cuadros por todas partes del mundo.


Los jóvenes que están comenzando deben saber que lo más importante es el trabajo en el taller. Si se reciben clases de pintura es muy importante aprender. Hay que tener los dotes y las condiciones, es muy cierto, pero hay que ponerle corazón. Concentrarse muy bien en lo que se quiere lograr.


¿Cuántos cuadros ha realizado a lo largo de su trayectoria?
La verdad es que dejé de llevar esa cuenta. No sé cuántos cuadros he hecho en mi vida. Muchos de ellos no sé ni dónde están. Los han vendido en Colombia, Estados Unidos, Europa.


¿Cómo marcha a nivel cultural Venezuela?
Creo que hay un auge por la pintura, sobre todo en algunas zonas del país, como el eje oriental, Puerto La Cruz, Maturín, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar. Los pintores larenses no nos podemos quejar, tenemos ese reconocimiento de tener una escuela, de saber que aquí es el terruño de José Requena, maestro de casi todos los pintores de este suelo.


¿Cómo se siente en Curarigua?
Es un pueblo al que quiero mucho. Siento un gran amor por mi pueblo, por su gente; por todo lo que rodea. Me han ofrecido vivir en otros lugares por un tiempo, pero la verdad es que no creo que me llegue la inspiración en otro lugar diferente a éste. Es muy importante el estado anímico que me despierta Curarigua y además tengo el taller en mi propia casa, lo que aporta una comodidad única.


Rafael Torres pinta paisajes, sus cuadros de plazas gustan mucho así como los patios; atardeceres, peleas de gallo, toros coleados, tamunangue, procesiones. Están llenos de luz, reposados en su sed y en su canto (Notitarde, Confabulario, 24/05/2008).-

sábado, 17 de mayo de 2008

Rodolfo Táriba Santaella: "Pocaterra no olvidó su origen humilde"


"Gritos por doquier,/ banderas manchadas / por la lluvia y la pólvora. / Una sombra se levanta / bajo un puente, en una plaza. / Un fantasma verde y calvo / pisotea charcos rojizo s. / El humo anuncia la tragedia, / pero nada ocurrió; / nadie fue, nadie sabe. / sólo los que cayeron, / sólo los que se fueron, / sólo los ausentes/salpicados por el odio" es el poema escrito bajo el nombre "11 de abril" de Rodolfo Táriba Santaella.


Vino a Valencia, ciudad en la que nació hace más de cuarenta años, invitado por el Gobierno Bolivariano de Carabobo, a través de la Secretaría de Cultura y sus direcciones para el Desarrollo de las Manifestaciones Artísticas y Servicios Bibliotecarios, a dictar un grupo de talleres.


Estará hasta el día de mañana enfocando su labor en encuentros de narrativa y formadores de motores de lectura. Aunque ambos son importantes, el segundo corresponde a la necesidad armónica de generar espacios de reflexión sobre la importancia de la lectura, ofreciendo una visión amplia del acto de leer, la valoración de la lectura como práctica individual y social, la construcción de estrategias para el fomento de la lectura entre jóvenes y adultos, así como el desarrollo de la vinculación afectiva con el oficio de promotor.


También brindó una tertulia sobre la vida y obra de José Rafael Pocaterra en los espacios de la biblioteca "Rafael Feo La Cruz".


¿Por qué es importante hoy más que nunca fomentar la lectura?
En un momento en que la tecnología ha sustituido lo que es el proceso lector y el placer de la lectura vemos que nuestras bibliotecas no son visitadas; el libro como objeto físico, como instrumento de aprecio y como obra de arte, si bien no ha desaparecido, su tendencia es convertirse en una pieza de museo. Incluso el papel de la biblioteca, como centro de cultura y difusión del saber, se ha ido perdiendo. Ha llegado al punto de que si no tienen un cyber o un grupo de computadoras se convierten en repositorios de libros; en museos de libros.


