La alegría de hace cinco años, durante el pasacalles de Usera |
El mes de enero 2023 pasó a alta velocidad, como lo hace el tren Ave por algunos pueblos de España. Los vecinos de la Republica China iban a celebrar el nuevo año este mes de febrero, pero hubo un adelanto en la celebración, este ciclo del Conejo, bastante improvisada por las calles del barrio chino de Madrid.
Marcaron el pasacalles
hace ya un par de semanas y aunque hubo un buen desfile y muchas carrozas, no se repartieron mascaras
del conejo como en otros años del tigre o del perro, ni tampoco los pasaportes para entrar a
degustaciones gratuitas por los restaurantes.
De la ceremonia de las
lámparas de deseos en la laguna del parque Pradolongo sólo se pudo disfrutar el
gran despliegue de luces artificiales, porque contadas linternas de fuego
flotaron encendidas por las aguas.
Los tiempos cambian y
seguramente los trabajos de recuperación ambiental tuvieron algo que ver con
esta celebración que sí ha contado con un lleno total en los restaurantes de
comida china, teniendo que hacer reservas con más de una semana de antelación y
colas a las puertas de ellos para entrar, demostrando el interés gastronómico
que despierta este barrio, sencillo y práctico para vivir y deambular.
El barrio de Usera tiene
la distinción de tener el que está catalogado como uno de los mejores lugares
para consumir comida cantonesa, visitado inclusive por los reyes de España.
Desde la época de la
pandemia fueron muchos los negocios que cerraron aunque rápidamente la mayoría
fueron sustituidos por otros que permanecen en una coexistencia revitalizante
que se observa en un constante trajinar de camiones de reparto de mercancía.
Mientras Madrid se levanta
con la energía de la liebre, con el frío y las constantes noticias de cambios meteorológicos,
los termómetros subiendo y bajando, acompañados de borrascas y fenómenos atmosféricos;
en las radios se sigue escuchando la canción de Shakira y Bizarrap, record en
semanas en el primer lugar del top ten.
La primera vez que escuché
hablar de BZRP Music Sessions #53 estaba a la siete de la mañana en una cafetería
y un hombre alardeaba de haberla escuchado
ya tres veces, hablando de la letra e indirectas a Piqué, a los que le seguían
con enorme interés, dando también sus opiniones.
Me sorprendí un poco que a
esa hora de la mañana alguien tuviera un tema tan farandulero como diríamos en
Venezuela. Casi siempre las conversaciones tempranas giran banalizadas
alrededor del tiempo, la guerra, el trabajo;
a ritmo de imágenes de los noticieros de la tele.
Pero cuando un matrimonio
de famosos sucumbe y más si han tenido líos con Hacienda (como casi todos por
aquí), y en este caso con tercera
persona incluida, el espíritu culebrón hace de las suyas.
El mundo de los artistas
de la música se mueve con los hilos de una potente industria. Para nadie es un
secreto, aunque los detalles de todo ese cosmos lo viven quienes se mueven en
ellos y tienen la fortuna de contar con el contacto, el apoyo y el momento
oportuno para “pegar en la radio” y “ganar… (su) …primer millón”, como atrevidamente
lo reveló Bacilos, hace años, con vivaracha gracia.
Las manifestaciones a
favor del mensaje de Shakira son una revelación también de los tiempos que
vivimos. Hemos leído como mujeres famosas -y no tanto- apoyan su canción, sin ahondar un poco en
ella. Por supuesto que está bien expresarse ante una infidelidad, pero en el caso de la gente que es parte de la
denominada opinión pública, deberíamos ser un poco más exigentes.
Sabemos que el mal de
amores producto de un “cacho” (poner los cuernos) o del desgaste de una relación o lo que sea que
ocurre para finalizar una vida entre dos, una vez superada, es una de las cosas
por la que no deberíamos dedicar segundos, ni horas: mucho menos días y
hasta años, de este rayo de luz llamado vida.
Debemos entender que las
uniones son transitorias, de aprendizaje y que solo en el mejor de los casos,
cuando son profundo y verdadero amor, perdurarán. Incluso en la separación. Y ese sentimiento
cuanto más sólido más libre es, por lo tanto, despojado del egoísmo que en
buena mayoría de los casos los sostiene.
La música de las emisoras
de radio son canciones pegadizas, fáciles y que ahora componen entre cuatro y
cinco personas para lograr que se convierta en el codiciado éxito del millón.
El mismo tema del desamor repetido hasta la saciedad, con las renovadas
interpretaciones de gente joven, reconociendo y expresando el dolor; también la
sexualidad y los ritmos que se acoplan a la época de los cuerpos; son exaltados
por los artistas.
Shakira, la joven que se
abrió paso con sus pies descalzos, tan posesionada dentro de la producción
musical, que aun dedicándose más a sus hijos que a la música, no dejó de tener
ganancias y continuidad en sus éxitos, se descubre al mundo con una muy fácil rima “las mujeres facturan”.
