domingo, 21 de marzo de 2021

John Petrizzelli: poética trasiega

 


La cita con John Petrizzelli fue en un café a escasas cuadras de la Gran Vía, con distancia y mascarilla. Puntual, en el arroyo de la prisa de un creador que tiene muchas ideas y proyectos en la cabeza.

Sus ojos se dirigieron a la mesa y ángulo de la silla donde quería sentarse. Desde allí dominaba la entrada y la salida. Lo aprendió de un hombre hace mucho tiempo atrás. Sentarse sin perder contacto visual con la puerta principal.

“Como los mafiosos”,  le dije, lo que provocó su risa; pero pensándolo mejor ahora que escribo, como todo un director de cine pendiente de lo indivisible: desde lo más terrenal hasta lo inmaterial.

Los que hemos visto sus películas sabemos que es un cineasta que deja algo más que una concatenación de palabras e imágenes. Su modo de hacer cine no pasa inadvertido. Hay una lírica, un paso continuo por la poesía que va desmembrando los sentidos.

Acordamos no hablar de Venezuela apenas nos pusimos a conversar  y saber que teníamos el paisaje del litoral guaireño en común. Lo cumplimos muy a nuestro pesar, deslizándonos por ventiscas y atajos.

No recordar, a veces, es un ejercicio directo a las entrañas, en este caso, a unas raíces tan mágicas como dolorosas.  Hasta en el silencio se colaron las mariposas azules de los montes de Chuspa, Osma, Carmen de Uria y Yaracuy.

John Petrizzelli, italo venezolano,  además de guionista y director, con más de treinta años de experiencia en la industria cinematográfica, es periodista y escritor.  Ha dirigido y escrito  películas de ficción y documentales. Entre sus producciones más importantes: El Embrujo (1983), Falsas Historias (1992), Carrao (1998), El Rey del Galerón (2006) y los largometrajes: María Lionza, aliento de orquídeas, Er relajo der loro, El Santo,  Salvaje, Ti@s y Bárbara, producidas entre 2007 y 2018. Sus películas han sido galardonadas con diferentes premios internacionales. Creó y dirige el Festival de Cine, Ciclo de Cine de la Diversidad, que tuvo lugar en Venezuela desde 2006 y en Madrid desde 2018.

También ha escrito los libros de prosa, Negro Lógico (1978) e Historias para las posibilidades del músculo (2017). Su más reciente, El conjuro de los cardos (Kálathos ediciones, España, 2020), será  nuevamente presentado a mediados de abril en el espacio multicultural Santana Art Gallery, aunque ya vio luz pública, con limitaciones en diciembre de 2020, en la librería Los Pequeños Seres, cerca del Rastro de Madrid, con exposición fotográfica que acompañaron la prosa lírica del libro.

Su llegada a España ha venido acompañada del deseo de dirigir películas aquí. En Venezuela nunca tuvo problemas de hacer cine, ni económicos, ni sociales, ni políticos, que le obligaran a emigrar. Sin embargo lo hizo porque su espíritu errante le llevó a cerrar y abrir otro ciclo. Es un hombre que domina a la perfección el idioma inglés, ha viajado mucho, pernoctado en casi todos los continentes. Tiene proyectado vivir un par de años en Tailandia porque siente, sin ser budista “que esta disciplina hace las relaciones humanas mucho más suaves”. Se confiesa escéptico y admirador de todas las religiones. Trabajó alrededor de siete años en África.

Postales liricas

Marisol Pradas: ¿Cómo fraguas El conjuro de los cardos?

John Petrizzelli: Sobre la creación de El conjuro de los cardos, fue el editor David Malavé de Kalathos, quien me sugirió que por qué no hacía un libro de mi prosa poética, de extractos del diario y papelitos que tenía por ahí regados por años, que ya había empezado a publicar en mi segundo libro Historias para las posibilidades del músculo

Pero él quería que tuviera imágenes de esos viajes por muchos lugares y a través de muchos años. Por eso nace El conjuro de los cardos. Los textos principales surgieron en enero del 2020 en la isla de Santo Tomé, en África, donde me encontraba. Fue un poco como el inicio y el fin. El músculo que une a toda la prosa surgió allí. Son postales líricas.




En África es muy fuerte el sentido de que todo vuelve atrás. Que la civilización occidental no trajo nada bueno.  África ha sido maltratada desde el colonialismo.

MP: En tu proceso creativo y siendo cineasta: ¿es primero la imagen o el verbo?

JP:  En el proceso creativo creo que siempre la imagen hecha verbo es lo más importante para mí, sí bien creo en la poética por sobre todas las cosas y, digamos que lo mágico, que está en mis películas, en particular el documental sobre Maria Lionza.  El conjuro de los cardos tiene mucho de la creencia en los ancestros; en la ancestralidad, en lo que nos une más allá de la apariencia.

