sábado, 20 de enero de 2007

El arte digital es una expresión artística


Realizando la idea, creo también el espacio mismo que no puedo conocer fuera de la idea. De tal modo, el espacio, lo mismo que el tiempo, comienzan a jugar un rol de primer plano en el problema pictórico, en la comprensión habitual que hay en la comunidad, pero en este caso también se escapa, desde mi punto de vista, una falta, el tiempo y el espacio devienen elementos de revelación. La revelación del espacio es la analogía de la revelación de la luz, del color, de la materia. No se puede tratar de otro modo la revelación del tiempo, puesto que no existe como elemento, sino es en la realización espacial de las revelaciones pictóricas u otras, yendo de las circunstancias interiores a las exteriores, representa un hecho real, escribió Kasimir Malevich en un largo ensayo (http://www.upv.es/laboluz/revista/), pintor ruso, (1878-1935), conocido como el creador del suprematismo.


Napoleón Graziani Bressanutti se considera autodidacta porque ha penetrado en un universo desconocido. A través de la computadora crea su arte, después de intensos estudios de las teorías de la luz y el color. Sereno, formal y sensible fue entrevistado a propósito de una muestra individual que expondrá en República Dominicana en la Galería de Arte Nader el próximo 20 de marzo del presente año.


Sus inquietudes creativas nacieron estando rodeado de artistas entre sus familiares. Hay pintores, vestuaristas. De niño fue mucho al teatro. Recordó los trabajos de Nelson Garrido. Cuando estudió en Caracas pasaba todos los días, camino al colegio, por el Museo de Arte Contemporáneo, por lo que le fue familiar el mundo de las artes plásticas.


Participó en el Salón de Jóvenes Talentos de Phillips con una obra cubista llamada "Los Cerros de Caracas" y obtuvo mención honorífica en segundo lugar.


¿Comenzaste a dibujar desde la escuela?
Siempre dibujé. Dibujaba para mí y mi familia. Le ponía precio a mis dibujos y mi nona me los compraba. Hace poco estuve viendo mis dibujos y me di cuenta que yo dibujaba un pájaro casi hasta el infinito, por lo que ya desde niño a mi me llamaba la atención la repetición de la imagen.


¿Cómo fueron sus comienzos?
Ingresé a la Escuela de Arte "Arturo Michelena" por mi tío. Me dijeron que debía conocer la parte académica para continuar mi búsqueda artística. Entré allí y me gustó mucho por el ambiente que había de profesores y artistas, Francisco Bugallo, Luis Noguera y Carlos Rojas. Yo me nutrí mucho allí. No culmino los estudios porque yo venía, antes de la Escuela, dibujando a través de la computadora. Cuando ya tenía almacenados muchos dibujos un amigo los vio y le gustó tanto el trabajo que quiso uno de ellos. En la Escuela de Arte, en ese momento, no había nadie que me guiara o enseñara sobre la técnica digital. Había una materia que se llamaba Nuevos Medios de Expresión, pero se iba más hacia el ensamblaje, a la obra efímera. Entonces decidí estudiar pintura con Paco Bugallo y Luis Noguera. Eso me alimentó mucho y lo adapté a lo digital. Empiezo a hacer unos dibujos figurativos en la computadora y hago una primera muestra colectiva y allí se descubre el potencial porque no se parecía a nada de lo que fue presentado.


¿Pero tuvo que emprender su rumbo en solitario?
De allí nace una necesidad de buscar más orientación sobre la creación digital y Bugallo me recomienda que siga mi camino solo. Eso fue lo que hice. En esa investigación de lo digital llego a la repetición de la línea de colores y a la obra óptica, muy semejante a la obra del maestro Carlos Cruz Diez, en composición.


¿Fue perseverante en su búsqueda?
Me voy entonces a estudiar las obras que están en la ciudad de él como la de la redoma de Guaparo. Pasé días enteros sumergido entre cuatro y cinco horas. Estudié la cantidad de colores que se veían y eso me ayudó a continuar mi trabajo. Todo ese aprendizaje que hice por Internet, leyendo libros e inclusive comunicándome con él por Internet. Eran como palmadas que me daban en el hombro diciéndome que continuara porque por allí era el camino.


