Federico Soria, critico musical del periódico digital teleprensa.es, en un escrito del mes pasado (22/04/2007) a propósito de un recital de arias de ópera y romanzas de zarzuela en el auditorio Maestro Padilla de Almería (Andalucía, España) escribió sobre la actuación del tenor Aquiles Machado: Una voz compacta, densa, sin poros ni fisuras. Impresionante en los momentos potentes, en los que era lanzada con fuerza hasta el último rincón del auditorio, y también en los suaves e íntimos, matizando el tono con técnica de maestro. Machado venía precedido de una fama internacional ya afianzada y el público pudo disfrutar del timbre homogéneo y firme de uno de los pocos tenores de alto nivel que hoy existen en la tesitura lírico-dramática.
Ayer en la noche debutó en el Teatro "Alfredo Celis Pérez" de la UC este talentoso venezolano que ya lleva recorriendo desde hace diez años los mejores escenarios del mundo, con la critica a sus pies. Durante la entrevista, desarrollada frente al montaje del escenario, estuvo dirigiendo el juego de luces, orquestando la puesta en escena, pendiente de mínimos detalles, yendo de un lado a otro, sin perder ánimo y energías.
Ayer en la noche debutó en el Teatro "Alfredo Celis Pérez" de la UC este talentoso venezolano que ya lleva recorriendo desde hace diez años los mejores escenarios del mundo, con la critica a sus pies. Durante la entrevista, desarrollada frente al montaje del escenario, estuvo dirigiendo el juego de luces, orquestando la puesta en escena, pendiente de mínimos detalles, yendo de un lado a otro, sin perder ánimo y energías.
¿Cómo te sientes en Valencia?
Muy bien. Es una ciudad con la que tengo vinculación, tengo mucha familia y venía mucho, en mi época de adolescente para acá. Me siento muy cómodo.
¿Por qué persiste la opera, por qué se mantiene vigente, a pesar del tiempo?
Se mantiene vigente porque es una expresión artística integradora. Es decir, tiene la capacidad de permearse, bañar y unir en ella expresiones artísticas de las demás artes. En una opera puede coincidir la última tendencia de la danza con un compositor del siglo XVIII y tener una escenografía vanguardista de un artista plástico que este en la contravanguardia, por decir alguna cosa. Todo eso puede convivir tranquilamente en ese espacio. Es un espectáculo que integra. Además de que el canto en sí y la música son, tal vez, la forma expresiva más abstracta del ser humano y está vinculada, única y exclusivamente, a la parte emocional.
¿Por qué has escogido dentro de tu repertorio personajes de gran fuerza y dramatismo lírico?
Es una cuestión de gustos. Escojo los personajes por la vinculación dramática que puedan tener conmigo, con aspectos a los que yo me sienta cercano; interesado. Y además, principalmente, por su vocalidad. Trato de escoger los personajes que mejor me van vocalmente y que al mismo tiempo pueda aportarles un aspecto dramático diferente.
¿Qué conexiones tienes con Benjamin Franklin Pinkerton, protagonista de Madame Butterfly?
Es uno de los pocos "malos", desde mi punto de vista, que existen para los tenores. Los tenores estamos destinados a ser los eternos niños buenos, que es una cosa tristísima. Creo que en las pocas cosas que he hecho he tratado de desmitificar la psicología de tenor "todo bueno", esa es un poco la intención que yo tengo. He escogido papeles que responden a cierto arquetipo tenoril llevándolos a otro terreno. A veces con éxito y a veces sin éxito, pero de eso se trata. Quien no se levanta de la bofetada no aprende.
Pinkerton me llama la atención por su psicología. Es un personaje profundamente egoísta y muy extraño. Contradictorio. Por tanto, muy humano.
¿Cómo te sentiste cuando un director te rechazó para hacer un papel porque tu apariencia no era la del personaje que debías interpretar?
No tiene la menor importancia. No significa nada en particular para la carrera de una persona y ello no habla mal de mi; habla de su incompetencia para resolver una situación con una determinada persona.
Por tus éxitos sabemos que tratan muy bien en el exterior... ¿cómo te sientes en Venezuela?
Yo me siento muy querido en Venezuela. Cuando vengo aquí me cargo de energía. Sé que no soy el ojito derecho de todo el mundo... habrá gente a la que las cosas que digo o hago le molestan pero yo me siento muy querido por mis colegas, por la gente que trabaja con los teatros y de no ser así, esto que estamos haciendo, no sería posible. Porque toda la gente que está aquí, en la Opera "Madame Butterfly", trabaja porque son amigos míos y les he pedido algunas cosas que lo hacen con el mayor cariño del mundo. Esto es un acto de buena voluntad y es una cosa que a mi me llena de felicidad ver que la gente lo hace con todo cariño. Eso a mí me hace sentir muy bien. Saber que cuento con esos amigos que se pueden anotar en un proyecto que es una locura y ponerse a trabajar, bajo un tremendo estrés, por el hecho de compartir, es algo muy bonito.
¿Además de cantar tienes que estar pendientes de detalles técnicos de la puesta en escena?
