Karen Schulze |
Conocí a Karen Schulze hace algunos años a través del amor de Pilar Taboada, quien además de ser su primera maestra en el mundo del arte, es la madre de su esposo Santiago, por lo tanto abuela de sus nietas y bisnieta.
Por ese entonces descubrí
la obra a través de las fotos y catálogos de exposiciones que tiene Pilar en su
casa de Galicia, pero por esas razones de tiempo y espacio, no pudo darse la
entrevista hasta ahora que vino a Madrid.
Junto a ellos, Santiago y Karen,
hicimos un recorrido cultural por la capital española y de esta manera surgió
la entrevista más sencilla que he realizado. Casi no hubo preguntas. Karen
resumió muy bien toda su vida hasta ahora: amor de pareja, familia y arte.
Ella tiene mezcla ancestral
de alemanes, españoles, chilenos y venezolanos, aunque pudiera ampliarse el
abanico hereditario, de profundizarse en el árbol genealógico. Llegó a
Venezuela desde pequeña y vive en Ecuador desde hace más de veinte años.
Verla en pareja fue descubrir que vive en una continua luna de miel. Santiago García Taboada, hijo de Pilar y Toñio García, es un hombre que derrocha bondad, sabiduría y paciencia. Se ha convertido en un importante empresario y asesor financiero, orgullo de su familia.
Hablar de sus hijas, la mayor
Gabriela (es una respetada y reconocida emprendedora, creadora del blog Days of
Darling) Daniela y Camila; y de su nieta
Sofía fue aflorar la mayor sensibilidad, llenar el alma con los chorros del
agradecimiento infinitos.
Tiene ojos distintos, uno
es más verdoso y el otro color miel. El carácter afable y cordial no revela lo
trabajadora y perfeccionista que es, las horas que ha sido capaz de invertir
para quedar a gusto con lo que esperaba alcanzar.
Y aunque esas cosas no se
heredan ni se enseñan, en eso es muy parecida a su maestra, Pilar Taboada.
La primera obra pictórica
de Karen Schulze tenía el señuelo de las aguas. Su expresionismo abstracto
revelaba los movimientos, los reflejos, las transparencias que iluminan,
tranquilizan y vitalizan a la vez, en un recorrido cargado de sensualidad.
Sus primeras esculturas
eran representaciones sólidas, bañadas por la fuerza del color, de formas táctiles,
curvas y enlaces que permitían siempre
divagar e interpretar los sentidos.
El trabajo que está
desarrollando ahora, a nivel pictórico, que ella denomina realismo mágico es completamente
diferente. Son los colores del trópico, ligados con la fuerza femenina,
palmeras abstractas, siempre el océano fondo cielo, inmersos en signos que solo
ella es capaz de combinar con elegancia y toques de distinción.
Sus Diosas, esculturas que
ha ido perfeccionando con diferentes materiales, revelan en la fragilidad, la
enorme fuerza que hay que tener para enfrentar al mundo. Algunas, de tonos
pasteles, tienen unas vibraciones muy especiales, trabajadas una a una a mano,
para que tengan impregnada corrientes de buenos deseos y elevación.
Lo que sigue a continuación
es su relato, apenas sin preguntas. Solo al final cuándo indagué sobre cuál era
el mayor milagro en su vida, se le aguaron los ojos (el guarapo, como diríamos
en Venezuela) para dar luz a su dimensión humana, amorosa; sentida.
Testigo silente, acompañante
maravilloso de este encuentro, su esposo Santiago, quien al estar presente,
también supo aportar el orgullo de ser su compañero de vida, de apoyarla, de
saberse padre de tres hijas maravillosas y una nieta que les hace sonreír mucho
más.
Sin que nada de lo expresado
desvíe la atención sobre lo que es la vida: altos y bajos para hacernos conscientes
de la verdadera realidad.
CREAR CON LAS MANOS
Siempre he estado
vinculada a lo que es la idea de arte, de lo bonito, de lo estético, del
diseño. Me gustaron las cosas diferentes. Me encantaba crear con mis manos
todo tipo de cosas, me inclinaba a la pintura, dibujar. Incluso en el colegio
me gustó participar en obras de teatro. Siempre estuvo esa vena artística que
no sabía hacia dónde la iba a encauzar.