MP: ¿Qué te dejó la espiritualidad de María Lionza, aliento de orquídeas?

JP: Percibo la espiritualidad pero no la practico. La respeto y la admiro. Lo ves en  esta cinta, que es un canto hacia esa gente marginada; maltratada por los evangélicos y las religiones mayoritarias, con un amor por la tierra, por el espíritu de la montaña. Admiro eso muchísimo y quisiera tenerlo. Disfruto de las culturas donde la religión da un ambiente de hermandad y tolerancia.

MP: ¿Cómo nacieron los vídeos poemas de los textos de El conjuro de los cardos?

JP: Sobre los vídeos poemas tuve que hacer algo así como ir un poco más allá y unir la imagen al sonido. Las fotos del libro con el sonido y el trabajo musical y la edición, las hice junto a un gran colega que ha trabajado conmigo, por muchos años, haciendo la música de todas mis películas, que se llama Roberto Tarzieris.

Semilla sembrada

MP: El Festival de Cine sobre la diversidad creado en Venezuela en 2006, ¿ha significado avances en la conciencia de la sociedad venezolana? ¿Qué satisfacciones te ha dejado este trabajo nada sencillo?

JP: El festival de cine de la diversidad que hicimos en Venezuela y un año en Madrid (2018) fue un granito de arena en los cambios de la conciencia como tú dices. En Venezuela el problema es que aunque trates de abarcar pueblos y ciudades con muy poco dinero y llevar el cine LGBTI  a todos los rincones, no es suficiente; mientras no cambien las leyes.Venezuela sigue siendo uno de los países más atrasados en cuanto a la legislación LGBTI.

La satisfacción que me dejó es que quedó sembrada la semilla. El festival no continuó por cuestiones de presupuesto. El presupuesto del cine y de la cultura se esfumó en los últimos tiempos en Venezuela y esperemos que algún día alguien lo retome. Tuvimos muy buenas audiencias y un impacto en la sociedad; por lo menos a un sector de la gente LGBTI y heterosexual que va al cine.




MP: ¿Es real que Madrid está más adelantado en materia LGBTI?

JP: En Madrid ves el espectáculo LGBTI. La gente medio desnuda en las caravanas, en las comparsas del desfile del Día del Orgullo. Pero yo no creo que eso es avance. Porque nosotros queremos a nivel mundial ser como diferentes, tener nuestros derechos garantizados y a veces no pensamos en los otros, ¿Dónde se ha visto que hay un Día de los Heterosexuales? Yo entiendo lo reivindicativo, sé que ha habido mucha presión en todo el mundo y cosas horrorosas, pero lo que si también hay que pensar es que se ha perdido la militancia y el desfile gay se ha convertido en un show, además financiado por grandes marcas, partidos políticos. Todos quieren sacar una tajada.

El verdadero cambio en España se dará cuando los gays no se tengan que venir a  vivir a Madrid o tener que negarle a su madre que lo son. O quedarse en su pueblo y que no les caigan a coñazos. Porque van a Almería y pueden darles una golpiza. Eso no ha cambiado. Amigos míos me lo cuentan: no pueden ir a su pueblo, vestidos como van por Madrid y no pueden pasear tomados de la mano de su pareja. Esa es la verdadera liberación: que cada quien pueda hacer de su vida lo que quiere y en cualquier parte del mundo, protegido por la Ley.

Creo que falta mucho por hacer no solo por los derechos de los gays, sino por todas las minorías: de los pobres,  de las mujeres, de los gitanos, de los emigrantes.

Los gays somos una minoría privilegiada,  con mucho lobby en la cultura, que da mucha visibilidad, pero abusamos de eso para considerarnos una minoría élite. Deberíamos ser más humildes y pensar que no somos mejores que los africanos que vienen en pateras y en los gitanos que viven en Cañada Real. Todo el planeta (incluidos los animales) merece recuperar sus derechos y sus conquistas.

Orina azul

MP: ¿El cine cambiará después de la pandemia? ¿Necesitará salir de la cómoda subsistencia artificial para buscar esencias más perdurables?

JP: Creo que el cine ya estaba en un proceso muy difícil económicamente por la situación del abandono de la sala y el surgimiento de los series,  pero creo que siempre permanecerá un público que quiere estar allí y experimentar ese momento mágico que representa una proyección. No creo que ha vivido artificialmente, se ha ganado su público a pulso.

Creo que ese cine seguirá, aunque se tenga que hacerse con las uñas y tendrá su público. Los que creo que tendrán que reinventarse serán los cines comerciales, porque la competencia con las series es muy grande.

