El maestro Oswaldo Vigas (Valencia, 1926) es un hombre perseverante. Vendrá este domingo 17 a la sede del Gabinete del Dibujo y de la Estampa de Valencia con motivo de su primera muestra antológica de dibujos (1940-2012), que de forma solemne y simbólica conmemora setenta años de producción artística.
Hemos tenido la oportunidad de entrevistarlo un par de veces. Las dos en su residencia de Caracas, un lugar cálido, hermoso y muy lleno de obras de arte, que conservan grandes anécdotas. La primera vez fue hace más de quince años y la segunda a mediados de 2011.
Fueron dos momentos distintos. Cuando lo conocimos estaba rebosante de salud, la segunda revelaba el ACV que sufrió hace siete años que le permitió seguir trabajando sin perder esa primera mirada que dirige a una obra con la que se está inefablemente acoplado.
Después de dibujar observa, de soslayo, a sus brujas, sus desafiantes mujeres, sus intempestivas curanderas, los temerarios hombres que salieron de sus trazos, rápidos, gruesos, como el solo es capaz de hacerlo con rapidez y maestría. Tras tanta vigorosidad, los guarda. Los deja reposar un tiempo al calor del tesoro de su nacimiento. En el futuro, el color y ellos mismos, los personajes, le dictarán cómo tendrán los chorros de luz que les alimentarán las entrañas, para verlos vivos; palpitantes.
Ochenta y cinco años tiene el maestro Vigas. Se siente herido, "jodi.." acaba de expresar en una entrevista, pero eso no lo ha conminado. Sigue dibujando. Sigue haciendo. Sigue disfrutando, riendo y llorando, porque los zarpazos hay que resistirlos con dignidad. Con la que le caracteriza, aunque por ser sincero en más de una oportunidad se ha buscado problemas o quizás ello le sacrificó oportunidades. Siempre lo han necesitado para expresarse. Persistentemente Dios. Tercamente mortal.
Lo que no se le borra de su rostro es una sonrisa de satisfacción porque ha hecho lo que ha querido y esa libertad lo ha convertido en un portento, el mismo que con mucha paciencia posa al fotógrafo y gusta de hacerlo; el mismo que mira con bastante ironía y complicidad; el mismo que muestra cada dibujo suyo con orgullo.
Reproducimos aquí tres preguntas que le hicimos con sus respectivas respuestas, publicadas en la revista Artefacto Nro. 5-2011, en la que revela su personalidad, sin edulcoraciones ni aspavientos.
MPS: ¿Cuál es la diferencia entre el creador de 1942 y el actual?
OV: Soy el mismo. Lo que tengo es más información. Soy el mismo de cuando tenía 16 años. La diferencia es que ahora tengo mucha más información. Eso es todo. En lo fundamental es lo mismo. Mi obra comenzó en 1942 haciendo cosas que nadie hacía en Venezuela.
MPS: ¿Brujas o curanderas?
OV: Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. La temática no es nada, la obra no tiene tema. Es la huella de mi mano. Puede ser una figura que sale, puede no ser nada; y sigue siendo mi obra. No es el tema lo que hace la obra, ni el tema abstracto o figurativo. La obra la hace la personalidad del artista. Su psique; su inconsciente colectivo, que sería todo el mundo. Si mi obra interesa más es porque hay más gente que la toca, y lo tocan por lo colectivo y eso es inconsciente. La gente dice "me gusta" pero no sabe por qué.
MPS: ¿Cómo entonces vivió del arte en nuestra nación?
OV: Con cojones. A veces vendía un cuadro al año y seguía. A veces un cuadrito al mes. A veces dos o tres. Jamás he vendido un cuadro diario. Ni antes ni ahorita. Claro que hago muchas cosas. Si no vendo un cuadro vendo un grabado. Entre una cosa y otra uno va sobreviviendo.
Bélgica Rodríguez, curadora de la muestra, Oswaldo Vigas. Dibujos (1940-2012), sostiene: "La mano de Vigas, dirigida por la mente y una disposición a la totalidad, ha creado un arquetipo único y propio para su producción plástica en una prolífica senda resueltamente inspiradora en su diversidad formalista y en su carácter simbólico".
Una exposición en la que los espectadores se encontrarán con ese gran asombro que es Oswaldo Vigas, un artista plástico alejado de las escuelas, de las modas, de la gran hipnosis de la fama y la comercialización que confunde las almas. Una muestra que merecía este hombre de parte de la ciudad que lo vio nacer, para que se conjugaran esas conexiones que solo pueden establecerse con los grandes creadores, cuando el fuego canta y la seducción es mutua (Notitarde, 17/06/2012, LECTURA TANGENTE).-
E-mail: mpradass@gmail.com
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