Cuando nos mudamos a vivir
a Valencia (la de Venezuela, en el estado Carabobo) justo enfrente de la artista
plástica Pilar Taboada, la conocí y me agradó mucho ella, desde el
principio. La conocieron mis padres, vivíamos en una cuadra donde todos los vecinos
eran amigos y había cordialidad entre todos. Ella tenía una escuela de pintura
y comencé allí a vincularme con el arte de una manera más profesional, por así
decirlo. A estudiar como tal comencé alrededor de catorce años, combiné mis
estudios de bachillerato con las clases de arte.
Ella fue mi primera
maestra y la que me llevó por este mundo del arte. Me hablaba de mi talento y
teníamos profesores de diversas nacionalidades, italianos, cubanos, quienes me daban
siempre un buen feedback.
Cuando me gradué en el
colegio continúe en la escuela de arte y hacía las materias con ella. Vi en
parte diseño y dibujo libre. Mi mamá quería que yo fuese abogado, aunque primero
iba a estudiar comunicación social en Caracas. Me convencieron y duré en la
Facultad de derecho de la Universidad de Carabobo un semestre apenas. No era lo
mío.
En ese entonces yo era novia
de Santiago, hijo de Pilar Taboada, y nos casamos. Yo era muy jovencita y nos
tocó mudarnos a Caracas porque consiguió trabajo allá. Él se acababa de graduar
en la universidad.
Al mudarme quería seguir
estudiando algo relacionado con marketing, publicidad, comunicación social y
encontré un lugar que se llamaba el Instituto de Mercadotecnia y empecé a
cursar publicidad y mercadeo. Al año me quedé embarazada. Una vez que nació mi
bebé me dediqué a cuidarla y cuando Gabriela tenía diez meses a Santiago, al cambiar
de trabajo, lo trasladaron a Valencia. Eso fue muy bueno porque de esta manera
teníamos a la familia más cerca, mi hermana, mis padres, mis suegros. Allí se
vivía, en ese entonces, más tranquilo, al ser una ciudad provincial, a dos
horas de Caracas.
Entonces supe que tenía
que retomar mi carrera y ésta se inclinaba hacia las artes. Me apoyaron mucho
Pilar y Santiago y nos dirigimos al Instituto de Diseño de Caracas, sucursal
Valencia, que era como una extensión de la Escuela de Diseño de Florencia, con
el mismo pensum. Metí a Gabriela en una guardería que me quedaba justo en
frente del instituto y fue una carrera que comencé de cero, sumamente exigente
porque fue manual: no había la ayuda de la tecnología como ahora. Había que
trabajar muy duro, trasnocharse para cumplir con todas las tareas que mandaban. Por supuesto a mí me tocó el doble, porque tenía que atender un bebé,
una casa y un esposo. Todos mis compañeros eran solteros.
RETORNO CIRCULAR
Me gradué de allí con
honores. Me ofrecieron ser profesora y me quedé dando clases alrededor de
dos años.
En lo que me gradué, planificamos tener otro hijo porque sino iban a tener mucha diferencia de edad. Me quedé
embarazada de la segunda hija y ya me tocó trabajar desde casa con clientes
free lance como le llamaban en esa época, que podía atender desde mi estudio.
Comencé a ocuparme en
diferentes tipos de diseño para clientes de todo tipo. Empaques, productos a
nivel gráfico y a nivel creativo. Me asocié con una alumna también del Instituto
y montamos una agencia de publicidad. Comenzamos a trabajar y buscar a los
clientes que había en Valencia, una ciudad industrial. Fue una época muy buena
porque comenzamos a trabajar para Unilever Andina, Firestone, General Motors. Hacíamos
lanzamientos de nuevos productos y organizábamos los shows de autos. Realizamos
campañas de todo tipo, organizábamos convenciones de ventas.
Hicimos grandes
presentaciones en el Teatro Teresa Carreño y fuera del país, en Punta Cana. Fue
un proyecto muy exitoso.