¿Cuál es la labor del promotor cultural?
La labor del promotor cultural como tal es acercar a las personas a las bibliotecas, yendo mucho más allá. Aun cuando en Valencia hay una buena red que se ocupa de su labor y hay mucha tradición en cuanto a las visitas a estos lugares, hay que trascender las paredes del repositorio. Que el libro llegue a las comunidades, que se realicen talleres y que el promotor llegue con el libro en la mano. Como decía Jorge La Rosa, un escritor argentino: "Dar querer". Tratando de rescatar la figura del libro, del cuentacuentos (la primera raíz de lo que serían las tradiciones y leyendas de todos los pueblos). El promotor de lectura debe convertirse en apóstol del libro.


¿Por qué regresar a Pocaterra?
Tengo un compromiso emocional muy grande con Pocaterra. Desde pequeño, primero, por haber estudiado en la casa donde él nació, la antigua escuela "Miguel Peña", en la calle Anzoátegui con Colombia. La última vez que la visité estaba en muy mal estado, a pesar de que la habían decretado como patrimonio cultural.


Después del compromiso emocional incluso por sus raíces zulianas, considero que Pocaterra es un hombre de transición, un escritor que a pesar de todo lo que sufrió como prisionero político en la Cárcel La Rotunda; un hombre que pudo convertirse en otro miembro de la Generación del 28 o un escritor al servicio del Estado, en los periodos posteriores, se dedicó más bien, profundamente a lo social. No olvidó sus raíces, su origen muy humilde y cuando enseña su obra no proyecta la Venezuela postgomecista si no el país con las grandes carencias sociales.


Si analizamos su cuento "Panchito Mandefuá" podemos ver que se hace una oda a la niñez abandonada, en un momento en que ése no es tema de interés para el colectivo en ninguna parte del mundo. Siempre hay un componente social en Pocaterra, más allá de la técnica narrativa y de lo que han visto otros críticos en cuanto a lo grotesco, en cuanto a la imagen semiótica de la imagen de sus escritos. Ese contenido social muy poco se ha estudiado.


¿Hubo hacia Pocaterra una conexión hacia la ternura?
Tiendo más a lo oscuro que a lo tierno. Tiendo más a la oscuridad que a la ternura. En Pocaterra hay ese sentido a la compasión al prójimo enorme, que poco se ve en la literatura venezolana y escritores de su tiempo. Si observamos otros escritores como Gallegos, su obra es el eterno enfrentamiento con la barbarie, pero en Pocaterra no hay esa búsqueda del enfrentamiento como tal. Me acerco a él a través de su preocupación por el necesitado, por el otro o esa proyección por el otro.


¿Cómo es esa proyección por el otro?
El escritor siempre es muy egocéntrico y si somos poetas más todavía. En el caso del narrador, casi nunca lo hay, exclusivo, en primera persona, siempre trata de proyectar las vivencias y emociones del otro. Trato, en mi poesía, proyección en personajes del exterior, de la carretera, de la copera de un bar. Generalmente el poeta siempre es "yo": "Yo" y mi sufrimiento, "yo" y mi dolor. Hay que proyectar las emociones y el sufrimiento de los demás.


¿Alguna identificación con los poetas llamados oscuros?
Con Baudelaire y Rimbaud, los llamados "poetas malditos" en mis tiempos de estudiante de letras en la UCV. Siempre hay como una marca, pero no tengo identificación plena con nada. Todo poeta anda buscando su propia voz a través de las voces de la voz.


Poetas que también cargaron con mucha rabia por injusticias sufridas... ¿Cuál es la rabia actual que siente en Venezuela?
Los que tenemos más de cuarenta años somos personajes de transición. Asumimos nuestra madurez y crecimiento laboral, profesional, personal en otro sistema y, por supuesto, son muchas las rabias que quedan en el camino. Estuvimos como navegando entre dos aguas porque, si bien tenemos un compromiso social desde el punto de vista laboral y artístico, sentimos que quedan muchas cosas en el camino.


