Rocío Pradas Gil, viuda de Jaume Vidal. |
Mi tía Rocío falleció en
un pequeño pueblito de Valencia. Iba a cumplir 90 años el mes que viene, pero
gozaba de muy buena salud. Residía desde hace poco nuevamente en su España natal, pues junto a su
esposo y su primer hijo decidió en 1954 irse a vivir a Venezuela, donde tiempo
después nacería su segunda hija.
La noticia nos tomó a
todos de sorpresa. Dos días antes estaba muy bien y de pronto un cuadro de
neumonía se le desarrolló de forma tan rápida
que murió horas después que se la llevaran al hospital.
Rocío, como tantas
personas inmigrantes, desarrolló una fuerza interior muy particular y un
profundo amor por su nuevo país,
Venezuela. Estaba aquí porque las condiciones sociales de allá no se lo
permitían y deseosa de regresar, porque allí viven sus nietos, hijo mayor y esposa.
Justo mi primo desde Caracas
publicó la foto donde aparece una muy sonriente Rocío con un bebé en sus brazos,
que es él.
Así te voy a recordar tía:
Como la mujer de energías sutiles que fuiste. De manos creadoras, capaces de
elaborar los más finos vestidos de novia. Trabajadora. Tenaz. Elegante. Menuda,
jovial; de pensar antes de hablar, por lo que cuando lo hacía, todos la
escuchábamos con interés y silencio.
Una mujer que heredó de mi
abuelo la sabiduría de saber vivir. Que no cometió excesos y supo acompañar a
todos en las buenas o en las circunstancias más adversas.
Pese a que mi primo no
puede venir a despedirse de ella, pese a las vicisitudes que está enfrentando
mi prima que vivía junto a ella hasta ayer viernes 27 de marzo, sé que Rocío fluye
en la luz de su vida y de sus actos.
Tía Rocío: gracias por
cuidar a mi padre y cuidarme cuando niña. Gracias por formar parte de mi
familia. Gracias por conversar con mi madre todas las semanas, tras estar ambas
de vuelta, a España.
Con su enorme sonrisa, con
ese niño en los brazos, foto en blanco y negro, te deseo
tu pronta recuperación para que puedas disfrutar de todas esas
maravillas que ofrece la vida, aun en cuarentena. Aceptando nuestro presente,
que al final se convierte en experiencia y fortaleza.
Soy Marisol. Mi gato
Chachito duerme. Hoy hay mucho sol, también mucho frío. Fuerte es el contraste.
Un abrazo, virtual.
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