"Creo en la necesidad del riesgo, al menos si queremos tener el derecho a luchar por un ideal perenne y nunca completamente consciente de toda interpretación y valoración; ese según el cual un día Orfeo no se dará la vuelta, y la verdad del poema volverá a la luz del entendimiento, absoluta, inviolada, generadora de vida, incluso desde la oscuridad de la omisión y la muerte" escribió George Steiner para una conferencia en homenaje a Leslie Stephen en la Universidad de Cambridge*.
José Napoleón Oropeza comenzó bien 2007. La editorial El Otro, El Mismo acaba de entregarle un libro que reúne un conjunto de cuentos titulado "Entre la Cuna y el Dinosaurio" y la Universidad de Carabobo le conferirá el 21 de marzo el Doctorado Honoris Causa.
Quiso realizar la entrevista en un salón aparte de su oficina del Ateneo de Valencia teniendo como fondo la obra "La Sirena" de Fernando Wamprechs, consumada con tiza de colores y trazos dejados como al descuido, nacida en un taller para enseñar a los niños a pintar realizado allí años atrás.
Aquellos que lo conocen, lo quieran o lo desestimen, no podrán negar la fuerza que tienen sus ojos, observadores y penetrantes, negados a los vicios del alcohol y las drogas, que le han permitido viajar por los dos ríos en que confluye su quehacer narrativo y el trabajo intelectual que también desarrolla como docente y gerente cultural. Son ojos dedicados a descubrir los secretos de cualquier manifestación artística que tenga frente de sí.
- Considero que la distinción que me brinda mi universidad es un homenaje a mis alumnos. Propicio en el aula de clases el dialogo entre quienes son partícipes. Siempre he creído que estar allí es entregarse a una vivencia única, a una vivencia del día. Y así como es un homenaje a mis alumnos también lo es a los excelentes docentes que ha tenido la UC, donde nos formaron a nosotros, la generación que surgió del año 1972. En esa época había en la Facultad de Educación docentes de gran vocación, eso no quiere decir que ahora no lo hayan; con identificación plena de lo que significa ser un universitario a carta cabal; el que escribe, el que estudia, el que investiga, el que infunde conocimientos; participa en comisiones y se convierte en guía para la comunidad. Para mi será siempre memorable haber sido alumno de Esther Fernández Faraldo, Carlos Bazan y Rene Boissiere.
¿Con cuál novela se siente más satisfecho? ¿Es "Entre el Oro y la Carne" la definitiva?
Con "El Bosque de los Elegidos". Desde el punto de vista de la imaginación, de la fantasía, del lenguaje. Historia de una gran ambigüedad y una gran poesía. Sé que es una novela tal vez difícil de comprender a diferencia de "Entre el Oro y la Carne" celebrada por la critica y por el escritor Denzil Romero como la primera obra mía de "gran madurez". Hay un espejeo en todos mis libros con los fantasmas de mi infancia y adolescencia y "Entre el Oro y la Carne" es la primera vez que me alejo de mi historia personal porque me impuse novelar a una figura real como Felipe Pirela: Imaginar cómo pudo haber sido su vida; su dolor, su desgracia, su caída y en definitiva su muerte. Pero además me propuse inventar un Alter Ego de lo que siempre he querido ser: Un periodista. Inventé la figura de Javier Díaz para meterme en el alma de ustedes.
La novela que dijo que nunca se la publicarían en Venezuela: ¿Cómo va?
Yo espero publicarla mas temprano que tarde. Se llama "Las Puertas Ocultas" y en cierta forma es mi homenaje a dos grandes escritores cubanos, Reinaldo Arenas y José Lezama Lima. Es una novela que sigue la tetralogía de la invención del país que está en todas las novelas mías, "Las redes de siempre", "Las Hojas más ásperas", "Los caballos vencidos" y "Las Puertas Ocultas". Aparte de eso es una experiencia que yo narro allí, contando lo que yo viví tratando de conocer a Reinaldo Arenas e imaginando cómo sería ese encuentro con él pues pasé miles de dificultades para conocer al personaje. Finalmente lo conocí en New York cuando había salido de Cuba. Es una novela de una atmósfera religiosa que tiene que ver con el conocimiento del alma cubana que en buena parte se ha nutrido en lo mitológico de la santería. Con ella no cierro el ciclo porque se cierra con "Los caballos vencidos" (inédito) que es la obra con la cual no es que muere Eduardo, el Alter Ego de mis novelas, pero en definitiva es cuando Eduardo asumirá su rol de escritor. El último libro de esta tetralogía es la experiencia de Eduardo en un seminario buscando a Dios de otra manera. No buscando a Dios queriendo ser sacerdote.