Rodolfo Táriba Santaella es egresado de la Universidad del Zulia, se especializó con una maestría en literatura venezolana. Después hizo estudios de enseñanza de la lengua española, obteniendo mención Magna Cum Laude en la Universidad Cecilio Acosta. Formó parte del grupo literario La 115 (1988-1993) en la UCV, institución que le publicó el libro Antología de Narrativa y Ensayo. Su obra Rostros de Resaca fue mención de honor en el I Concurso Literario Estudiantil de la UCV. Logró mención de honor en la convocatoria de Fundarte del 2002 con el ensayo "Un niple, la lluvia y tú (Retrato de una ciudad hermosa y explosiva)". A finales de año saldrá a la luz su poemario "Entre el sol, la calle y el exilio". Autor de cuentos, poemas, crónicas y ensayos, en la actualidad ejerce la docencia, se desempeña como coordinador académico del área de lengua y literatura de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad "Cecilio Acosta", del estado Zulia. Mantiene en red rodolfotariba.blogspot.com (Notitarde, Confabulario, 17/05/2008).-

sábado, 3 de mayo de 2008

Luis Pérez Valero: "La composición juega con el áurea"


Luis Pérez Valero llegó con su guitarra. La desenfundó. Hizo unas breves notas de calentamiento, suaves y sutiles que ofrecieron la clara visión de la amalgama entre él y el instrumento. Después comenzó una pieza de Miguel de Falla, con los acordes moros inconfundibles y el embrujo que todavía se siente en sus piezas.


¿A qué está dedicado en la actualidad dentro de la música?
Dentro de la dirección de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música de Carabobo hago énfasis en las nuevas tendencias musicales del siglo XX y lo que está empezando de este XXI, que tienen que ver con lo que un día se llamó vanguardia o experimental. No necesariamente todo este tipo de música tiene que ser extraña o ajena. A veces se utilizan ritmos folclóricos o elementos afrocaribeños. Es una conjunción de mezclas muy sincréticas, que es algo que estamos viviendo hoy en día con todo esto de la globalización.


¿Por qué se siguen escuchando todavía a los grandes clásicos?
A nivel mundial tenemos la tradición en la música académica de ejecutar compositores que han permanecido en el tiempo, como Mozart y Beethoven, pilares fundamentales que hay que estudiarlos, porque a raíz de ellos se crea toda una tradición.


Sin embargo está haciéndose énfasis en la difusión de música de los compositores, tanto de mi generación como de la pasada. De los nacidos de 1950 para acá. A los nuevos compositores hay que darles un espacio y eso ha sido el punto de apoyo en que se ha dado toda una generación de compositores al cual pertenezco.


¿Por qué es importante un Conservatorio de música?
Porque se encarga de mantener la tradición de la música, en este caso, el de la música occidental, centroeuropea.


¿Quiénes reciben clases en el Conservatorio de música?
Niños y adolescentes que reciben las materias fundamentales para cualquier interprete, para entender y comprender la mente del compositor, las herramientas que utilizó para proponer su obra. He hecho énfasis, con mis alumnos, sobre todo, diciéndoles que la principal vertiente que hay que abordar es el siglo XX y XXI, porque es una música que es muy ajena. Se mantiene siempre la tradición de la música centroeuropea, pero se presentan dificultades cuando se les confronta a nuevos lenguajes. Ello se comprobó con el concierto que se realizó la semana pasada en el Anfiteatro de Bárbula, de compositores vivos, donde los alumnos pudieron compartir con Luis Ernesto Gómez y Ricardo Teruel, quienes han dado pauta en Venezuela en los últimos años.


¿Cómo es el trabajo del compositor sumergido en la globalidad?
Hay dos momentos importantes: Cuando se aborda la composición musical, viene algo que puede llamarse inspiración o algún referente externo que agite la necesidad de expresarse. El otro componente es el técnico, con el que uno siempre va a trabajar.


