miércoles, 24 de septiembre de 2025

Shade

 
El metro de Madrid, lectura del mundo


Todos los días a las seis y media de la mañana llego a una estación de metro. Ya a esa hora hay un músico tocando melodías.

He recordado que en  primavera le  gustaba iniciar el día con la interpretacion agridulce de Shade of my heart, de Sting.

Llevo ya varios días subiendo al vagón con esa melodía en mi cabeza. Una canción que si mi memoria no falla fue tema y/o compuesta para la pelicula The professional, un asesino a sueldo que tenía una relación maternal con una planta, y paternal con una adolescente que quedó huérfana, por acciones identificas a las que el perpetraba; en un inusitado acto de compasión.

Antes de llegar a mi destino veo a muchas personas leer en el metro. No solo hay móviles y cascos como le dicen aquí a los auriculares. También hay libros físicos, gruesos y pesados.

Se descubre además  que entre las caras de aceptación  del destino, del ir a trabajar con suerte para satisfacer necesidades basicas, hay rostros de entretenimiento y risas por las banalidades de las redes; y está la gente que reza.

Mujeres u hombres, mayores y hasta más jóvenes, que tienen sus ceremonias con discreción,  sentados en el metro.

Pensamientos, meditaciones y ritos  de trascendencia.

Y como Madrid es un paraíso de identidades, el otro día me encontré a una mujer de rasgos asiáticos que en sus manos cargaba un libro, ya sin tapa, que enrollada como  un pergamino, escrito en coreano, de papel suave y ligero, como el de las biblias. Leía y cerraba los ojos, y bajo la mascarilla, se podía advertir el susurro de sus deseos.

Ligera, vestida con colores neutros, contrastaba  con  los otros viajeros.

Había en ella la profunda reverencia que seguramente lleva cumpliendo en muchas vidas.

Todo ello vino  a contrastar meses después  cuando irrumpió  un rapero venezolano cantando sobre el desarraigo y el gran deseo de poder abrazar a su mamá,  mientras sobrevive en Madrid,  como nunca se lo imaginó, cantando en el metro, bajando y subiendo, todo el dia, para comer y poder dormir bajo un techo.

Leer, rezar y cantar. Combinación humana para vencer el desaliento.

jueves, 18 de septiembre de 2025

Despiece




España es un país  que asesina a toros desde una plaza, especie de escenario hueco para celebrar un acontecimiento en las que hay vestimentas coloridas, musica, mucho postureo y alcohol.  Cuatro cosas habituales por estas tierras al momento de salir de las cuatro paredes del hogar.

La semana pasada se despertó  un debate en la televisión, dada la postura aventajada e inmisericorde  de una invitada en un programa de la televisión nacional.

La conciencia es superficial en algunos: la revisten de arte, pero se cuidan mucho de exhibir las fotos de cómo es el despiece final, de este maravilloso animal, que no merece ni la forma en que muere, mucho menos imponerlo, en las preparadas y penosas condiciones al duelo.

Visito Barcelona  muy a menudo y celebro que en esta ciudad se hayan prohibido las corridas de toros desde 2010. La plaza de toros es ahora un centro comercial,  de arquitectura audaz que conservó  y levantó pilares para revestir todo el espacio. Recorrerlo  es como un triunfo que esparce hasta alegria

Pero en Madrid se celebran las fiestas de San Isidro con  carteles de las corridas. Se agotan entradas y se exhiben los que no tienen otra cosa mas que hacer que defender lo que cada vez es más incoherente defender.

Si un animal  muere por tus manos, no le llames arte.  Mucho más cuando el show está  tan bien preparado, con siglos de conocimiento para ir endureciendo aún más las condiciones del animal indefenso ante el verdadero verdugo que es el ser humano.

A lo largo  del año, en las festividades de muchos pueblos las principales atracciones  son los toros por lo que todavía es una empresa portentosa, que además recibe subsidio estatal.

Mientras en los colegios van enseñando muchos principios y códigos para vivir una mejor vida, cara a una nueva humanidad, el consumo de carne animal aumenta y el tema taurino pasa por debajo de la mesa.

La fiesta brava no es sólo uno de los tantos temas que separan a los españoles. Son muchos. Estamos en tierras resbaladizas,  con falsas ideas sembradas como estacas. Las estacas, acuérdense bien, dividen; nunca florecen, fueron sembradas muertas.

Y si bien podemos entender la admiración que despertaron en hombres como Heminway los toros de lidia, mientras disfrutaba de su vida aventurera para construir sus novelas, creemos que la efervescencia  hacia los toreros es un desprecio a la vida.

Cuando vamos paso a paso estudiando parte de la historia española para entender a nuestros ancestros, vemos que España sigue siendo dos vertientes, dos caras.

Los que luchan por construir la memoria histórica  y los que quieren desparecerla.

Si los posiciones no se reconcilian perderá la conciencia colectiva, que tanto tiene que aprender de lo que podría ser un debate nacional, buscando amor y justicia, a la par.

