"íValencia, mi cuna, mi tierra querida! / Mitad de mi alma, mitad de mi vida, / íMi blanca azucena, mi nido de amor! / ¿Por qué de tu seno se aleja la calma? / ¿Por qué está tan triste la luz de tu sol?
Tu veste de virgen rasgada se mira, / llorando tus penas cual otra Palmira, / enferma te inclinas, íOh, pálida flor! / Tu pena es aguda, tu pena contrista; / te falta una estrella, te falta un artista: / camino del cielo se fue tu pintor!".
Parte del anterior poema lo escribió Manuel Alcázar, quien lo tituló "A Valencia". En la muerte de Arturo Michelena.
Se puede leer en la biografía que sobre este poeta escribió Alí Joaquín Campos, quien considera que este homenaje es el más bello que se le haya hecho a Valencia, con todo el candor y el sentir romántico del llamado poeta del pueblo.
¿Cómo nació la idea de hacer este libro?
En el año 2000 empezamos a editar un libro de la parroquia Miguel Peña que fue la que me arropó a mí porque yo no nací aquí. He aprendido a querer esta ciudad y fue cuando me acerqué al cronista de la ciudad, Guillermo Mujica Sevilla, a quien le propuse hacer ese libro. Como sociólogo que soy le manifesté mi preocupación sobre la carencia de un material como éste, él me dio su buena pro y estuve construyendo hasta 2003. Fue así como la Alcaldía de Valencia lo editó.
Dentro de mi trayectoria como docente adscrito al Ministerio de Educación, ingreso como director en 2006 en la Escuela "Manuel Alcázar". Me llamó entonces el cronista Mujica Sevilla y me pidió que elaborara un folleto sobre el poeta que llevaba por nombre el plantel.
Me contó que antes de morir a Manuel Alcázar le hicieron un homenaje en el Ateneo de Valencia, en 1940, cuando su presidenta era Luisa Galíndez, pero no tiene un libro como tal. Fue allí cuando me entró a mí como el "gusanito" por investigar sobre la vida de este poeta.
Hice todo un estudio a nivel internacional, su ascendencia española, sus padres, aunque él había nacido acá. Después hicimos una selección de sus poemas y conocimos a fondo todo lo que fue su vida, sus amores; su familia. Lo terminamos en octubre de 2007. Hablamos con una editorial privada que lo editó y en el Instituto de Desarrollo Urbano para Valencia (Induval) lo bautizó el cronista de la ciudad, Mujica Sevilla, con Luigi Frassato, la amiga Margarita Marrera, una gran valenciana, y Oswaldo Feo Caballero, un hombre al que considero mi maestro, quien hizo el prólogo del libro.
¿Encontró cosas en común con el poeta Manuel Alcázar?
Cuando leí sus poemas me impactaron. Creo que fue un hombre que escribió con el corazón y el alma. Un hombre muy humilde. Tenemos cosas en común: escritor, humilde, se hace sentir con su poesía, con las palabras.
¿Por qué esa conexión con un poeta que escribió en versos?
Por mis raíces. Luis Mariano Rivera. Nací en el estado Sucre, en Río Caribe, y estando en el bachillerato, viéndolo a él que les cantaba a las flores, a los animales, a los caracoles; allí nació mi inclinación por la poesía. Luego leí a Andrés Eloy, el poeta cumanés, político y gran abogado. Uno se va alimentando de toda esa rama literaria.
Después me gustó la educación y conocí a otro paisano, margariteño, Luis Beltrán Prieto Figueroa. Creo que conecto a Luis Mariano con Manuel Alcázar. A Luis Mariano no lo conocí, aunque sí a sus familiares. Era un hombre que transmitía paz, amor, desde su rancho. Todo un legado para la juventud al igual que Alcázar, quien de alguna manera deja la puerta abierta para rescatar la literatura que tanta falta le hace a nuestra juventud. Le escribió a nuestra ciudad de Valencia. A Bolívar, a la Patria. Estoy todavía muy lleno de todas estas cosas.