Es una segunda pasión que tengo que la llevo bajo una capa porque mi objetivo fundamental es el canto. Para meterse en un proyecto como estos uno no puede venir a inventarse las cosas. Hay que estudiar, hay que prepararse y hay que hacer las cosas bien, sobre todo, porque lo hacemos con muy poco tiempo. Tiene uno que venir con las ideas muy claras y bastante bien preparado por la cantidad de problemas que salen cuando uno hace un proyecto como este, cuando hay tan poca gente dispuesta a invertir en él, donde los organismos nacionales o las gobernaciones no se interesan. Ante esos imprevistos hay que tener todo muy bien planeado desde el punto de vista artístico para que los imprevistos que surjan causen el menor daño posible al objetivo final que es la opera.
¿Sigues leyendo libros de extraterrestres y pensando teletransportarte al Tíbet?
Lo que ocurre es que yo tengo una colección de una revistas de parapsicología que las compro como humor alternativo. Lo del Tíbet es porque tengo una particular debilidad por el budismo y las culturas asiáticas. El Tíbet es un sueño: Ojalá pueda ir algún día.
El Lama Ole Nhydal, regente del uno de los 4 caminos del budismo tibetano, "Camino del Diamante", dijo ante una pregunta sobre la veneración hacia un maestro, que él en todo caso le pediría a los alumnos que no se acercarán al baño después que él lo hubiese usado, todo ello para hacer ver que él a pesar de su dimensión espiritual es un hombre común y corriente: ¿con qué tiene que ver tu humildad?
Con el sentido común mas que con la humildad o un ejercicio de autoflagelación o algo por el estilo. Cuando uno está parado en el escenario y uno está cantado, abajo hay 80 personas tocando juntos para que lo que uno cante tenga lógica. Al mismo tiempo, detrás de eso, hay quien sabe cuanta cantidad de técnicos, para que eso pueda verse medianamente decente. El trabajo que ha habido antes de la presentación es de horas y horas, minucioso, tedioso, fastidioso; hecho en solitario. La música que estas cantando la escribió un señor que se dejó el alma allí. Pensar que uno es la estrella de todo esto me parece simplemente estúpido y creo que cuando uno hace un espectáculo tiene que tener la conciencia de que uno forma parte de un gran ensamblaje y en la medida que uno lo respete las cosas funcionan mejor.
¿Por qué un país como Venezuela debe acercarse al universo de la opera?
Porque va implicar que las personas en un solo espectáculo puedan acercarse a la danza, a las artes plásticas, a la música sinfónica, al Bel Canto. Todo junto. Vale la pena invertir porque además le estás dando trabajo a un sector de la población venezolana que trabaja en ello y que en los últimos años ha estado desamparado. La inversión cultural, sobre todo para la opera, debería ser muchisimo mayor en el interior del país. Creo que una de las cosas que podría enriquecer mucho la vida cultural venezolana: Un circuito de opera que uniera los esfuerzos de los estados y municipios en temporadas comunitarias. Que comenzaran a girar esas obras por todo el territorio nacional y así habría la oportunidad de tener 7 u 8 operas al año en cada una de las ciudades, con talento nacional y las orquestas que están en cada uno de estos sitios, aprovechando los recursos, poniendo los teatros a trabajar. Nos enriqueceríamos con el intercambio, los técnicos podrían aprender de un lugar y otro, y haríamos algo muy interesante.
Del maestro Alfredo Kraus aprendió la dignidad de esa filosofía de vida que asumió al decidir llevar el canto como su voz, alimentarse de los errores y mucho más aún de los éxitos, con la cabeza bien puesta. Su lucidez es una sorpresa. Saber que existe y se formó en nuestra tierra, una tranquilidad.
Aquiles Machado nació Barquisimeto, estado Lara, en 1971. Comenzó su carrera lírica en 1986 allí, en la Scholla Cantorum de la Orquesta Sinfónica de Lara, dirigido por Héctor Gutiérrez Cortinas. Estudió canto en el Conservatorio Simón Bolívar y la Compañía Nacional de àpera en Venezuela, guiado por el profesor de canto, William Alvarado. También recibió instrucciones vocales de Katia Riciarelli y June Anderson. Entre 1994 y 1997 estudió con Alfredo Kraus en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, España, becado por la Fundación Mozarteum de Venezuela.
Debutó en 1996 con Nemorino (L'elisir d'amore) en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela junto a Sara Catherine y Carlos Riazuelo. Resultó ganador junto a cuatro finalistas internacionales en el prestigioso concurso Cardiff Singer of the World, realizado en Inglaterra, en el año 1997. En 1998 se presentó en el Teatro Real de Madrid con "La Bohäme". En el 2003 triunfó en el Teatro Real de Madrid con "Fausto". Es el primer venezolano en debutar en el Metropolitan Opera House de Nueva York donde interpretó el papel de Rodolfo en La Bohäme en el año 2002.
Ha actuado en los más importantes teatros europeos, especialmente en Italia y España. Este mismo año logró ser el primer venezolano en presentarse en la Scala de Milán, recibiendo una ovación de más de 20 minutos por su rol de Pinkerton de la ópera Madame Butterfly de Puccini, papel en que lo podrán ver hoy y mañana en nuestra ciudad.
En diciembre de este año se presentará en el Carnegie Hall de Manhattan, New York, con la opera I Due Foscari, de Giuseppe Verdi, bajo la batuta del afamado director, compositor y violinista, Lorin Maazel. Estrenará en agosto en Las Palmas de Gran Canarias la ópera contemporánea "La hija del Cielo" y continuará cantando, al marcharse del país, en teatros de España, Francia y Polonia (Notitarde, 05/05/2007, Confabulario).-
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