Justo por facturar para
poder sobrevivir en un mundo donde aún no se sabe muy bien cómo hacer el amor
con el sexo, es que las mujeres son tildadas con el peor insulto que
normalmente es utilizado para hacer daño a la madre de los otros, porque nunca
creemos que es a la nuestra, en absoluta ignorancia.
Pero sabemos muy bien a lo
que se refiere. Ella sin duda facturó más que él. También que ha tenido la
inteligencia de pactar un tema que la llevará a obtener ganancias que serán una
vez más repartidas en esta unión que se alarga, aunque ahora no de forma
conyugal, protegiendo además a los hijos.
Pero la cuenta también es emocional.
Venganza, en otras palabras. Tengo que decirle al mundo lo que a mí me pasó,
como mujer famosa que soy, no me puedo quedar con eso. El ego no admite la
desproporción de la infidelidad. Porque para las célebres o desconocidas es el
mismo dolor: la traición atraviesa corazón y deja a la mente “ciega, sorda,
testaruda”.
Pero insistimos: de todo
lo que se vive en la vida, lo menos importante es deshacerse en búsquedas de
porqués y en culpabilidades de las trampas del desamor. Nos merece la pena. El
que rompe la relación abre una puerta mucho más importante para el otro: la
libertad de ser y de sentir sin la pretensión virulenta del amarre y la posesión.
Y cayó en el timo de una nueva relación que ya empezó contaminada, sin la
frescura, honestidad y espontaneidad de todo comienzo. Marcada casi para
sucumbir igual. Con muchas y honrosas excepciones, claro está, que no son la
norma.
Mientras los diales de
radio van haciendo lo suyo, con bachatas
lastimeras, electropop diss track, dance
pop, funk, reguetón, R&B, soul, swing, rock y sinfín de estilos, la invasión o guerra
Ucrania ya cumple este 24 de febrero, un año.
No sabremos si cuando la
comenzaron ya sabían que iba a ser larga o la terminarían en la primera semana.
Lo que sí reconocemos es que lo que se sufre en este lugar, parece importarle a
muy pocos. Por aquí han estado pensando enviar tanques de guerra a petición del
presidente Volodímir Zelenski. Lo curioso de la noticia es que pronto
entendieron que había que enviárselos, pero los que les quieren
destinar están destartalados y sin funcionar, por lo que al menos más de cuatro meses durarán las
labores de arreglo y mantenimiento hasta que lleguen, si lo hacen, a Ucrania. Un canto de hipocresía total. Nacimiento de un nuevo
despropósito.
Si se quiere acabar con
esta invasión o guerra, no se puede estar enviando tantas armas pero si se
mandan son para usarse revitalizando el muy fértil negocio de las armas que
nadie quiere abandonar. Es un asunto de locos.
Las mismas trampas del
desamor, a otra escala.
El otro día un medio de
comunicación anunció que de acuerdo a Reuters News Report un treinta por ciento
de los españoles ha dejado de tener
interés en noticias porque hay demasiada política (un 43 %), tienen un efecto
negativo en su estado de ánimo (un 36 %), porque sus noticias son sesgadas y de
poca confianza (un 29 %), se desgastan por la cantidad de noticias (un 29 %
también), les lleva a discusiones que prefieren evitar (un 17 %) y no pueden
hacer nada con la información (un 16 %). Nada que pueda extrañar.
En horas tempranas del
metro de Madrid en muchas de sus entradas hay repartidores del periódico gratuito
20 minutos. Buena mayoría de gente pasa delante de ellos sin tomar el diario y
muchos de los que lo cogen, lo echan en la primera papelera que encuentran. Amontonados
se quedan en la cesta antes de pasar por los tornos de accesibilidad.
Los medios de comunicación
no han podido ni quieren reinventarse producto de la misma inmediatez de las
tecnologías y las amplias posibilidades que existen de estar conectado a las
muchas plataformas de juegos, videos, información y los gustos y las
necesidades de todas las individualidades. Dentro de esa incapacidad hay además
la cómoda postura de ir por el camino fácil, continuar por lo que hasta ahora
les ha rendido ganancias económicas, en detrimento de la cultura y la misma e
imperiosa necesidad de comunicar con amplitud humana.
Porque existen formas de significar
para trascendernos a nosotros mismos.
Mientras tanto, no queda
sino cambiar de emisora. O buscar la también pegadiza canción de Miley Cyrus, Flowers. Igualmente, facturando en el negocio de la música, de rima fácil, con un mensaje bien distinto
al de Shakira. Con sentido de amor propio.
De ella no hablarán en las
cafeterías.
Pero incluso, lo mejor es
apagar la radio para escuchar y conectarse al verdadero amor que respira, viene
del universo y ha hecho posible este mundo visible.
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