domingo, 2 de noviembre de 2014

Alicia le cantó a Madiba




La obra ganadora en homenaje a Madiba
Desde hace tiempo hemos observado la obra de Alicia Belden con mucho interés puesto que ella ha dado rienda suelta a la creatividad de la niña que lleva por dentro, cobijada por la destreza de una guía adulta que desde sus manos y desde su mente dan paso a una cantidad de pueblos en los que hemos encontrado la felicidad.

Casi siempre en las piezas de Alicia se interpreta el mágico mundo de los infantes que por más dificultades que vivan siempre tienen a flor de piel la sonrisa y la capacidad de juntarse con sus adversarios sin recordar lo que minutos y horas antes los había distanciado o separado.

 Las calles, los pueblos, las figuras que ella con gran paciencia y destreza va elaborando tienen la sonoridad de la alegría que rodea ver colores, pelotas, ropa colgada en la vecindad; calles, autos y todas las cosas que forman parte de la cotidianidad que ella recoge con el encanto de sembrarlos con regocijo.
Inclusive en sus obras en blanco y negro siempre existe el guiño, la complicidad hacia el espectador que se deja guiar por su forma de ver el mundo. 

Por ello celebramos que ganara el primer premio de la I Bienal de Arte Festivales de Carabobo, en homenaje a Nelson Mandela, el hombre que estando preso se convirtió en una figura a seguir por un pueblo que estuvo separado por las sombras de la discriminación racial y el odio sembrado por las injusticias. Demostró que tuvo el coraje de perdonar para que todo un pueblo siguiera su ejemplo y los sudafricanos (todos) dieron una lección al mundo. Una enseñanza que hay que repasar todos los días para que en nuestro tribal raciocinio reine realmente el significado y ejemplo de la paz, palabra corta, con sinónimos que no la representan aunque si la acompañan como conciliación,  amor, armonía, acuerdo y hasta, inclusive, amistad.

La obra con la que ganó Belden tiene todo lo anterior. Lo que más llama la atención es el color a heredad que mancha todo el lienzo. Por momentos el terracota pasa a anaranjado y se palpita el fuego. La tierra lo contiene y hace que la aldea, con un primer plano de un tren que va y retorna al mismo lugar, que persiga un mismo destino, tenga un protagonismo sin igual. El tren aquí representa la vida así como el color todo que llevamos en nuestras pieles y en nuestra sangre, mezclada desde un mes de octubre.

Alicia Belden junto a la embajadora plenipotenciaria de Sudáfrica en Venezuela, Thaninga Shope-Linney.


Hay una barrera que lo impide pasar pero también desde el plano con que está elaborada toda la trama el obstáculo se ve como parte de un círculo, con muchos atajos por donde escapar. 

Lo que pareciera ser un juego termina siendo, como en casi todas las obras de Alicia, un asunto bastante serio: lo que quiere proyectar es la paz dentro de un reclamo, los colores del atardecer buscando la serenidad sin olvidar que la llama latente empuja hacia un mejor porvenir, tal y como ella lo sostiene a través de los azules que ella introduce para darle a la obra un equilibrio sin igual, dejando ver la ilusión, el deseo y las sensaciones que se alcanzan cuando hay coherencia en una búsqueda colectiva. Eso lo comprendió muy bien ese país africano que vio nacer y morir a Madiba, guiado en sus noches de desesperanza por las certeras palabras de Invictus, poema de William Ernest Henley.

Los árboles, la belleza en sí de todo el conjunto, sin duda marcaron ese deseo de celebrar junto a Mandela el triunfo de la vida en todos los destinos de los hombres constructores, soñadores e inspiradores. Alicia le cantó a la sonrisa de un hombre que fue posible. 


Junto a la obra ganadora, Alicia Belden y Anna Fioravanti
A la Bienal, realizada en los espacios del Museo de la Cultura de Valencia, organizada por la Secretaria de Cultura de la Gobernación del estado Carabobo, hubo la participación de 178 obras de artistas provenientes de quince estados del país. Fueron seleccionadas 108 por el jurado de admisión.

El segundo premio lo obtuvo Elizabeth Marrero, con su trabajo denominado Un Punto de Encuentro, mientras que el tercer lugar se lo llevó Saúl Fernández con “Aracsam”. Las obras ganadoras pasarán a formar parte del Patrimonio Cultural de Carabobo, asimismo, los artistas recogerán su premio el domingo 14 de diciembre, durante la clausura de la Bienal. 

El arte demuestra una vez más que reúne a todos. En ese encuentro podemos entender que somos mucho más de lo que creemos. Que nuestras aspiraciones buenas nos sobrepasan y ellas vuelan en la inagotable hermanad que nos cobija, creamos en ello o no (Notitarde, 02/11/2014, Lectura Tangente).- 

Alicia Belden junto a Gabriela Láscaris


 http://www.notitarde.com/Lectura-Tangente/Alicia-le-canto-a-Madiba-2273900/2014/11/01/378151

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