Sin embargo cuando en Venezuela ya las cosas empezaron a cambiar a Santiago le salió la oportunidad de irnos a Quito y fue también otra vez empezar de cero. Adaptarme a un nuevo país. Sin conocer a nadie. Sin amigos. Mis hijas adecuarse a un nuevo colegio. Me tocó ser la que estaba en la casa, el soporte emocional de ellas, porque Santiago, en un principio, tenía que estar viajando por todo Ecuador. Pasé mucho tiempo sola. Fue muy fuerte para nosotras tres.
Dos años después me quedé
embarazada de mi tercera hija y cuando cumplió dos años fue cuando retomé el
arte… retorné al principio… fue como un movimiento circular… regresé a lo que
yo había hecho al comienzo. Comencé a pintar, a experimentar nuevas técnicas.
Vino Pilar Taboada a Quito. Se quedaba temporadas con nosotros y empezamos a
trabajar juntas otra vez. Comenzamos a crear, a hacer cuadros y retomé la escultura. Cuando estuve en la Escuela de Arte
hice esculturas en piedras reconstruidas, con un maestro italiano maravilloso
que nos enseñó mucho, Ennio Guglielmetti.
Trabajé barro, la piedra
reconstruida que es mármol molido mezclado. Armas un alma de metal por dentro y
haces piezas hermosas.
Empecé y no paré nunca más.
ENERGÍAS ROMPEDORAS
Darme a conocer en Quito no
fue fácil porque que venga una extranjera a posicionarse en el mundo del arte así
como de la nada no fue como que me recibieran con los brazos abiertos. Pero
afortunadamente los ecuatorianos son gente muy noble y receptiva, y mi arte
empezó a gustar bastante. Hacía algo completamente diferente. Los ecuatorianos eran
muy conservadores en sus gustos y en su estilo. Mi obra era rompedora, muy
moderna.
En esta experimentación de
texturas, de lienzos grandes, continué porque a mí siempre me ha gustado el
formato grande. Me encanta. Los murales, los trípticos: me gusta la obra grande
porque siento que me puedo expresar mejor, siempre en la línea del
expresionismo abstracto.
Empecé a investigar sobre
la iconografía budista. A leer mucho a la Diosa Shakti, el Dios Shiva y todo
lo relacionado con la energía. Siempre he pensado que todo, incluso nosotros,
somos energía. Cada uno emana una diferente. Vamos vibrando en campos
magnéticos disparejos, hasta que conectamos. Enlazamos, desconectamos. Y utilicé mucho las representaciones
pictóricas hinduistas, porque me gustaba, me identificaba con la filosofía budista.
Incluía en mi obra letras
y frases en sanscrito, por el significado que tenían y la obra hablaba mucho
del Nirvana, de todo lo que has que traspasar para llegar a la iluminación.
Mientras estaba en este
proceso, me dije “ya que me voy a dedicar al arte”, voy a lanzarme a enviar una
obra a un salón a nivel nacional de pintura.
PRIMERA MUJER EXTRANJERA
EN GANAR
Envié una obra que titule
el Ojo de Shiva, el ojo de Dios, a la edición 53 del Salón de Octubre, tradicional
certamen de pintura de la Casa de la Cultura del Guayas por las fiestas de Independencia
que se celebran en Guayaquil. El maestro Enrique Tábara era jurado, un artista
maravilloso, informalista y de expresionismo abstracto y fue quien me llamó para decirme
que me preparara para dar una rueda de prensa, porque me había ganado el premio
principal. Di la rueda de prensa, asistí a la todos los eventos que ello
conllevaba. Eso me llevó a insertarme dentro del mundo del arte en Ecuador,
desde una visión más profesional y sobre todo haciendo carrera y currículo. Me
estaba conectando con todo lo que estaba pasando a nivel cultural con Ecuador.
A raíz de eso, una curadora muy famosa que es una eminencia, Inés Flores, que escoge a los artistas para apoyarlos, le encantó mi obra y mi concepto, y me adoptó como artista. Con su ayuda, y por ser figura respetada en el universo cultural de Ecuador, a quien quiero mucho y debo también mucho, expuse en las mejores galerías y museos de las mejores ciudades, Quito Guayaquil y Cuenca. Armé exposiciones individuales enormes, con montón de obras. Cada exposición tuvo entre veinte y veintitrés obras de gran formato, diez esculturas e hice inclusive obra gráfica, grabados, acuarelas digitales e instalaciones de arte conceptual.
