sábado, 14 de febrero de 2009

Teresita Rocha sobre el cardenal Castillo Lara: "Tenemos un gran intercesor en el cielo"


"Virgen Santísima, que en nuestra historia has manifestado muchas veces tu benevolencia y cariño por este pueblo, te pedimos que no nos abandones en este momento.


Nuestro Señor Jesucristo ha querido, quizás, darnos una dura lección por nuestras infidelidades, por no haber sabido aprovechar los dones que nos dio de una naturaleza tan fértil y rica, de una población inteligente, trabajadora y generosa y por no haber ayudado a los necesitados y no haber vivido limpiamente nuestra fe cristiana. Apóyanos, dulce Divina Pastora, a aprender la lección y danos a todos la claridad de la mente para conocer y evitar el peligro y, la fuerza para superar democráticamente este momento difícil. Consíguenos el don de la paz, de la reconciliación, de la conversión y danos la alegría de la recuperada libertad. Así sea".


La oración fue pronunciada por el cardenal Rosalio José Castillo Lara el 14 de enero del año 2006 durante la Homilía de la fiesta de la Divina Pastora realizada en Barquisimeto. Está recogida en su libro autobiográfico Memorias desde el ocaso, editado por la Fundación María Auxiliadora de Göiripa.


Teresita Rocha C. estuvo casi treinta y cinco años acompañando al cardenal en sus muy organizadas y ajetreadas tareas, un buen tiempo de ellas, al lado de Juan Pablo II y el actual Papa, Benedicto XVI. Llegó a ocupar el importante puesto de presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano.


Justo el Papa Juan Pablo II le aceptó su renuncia porque sabía desde hacía tiempo los deseos de Castillo Lara de regresar a Venezuela al cumplir los 75 años.


Allí es donde concluye el libro autobiográfico que se encuentra en las principales librerías del país que comprende catorce capítulos, desde su infancia hasta el año 1997. Adicionalmente hay tres anexos que enriquecen el libro, una selección de la correspondencia sostenida entre el cardenal y los Papas Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II; las homilías seleccionadas por su significado y dieciocho artículos escritos de su puño y letra.


¿Por qué la autobiografía del cardenal Castillo Lara pareciese que quedó inconclusa?
Desde que decidió regresar a Venezuela muchísimas personas, sobre todo cardenales, obispos y otros laicos del ambiente del Vaticano, gente que ocupaban puestos de relieve, le pidieron que escribiera sus memorias, pues sabían que iban a ser de mucha importancia. Siempre que viajaba al Vaticano le recordaban que no se olvidase de escribir ese libro que tanto estaban esperando.


¿Por qué lo demoraba tanto?
Al señor cardenal nunca le gustó hablar de sí mismo. Rehusaba decir algo que fuera un elogio o una alabanza para él, así fuese dicho por otra persona. Pero fue tanta la insistencia que comenzó pero no lo terminó. Llegó hasta el punto donde comenzó su vida de éxodo; como lo leemos en sus escritos. Viajó a Colombia en el mes de septiembre de 1940 para comenzar sus estudios sacerdotales. Dejaba, en ese entonces, su casa, su familia, su patria. Regresó luego para hacer algo por los jóvenes quienes fueron siempre su mayor preocupación, al igual que el país y todos aquellos que necesitaran ayuda espiritual.


Sus memorias las deja escritas hasta el 30 de noviembre de 1997.


¿Por qué no las terminó si murió en el año 2007, diez años después?
Al regresar a su casa paterna de Göiripa (estado Aragua) lo primero que hizo fue dedicarse a los más jóvenes construyendo un centro juvenil y trayendo seminaristas salesianos para atenderlo, todos los fines de semana. La idea era que todos los muchachos pudieran tener formación, recreación y deportes. Luego se concentró en escribir lo que tanto deseaba: las biografías del reverendo padre Ojeda, su maestro; y de su tío, monseñor Lucas Guillermo Castillo Hernández, quien fue arzobispo de Caracas.


