Casa Portuguesa, imagen de Luz Marina Roja, impresa en forma directa desde la cámara oscura |
Barrios se cuenta a sí mismo: “Hace más de diez años decidí volcar mi creatividad a favor del medio ambiente. Antes también lo hacia pero de una manera menos directa, tanto, que ni yo me daba cuenta de que esta era mi auténtica preocupación; solo que brotaba de manera natural al plasmar composiciones orgánicas a través de cualquier medio plástico.
Un día viendo un programa de televisión sobre la problemática de las iguanas y otras especies en vías de extinción, fije mi atención en ello, pues estos reportajes me los topaba muy a menudo, en canales ambientalistas, revistas, e incluso la prensa. Fue allí cuando decido transformar mi obra en denuncia en pro de estos animales y del ecosistema en general, utilizando a la iguana como símbolo de esta campaña conservacionista comunicándola a través del arte. Ello me obligó a ser más conceptualista y comenzar desde el reciclaje la construcción de mi obra, utilizando materiales no convencionales.
Mi necesidad de comunicar me hizo salir a las calles a pintar las iguanas acompañadas de la palabra frágil utilizando una plantilla y un espray como vehículo de expresión. De esta manera entro en el mundo del esténcil urbano convirtiéndome en un artista callejero para llegar a más público con el mensaje, pero sin abandonar los salones y galerías manteniendo mi propuesta. El logro de algunos reconocimientos me incentivó a continuar este discurso.
Actualmente sigo con mi tema ambiental, siempre experimentando nuevos materiales y técnicas. Me preocupa la contaminación del ambiente y estoy trabajando en mi nueva obra donde logré una impronta de partículas de polución sobre la tela, de esta manera estoy pintando con smog. Esta técnica se denomina heliografía y la tendencia, Smog Art, me permite mantener el discurso y la denuncia de lo frágil y vulnerable que somos todos los seres vivos y la desidia de la especie humana por permitirnos siniestrar nuestro hábitat”.
En los espacios de la Hermandad Gallega, fiel a su propuesta que ha pasado por las diversas técnicas de pintura, collage, las mismas instalaciones y performances, ofrece una serie de cajas que van mostrando con arte, sutileza y belleza el universo de estos reptiles, capturando denuncias que se enriquecen a los ojos del espectador.
Por su parte, Luz Marina Rojas, esta vez no muestra los cuadros, esculturas ni joyas, a pesar de su amplia experiencia en todos estos campos en los que se ha destacado exitosamente. Ahora reúne un grupo de fotografías impresas sobre tela, directo de la caja oscura de la cámara, lo que deja la novedad de la imagen, en estos tiempos digitalizados.
Se ha dedicado a tomar imágenes de todos los centros culturales del estado Carabobo y allí están plasmados, como fantasmales espacios, que lo revelan todo, sin el éxodo apabullante del tiempo porque son nuestro presente, además.
Victoria Parés escribió del trabajo conceptual de Luz Marina: “…esta básicamente imbricada con su experiencia interior, una espiritualidad muy propia de la búsqueda religiosa, heterogénea y sincrética entre el viejo y el nuevo mundo, las piezas escultóricas nos remiten a un pasado Egipcio, en el cual el ser humano vivía en una búsqueda constante del tercer OJO, desde allí comienza la indagación plástica.
Al observar la obra de Luz Marina Rojas no podemos dejar de percibir la voluptuosidad de una deidad prehispánica, una Venus aborigen aparece revelando su presencia para conducirnos poco a poco en un complicado trasfondo mítico, ella es la que nos induce en ese intrincado mundo interior del taller donde habitan las figuras sensuales que se adueñan del espacio dándonos indicios de un enmarañado simbolismo.
La artista conjura y confronta el mundo mítico pagano con el cristianismo, su obra esta cargada de esa mezcla, sobresale lo genésico, cuando aparece el Ave Fénix es porque remite a lo circular, al retorno, a aquello que es redondo que vuelve a suceder una y otra vez como la creación y así también nos lleva de la mano por la trilogía, los peces, etc. En una amplia carga de cristianismo: trastoca todas las deidades religiosas: el Sol, la Luna y con ello lo masculino y lo femenino, lo que se opone, pero que también se complementa y con ello el fin último la búsqueda de la eternidad y la universalidad”.
De Rolando Quero ya hemos escrito en esta columna y lo que podemos agregar es que en esta Tricotomía vuelve a revelar la fuerza del color, los trazos delirantes y el mundo que continuamente explora y revive, mas aún después de conocer su muestra “Metáforas en blanco” y ser aceptado, junto a un buen numero de artistas carabobeños y nacionales, en el Salón Aragua 2010.
Un trío de artistas que sellan la enorme premisa de saber que en Venezuela lo que sobra es buen arte (Notitarde, 21/11/2010, Lectura Tangente).-
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