Hice en Ecuador lo que
tenía que hacer, exponer en los mejores lugares, me di a conocer, la gente conocía
mi obra; me hacían encargos. Realicé muchas obras para familias porque el formato
grande es muy apetecido allí, pues las casas son enormes y quieren obras para cubrir las dimensiones de esas
paredes.
Empecé a mantener mi nicho
de hacer obras específicas para casas, lobbies. Mis obras también están en
todos los lugares importantes de las ciudades en las que expuse.
Me salieron también muchos
encargos de empresas de Ecuador como por ejemplo la Corporación La Favorita,
que me encomendaron las esculturas representación
para la visión-misión de la compañía, que fueron un conjunto de figuras de tres
metros. Cada una significaba los
objetivos y lo que simbolizaban para la organización.
Empecé a exponer en Miami
de forma presencial; en Madrid de forma virtual; y en mi casa tengo un espacio taller y
galería, donde pueden las personas acercarse y de esta manera trabajar en
conjunto para interpretar conceptos creativos.
LA ENERGÍA FEMENINA
Después que trabajé el
hinduismo, realicé pinturas de cada chacra, relacionadas también con la cultura
oriental. Hice varias exposiciones en torno a eso. Los nombres eran Entre cielo
y tierra, Encontrando caminos. Siempre en la búsqueda, trabajando ese tema de
la fuerza interna que nos mueve. Todo eso me fue llevando a trabajar la energía
femenina y masculina, el tema de los opuestos y cómo se atraían; la comunión
entre ellos.
De allí llegué al tema que
estoy trabajando ahora, la mujer. La energía femenina. Comencé a investigar y
explorar diversos materiales, llevando
la obra al campo conceptual. El tema que trabajo es la valoración de la mujer,
que pueda expresarse libremente tanto en su femineidad, su personalidad, su
sensualidad, su valor como ser humano. Que pueda ocupar el lugar que le
corresponde en el mundo, lejos de estereotipos y de encasillamientos sociales
que se ha visto obligada a vivir a través de la historia.
La pandemia no llegó a
todos en el 2020 y cuando estaba en el medio de mi taller, en medio de la nada y la
soledad, pensando en qué hacer y cómo aportar mi grano de arena como artista,
pensando en todo lo que estaba pasando y aunque siempre estuve en contacto con
amigas que tienen fundaciones, me comuniqué en especial con una que tiene una
ONG para atender a niñas (y niños) abusadas y maltratadas. Asunto que aumentó
considerablemente durante el confinamiento, a
todo nivel, tanto del bajo como del alto estrato social, porque este virus global, ha
sacado lo peor y lo mejor de los seres humanos.
Conversando con ella me
sensibilicé ante las estadísticas presentadas durante el estado de confinamiento. Después
de hacer una introspección de lo aportado por mi amiga, volví a meterme en el
tema de la astrología, quería saber qué estaba pasando en mi ser a nivel planetario, por qué
estaba sintiendo tantas cosas. Fue una especie de coyuntura en mi vida y mi
mapa astrológico reveló que se me estaba pidiendo que yo hiciera algo.
Estudié cual de mis
esculturas era la más iconográfica en la representación de la mujer.
Siempre he sido muy
sensible al tema de nosotras, las mujeres.
DIOSAS INUNDADAS DE MAGIA
A nivel compositivo como
de formas me parece que el cuerpo femenino es lo más hermoso que Dios ha creado
y me encanta enaltecerlo y exaltarlo, siempre desde todos sus significados:
como mujer dadora de vida, mujer empoderada, mujer que lucha por mantener su
lugar en un mundo prácticamente jerarquizado por el hombre, y al explorar todo
esto, aunque siempre lo tuve en mente, ya había creado, siete años atrás en
gres, la escultura de la Diosa, mujer valiente, libre de expresar su voz, e ir
por sus sueños.
