domingo, 8 de julio de 2012

Judith Scott: mordida suave



En la medida que ella fue aumentando la autoestima se fue colocando telas para sostener sombreros cada vez más llamativos y rimbombantes. Sabía que la seguían de vez en cuando unos hombres tras unas cámaras, que era centro de atención, que cerca de los cuarenta años la buscó su hermana gemela, para entregarle todo el amor del mundo, que no podía dejar de ser artista y por ello hacía desaparecer cosas a su alrededor, grandes o pequeñas. Sabía que era observada y la diferencia entre los treinta y seis años recluida en un sanatorio y el mundo libertario del arte, debió hacerle entender la necesidad de cobijar bajo la calidez de telas e hilos las piezas que dejó por el mundo y que forman parte de la muy estremecedora inspiración de Judith Scott.
Setenta y cinco minutos le bastaron a Lola Barrera e Iñaki Peñafiel para presentar la vida de esta escultora norteamericana en un documental titulado ¿Qué tienes debajo el sombrero? (2006), formada en el Creative Growth Art Center, de Oakland (California, Estados Unidos), después que su hermana Joyce, gemela, la rescatara de un centro psiquiátrico donde estuvo recluida desde niña, destinada allí por sus padres por tener síndrome de Down. En ese lugar jamás descubrieron que era sordo muda y experimentaron, al parecer, con varias drogas. No tenía cabello, le faltaban dientes pero pudo encontrar una forma de expresarse, guiada por la poderosa energía del amor.
Joyce siempre sintió una enorme responsabilidad por Judith. El nacimiento de ambas mostró diferencias: un cromosoma de más las separaba. En 1986, Joyce consiguió la custodia. De sus 62 años de vida, Judith sólo estuvo rodeada de atención y amor alrededor de veinte. Jamás le enseñaron a leer ni a escribir, ni tampoco el lenguaje de signos. Vivió sumergida en el silencio.
Pero el documental sirve para verla trabajando, posando, descubriendo tras unos Rayos X lo que tienen dentro las extrañas figuras de Judith Scott, representante del llamado movimiento outsider o arte marginal. Muchas de sus obras forman parte de las colecciones más importantes de los museos dedicados al art brut (arte en bruto), término acuñado a Jean Dubuffe (1901-1985) para el arte producido por no profesionales (pacientes mentales, prisioneros y niños) que van más allá de los estudios, de las formas y que se trabajan con un conocimiento inexplicable para los expertos en arte. Se habla de estética: ¿dónde comienza?, ¿quién la descubre: el artista o el observador? Y mucho más allá: ¿la comercialización?
"Judith Scott es el mejor ejemplo de esa corriente. Su mundo interior afloró dos años después de llegar al Centro de Arte de Oakland. Al principio, Judith se sentaba en la silla y emborronaba papeles sin más. Un día, Silvia Seventy, una de las artistas que enseñan allí, le ofreció una madeja de hilo y unos palos de madera. Y todo cambió. Se iniciaba un proceso de creación sorprendente. Con telas y lanas, unos materiales utilizados desde siempre por las mujeres, Judith inició su inesperado despegue hacia el estrellato. Sus obras crecían poco a poco en tamaño y forma hasta que llamaron la atención de la dirección del centro y de John MacGregor, un psicólogo e historiador del arte que escribió en 1999 Metamorphosis: the fiber art of Judith Scott. Fue a partir de ahí cuando llegó el éxito comercial de Judith. Sus bolas de lana adoptaban cada vez figuras más caprichosas. Pies, pájaros, siluetas? El mundo silencioso de la artista irrumpía con fuerza en la realidad y sus esculturas comenzaron a cotizarse al alza. Hoy alcanzan precios de 15.000 a 20.000 dólares, y los museos de art brut de Lausana, Baltimore, Tokio, Dublín, además de galerías y coleccionistas privados, han adquirido muchas de sus obras", escribe Julia Luzan en un artículo titulado La mujer araña (El País, 26/11/2006).
Pero a lo largo del documental da gusto ver a Judith. Con una laboriosa necesidad de hacer, ella va hilvanando sus piezas. Debajo de la tela y el hilo puede esconderse cualquier cosa: máquinas de escribir, carritos de supermercado, zapatos, piezas antiguas, maderas, hierros y artefactos que sostienen la estructura a sus formas. Son mordidas suaves a un mundo al que ella busca afanosamente de ofrendar, con sus esculturas, con sus sombreros extravagantes; luminosos.
"Las condiciones actuales del arte marginal, este arte denominado "outsider art" que engloba tanto la producción de artistas con un palpable desequilibrio mental y a otros produciendo imágenes dentro de hospitales psiquiátricos, muchos autodidactas o personajes que se apartan de las convenciones sociales han cambiado y se transforma en una práctica artística que evidencia la condición posmoderna desvelando el sentido de élite y naturaleza de la práctica del arte revelada en la diversidad y la diferencia cultural impulsando el mercado y consumo del arte escribió el editor Ramón Almeda, enfatizando que "desde las características del proceso creativo confirmará cómo estas prácticas visuales pueden considerarse fundación de todo arte expresivo" (http://www.criticarte.com) 
Judith Scott: sus sombreros aumentaban su estatura artística (Notitarde, 08/07/2012, LECTURA TANGENTE).- 
E-mail: mpradass@gmail.com

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