El arte del vitral es admirado quizás por su fuerte vinculación religiosa y la mirada que siempre se ha tenido que elevar hacia ellos, dispuestos, en su mayoría en lugares altos. Un hogar . una empresa, una casa de campo y hasta una ventana pequeña, dispuesta en un baño básico y humilde recibe una distinción; un aspecto mágico que engrandece la pared y la energía del ambiente.
Las primeras piezas de vidrio datan del año 7000 AC, halladas en Egipto. Fueron los egipcios quienes entre el 3000 y el 1500 AC, desarrollaron un verdadero sistema para elaborar el vidrio. Uno de los vitrales más antiguos pertenece al siglo XI DC instalado en la Abadía de Wissembourg en Alemania, un rostro de Cristo .
A partir del siglo XI y hasta el XVI, el vitral sufrió variados cambios. Reservado en sus comienzos para el uso religioso en la primer etapa del siglo XIX se produjo un renovado interés por los vitrales, a tal punto, que se comienza a reproducirlo.
Al llegar a América Latina artistas y artesanos europeos ocurre el resurgimiento del arte del vitral en la Nueva América. En América del Norte y en ese mismo período, La Garge y Louis Tiffany desarrollaban y producían un nuevo tipo de vidrio, el opalescente, que se diferenciaba del tradicional europeo por su calidad traslúcida y lechosa. Hacia los primeros años del siglo XX nace el movimiento Art Decó y el Art Nuveau y comienzan a expandirse hacia América del Norte y América Latina.
Edward Torres Palma tiene 29 años de los cuales cinco ha dedicado a ir perfeccionando el arte del vitral. Formado por su padre Hortelio Torres dentro del mundo del corretaje y los seguros, teniendo grado de TSU, fue un exitoso hombre de negocios pero cambió todo por la pasión que le despertó esta posibilidad creativa que siente fácil de hacer si se asumen riesgos al experimentar. Practicó surf y llegó a ser parte de la Selección Nacional de Karate, disciplina que practicó profesionalmente hasta los 22 años trayendo muchos medallas y premios a Carabobo. Llegó a ser Tercer Dan en Karate.
Mostró una cantidad enorme de trabajos que ha ido haciendo durante todo este tiempo, de variedad y enorme colorido, que expresan la inquietud canalizada por este arte. Uno de los que más llamó la atención fue un conjunto de árboles en los que resaltan los troncos anaranjados, el verde del follaje y el azul del lago al fondo, claro. Casi transparente. Contraste de fuerza y paz.
Mientras trabaja escucha música celta, Deep Forest y reegue. Su gran influencia ha sido su padre quien le dijo que no hay profesiones ni buenas ni malas, lo importante es llegar a ser el mejor en lo que a uno le gusta, con honestidad .
¿Cómo fueron tus comienzos en el arte de vitral?
Cuando comencé trabajé con vidrios fusionados, hechos en horno, cosas muy pequeñas. Mezclando vidrios de colores y piezas muy articulares como ángeles, hojas, dijes, mariposas. Luego de aprender la técnica básica de la fusión. Luego aprendí la técnica Tiffany para elaborar vitrales y objetos. Desarrollé igualmente dijes, cruces, lámparas.
Me empezó a ir bien visitando tiendas de Caracas, Maracay y Valencia y fue entonces cuando me decidí a tomar esto como carrera.
¿Tienes algún recuerdo de infancia sobre un vitral que te haya llamado la atención?
Cuando yo era muy pequeño recuerdo que me llevaron a casa de unos amigos de mis padres y vi una lámpara encendida en la cocina y los colores que destellaban. Eso creó una fascinación que después busqué en los caleidoscopios. El juego de luz con color me llamó mucho la atención. En principio me creí ajeno a este arte, jamás pensé que podía desarrollarlo, hasta que aprendí técnicas, en una casa de vitrales que había en La Entrada, con unos vecinos. Hice un curso básico y empecé a experimentar todo lo que ahora puedo mostrar. Me han dado la oportunidad de hacer muchas cosas.
¿Cuándo empezaste a elaborar vitrales como tal, composiciones grandes?
Después de recibir las enseñanzas básicas comencé a diseñar mis propios objetos, candelabros, pisapapeles, porta inciensos: Algunas empresas me han solicitado trabajos, piezas únicas artesanales que representen recuerdos gratos hacia la marca. Hice un nacimiento para una exposición en la Universidad de Carabobo en diciembre 2005. Después hice vitrales para ventanas, para sellar , objetos decorativos para casas, centros de retiro. Al momento de participar en salones de arte llevo creaciones propias y llevo piezas originales, tratando de mezclar técnicas.
