domingo, 27 de abril de 2014

Emanación de energía



En el Palacio Novella, en pleno corazón del Parque Natural del Garraf, desde 1996, funciona unl monasterio budista, muy cerca de Barcelona, España. Se presiente el mar Mediterráneo, aunque desde la impresionante altura,   paisaje agreste, con montañas blancas escarpadas, repletas de cuevas que son visitadas por montañistas y aficionados, no se le ve. Sólo su brisa llega hasta allí.

Dentro de una mezcolanza muy particular, un antiguo y hermoso lugar construido con mucha prosperidad por dueños que llegaron de América se permitió que allí funcionara este templo de meditación y encuentro espiritual que contiene además la Estupa Namgyal, símbolo que ilumina los deseos auspiciosos de esta disciplina.

La historia de este Palacio comienza con Pere Domènech i Grau llamado "indiano" porque venía de las “Indias” que resultaron nuestras tierras. Cuando regresó a España proveniente de Cuba, con una gran fortuna,  edificó esta mansión, en 1890, en los terrenos de la antigua masía Plana Novella, que había adquirido en el año 1875. El palacio señorial es una mezcla ecléctica de estilos neoclásicos, barroco, oriental y árabe, construido tras el reinado de Alfonso XII. Domènech y su esposa solo vivieron dos años allí,  una vez terminado, porque el dinero solo les alcanzó para construir la mansión y después no tenían de qué vivir. Con la llegada de la filoxera (plaga de la vid) que destruyó el sector vitivinícola se frustraron los planes del propietario de convertir la masía en una colonia agrícola. En la ruina, a Pere Domènech solo le quedó una salida: vender el edificio que pasó por manos de varios propietarios entre ellos religiosos Agustinos que dejaron su  tradición, respetada por los budistas: en la capilla que allí se encuentra se conservan imágenes religiosas católicas, ataviadas con paños de seda simbolizando la paz y armonía.

De esta manera el monasterio budista Sakya Tashi Ling fue fundado por el Lama Jamyang Tashi Dorje Rinpoche que reúne religiosos de la tradición budista Sakya Vajrayana, con el objetivo de desarrollar valores positivos que favorezcan al mayor número de seres posibles.

Las estupas de este linaje tibetano son representaciones del Buda de la Mente Iluminada o Conciencia Despierta. Son un monumento sagrado por la cantidad innumerable de elementos que contienen y por las consagraciones que se han vertido durante el proceso de construcción. Cada estupa es un potente emanador y potenciador de energía.

La Estupa Namgyal está consagrada a la energía de Namgyelma, un aspecto femenino de la mente búdica que potencia especialmente la eliminación de obstáculos a la vida, como alejar la muerte antes de tiempo o los accidentes, previene de hechizos, magias y energías negativas y dispensa salud y bienestar. Es visitada diariamente por numerosas personas que obtienen las instrucciones de como recibir los efectos beneficiosos de su uso.

Las primeras estupas que se conozcan eran de piedra.

En Sanchi (India) se encuentran tres sumamente respetadas por su antigüedad y se afirma que contiene cenizas de Buda, repartidas entre ocho distintas congregaciones.

Estéticamente, simboliza el cuerpo de Buda, su palabra y su mente, que enseñan el sendero del despertar. Sobre una gran plataforma (medhi), a modo de altar sacrificial, que representa la tierra, se eleva el cuerpo central semiesférico, macizo, que representa la bóveda celeste (anda, ‘huevo’). Encima, se encuentra una empalizada cuadrangular (harmika) que hace referencia y simboliza la residencia de la divinidad protegiendo la parte superior del eje del universo (iashti), que hipotéticamente atraviesa la bóveda.

Sobre el eje se sitúan varios discos decrecientes (chatravali), que dan forma de una sombrilla sagrada haciendo hincapié en la dignidad que representa la reliquia en cuestión (cuantos más chatravali haya, más sagrado se considera).
Las estupas gozan de popularidad entre los conocedores del budismo.  Han sufrido muchas modificaciones, algunas están escondidas y otras se exhiben en sencillos caminos. Algunas fueron recubiertas con piedras talladas que instruían sobre la vida de Buda. En el Tíbet evolucionó y se transformó en el chorten formado por una cúpula que descansa sobre una base de cinco peldaños. Cada uno de ellos encarna los cinco elementos del mundo. En la cima de la espiral se encuentra un sol apoyado en una luna creciente que simbolizan la sabiduría y la compasión. En China y en Japón, los estupas se transformaron en pagodas, representando el cosmos budista.


En España la primera estupa se construyó en 1990 en el monasterio Osel Ling en la Alpujarra granadina, seguido en 1992 por el del monasterio de Dag Shang Kagyu, en Panillo (Huesca), donde en la actualidad hay tres grandes estupas. La más grande fuera de Asia es la estupa de la Iluminación en Benalmádena (Málaga) de 33 metros de altura, que pertenece al linaje Karma Khayu (Lectura Tangente, 27/04/2014, Notitarde).- 

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