De hecho estoy terminando la edición de un corto que hicimos con cien euros y mucha imaginación, en Madrid.

MP: ¿Cómo se desarrolló el proyecto?

JP: Lo acabo de grabar en el parque El Retiro y en un barrio muy pobre que se llama La Elipa. Como es tan difícil encontrar financiamiento,  empecé a pedir para un cortometraje, porque si bien he hecho varios largometrajes, aquí no me conocen. Inicié gestiones para un corto. No he tenido suerte y decidí hacer cortos independientes.

El primero es la historia de una mujer llamada Inmaculada que limpia un baño. Aún en muchos lugares, muchas mujeres son las que limpian los baños públicos de hombres. Ellas van y limpian, inclusive cuando los hombres están allí. No en todos. Hay  lugares donde se cierran los baños mientras ellas limpian, pero en lugares de mucho tránsito no se pueden cerrar los urinarios. Ella es un ser invisible, todos irrespetan su trabajo, pasan de ella, no tiran del bajante; hasta que llega un hombre muy amable, del que ella se enamora. Ella siempre estuvo pendiente de cómo orinan los hombres, sin que hubiese nada sexual en ello, y se percató de que él orina azul. Lo que pasa en la trama no lo voy a contar, pero podría decirse que  es una historia de amor, con un detalle.

MP: ¿Qué quieres demostrar con una película de cien euros?

JP: Prueba que grandes producciones necesitan muchos recursos, pero se puede hacer un cine inteligente con prácticamente muy poco. Creo que el cine tendrá que encontrar historias más económicas en cuanto a lo que respecta a los cines independientes. Y eso no es malo, porque nos permite contar pequeñas historias que siempre son necesarias.

La espectacularidad tendrá que dejarse para Hollywood.




Marginación

MP: ¿Tu cine ha trascendido de la imagen lírica a la poética social?

JP: Creo que sí. Empecé con la experimentación, la crítica. El conjuro de los cardos me remite a esa época, pero lo que estoy escribiendo ahora, lo que estoy filmando, siempre tiene a personas marginadas. No lo busco, ni lo pienso, pero cuando lo intelectualizo me doy cuenta que Inmaculada es otra marginada, como el travesti venido a menos de Bárbara, los Ti@s,  el Er relajo del loro, el cantante excluido y olvidado, conocido como El Carrao de Palmarito y los marialionceros de Maria Lionza.

Ahora que vuelvo a hacer cortos veo que es lo mismo: lo social y lo poético siempre han estado ahí. Con el tiempo se ha vuelto como más fuerte la culminación de lo social poético.

Creo que lo que sucede es que los problemas del mundo cada día son mayores y lo que estoy escribiendo ahora, tiene que ver con que el mundo necesita: volver a su orden natural, su orden primigenio. Estoy escribiendo cuentos donde los animales recuperan el control del planeta, de cierto modo. O si bien no del planeta, de eventos que controlábamos nosotros. Eso es lo que he estado escribiendo a partir de El conjuro de los cardos.

Es como un conjuro que hicimos para dominar el planeta y que al final, poéticamente en la narración se deshace, con el triunfo del planeta, de la naturaleza. Digamos, la venganza de la naturaleza.

Los proyectos de Petrizzelli son muchos y parecen inhalarse e hilvanarse con el viento: sobre Fernando Zóbel, la demencia senil, los campos de re-educación de los bailarines flamencos, el regreso al territorio de la infancia, en los terrenos movedizos de la falsa realidad.

Soplo y vida de la montaña verde-azul, aguas vitales y trasiegas de Sorte.

 

El conjuro de los cardos está disponible en España y Portugal en  la Casa del libro y para el resto del mundo en Amazon.


https://www.casadellibro.com/libro-el-conjuro-de-los-cardos/9788412186154/11855940

https://www.amazon.es/s?k=el+conjuro+de+los+cardos&i=stripbooks&__mk_es_ES=%C3%85M%C3%85%C5%BD%C3%95%C3%91&ref=nb_sb_noss 

Videos

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 Enlaces:

https://es.wikipedia.org/wiki/John_Petrizzelli_Font

https://eldiario.com/2021/03/07/librerias-venezolanas-que-libros-recomiendan/

https://www.elnacional.com/papel-literario/el-conjuro-de-los-cardos/

https://medium.com/@editorialdahbar/negro-l%C3%B3gico-surrealismo-literario-e844d83997b8

https://eldiario.com/2020/04/01/los-pequenos-seres-una-libreria-venezolana-en-el-corazon-de-madrid/

https://www.santanaartgallery.com/

https://voce.com.ve/2020/11/06/536702/el-italo-venezolano-petrizelli-publica-el-conjuro-de-los-cardos-en-espana/ 


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