¿Qué escribe en la actualidad?
Un libro de relatos que tienen que ver con la tragedia de Vargas. Hubo una cantidad de historias que a mi me impresionaron vivamente. Hay un trabajo periodístico que me impresionó mucho realizado por Yelitza Linares quien escribió una crónica esplendorosa sobre lo que fue la tragedia de Vargas.
¿No ha seguido la línea ensayística nacida en "Los Perfiles del Agua"?
- Yo me propuse desde "Los Perfiles del Agua" escribir para explicarme a mi mismo, los hallazgos y las búsquedas de los años 70' pero al mismo tiempo escribir textos sobre lo que ha sido la literatura venezolana en la poesía, en el cuento y en la novela. En "Los Perfiles del Agua" indago sobre las obras que son el fundamento de la literatura universal y latinoamericana. Toco muy brevemente la literatura venezolana por lo que decido con estos tres ensayos escribir lo que ha sido la poesía y la narrativa venezolana del siglo XX. Y estoy dándole forma al libro sobre el cuento venezolano en el siglo XX a propósito de la evolución del cuento en Venezuela. Espero concluirlo este año. El titulo provisional que tengo es "La Batalla de los Libros".
¿Cómo un escritor llega a conocer el resto de las artes?
Los poetas dicen que se sorprenden por la penetración que yo tengo, sin ser poeta, supuestamente, del trabajo de ellos. Que yo los analizo y ellos se sorprenden que yo pueda ver el poema desde adentro. Todo el arte es poesía. No estoy inventando el agua tibia. La fuerza del arte surge del lenguaje poético. Todo el arte es la invención de una suprarealidad, de otra realidad. Todo surge del conocimiento como creador que soy de la lectura de la poesía. Comencé leyendo y escribiendo poesía antes que otras cosas.
Pero aparte de eso yo me dedique hace mucho tiempo a estudiar las artes visuales como poesía. A través de unos materiales, de los colores, planos, pinturas, líneas y la fotografía, poesía del instante. La escultura es poesía convertida en volumen. Todo surge del conocimiento y del amor que tengo por la poesía.
¿Usted es o no poeta?
Yo soy un poeta de la vida, de todo lo que hago. Soy un poeta dando clases. Soy poeta como presidente del Ateneo de Valencia porque yo lo pongo pasión a todo lo que hago, desde escribir, hasta salir a comprar algunas cosas para mi casa en el supermercado.
¿Qué significa la Bienal Arturo Michelena?
El Salón Michelena convertido ahora en Bienal ha sido la gran escuela por los que pasan por el Ateneo de Valencia y también para los espectadores. Es la gran puerta del arte venezolano. Ha sido realmente una especie de universidad del arte. Comenzando porque tiene una biblioteca especializada que no tienen siquiera las universidades.
Como presidente del Ateneo de Valencia no he hecho otra cosa que ser el soldado que siempre fui cuando ingresé como miembro regular a los 17 años, admitido por ganar un premio de ensayo siendo estudiante de quinto año de bachillerato.
Del extenso currículo de José Napoleón Oropeza, por falta de espacio, solo podremos destacar que a los 28 años alcanzó el rango de profesor titular de la Universidad de Carabobo. Obtuvo su título Mph/Phd en el King`s Collage de la Universidad de Londes donde es invitado a dar seminarios. También da clases de postgrado en las universidades Simón Bolívar y Los Andes. Fundó y es docente de la Maestría de Literatura Venezolana de la UC. Presidente del Ateneo de Valencia desde el año 1991. Ha ganado dos veces el concurso de cuentos de El Nacional, en el año 1971 con La muerte se mueve con la tierra encima y en el 2002 con "Entre la Cuna y el Dinosaurio".
Sus obras literarias publicadas, los cuentos, Parte de la Noche, La Muerte se Mueve con la Tierra Encima, La Guerra de los caracoles, Ningún espacio para muerte próxima, La Carta que contenía arena y Entre la Cuna y el Dinosaurio. Las novelas, Las Redes de Siempre, Las Hojas más ásperas El bosque de los Elegidos, Entre el Oro y la Carne y Testamento de un Pájaro, y los ensayos Los Perfiles del Agua y El Habla Secreta.
José Napoleón Oropeza se levanta todos los días a las 4 AM. Escribe. Lee. Piensa. Desde que era seminarista cuando leía a escondidas, a la luz de unas velas, los mundos que se abrían a sus ojos con los libros. Perseverancia que permanece lúcida e incólume. La verdad del poema es una presencia real. Voz intacta (Notitarde, 17/02/2007, Confabulario).-
* STEINER, George: Pasión Intacta, Editorial Siruela, España, 1997, p71.
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