Que es matemático...
Sí, exactamente. Una vez que el compositor traza su idea, comienza a usar los diferentes elementos o técnicas que ha aprendido, bien sea dentro o fuera de la academia, o que a veces lo posee de manera natural, porque hay excelentes compositores que no han estudiado música de manera formal, y empieza hacer una conjunción; juega con las posibilidades que le brindan las herramientas que tiene. Lo más difícil para un compositor es la toma de decisión. A partir de una nota tiene infinitas posibilidades, puede mezclar estilos e instrumentación.


A partir del proceso de globalización, en teoría, es más difícil y a la vez parece fácil, porque es tanta la cantidad de información que el compositor, precisamente, tiene que comenzar a deslastrarse; ir definiendo un estilo.


Ya no se puede hablar como hace cincuenta años atrás, de escuelas de composición. De Emilio Sojo o Antonio Estévez. Todas esas escuelas están fragmentadas...


Cómo nuestra misma nación...
Sí. O están fragmentadas o es discontinuo. No necesariamente se establecen alianzas entre las escuelas y cuando uno analiza con lupa el estilo de cada uno de los compositores, confluyen en un grupo más por convicciones políticas o geográficas que estilísticas, que es el fondo.
Lo más complejo es lograr el equilibrio de una pieza.


Jugamos con elementos de proporción áurea que son elementos matemáticos heredados desde los griegos, aplicados a la obra de arte como tal.


Para alcanzar su perfil de compositor, ¿cuantas etapas pasó?
Hoy por hoy definiría mi obra en tres momentos: El primero sumergida en la tradición, con el uso de la música clásica, con el lenguaje armónico del siglo XIX. Una segunda etapa, con un poco de experimentación del siglo XX, con técnicas dodecafónicas, con mucha disonancia. Ahora me encuentro en una etapa donde confluyen dos elementos: las nuevas texturas musicales, producto de todas estas técnicas de globalización, donde la obra de arte se convierte en un collage de todos estos elementos y el uso de medios electrónicos.


Hace algunos años uno podía definirse como compositor de música académica, hoy en día como compositor de música alternativa o experimental. Es un discurso bien fragmentado, que también es producto de todo lo que estamos viviendo ahora.


¿Por qué musicalmente se marcan disonancias?
Es el elemento violento en la música. De los siglos XIV a principios del XX la música se basaba en una regulación de la violencia. Hay estilos de música en la que la resonancia juega un papel fundamental. El jazz la utiliza como generador. En la música académica no estamos acostumbrados a trabajar la disonancia. Para las culturas indígenas venezolanas era un elemento natural.


Luis Pérez Valero, actual director artístico de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música de Carabobo, es licenciado en música mención composición, del Instituto Universitario de Estudios Musicales (2005); compositor residente seleccionado por el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes de México y el Consejo Nacional de la Cultura para escribir el oratorio Cantares del Antiguo México, realizando la pasantía artística en el Centro Nacional de las Artes, Escuela Superior de Música (México D.F.); seleccionado por la Asociación Francesa de Acción Artística (Afaa) para escribir el Concert de Toulouse para guitarra amplificada y orquesta, en París.


Ha dictado conferencias y talleres de música venezolana en diversas instituciones nacionales e internacionales. Ha realizado sus estudios de composición con los maestros Ricardo Teruel y César Alejandro Carrillo (Venezuela), Marlos Nobre (Brasil), Mario Lavista (México) y diversos cursos de dirección coral con Ismael Fernández de la Cuesta (España) y Jorge Córdoba (México).


Actualmente realiza la Maestría en Música en la Universidad Simón Bolívar bajo la guía de la maestra Diana Arismendi. Mantiene en la Web un blogspot con su nombre en el que se puede saber sobre su catalogo de obras y actividades (Notitarde, 03/05/2008, Confabulario).-