¿Todavía puede innovarse? ¿No todo está hecho?
Siempre se tiene la idea que en el asunto de los vitrales se tiene que ser muy metódico, muy de teoría y académico, pero no tiene por qué ser así. De hecho cuando se experimenta en fusión varios vidrios que está escrito puedes correr el riesgo de que sea así pero también la suerte de una sorpresa y un hallazgo.
¿Utilizas siempre colores tenues o forma parte de la necesidad cromática?
Cuando se necesita transmitir esa serie de sensaciones. Cuando se trabaja el vitral para transmitir la luz de la paz espiritual, por primera vez, fue en las iglesias góticas, con escenas religiosas.
¿Dentro de todo artesano palpita un hombre místico?
Creo mucho en Dios. Es el que hace todo, absolutamente. Todo viene de él y va para él. Gracias a él vivimos, comemos. Gracias a él se mueve el mundo. Me mueve a mi a ir desarrollando este arte al igual que mueve a un médico o a un abogado. A veces, de repente, no doy con lo que él tal vez quiera decir a través de mi pero siento que todo viene de él.
¿Te inspiras mucho en la naturaleza?
Si. Me encanta. Los vitrales que expresan naturaleza me los piden mucho. Mi trabajo se va por lo religioso o por lo natural. Viajo mucho a Mérida porque me encanta, sus montañas. Allí se encuentra la espiritualidad y la conexión con lo divino. Venezuela es mi inspiración. Todo mi trabajo nace y viene de estas tierras. Venezuela es infinita. Puedo estar eternamente creando con los paisajes de nuestro país.
¿Qué proyectos tienes a corto y mediano plazo?
Tengo muchos. Quiero mostrar mi talento en la I Bienal de Arte Popular de Naguanagua que se realizará del 3 de noviembre al 17 de diciembre. También una exposición en el Hogar Hispano. Un trabajo para mostrar también en la Brigada Blindada, inspirado en fauna y flora venezolana. Me llamaron para restaurar los vitrales de la Iglesia Las Siervas del Santísimo. También quiero llevar una obra para participar en el Salón Nacional de las Artes del Fuego. En Venezuela hay muy buenos vitralistas. Puedo decir que la aceptación de mi trabajo en las tiendas es lo que me ha llevado a seguir creciendo. Caminé mucho Caracas, Maracay y Valencia, cargando en bolsos, mi arte y mis diseños, y el éxito alcanzado me hizo continuar y experimentar. La perseverancia en este arte es lo que va dando su evolución. Siento que me mantuve poniendo ingenio porque la competencia entre los vitralistas es grande por la calidad.
¿Tanto ritmo de trabajo lo has tenido que combinar con estudios?
Los libros ayudan mucho: concluí módulos de dibujo en la Escuela Arturo Michelena. Me han traído textos del exterior para ir viendo técnicas y la Internet me ha ayudado mucho. Pero sobre todo lo que más me ha ayudado ha sido atreverme a hacer cosas para obtener resultados distintos.
¿De dónde has aprendido lo simbólico que está presente en algunas piezas tuyas?
De las huellas y los estilos de otros artistas. Lo que la gente quieran sentir en ese espacio, lo que se busca transmitir, es un trabajo que obliga a investigar. El vidrio está en todo, para beber, para comer, ver; vernos, reflejar y así como eso está en todo hay que buscar esa armonía y hay que tratar de elevarnos espiritualmente. En esas iglesias góticas de la antigüedad que te obligaban ver hacia arriba, al cielo, entendías inmediatamente el por qué. Siempre se trata de magnificar. La Biblia habla mucho de la luz e inclusive del cristal. Los maestros del vidrio vienen de esa inspiración.
En tus composiciones se siente una conexión con la raíz....
Creo que Dios hace crecer todo en la tierra . Siempre que hago algo trato de no olvidar todo lo grande que existe. Trato de no despegarme de la tierra. No he salido de Venezuela y quisiera visitar los grandes museos del mundo pero cada vez que viajo por nuestra Venezuela siento que estoy en la máxima galería. Quizás es eso que tu ves: El tronco conectado con su tierra.
¿Qué significa ahora este arte para ti?
Es mi estilo de vida. Mi trabajo y mi estilo de vida. Antes en la compañía de seguros mi trabajo era mi trabajo (Notitarde, 28/04/2007, Confabulario).-