Antes de ser director fui coordinador de un liceo muy importante también en el sur, el "Ponce Bello". Allí comencé a escribir sobre él e hice el enlace con el cronista de Valencia. Ponce Bello fue un educador muy correcto, pero el poeta era un hombre muy sensible, que en su momento no se le valoró como tal. De esta manera fui tejiendo la historia hasta que se hizo el libro.
¿Conoció alguna anécdota de Alcázar?
El era un caballero y una vez iba pasando por el frente de un almacén y una dama que se encontraba dentro lanzó un papel que le pegó a él en el pecho. La mujer estaba apenada, pero él le dijo: "No te preocupes, que los golpes de una mujer no duelen". Con esa frase se apareció al día siguiente con un poemario que le había publicado el Ateneo de Valencia que se llamó "De lampos y brumas", selección que es parte del libro que hice, que fue tomada por Guillermo Mujica Sevilla, en sus libros, que llama "De azules y brumas".
¿Cómo ha sido la reacción de los alumnos de la Escuela?
Tengo dos años y medio como director y no sabían quién era el poeta. Le hicimos un afiche para rescatar su semblanza y el 17 de enero, día en que nació, ya llevamos dos años realizando homenajes en esa fecha. Se canta, hacemos un concurso de poesía; la leemos. Los jóvenes están consultando el libro y todos los trabajadores se sienten contentos por la existencia del libro. Hay ahora una identificación de los alumnos con el poeta y el recinto que lleva su nombre.
¿Por qué es importante rescatar figuras como la de Alcázar?
Porque hay que rescatar lo que es parte de la cultura de Valencia, tan golpeada hoy en día. El es un emblema. Autóctono. Valenciano. Vivía allí en el sector Las Cocuisitas, su casita aún está allí. Rescatarlo a él es rescatar la literatura valenciana. Es un ejemplo para los jóvenes, que se sienten a escribir. La poesía nos hace libres.
Con este homenaje rescatamos a un hombre que fue y es importante para Valencia y le estamos dando insumos a la juventud para que escriba e investigue.
¿Por qué estos trabajos no son comunes en alumnos y docentes?
Hay un problema con la educación. Uno no puede dar lo que no tiene. Yo tuve maestros que me enseñaron amor por la lectura. Hago la comparación con los jóvenes que les doy clase en la universidad y puedo decir que los jóvenes, de 16 y 20 años, tienen un desprecio por la historia. Hay un rechazo. Pasan por el bachillerato y a los docentes no les gusta leer. Las partes más estratégicas para cultivar esas cosas son el preescolar y la escuela. Hay que revisar profundamente eso. Enamorar al niño de la lectura, con la fantasía, el cuento.
¿Cómo veía Alcázar a Bolívar?
El tenía descendencia de querer a Bolívar. El abuelo de él fue escribano del Libertador.
¿Esa visión sobre Bolívar es diferente de la que pregonan?
La parte política es delicada. Hace días leí un libro sobre el culto a Bolívar y la verdad es que éste ha sido usado para muchas cosas. En algunos escenarios lo utilizan correctamente, en otros no. Alcázar veía a Bolívar no como se ve hoy.
Alí Joaquín Campos nació en Río Caribe, estado Sucre, donde cursó sus estudios hasta el bachillerato. Se trasladó al estado Carabobo en 1990 para realizar estudios universitarios alcanzados entre la Universidad de Carabobo y el IUTEPAL. Técnico superior universitario en Administración, licenciado en educación en la especialidad de ciencias sociales y magíster en educación, con mención en enseñanzas en las ciencias sociales, ya ha escrito dos libros, Historia de la Parroquia Miguel Peña y Biografía de Manuel Alcázar, el poeta del pueblo. Prepara un tercero sobre el municipio Rafael Urdaneta. Lleva más de doce años en la docencia y actualmente es director de la Escuela Bolivariana "Manuel Alcázar".
Al terminar la entrevista solicitó a la Secretaría de Educación del Gobierno Bolivariano del estado Carabobo desarrollar el proyecto de construcción de la Escuela "Manuel Alcázar" que se elaboró hace un tiempo atrás porque la misma está deteriorada, no por falta de mantenimiento, sino porque fue construida en 1964, para poderle dar a una población de más de mil niños una educación más digna (Notitarde, 09/02/2008, Confabulario).-
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