Esa escultura simboliza
eso. Tiene los hombros en alto. Con su mirada creativa, expansiva. Su pecho
firme. Erguida y manifestando sus sueños. Ocupando su lugar en el universo.
Utilicé esta diosa y la
reproduje a escala, en dos tamaños, de 35
y 26 centímetros. Hicimos el molde. La vacié en resina, fibra de vidrio
y creé toda una colección de Diosas, colaborando con un porcentaje de la venta
a la Fundación Azulado Ecuador.
Trabajando porque las
mujeres tengan primero la valentía de denunciar, porque la mujer ha sido a lo
largo del tiempo muy reprimida por el hombre a consecuencia de recibir todo tipo de amenazas.
Se ha ayudado a estas mujeres dándoles talleres, apoyo psicológico, terapias
para los niños y niñas también. Reinsertando, rompiendo el círculo de violencia
a las que estaban acostumbradas a vivir. Todo ello me pareció una linda causa
que me motivó a seguir aportando.
Ya voy por la segunda
colección de Diosas, esculturas todas modeladas a mano, no son adornos hechos
en serie, requieren dedicación y ha dado resultados porque las mujeres se
sienten identificadas con este icono de la mujer de hoy. Los hombres han sido
solidarios comprando la obra para demostrar a su pareja lo mucho que significan
y que permanezcan a su lado.
Hice una colección de seis
colores y a cada color le atribuí una magia que te ayuda a crear la vida que tu
sueñas y que cada vez que la veas junto a ti, tenga un poder especial, cargada
de magnetismo y que te haga recordar que estas aquí por alguna razón y que
tienes que luchar por eso.
La gente ha conectado con
esta propuesta.
CINCO SENTIDOS
A la par de eso sigo con
mi obra pictórica, porque yo soy pintora más que escultora, y ahora estoy
desarrollando pinturas que también hablan de la mujer, fusionando la técnica de
realismo mágico con un poco de diseño gráfico, que es mi formación también.
Creo que estoy en la búsqueda de unificar estos dos estilos que siempre han
estado rondando en mi vida.
Quiero hacer una serie de
este nuevo proyecto que se llama Cinco sentidos porque es una experiencia
sensorial para mí. Tiene que tener la capacidad de despertarlos y provocar
emociones. Serán doce obras, ya tengo los bocetos hechos, y es la
que quiero presentar en España.
Ahora siento que estoy
completamente lista para crear y poder mostrarlas al mundo.
Paralelamente estoy
desarrollando mi otra obra que se llama Serenidad Dorada (Golden Serenity) que
es donde trabajo con la hoja de oro que utilizo como lo hicieron en la época
colombina, los fundadores de la Escuela Quiteña. De esta manera rindo tributo al
país que me acogió, donde ya llevo veintidós años viviendo, que me ha dado
experiencias maravillosas, como mujer, como artista y como familia.
Es utilizar la cosmogonía
del tema andino, utilizando la hoja de oro a mis cuadros modernos, porque yo
soy cien por ciento modernista.
En esa línea me manejo a
nivel de diseño interior. Para complementar diseños interiores. Trabajo el tema
de las energías. Todas las obras que yo hago tienen un significado y una
historia. Tengo series de Golden Serenity
en tonos azules y dorados que para mí representan los reflejos del mar
Caribe, donde crecí. Los brillos sobre el agua. Mi padre era marinero frustrado,
le encantaba llevarnos al mar y Venezuela es un país maravilloso, bañado por el
Caribe.
Los artistas del nuevo
mundo somos una fusión, tengo ancestros alemanes, españoles y también latinos.
Somos un cruce de culturas que corren como la sangre por las venas. Tenemos un mix de culturas y reminiscencias;
de infancia, de cuentos de la familia. Variadas tradiciones nos envuelven y nos
hacen más amplios en conciencia.
¿Cuál
ha sido el mayor milagro de tu vida?
Mis hijas. Ser madre desde
tan jovencita y ver esa continuidad en ellas… como mujer dadora de vida y
observar a esos seres humanos maravillosos. Sentir que valió toda la pena.
Al ver a mi nieta puedo
decirte que ella viene del alma, del corazón. Al verla digo “continúo”… como
las series de televisión… tenemos una conexión maravillosa….
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