Napoleón Graziani Bressanutti inauguró el pasado jueves la muestra “Dinamismo” en el Tolón Fashion Mall, de Caracas, compuesta por un total de trece piezas colgantes y dos estructuras móviles que dan cuenta del intenso trabajo que ha desarrollado este joven artista que investiga todo lo relacionado con el arte cinético para él mismo ser un exponente cargado de la fuerza emotiva del color y su dinamismo perpetuo.
“He ido despertando” fue una de las primeras cosas que dijo Napoleón para dar cuenta que la intensidad de sus búsquedas lo han llevado ha entender el mundo que tienen sus ojos por delante. Ya no puede ver masa, lo que ve es la perfecta sincronización de un mundo desprovisto de formas, que todo el tiempo va creando, en un proceso interdinámico y evolutivo que da cuenta de todo lo que somos. Es la luz pero también la transparencia. Es el fondo, pero también la orilla. Es la creación óptica pura y lo es también la ilusión.
Lo cierto es que el arte cinético, con un exponente de la talla del maestro Jesús Soto, para más añadidura venezolano, pareciese que no deja para mucho en opinión de los más sesgados. Pero el mundo del arte es tan amplio que la gente que lo toma con seriedad, respeto por los antecesores, indagación continua y muchos estudios logra dar con unas claves importantes en sus hallazgos que les permite innovar y con el tiempo trascender.
Graziani no está apurado en hacer su obra. Lo que busca es alcanzar su propio sello con un lenguaje universalmente conocido. Por ello mas allá del cinetismo el habla de arte dinámico que es en sí la energía de este movimiento que une colores que crean espejismo de otras tonalidades e inclusive animan fuertes matices que no estuvieron en los cromos originales.
También busca calidad. Y de allí que haya atravesado los penetrables de Soto una y otra vez para reinterpretarlo (pedazos de un gran todo) de formas muy disimiles, ambiciosas algunas, mas sencillas otras; hasta lograr, inclusive, una pieza homenaje al maestro nacido en Ciudad Bolívar, que es una especie de penetrable virtual, en el que invita al publico a colocarse unos lentes y jugar a esa dimensión de hombre-tiempo-espacio, agregándole el vacío.
La mente de este artista cuya muestra estará hasta el 13 de noviembre de este mismo año está algo cansada. Es mucha la energía que requiere la mente para jugar un rol dentro de la cosmovisión del universo a la que invita el universo. Para que se tenga una idea, Graziani trabajó alrededor de dos años en una pieza que apenas concluyó hace unos días. Es una obra grande, de un metro por 50 centímetros de alto por más de dos metros de ancho llamada Gran Vibración Disonante.
“Conceptualmente he avanzado más, ahora tengo que compaginar la producción” dice, aunque la labor de quienes son constantes en el arte puede facturar sorpresas. Es decir, la satisfacción solo puede hacer respirar al artista cuando siente que ha completado el todo, y ello puede tardar más tiempo del previsto.
Otra pieza, de la serie Armonía Dinámica, la tercera, atrae de particular forma porque además del color aditivo que se genera por la forma de usarse los tonos primarios o las diferentes gamas, el uso de los bastoncillos, conos y células hacen un despliegue tan oportuno e intenso mientras el espectador va pasando frente a ella que cobra fuerza la idea de Graziani, porque el dinamismo visual se apodera de este arte, que casi siempre invita a tocar o husmear por los alrededores para descubrir el truco que no es otro que la habilidad de usar los recursos de siempre con otras concepciones.
Seguro está de que “lo que produce la mente es arte” de allí el inmenso trabajo de todos los hacedores por convocar en sus ideas en las piezas que luego pueden comercializarse.
Aparte de tener muchas satisfacciones con exposiciones internacionales tiene el llamado de la galería de Arte Nacional para exponer allí pues a juicio de Juan Calzadilla la inquietud de Graziani, unida a años de investigación y labor silenciosa, revelan a un artista integral, ganado a la fuerza y perseverancia en el arte.
En 2008 ganó el Premio Robert Gumbiner, que lleva por nombre el del fundador del Museum of Latin American Art (MOLAA), reconocido espacio de fomento de los noveles artistas. Tambien estuvo en una colectiva por tres meses en Naples, Florida.
Tiene programado para el primer trimestre del 2012 una exposición en la galería de El Impulso, en Barquisimeto.
Lo bonito de gente como Napoleón Graziani es que aunado al talento se une la sencillez y el esfuerzo. Y toda la explosión de magnetismo, luz y color de su obra, espejismos que logran difumar el mundo y atrapar el contacto con la creación
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