Pusieron a disposición de todos los españoles en la televisora nacional la pelicula El maestro que prometió  el mar, de la realizadora Patricia Font, drama histórico sobre una de las miles de almas nobles desparecidas por sus ideas,  por soñar con un mundo mejor.

El acto de reconciliar tiene mucho que ver con el despiece: hay que separar los órganos más perjudicados y emitirles las vibraciones exactas de la sanación.

Otro asunto es el toro asesinado para gloria de la ignorancia. Sus pedazos igual se venden y se comen en cualquier bacanal, por menos ostentosa que sea.

Siempre celebraré  la anécdota familiar de mi hermano mayor, que fue llevado, muy a su pesar, a la plaza de toros,  y se alegró  con toda su fuerza de niño de seis años, cuando una cornada hizo que el torero fuera asistido, abandonando  la plaza.

La inocencia es mas sabia  que la tauromaquia.

Esperemos que mas pronto de lo que esperamos, sea respetada la vida de este ser sintiente, que sólo cumple  en la naturaleza su sagrado papel como todos los animales.

A los dos días los medios de comunicacion y las redes dejaron de hablar del tema taurino. 

Así vamos por la autopista online de la superficialidad. 












lunes, 8 de septiembre de 2025

Kitty

Tierras quemadas, brotadas de quitameriendas (falso azafrán)


Durante unos días de este período vacacional me dejaron una gata negra para que la cuidase mientras sus dueñas se iban a refrescar por el mar Mediterráneo. Segundo año que repite en este hogar, ya el anterior estuvo una semana. La memoria de los gatos dicen que es frágil y el estrés que sufren cuando se les traslada a sitios desconocidos, aún mayor.

Kitty llegó escurridiza y completamente húmeda. Por el camino, se orinó. Después de ser forzada mimosamente a un baño, se metió debajo la cama y sólo salió horas después, tras escuchar los sonidos de las croquetas de pollo, distribuido al lado de la ración de comida húmeda, de acuerdo a las instrucciones de sus amas, tal y como le sirven, todas las noches.

El olfato debió también motivarla. Asimismo los atentos oídos, quizás hartos de escuchar toda la tarde, invitaciones de salir de su escondite.

Después de cenar agarró confianza.  Se quedó olfateando un poco, olió al gato de la casa, que siempre la observó con curiosidad y desdén, y se volvió  a refugiar en el ultimo rincón, debajo de la cama.

Fácil fue descubrir que en la noche y madrugada se convirtió en la reina de la sala de estar, donde se la pasaban los dos felinos jugando, ella siempre dominante y ejecutante de todas las acciones, que invitaban a correr, perseguirse, enfurruñarse y subirse a los muebles.

Durante el día, durmiendo y después de las 10 pm, disfrutando de la nocturnidad, a sus anchas.

Son gatos de ciudad, viviendo en apartamentos, vacunados,  esterilizados y tan consentidos  que hacen creer que nos pertenecen cuando la verdadera realidad es que somos, sus humanos, siervos y lacayos.

La novedad de Kitty en casa fue una de las atracciones poderosas de este verano. Al regresar a su hogar dejó un vacío y es que la personalidad de su raza egipcia, junto con el poder de su aterciopelado color negro, causó embrujo hasta en mi gato castrado. Para superarla, cayó en coma de sueño, alrededor de 24 horas.

Todo esto en un verano marcado por el calor, los traslados por Madrid mientras realizan obras por todas partes; jóvenes vomitando y  peleándose alrededor de bares y discotecas nocturnos.

Se propagaron incendios en muchas zonas, arrastrando desolación y responsabilidades, porque muchos fueron provocados por personas, lo cual desorienta aún más.

Ha sido un verano intenso, con muchos brotes de rabia e incorcordia por doquier, sin avances políticos porque no hay acuerdos entre quienes tienen que trabajar por el desarrollo de las gentes y los pueblos.

El asedio es la marca de la política española. En todos y cada uno de los temas que los medios de comunicación cuelan entre la población, empiezan a camuflarse mentiras y  noticias dirigidas a confundir, y obligar a pescar en rio revuelto.

Sin embargo los ciudadanos no son tan frágiles cómo algunos piensan, ni tan tontos, por mas coerciones y arrebatos que se desaten en las televisoras y emisoras nacionales, intentando manipularles.

Se asoman los cambios de temperatura, el bochorno del calor ya pasó, las tierras quemadas empiezan a brotarse de color lila, el inconfundible rastro del quitameriendas, también conocido como falso azafrán. 

Surgen hojas  en los madroños y álamos temblorosos. 

Mariposas e insectos  demuestran  que saben nutrirse hasta en la más terrible descomposición.

La rutina de anunciar si va o no a llover, si se acerca algún chubasco o alguna tormenta, añora esos días que llovía porque si y sin que lo supiéramos, empapándonos de vida y de autencidadad, sin necesidad de guarecernos, porque era maravilloso mojarse, sentir la sorpresa; la ruta marcada por la confianza en todo cuanto sucede.

La misma que tienen los animales en nosotros, con todo y nuestro comportamiento salvaje.