¿Cómo llega a Malevich?
Leí un libro de Soto que alguien me recomendó y él remitía a Kasimir Malevich y Mondrian. De esta forma me conecté con el movimiento cinético. Entendí mi obra es más mental que figurativa. La expresión es mental más que de la forma. Llego el cinetismo. Hago algo de constructivismo pero me identifico más con el movimiento del color; el movimiento de las líneas.

¿Cómo define su trabajo?
La obra que tengo ahora es una conclusión de esas varias tendencias. Cuando leí a Soto me pareció maravilloso. Cuando leí a Malevich entendí la obra de Soto. Me di cuenta que es una sola línea. Existe una forma en Venezuela de proteger la obra de Soto y más ahora por su reciente muerte.


¿Eso le preocupa?
Eso me preocupa mucho porque yo estoy empezando, tengo ya 9 años en esto pero me considero que apenas inicio mi trabajo, y mi temor es que me comparen de una mala forma con esos maestros. Yo no estoy fusilando a nadie. Estoy siguiendo una línea y cuando uno estudia a estos maestros, ellos mismos dicen que se trata de una ventana abierta para que los demás pasen por allí. Pero si yo pinto de forma cubista no significa que estoy copiando a Picasso.


¿Cómo se siente en estos momentos con su obra ya desarrollada?
-Yo encuentro en el cinetismo algo maravilloso. Lo digital para mi es virtual. Cuando estoy haciendo la imagen es virtual. Cuando la imprimo a través de un plotter, mucha gente aquí en Valencia me dijeron que eso no era arte, porque no lo había hecho con mis manos. He buscado la manera de que la gente acepte el arte digital como expresión artística.


¿Qué busca con su propuesta?
Con esos estudios que hice del cinetismo que también expresa lo digital vi que había una coincidencia de conceptos enormes. Al mezclar el cinetismo con lo digital llegué a una obra maravillosa, donde expreso la infinidad, donde no hay comienzo ni fin. Lo que busco conceptualmente es el movimiento que existe desde nuestras células hasta el cosmos. Somos lo mismo; somos parte de un todo. El color llama al sentir.


¿Cómo convierte lo virtual en palpable?
Inicialmente trabajo con programas muy sencillos en el ordenador. Tomo los colores, el amarillo y el blanco, son mis favoritos, porque se asemejan más a la luz. Hago mi obra en la computadora, después de un proceso de selección, me voy al taller de imprenta para sacar presentar la obra físicamente. En tela, cartón, papel, lona vinílica o clear. Después la obra va a la parte artesanal y hacemos los móviles, con la ayuda de mi esposa Beatriz, mi mamá o mi tío. Usamos varillas acrílicas porque lo de la transparencia me está llamando la atención. Hice una prueba tratando de multiplicar la línea y parecían imágenes estriadas cuando eran varas lisas y redondas. Ocurre un movimiento visual muy bueno y pareciese que se licúan los colores.


¿Con algunas de sus obras decide que sólo sean pinturas?
Sí. Hay unas que las hago de una manera que la línea es bien cerrada y asemejan una obra óptica más que cinética.


¿El artista debe estar comprometido socialmente hablando?
Cada quien tiene su pensamiento. Yo me considero una persona completamente libre. Estamos todavía en una sociedad muy plural. El arte no es el camino para tener algún beneficio social sino la concienciación del pueblo. Todo es un medio de expresión.


Lleva diez años casado, padre de dos bebés, Enzo y Giogella, ha realizado diversas exposiciones individuales y colectivas por distintas ciudades de Venezuela. Quiere dejar un aporte a la historia del arte. Se siente identificado con la filosofía budista. Cuando está en su proceso creativo le gusta estar solo para lograr la compenetración con la energía del todo que muchos llaman Dios (Notitarde, 20/01/2007, Confabulario).-

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