Lo que quiero decir es que dejó de último su autobiografía porque él era así en lo concerniente a su persona.


¿Era el cardenal un hombre de profundas raíces venezolanas como parecía desprenderse de su personalidad y postura?


Su eminencia, el cardenal Castillo Lara, fue un venezolano cien por cien. Sufrió y luchó siempre por Venezuela, en todos los gobiernos. Nació en l dictadura de Gómez. Lo mandaron los superiores salesianos a estudiar derecho canónico en Turín, Italia, en 1952. Allí se encuentra en la lucha con el comunismo. Su Santidad el Papa Pío XII luchó con el arma más poderosa que existe, la oración y la devoción a la Santa Virgen María. El régimen no se implantó en Italia.

¿Cuándo regresó en 1997 a Venezuela recibió muchas peticiones de ayuda moral y espiritual?
A los tres años de estar aquí, otra vez en Venezuela, empezó a vislumbrarse la posibilidad de implantarse el comunismo. Comienza así su preocupación y ciertamente muchas personas le pidieron ayuda espiritual y fuerza moral. Su eminencia Cardenal Castillo Lara no se negó ante estas peticiones. Intensificó su oración y comenzó una nueva tarea alzando su voz, denunciando las injusticias; publicando artículos de opinión y de reflexión. Todo fue como una voz que clama en el desierto; el odio y la mentira tapaban sus oídos, al amor y la verdad.


El comunismo es la negación de Dios, el comunismo arranca a Dios del corazón del hombre.


¿Qué le decía él de esa lucha que emprendió?
El era un cardenal valiente. Decía: "el color púrpura de la sotana no es un color de adorno que nos ponen. Significa el sacrificio, la sangre. Si fuese necesario debemos entregar la vida por la fe, la paz y la libertad. No podemos permitir que el comunismo se arraigue en Venezuela".


¿Cuál fue su momento religioso más trascendental en Venezuela?
La Homilía que pronunció el 14 de enero de 2006 cuando se cumplían los 150 años del milagro de la Divina Pastora. Sus palabras estuvieron cargadas de gran valentía y claridad al punto de conmover a toda Venezuela.


¿Cuándo comenzó a escribir el cardenal Memorias desde el ocaso?
A finales de 2006. En el último capítulo tenía que hablar en primera persona pero como no era su estilo lo dejó para que otros lo escribieran. No sé si el tiempo no le alcanzó. Eso sólo Dios lo sabe. Lo que sí sabemos es que tenemos un gran intercesor en el cielo.


¿Qué le pareció a usted el libro después de leerlo tras su publicación?
Sus memorias están escritas con mucha simplicidad y humildad, sin profundizar en aquellos momentos de gran satisfacción, por su gran importancia y trascedencia, que fueron muchos.


Su vida muy intensa, rica de méritos y trabajo, no perdía un minuto de tiempo.


Cuando le pedían con insistencia que descansara decía: "en el cielo descansaré".


¿Cree que aparte de esta autobiografía se podrán publicar otros libros sobre su vida y obra?
Esa respuesta se la pudiera dar más concretamente su sobrino, el R. P. Raúl Biord C. Seguramente se escribirá una biografía más amplia y profunda. Para mí es una obra de justicia y enseñanza. Hasta el momento ningún latinoamericano ha ocupado un puesto tan alto dentro de la Iglesia.


Desde luego hay mucho material porque su vida fue intensa. Esta preocupación de rendir verdadero honor a su existencia es mi mayor preocupación y creo que la de su sobrino y la de muchos. Esperamos poderlo realizar con la ayuda de aquellas personas generosas que estimaron al señor cardenal.


¿Por qué sería importante divulgar su obra?
Porque los jóvenes necesitan tener un horizonte; un espejo en quien mirarse y de esta manera puedan transformarse en hombres con valores para servir a Dios y la Patria.


¿Quién es Teresita Rocha C.?
Una persona que se consagró a Dios y presté mi servicio al cardenal Castillo Lara a lo largo de treinta y cuatro años y medio (Notitarde, 14/02/2009, Confabulario).-

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